Partida Rol por web

Entonces, unos golpes y unas rogativas interrumpen tu examen, procedentes del rellano del segundo piso.

-¡¡Señora...por favor...abra...estoy herido....ayúdeme....!!

Es la voz de aquel otro muchacho, el descarado.

- ¡Mierda! ¡Hostia puta! - Exclamo cuando veo el aparato. Sin duda es militar y esos cañones que tiene acoplados a los lados y al frente seguro que no disparan caramelos, precisamente. Aunque dudo que puedan atreverse a disparar en medio de la ciudad, no me fío un pelo. Algo me dice que esto se está escapando de las manos a una velocidad demasiado vertiginosa. La policía no actúa tan rápido. Yo lo sé muy bien. Aquí alguien está moviendo hilos.

Me dejo caer por un callejón, cuanto mas estrecho mejor y me lanzo a plena carrera para intentar despistar al aparato, que lo tendrá mucho más dfícil si no me quedo en campo abierto.

Permanezco atento al sonido del helicóptero que puede hacer sobre los edificios, para refugiarme en cualquier portal en cuanto lo sintiera demasiado cerca de mí.

Mi idea es largarme de aquí, hacia el norte. Tengo una dirección en la cabeza, y es la casa fantasmagórica que estaba dibujada en el mapa. Pero no puedo ir corriendo por la autopista, me encontrarían enseguida. Debo salir por alguna zona boscosa y refugiarme bajo las arboledas para que no puedan verme desde el aire.

El helicóptero intenta seguirte pero entre calles poco puede hacer, aún tardas un par de minutos en dejar de escuchar los rotores del aparato aunque también puede ser que haya más de uno. Realmente te parece imposible diferenciar entre dos o más aparatos aparentemente iguales...además al estar enfrente de ellos prefieres fijarte en las armas que te apuntan más que en los números que lleva apuntado en el fuselaje.

Tras unos minutos de angustia escuchas el sonido de los rotores a una distancia prudencial, y puedes respirar un poco. Te parece raro que te haya localizado la policía tan rápido y claramente ese helicóptero huele a "militar" por los cuatro costados. Parece que el ejército está detrás tuya y eso significa que escapar se convertirá en algo mucho más difícil. Salir de Madrid se convierte en una prioridad para ti ahora mismo...pero el problema es...¿cómo salir de una ciudad vigilada por tierra y aire?

La situación es complicada y no se me da demasiado bien pensar, y menos en situaciones de tensión, como esta. Por una parte, me seduce la idea de ocultarme y dejar pasar el tiempo hasta que todo se calme, para poder irme de noche o así, pero si mi cara se ha publicado en todas partes voy a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Así que descarto esa idea y resuelvo que he de marcharme de Madrid cuanto antes.

Si pudiera salir de la zona urbana y arrancase campo a través, sería un blanco fácil. Sobretodo teniendo en cuenta lo desforestado que está todo el monte madrileño. Se me echarían encima los helicópteros enseguida y mi huida se vería frustrada.

Hay algo que tiene que funcionar contra viento y marea: el tráfico rodado. Es un suicidio que bloqueen las salidas de la ciudad. Así que si logro ocultarme en un camión o similar, puedo tener suerte y escapar. Si lo hago así, deberé estar muy pendiente por si el camión se ve bloqueado en un control policial. La policía no puede registrar todos los camiones que salgan de Madrid. Seguramente pararán unos pocos, los que les parezcan sospechosos, pero a la mayoría les echarán un ojo muy por encima y los dejarán pasar.

Entonces tengo que buscar un camión que no levante sospechas y encaramarme en él de polizón.

De alguna forma, me acerco a la carretera que lleva hacia donde quiero dirigirme y me oculto en algún lugar discreto mientras veo el tráfico pasar. Entonces veo mi oportunidad: un camión de transporte de ganado cargado de apestosos cerdos por la carretera hacia Guadarrama.

Intentando no llamar la atención, me escabullo hasta el camión y lo tomo a la carrera, adentrándome en la caja con los animales, que chillan al ver a un intruso meterse allí dentro. A penas cabe un alfiler, pues los pobres bichos van hacinados como sardinas en lata, y el hedor es horrible. Busco un rincón hediondo y apartado de la vista de quien pudiera intentar mirar por los respiraderos e intento relajarme para que los animales se acostumbren a mi presencia.

Está ahí. Aún está ahí. ¿Herido? ¿Qué ha sucedido aquí en tan pocos minutos?

Con precaución pero sin perder el tiempo subo por la escalera buscando al otro, al tal Rick. Incluso le llamo quedamente, en voz baja.

¿Rick?

Mientras que del interior no obtiene contestación, una voz menciona su nombre tras él, sobresaltándole.

