Partida Rol por web

Miré al tipo con un desprecio no disimulado, encima de matones, incompetentes ¿Es qué lo tenía que hacer yo todo? Alguien se había propuesto arruinarme la vida. Me centré en el problema inmediato, si me ponía a pensar en mis padres y mi hermano se me iban a llenar los ojos de lágrimas por la rabia y la frustración. La idea de que podía haberlos pedido aún me dolía.

Rebusqué entre las cosas de otro de los matones hasta que encontré la pistola con el fármaco. Farmaco que me habría encantado analizar. Pero no había tiempo. Me centré en el extraño tipo, casi con seguridad un mutante. No podía decirse que fuera un tiro fácil pero me concentré. A su alrededor la fuerza de la gravedad parecía haberse alterado y obedecer sus propias reglas. Los objetos gire a su alrededor y se cargaban de energía. Respiré hondo y disparé....
Me giré para mirar a Taz sujetando mi muñeca y me solté de un tirón, ligeramente molesta. Tenía demasiada tensión acumulada.

- ¡Pues salvar a los civiles! ¿Qué si no? - apreté los labios para no soltar una serie de improperios - No había tiempo para evacuarlos. Los efectos del fármaco se pasarán, pero al menos esta vivo. - dije haciendo un gesto hacia el tipo.

Me tomé un segundo para respirar y ordenar mis ideas. No sabía cuánto tiempo teníamos antes de que se pasaran los efectos, la única persona consciente sobre la que había visto usar el fármaco era sobre mi, que no tenía poderes. Tal vez tuvieran más, eso nos daría algo más de margen.

Claro que ahora había más consideraciones que tener en cuenta. Miré hacia el coche.

- Taz - use el mote infantil porque quería apelar a su lado más humano - Se han llevado a mis padres y mi hermano, inconscientes o muertos, no lo sé - aprenté los labios, no quería seguir - Usaron este suero con nosotros aunque, claro, no me afectó, porque no tengo poderes que anular. - solté una risa amarga. - Nos traicionaron.

Me abstuve de decir que sabía quién porque la verdad era que, después de aquella traición, bien podía ser cualquiera. Según reaccionara Taz, vería si podía confiar en él o no. Pero tenía que ser concisa.

- Salió de la nada, se estrelló en la carretera y gracias a eso me escapé de ellos. Hay muertos y heridos, pero creo que también es una víctima. Lleva un camisón de hospital y parecía asustado. Hay que sacarlo de aquí antes de que despierte, averiguar quién es y qué le pasa.

Dude un momento antes de añadir otra cosa.

- Taz, quien fue a por mis padres podría ir a por todos los mutantes. - Mi tono de voz dejaba claro que un traidor no dudaría en volver a traicionar, el gobierno no era de fiar ya. También reforzaba lo que todos sabían, que yo no lo era. Una forma sutil de decirle que, en realidad, se ayudaba a sí mismo - Ayudame con los tipos del coche. Necesitamos detenerles y revisar sus cosas.

El embotellamiento es mayúsculo. El sonido de las sirenas crece. El helicóptero de la policía nacional está tomando tierra en la otra calzada.

Torbellino, francamente aturdido, no acierta sino a seguirte hasta el coche.

-¿Traidores? ¿El gobierno?

Parecía que Torbellino estaba en shock, intentaba asimilar toda la información que acababa de recibir. Dadas las circunstancias lo mejor que podía hacer era ir dándole tareas sencillas para que se centrase. Luego ya podríamos hablar con más calma, organizarnos de forma coherente.

Los curiosos más próximos te señalan, algunos incluso te aplauden.

Torbellino tiene las manos ante sí, como intentando medir la envergadura de aquel embrollo.

-¿Y estos tipos...?

-Escucha, ve a por el tipo del camisón que causó todo, llévatelo. Luego vuelve, nos llevaremos a dos de estos o el coche si es que... -Hice una levísima pausa - Íbero esta cerca y puede cargar con el coche entero. ¿Hay alguno más del grupo por aquí? Deberíamos reunirnos en algún sitio alejado de toda esta gente.

“Te explicaré todo con más calma cuando tengamos la situación controlada. - Miré a los curiosos, maldita sea, si en algún momento había querido pasar desapercibida podía olvidarme. Con mi suerte seguro que alguien lo habría grabado. Qué diablos, yo lo había grabado, así que cualquiera podría haberlo hecho también.

