Partida Rol por web

El libro de Shaire

Capítulo 2: Los hombres huecos

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13/11/2012, 17:19
Director

Mientras tanto, manteniéndose al margen, Antonio se persuadía de que para acceder a un pararrayos debería subir a la quinta planta y encontrar un modo de deslizarse hacia una de las azoteas.

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20/11/2012, 17:30
Sara Picasso

Íbero... Al verle a la luz, Sara comprobó que aquel hombre, despojo de lo que había sido, era uno de los defensores de la comunidad. Pero algo le había ocurrido, algo que la muchacha no llegaba a comprender. 

Observó, como extasiada, los incontables tics de aquel hombre. Hablaban, cosas que ella no llegaba a entender. Pero no podía apartar su mirada de él... ¿Qué le ha ocurrido? Hablaban una vez más del drama, contaban cosas que se escapaban a su entendimiento. Él pedía por Aire... ¿Aire le había quitado sus poderes cuando era pequeña? ¿Qué habían hecho en aquel lugar? Experimentos, criaturas deformes... A su recuerdo volvió la imagen de Aracné... 

Un gemido salió de los labios de la joven. Apartó la mirada; no podía soportar mantener la de aquel hombre desquiciado. Él seguía rogando que trajeran a Aire. Alicia le ofreció ayuda, pero él la negó y dijo que no sabía nada... O eso era lo que Sara entendía de todas aquellas palabras. 

- ¿Quién es Aire? - Preguntó finalmente, con voz suave pero firme... ¿Cómo narices iban a traerle si no sabían quién era?  Había vuelto a mirar los ojos de aquel hombre... Había algo que la fascinaba, algo que no llegaba a comprender. 

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20/11/2012, 17:46
Alicia

Contuve un suspiro de cansancio por aquella discusión. A veces me sentía como si explicase cosas a niños pequeños. Claro que no era el momento para algo así, tenía que ser fuerte y centrarme en el objetivo. 

- Luis uso un compuesto para quitarme los poderes conmigo y seguí siendo capaz de hacer lo mismo que he hecho siempre - expliqué con paciencia - Siempre he sabido que era superdotada, pero eso no es un poder. No sé, tal vez si mi padre me hubiera dejado estudiar todo lo que quisiera, habría sido distinto y podría hacer... bueno, en realidad no importa. ¿De qué habría tenido celos Mauri? ¿Qué porción de mi memoria modificó mi padre?

Levanté una ceja. En el fondo no era nuevo que mi padre trastease en las cabezas de otros. Sobretodo la mía. Así es como había desarrollado mi gusto por el heavy, porque sabía que eso le molestaba cuando miraba mis pensamientos. No tenía demasiado claro de quién hablaba o de qué exactamente. Tan sólo que el dichoso drama pretendía invadir esta realidad. Y en parte era culpa de Carla. Mira que me jodía. Tenía que reaccionar rápido y no veía demasiadas opciones. En especial si no quería pelearme con Guillermo. Si, rechazar los nombres de super era un primer paso hacia la normalización. 

Pero no tenía caso darle vueltas, necesitaba comprar tiempo, lo que sólo me dejaba una opción: usar la munición que quitaba poderes. Lo que según mi estimación nos compraba un minuto o dos. No era mucho, pero menos era nada. Por otra parte...

Esto quita los poderes. Tiene dos tiros - le susurré a Sara poniendo la pistola en sus manos de forma que Guillermo no lo viera. 

Luego me acerqué hasta estar justo delante de Guillermo y sujeté su cara para obligarle a mirarme. Si efectivamente provenía del nudo gordiano, mi energía era opuesta a la que le estaba consumiendo. Eso debería compensar y, a diferencia del resto, no me importaba la idea de no tener poderes. Le miré a los ojos. 

- Mírame. Eres Guillermo. Repitelo conmigo. No dejes que te arrebaten quién eres. Céntrate - le ordené. Aunque bien podría pasarle lo que supuestamente le hice a Aire. - Están en otra dimensión. Si te niegas a dejarte dominar por tus emociones, les cierras la puerta. Así que piensa en cosas racionales y lógicas. Recita las leyes, los decimales de pi o lo que te dé la gana. Mandales a la mierda porque no son nuestros dueños.

Era una cuestión de principios y al menos Guillermo había tenido la decencia de no entregarse como Carla. Pero eso era algo a lo que me enfrentaría cuando tocase. 