Se trata de Sara, que ha subido silenciosa como una gata. Por más que la postura en que fuese sorprendido comenzaba a emanar desesperación -quizás, si la muchacha se hubiese retrasado unos segundos, se habría propuesto echar abajo aquella puerta descascarillada, la del 2B-, Rick no parecía estar herido.

Le miro de hito en hito. No entiendo nada.

¿Estás herido?

No parece que le suceda nada, al menos no que esté herido.

Tu amigo Ibra se ha ido . . . saltando. Hacia arriba. Hago un gesto con los dedos, imitando el gran salto que dio. Y sigo susurrando aunque no se porqué, supongo que será por miedo. Estoy asustada.

Yo . . . no sé que hacer.

Entiendo la reacción de la chica, Ibra está acostumbrado a hacer estas maniobras y cosas por el estilo, pero eso no es lo mio, yo soy mas cauteloso y de no llamar la atención. Hasta cierto momento me da lastima la mujer pero no es hora de sentimentalismo

Si, estoy bien..gracias... Le respondo esperando que alguien me habrá la puerta del apartamento Y que ha sucedido afuera Sara....como está el ambiente y porque Ibra la ha dejado

con mi cuello valiendo tres pesos por todos lados en ningun momento me arriesgaria a asomar la cabeza a la calle

Nadie acude a abrir la puerta, para desgracia de Rick. Ya ni siquiera se escuchan las voces de los chinos en la puerta de enfrente.

Incontables sirenas de policía se desgañitan hacia la Gran Vía. Las calles están despejándose y arriesgarse en las mismas los convertirá en sujetos harto evidentes para el observador informado.

Estábamos comprando un gorro y unas gafas para él pero el tipo del tenderete, en el cine, le reconoció por las imágenes de la televisión. Empezó a gritar señalando y llamando a la policía y entonces Ibra . . . ¡Puf! Adiós.

Miro alrededor y escucho los ruidos de la calle. No sé si también alguien podría identificar a Rick pero seguramente este no es buen momento para asomar el hocico. Incluso el tipo del cine podría reconocerme a mi, aunque solo podría hacerlo él.

Deberíamos buscar un rincón oscuro por aquí y escondernos hasta que pase la marea. A menos que tu también vayas a desaparecer de algún modo misterioso. ¿Qué te parece si nos apunt . . . Mierda, no tengo mi móvil. No puedo apuntar nada ni llamar y tengo que ponerme en contacto con mi madre. ¿Tienes móvil?

A pesar de la situación, lo que hizo Ibra me causa hasta cierta gracia ya que no es raro que actue así por impulso gracias a su supervelocidad infinita, sin embargo no debió dejarla sola y mucho menos conmigo, ya que no soy muy de hacerme amigo de las mujeres, más bien las uso por dinero...en fin

No, no tengo movil.....he estado intentando ingresar a este apartamento pero no he podido, talvez dentro haya algo que nos sirva, y ya que tu lo dices, un telefono caeria de pelos Respondo recostado contra la pared mientras pienso una y otra vez que diablos hacer así que me doy vuelta para intentar nuevamente y por tercera vez abrir la cerradura del apartamento

¿Está haciendo lo que creo que está haciendo?

Eso debería preocuparme un día normal pero nada es normal desde . . . ¿esta mañana? Este debe ser el día más largo de mi vida. La cuestión es localizar un teléfono y contactar con mi madre.

Atenta miro alrededor tratando de ocultar su acción a cualquiera que se mueva por la escalera o que mire desde otras puertas.

La puerta cede con un quejido sordo, lastimero. Vuestras pisadas os sobresaltan al crujir sobre el manojo de cartas que, moribundas, se adhieren al suelo mugriento del recibidor. El piso es pequeño, muy pequeño, y en dos pasos se abre ante vosotros una minúscula cocina americana y un comedor lúgubre. No hay otro adjetivo para los jirones de papel descolorido que se descuelgan de las paredes, para las manchas de humedad y los muebles desconchados.

Un piso interior, comido de penumbra y olor a rancio.

Una mesa se apoya en una de las paredes con tres sillas dejadas ir a su alrededor. Sobre ella, en desorden sucio, hay un par de cuencos con unos pocos cereales secos y enengrecidos, varios vasos churretosos, una libreta y hojas desperdigadas con garabatos infantiles. Los lápices de colores, como cuerpos muertos, se reparten entre la madera carcomida de la mesa y el suelo.

Hay una televisión, sin sonido, al otro lado. Escupe imágenes mudas de Madrid iluminando con su parpadeo practicamente todo el zulo que es ese comedor. En la esquina superior de la imagen dos retratos robots, bastante fieles, aparecen fijos en un recuadro negro. No hay duda. Son Rick e Ibrahim.