Torbellino está asintiendo como un... memo, esa impresión te causa. Pero entonces sacude la cabeza, para despegarse el atolondramiento y replica:

-¿Pero llevármelo adónde? Además, no sé dónde está Íbero, creo que está en misión secreta -Del grupo, es el más vinculado a las fuerzas del Estado, y sobre todo, al cuerpo de la Benemérita. -Yo justo acabo de llegar de El Hierro; teníamos sospechas de que esas erupciones volcánicas bajo el mar estuviesen provocadas por un mutante peligroso, pero afortunadamente, no es así.

Vale, éramos sólo dos e Ibero probablemente no era del todo de fiar. Sin contar con que no sabíamos qué diablos hacía el resto. Pero no pensaba rendirme, era cuestión de pensar en algún sitio alejado, donde pudiéramos organizarnos. Señalé al mutante caído.

-Llévale a algún sitio seguro o, si no, aislado donde no haya gente. Vuelve rápido, ya me encargo del resto. Sé exactamente como conseguir que estos pringados queden perfectamente bajo control.

Era algo que ya había pensado, tenían heridas y contusiones serias. Si le decía a cualquier enfermero que se los llevaran al hospital y me ponía como persona de contacto ¿quién iba a cuestionarlo? Y en el hospital lo primero que harían sería drogarles, luego no causarían problemas en días. Luego era ya cuestión de hacerles pensar, con toda la razón, que iban a ser considerados traidores. Dilema del prisionero y todo eso, sabiendo quien era su jefe, era fácil hacerles creer que uno de los otros había hablado.

-De acuerdo, Ali, yo... Supongo que tengo que confiar en lo que dices. Liberáremos a tu familia, tenlo por seguro. Pero mira... Tenemos compañía -Torbellino está señalando a un grupo de cinco GEO's que saltan la mediana y atraviesan las adelfas armados con subfusiles. Trata de apaciguarlos: -¡Eh, chicos, tranquilos, la situación está controlada!

Cuando vi a los GEO's sospeché inmediatamente y de forma automática guié a Torbellino para que el coche pudiera servirnos de cobertura. Como si lo viera, no venían por los problemas, si no por nosotros. Naturalmente seguía grabando.

Miré hacia todos los curiosos, la gente estaba predispuesta a creer que el gobierno era malo, así que jugaría con eso.

-Hay heridos aquí y por allí - grité.- Necesitamos un médico.

Era ruin, pero no harían nada con tanto civil y testigos mirando.

Torbellino se extraña ante tu actitud de conseguiros parapeto.

-Eh, tranquila, son amigos... -está diciendo.

El hombre al mando baja el arma, los otros siguen apuntando, a vosotros, en torno...

-¿Qué ocurre, Torbellino? ¿Este desastre es cosa vuestra o...?

-En absoluto, agente. Me encontré con este desaguisado y estoy tan pasmado como vosotros. Pero... -se detiene a mirarte unos segundos, y a continuación, dice con convicción: -Hay un tipo peligroso en ese socavón. Tenemos que controlarlo. Y estos de aquí -señala a los heridos del coche- están implicados. Deténganlos.

El Geo se lo piensa unos instantes, antes de asentir.

-Ya lo habéis oído, Torbellino es de fiar.

-¡Abrid paso a las ambulancias! -están gritando desde el otro lado.

Torbellino te pregunta, su rostro es honesto:

-Dices que no sabes cuánto tiempo seguirá inofensivo. ¿Te parece bien si traslado a ese mutante a aquel cerro? -Señala uno en dirección sur, apartado de todo. -¿Será lo suficiente seguro?

No tenía muchas esperanzas de que funcionara y permanecí alerta por si hacían cualquier gesto agresivo. Estaba grabando, aunque no sabía cuánto espacio tendría. Por más que hubiese optimizado la memoria nunca era suficiente. Por suerte venían las ambulancias. Respiré ligeramente aliviada cuando los geos parecieron hacerle caso. Luego asentí ante las palabras de Torbellino.

-Sí, llévalo lejos de la gente. Buscaré si tienen más fármaco, pero a saber. También miraré si los de la ambulancia tienen calmantes, es posible que no sepa controlar su poder, pero eso debería ayudar también. En la duda no te quedes cerca.

-De acuerdo. Apártate, deja que ellos trabajen. De todos modos, no parecen muy peligrosos... Están fuera de juego.

-Por favor, señorita -te ordena un GEO. -Manténgase alejada mientras la atienden los servicios sanitarios. ¿Está usted herida?

No vas a tener ocasión de seguir trasteando en sus trajes a menos que te resistas o te las ingenies..

Miré al GEO por un segundo y puse mi mejor expresión de fiabilidad.

-Estoy bien, pero me quitaron una cosa. ¿Podría cogerla antes? Prometo que no obstaculizaré ni les causaré daños. - sonreí - Luego me iré con las ambulancias por si tengo contusiones.