- No te rindas. 

Notas de juego

Bueno, como todo turno en el que Alicia intenta hacer algo bueno por el resto, esta destinado al fracaso. Pero igualmente, era la que tenía más resistencia a prejuicios de todos. C'est la viè XD

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20/11/2012, 18:35
Sara Picasso

Sara pestañeó dos veces, esperando que Alicia intuyera que la había entendido. Dos balas... Cogió la pistola, sintiendo la empuñadura firme en su mano. Su corazón latía con fuerza, temeroso de ser descubierta... Disimuladamente, la escondió a su espalda mientras observaba como la joven se acercaba a Íbero y empezaba a hablarle, intentando recuperar al hombre que se escondía tras la locura. 

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21/11/2012, 23:42
Íbero

Guillermo Angulo, alias Íbero, reclamado por Alicia, no pudo responder a la cuestión sobre Aire, y aunque al principio contenía su furia a duras penas, fue mostrándose dubitativo y sereno al cabo, rememorando acaso su mocedad, sus juergas punkis, los primeros pasos de la joven que tenía ante sí. Carraspeó, como tragando lágrimas, y empezó a dar alguna explicación:

-El agente neutralizador que posee el GOEM no es más que un narcótico que atenaza el sistema nervioso y lo desvincula de las capacidades mutantes. Puede que el tuyo haya sido lo bastante fuerte como para resistir sus efectos y…

Entonces, la cara se le desencajó de apuro y espanto, y, extendiendo los brazos, empujó a los tres, arrollándolos con una onda de fuerza invisible, y se lanzó él mismo hasta el extremo anterior de la capilla segundos antes de que una explosión volase la cristalera y volatizase parte de la fachada. La polvareda subsiguiente fue engullida en un santiamén por una especie de deformidad de la zona, una inflamación del espacio en su intento por asimilar aquella sobrecarga de energía catapultada desde el exterior.

Íbero se impuso con sus gritos sobre el aturdimiento:

-¡Marchaos, rápido! ¡Yo contendré al Guardián! Porque si os atrapase, ay, os entregaría al Ministro y entonces, sí que odiaríais vuestras vidas. ¡No, no hay tiempo para dar respuestas! Pero si aún las quieres, si crees que puedes soportarlas, existe un atajo hacia ellas: el sótano de este hospital. Drenaré el Drama –su tez se puso negra del moho de la tumba-, canalizaré toda la energía que pueda, y el pasaje será menos peligroso. Pero te advierto, os advierto, que el Drama es retorcido y os mostrará una versión intragable de los hechos. ¡Rápido, escapad!

Se dirigió sin transición al filo del derrumbe y clamó:

-No puedo volar, pero sí desgarrar el aire y encontrar asidero en el átomo, ¡y soy un escalador del carajo!

Y comenzó a impulsarse por la abertura humeante, hacia las altura de la noche, como izándose a lo largo de una escala invisible, suscitando truenos de reproche.

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22/11/2012, 10:47
Alicia

Podría haberle ayudado. Realmente podría haberlo hecho si no fuera porque, una vez más, nos enfrentaban unos a otros. Eché un vistazo hacia el boquete por el que se había ido Guillermo para enfrentarse al guardian. El que faltaba, un títere del gobierno que no dudaría en usarnos de conejillos de indias. 

No teníamos muchas opciones. Habíamos venido aquí para obtener respuestas y otro pagaba el precio. La lista empezaba a ser demasiado larga. Mi familia, Mauri, Ibrahim y ahora Guillermo, me pregunté si no sería mejor parar. ¿Cuántos más iban a morir por esto? Apreté los labios y me di la vuelta, de camino a la salida de la capilla. Había consultado los planos del sanatorio en el portátil y sabía cómo llegar a los sótanos. 

- ¡Vamos! - les dije a Sara y Antonio. Extendí una mano hacia Sara. Necesitaré que me devuelvas lo que te di antes. Voy a bajar. Sois libres de acompañarme o iros.

Recuperé la pistola* y empecé a correr hacia los sótanos. Con suerte habría algo allí que pudiese aprovechar. 

Notas de juego

* Si Sara no le devuelve la pistola editaré. 

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22/11/2012, 12:31
Sara Picasso

Sara ahogó un grito al ser empujada por Íbero. Casi se podía decir que había volado por la sala, pero al sentir la explosión retumbar en sus huesos, se dio cuenta que la acción del hombre les había salvado la vida. La joven se incorporó, con el pelo y el rostro cubiertos de polvo. 

