Partida Rol por web

-Quizás sea la pocilga del dueño de la bestia--apunta Dmitri asqueado por el panorama que presenta la caverna.

Liliana se lleva un huesudo y esbelto dedo a los labios para pedir silencio.

Probablemente la criatura que vive aquí no está o  permanece dormida, pero de lo contrario habría atacado a los intrusos. O nos escondemos para emboscarla cuando vuelva o tratamos de irnos de aquí lo antes posible. En cualquier caso voya  ver que hay en esa cueva escondida.

Con pasos silenciados com,o si fuera un fantasma, la mercenaria se acerca hasta la cueva camuflada tras la roca.

Mientras Liliana se dirige al fondo de la sala, un extraño gruñido os sobresalta. Al giraros sobre vuestros pies, veis horrorizados como la criatura que ha hecho de esta caverna su guarida amenaza con sus tres cabezas vuestra integridad.

Esto me pasa por bocazas...

Dice lamentándose la mujer y preparada para el combate.

Dmitri se muestra distraído y, en un primer momento, no parece percatarse de la peligrosa presencia de la horrenda criatura.

- Detrás de ti, un mono con tres cabezas!

- Quedaos detrás de mí. Me parece que nos iría bien algún tipo de protección contra el fuego, viendo la pinta que tiene.

Después, pronunció unas palabras extrañas en ese lenguaje de los druidas, y adoptó una actitud de estar lista para el combate.

Es de agradecer que no te hayas escondido, dice Jaydir sin asustarse por la aparición del monstruo.

Oh, Heironeuous, no dejes lugar a la suerte y bendice esta hacha para la batalla contra esta criatura malvada.

Tras recitar con voz decidida la plegaria, el hacha de Jaydir comienza a refulgir con fuerza como si tuviese vida propia. El sacerdote avanza hacia el monstruo.

La terrorífica criatura avanza volando por la caverna mientras aparece y desaparece de vuestra vista. A unos 15 pies de distancia, la cabeza dracónica de la criatura escupe una especie de bruma negruzca que alcanza a Jaydir. Casi al mismo tiempo, otra de sus cabezas escupe una nube de humo corrosivo en la que la criatura queda envuelta. No alcanzáis a distinguir si la propia criatura ha desaparecido como lo hizo durante su vuelo o simplemente está oculta en la bruma.

Parece que vuestros problemas no acaban aquí. Con un gruñido feroz, una gran figura de ónix asoma por la caverna, dirigiendo su mirada de acero hacia vosotros. La criatura reptiliana tiene ocho patas y un cuerpo de color negro con un bajo vientre amarillo-marrón. Sus cuernos oscuros en espiral a cada lado de su cabeza parecen la cáscara marchita de una corona de laurel.

Aunque la primera negruzca bruma no afecta a Jaydir, el candente humo de la segunda le ciega y quema la vista.