Estaba en estado de shock y sólo atinó a obedecer las órdenes que impartían. Íbero salió por el boquete que se había creado y Alicia pareció tomar las riendas de la situación. Ella alargó el brazo devolviéndole aquel arma que había mantenido sujeta con fuerza. Sintió un gran alivio al desembarazarse de ella, nunca le habían gustado aquellas cosas.

- Voy contigo... - Le dijo mientras empezaba a correr a escasos pasos de ella. No sabía qué encontrarían ni a dónde les llevaría todo aquello, pero lo que sí sabía era que estaba metida hasta el cuello y no podía quedarse como un simple espectador con su cubo gigante de palomitas.

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24/11/2012, 20:30
Antonio Mendoza

Yo también voy. digo, echando a caminar tras ambas. Mientras tanto, casi distraídamente, saco mi navaja y juego con ella. Quizá un modo de calmar sus nervios, quizá una manía, el caso es que la navaja en la mano me hace sentir a gusto, me hace recordar mi infancia, mi padre... Voy pensando en ello, Alicia dice que pensar en tu vida anterior te aleja del Drama, así que siempre es mejor que pensar en lo que vendrá.

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27/11/2012, 10:04
Director

"El señor Kurtz — muerto"

Corrieron (“¡Pies, ¿para qué os quiero?!) de vuelta a la planta baja, luego por el hall, se asomaron con cuidado al exterior tempestuoso. El ángulo del edificio les sacaba de la vista la confrontación. Y Alicia les guió, siguiendo la fachada que parecía castañetear como una dentadura de broma a causa del centenar de ventanas azotadas por el viento. Podían haber elegido escapar por dónde habían venido, buscar respuestas según un método lateral, dedicarse la una a desarrollar sus ingenios y sesudos planes de venganza, la otra a…, el otro a…

Encontraron unos escalones, la puerta de la planta sótano no ofreció resistencia. Las linternas barrieron el lugar. Hacia un lado quedaba el depósito de cadáveres, hacia el otro los laboratorios. No parecía haber nada más. ¿Dónde estaba el infierno que les habían prometido?

Pero había “esto” fuera de lugar en el laboratorio: una lápida incrustada en la pared. Debajo de la inscripción de una cruz había esa: "El señor Kurtz — muerto".

Detrás sonaba a hueco. Y a respiración contenida.

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01/12/2012, 12:05
Sara Picasso

" El señor Kurtz - muerto..."

Sara leyó la inscripción de aquella lápida. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, tenía la extraña sensación de que detrás de dicha lápida había alguien, esperando, ansioso por lanzarse sobre ellos...

Dio dos pasos hacia atrás. Tenía un vacío en el estómago. El terror contraía sus entrañas y se mostraba en su pálido rostro y la mueca que dibujaban sus labios. Pero allí estaban las respuestas y no podía permitirse el lujo de dejarse arrastrar por esas sensaciones... Tenía que saber...

- Tendremos que sacar esa lápida... - Murmuró mirando a sus otros dos compañeros. - Puedo intentarlo yo... - Sara había estirado el brazo y señalaba hacia la lápida. Esperaba poder hacerlo desde donde se encontraba... Pero esperó para saber cuál era la idea que tenían tanto Alicia como Antonio.

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03/12/2012, 22:09
Alicia

Observé la lápida. Recordaba cómo el poema nos había guiado y era de esperar algún recurso similar. Lo cierto es que aquello no mejoraba mi humor. Claro que tampoco era como si hubiese muchas alternativas. No con mi familia desaparecida y el ejército detrás nuestro. 

- Deberíamos buscar si hay trampas. Si montase unos laboratorios ilegales, pondría trampas y mecanismos de acceso seguros para evitar curiosos. Pero si, no encaja - dije refiriéndome a la lápida. 

Luego empecé a examinar la zona, valiendome de mi propio conocimiento sobre trampas para buscar posibles mecanismos o problemas.

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04/12/2012, 22:49
Antonio Mendoza

una lápida... aquello no tenía sentido, pero nada de lo sucedido desde que llegaron allí lo tenía. Asi pues, ¿por qué no esto? En fin, Alicia piensa en posibles trampas, yo también, pero yo no sé de eso... y mientras me dedico a mirar por el laboratorio. Algún enchufe debería haber, no?

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05/12/2012, 19:52
Director

Alicia aprovechó el rato en que Sara intentaba concentrarse para registrar el lugar a golpe de linterna, y descubrió en un lateral, semienterrado en escombros, un pedal conectado al muro, similar al de un piano o una máquina de coser. Probó suerte accionándolo y de inmediato la lápida se desajustó; retirándola a modo de hoja –en cuanto hubieron cavilado que no existían trampas-, despejaron el umbral de lo que parecía la claustrofóbica cabina de un ascensor. ¿Funcionaría? Porque Antonio no había tenido suerte comprobando los enchufes más a mano.

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07/12/2012, 11:58
Sara Picasso

Sara sonrió avergonzada... Claro, era más lógico buscar algún método de entrada que ir a lo bruto como ella había pretendido. Cuando Alicia encontró aquella especie de pedal, se acercó y observó como la accionaba.

- ¿Un ascensor? - Preguntó extrañada mientras se asomaba y estudiaba su estado. Pero ella no entendía mucho de esas cosas, así que enseguida se apartó para dejarle paso a Alicia. - Tú sabrás mejor si funciona o no... - Murmuró, mirándola con un leve encogimiento de hombros. Mientras la chica comprobaba el estado del ascensor, Sara se acercó a la zona por la que habían llegado e intentó escuchar algún ruido que pudiera provenir de fuera, posible indicativo de que les estaban siguiendo. 

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07/12/2012, 14:44
Alicia

Era tal y como sospechaba. En realidad todo esto parecía sacado de una película de James Bond. Solo faltaba el típico villano psicópata amenazando con destruir el mundo. Y James Bond, claro. Porque si bien Sara podría haber hecho el papel de chica Bond a la perfección, ni Antonio encajaba como Bond, ni yo como Q.

Examiné el viejo mecanismo del ascensor. Incluso sin hacerlo, sospechaba que funcionaría mal. Se encendería lo justo para que montasemos y luego se pararía a mitad de descenso. Como si lo viera. Pero eso no era motivo para no revisarlo. Solo que por si acaso lo mejor era llevar una cuerda.

Ahora, si fuese una supervillana con una base secreta en un sanatorio, lo que querría es que dicho lugar quedase abandonado para poder hacer lo que me diera la gana. Eso significaba que debían disponer de una fuente propia de energía, no usar la misma que el resto del hospital. De sentido común. Y dicha fuente de energía, se encontraría abajo. Por otra parte, los generadores que tuviesen, tendrían que alimentarse de algún modo que aún desconocía...

Entrecerré los ojos. La verdad es que estaba demasiado cansada para todo esto y no teníamos tiempo.

- Tendremos que jugárnosla - dije mientras montaba en el ascensor. - Si no funciona, ataremos una cuerda y bajaremos por el hueco.

- Tiradas (1)

Motivo: Mecánica

Tirada: 1d100

Dificultad: 70-

Resultado: 80 (Fracaso)

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07/12/2012, 18:33
Antonio Mendoza

Vamos Lo inseguro del ascensor me pone nervioso. Si no estuviera Sara con nosotros, quizá lo estaría aún más, pero teniéndola a ella... confío que en un momento de peligro nos ayudara.

Esto no tiene sentido para Antonio. Menos mal que no puede para a pensarlo en exceso, pero toda esta historia... hace una semana, estaba trabajando y viviendo con su madre, y ahora esto... su madre... Los recuerdos de su infancia vuelven a su mente. Todo aquello que vivieron cuando su padre le "abandonó"... todo lo mal que lo pasaron. Esperemos que el ascensor funcione.

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21/12/2012, 12:40
Director

Los tres mutantes imaginaron que el cableado que, como lianas, colgaba del falso techo podría servirles de cabo en algún momento y se introdujeron en el ascensor. Sólo había dos botones bajo la forma de flechas opuestas. Alicia localizó una trampilla en el techo, de laborioso desmontaje. A unas malas…

Alguien se decidió a pulsar el botón. Y el ascensor se puso en marcha. No tenía puerta deslizante. La bocana del sótano se puso en fuga hacia arriba, experimentaron la inmersión de un buzo. ¿Qué energía alimentaba al ascensor?, propendían a preguntarse. Sentían que la caja, de repente, se había convertido en una sonda arrojada a una sima del océano, o en una suerte de bolo alimenticio a punto de ser deglutido.

Una superficie de hormigón de tosco acabado fue deslizándose frente a ellos. Pero de pronto, apareció cuajada de papeles húmedos, ennegrecidos, empapelada de documentos, fichas médicas y extractos de lo que pudieran ser entrevistas a pacientes o guiones teatrales. Una de aquellas páginas se despegó y se deslizó hasta sus pies: la ficha de una mujer, en letra de facultativo más ilegible aún, en la que apenas se distinguían el sello del hospital y el nombre del sujeto.

Entonces, la caja se estremeció de lado a lado, y aunque apenas duró unos segundos, tuvieron la impresión de que algo trascendental había acontecido: no un ángel -o quizás sí, un ángel-, sino la imposición de una horma, la rigidez de un corsé, la ortopedia de un rol, había descendido sobre ellos.

Cuando el ascensor se detuvo, vino a recibirles un soplo cálido y maloliente como el aliento de un estómago ulcerado, que se extinguió con las calidades de un gemido  femenino.

En aquella fosa más oscura que la oscuridad, hervidero de detritus, sus linternas representaban el vano intento de beberse el mar con una cañita. Había un recibidor con su mostrador que ofrecía dos largos pasillos, pero nadie, ningún villano dramático que los recibiese.

Tampoco había letreros indicadores, pero como uno de los pasillos aparecía casi impracticable por mor de una trinchera de camas que estaban atravesadas, tomaron por el más expedito, y por hacerse una idea de hacia dónde podría conducirles, echaron una ojeada tras la primera puerta…
 

Notas de juego

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21/12/2012, 12:54
Director

…para darse de bruces con un palco de teatro, un palco ostentoso, a cuya altura comenzaban a caer las primeras lágrimas de la gran lámpara de araña que celaba, apagada, en el techo de aquel teatro operístico. Abajo, a su izquierda, estaba el gran escenario, única fuente de iluminación, y donde se estaba representando una obra. Los palcos de alrededor estaban completos, así como la platea, y si bien las figuras eran antropomórficas, transmitían una sensación de extrañeza y repulsión.

Y los actores. Compartían la misma naturaleza. En aquel momento, había dos sobre el escenario, uno sujeto con correas a una camilla, el otro aplicándose con instrumentos quirúrgicos sobre él. Ambos llevaban máscaras.
 

Notas de juego

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21/12/2012, 12:56
Director

El experimentador acababa de abrir en canal al sujeto de experimentación y comenzaba a colocar cuidadosamente sus vísceras sobre una bandeja próxima, perorando por encima de los gritos del otro:

-¡Grita, Alain, grita! ¡Tus gritos me alborozan! Porque significan que sigues vivo, ¡vivo! a pesar de todas las disecciones a las que pudiera someterte. Tu capacidad excepcional de regeneración, aparentemente, no tiene límites. Serás la Piedra de Rosseta de la genética y de ti obtendré el Kyon, el agente mutante que demostrará al mundo de una vez por todas que no somos más que química inmersa en el azar.

¿Pero en qué espacio resonaba aquella voz compuesta, coral, tumultuosa cual nube de langostas? Por cierto que en ningún espacio físico, apropiado al lenguaje humano, sino más bien semántico, platónico. Y la declamación, ahora que prestaban atención, era compartida por todos los presentes, recitada maquínicamente.

De repente, sonaron carreras, disparos y gritos por el foro:

-¡Los aliados, ya están aquí!

Y el científico plañó:

-¡Ah, cuánto infortunio, apenas sí tuve tiempo! Lo siento, Alain, Alain Dufresnes, no puedes caer en sus manos. ¡Al incinerador contigo!

Y estaba por empujar la camilla hacia la apertura de un horno cuando

se paralizó y miró hacia el palco en que los tres osados se encontraban siguiendo de hito en hito la dramaturgia

y el público se giró a mirarlos como el más disciplinado ejército

y de los demás palcos se volcaron para observarlos

y por los rostros más cercanos supieron que se trataban de maniquíes sin rostro, criaturas de una pintura de De Chirico,

y retrocedieron para salir pasillo,

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21/12/2012, 12:58
Director

el cual ya no era más un pasillo desastroso, sino un pasillo alfombrado repleto de molduras clásicas,

mientras que el sucio recibidor se había transformado en un elegante foyer

por el que comenzaron a derramarse pasos perseguidores.

Notas de juego