Un risa jadeante y libidinosa os despega de la tele para obligaros a mirar a vuestra izquierda. Un pasillo corto se abre como una boca oscura y desdentada ante vuestros ojos. Una puerta cerrada a su derecha, otra semiabierta al frente. Escucháis, como un eco en esa garganta de paredes, el tono lascivo de una mujer. Rick siente un hormigueo. Es su voz, sin duda. La mujer de rojo. Chapoteo de agua se enreda en sus palabras...

-Sí... lo siento mi amor, llegaré un poco tarde... Un imprevisto.... no, nada importate, pero tuve que solucionarlo.... Claro que llevo el vestido rojo que querías...- un bufido lujurioso tiñe de malicia la voz. Esa tia está caliente, pero no ois otra voz ahí dentro. -No, sabes que no me pongo sujetador con él. Es demasiado escotado...... Sí. Tengo los pezones duros e hinchados, lo sabes bien...... Buffffff...... Sabes cómo te esperan y sabes cómo me pone....... Oyes agua? Sí... Pensé que podría darme un baño antes de verte...... Me tocaré para ti en el agua caliente... Sé que te gusta...

Sara aparta la vista de la puerta. Un telefono, eso es lo primero. Pero la voz de la mujer, su esencia, es un reclamo de Sirena para Rick. Se acerca. La puerta se entreabre para él como unas piernas. La voz de la mujer es ardiente y húmeda. El chapoteo parece menor.

-Mmmm....- el aliento de ella es incitador -Eso harias? Ojala estuvieras aquí. Casi puedo sentirte........ Sí... y yo te sujetaré del pelo, te arañaré la espalda y te obligaré a hacerlo aún más... Me vuelves loca.... Sabes bien cuanto me excita que los muerdas...- apenas a un par de metros, ya distinguis su silueta. Esta sentada en el borde de la bañera, una mano hundida en el agua oscurecida y las piernas entreabiertas. El vestido rojo, ceñido aún más a sus curvas por el agua que parece empaparlo, se remanga más allá del muslo y deja ver su lencería negra y cara. Blonda semi trasparente, piernas largas, suaves y torneadas... pies descalzos... -Te obligaría a bajar maś y más... Sí. Me lameras todo el cuerpo, quiero sentir tu saliva en mi piel..... Buffff...

Habla por teléfono con voz tórrida, humedecida de deseo salvaje. Rick recorre su cuerpo con la mirada en busca de su cara, algo ansioso de la escena y de sus labios entreabiertos e hinchados de excitación. Lo que encuentra, la expresión fría y carente de emoción alguna de la mujer, es como una bofetada a su libido.Ella parece hacer fuerza con la mano. Hunde algo en la bañera... Pero qué?

Un paso más os acerca a su imagen y, al abrirse el ángulo de vuestra visión, veis a sus pies una extraña masa, espesa y oscura, que empieza a formar grumos. Vuestros estómagos os advierten con una naúsea pero, aún así, buscáis con la mirada allí de dónde se desborda el fluido. Hay unos mechones de pelo largo y castaño humedecidos en él y, un poco más alla, los ojos ya vidriosos de muerte pero aún húmedos de llanto de una niña pequeña. Su cara se os graba a fuego. No más de 5 años, la garganta segada en dos hasta dejar a la vista la columna cervical. Y toda esa sangre.... Esta desmadejada, como una rata muerta en una trampa, a los pies del váter. Apenas la separa de la mujer 1 metro.

El olor a sangre ahoga.

-Sigue... sigue... Hasta dónde?..... Sí. Más adentro, me la meterás más fuerte y más adentro............. Ohhh.. sí.... Eso no te será dificil.... estoy muy muy mojada.... - Alza la mirada, indifetente, y sus ojos os enfocan. Por un segundo se tensa y la sorpresa le provoca un espasmo que da con el móvil en la bañera. El teléfono se hunde con un gorjeo lastimero.

Os mira con el gesto frío durante medio segundo que parece media vida. Solo en sus ojos consiguis ver el brillo de una emoción demente, de la rabia por lo inconveniente de la situación, de la decisión firme de hacer lo necesario. Se levanta rápida. Sus manos, que ahora distinguis ensangretadas, buscan algo en la pica del lavabo justo antes de girarse hacía vosotros. Solo teneis ojos para el bulto que emerge de la bañera como un barco reflotado.

Liberado de la mano que lo aprisionaba, el cuerpo de un niño de apenas tres años flota boca abajo en el agua turbia.

En un principio la morbosidad se adueña de mi ser y el calor me recorre de los pies a la cabeza escuchando a esa belleza tener sexo telefonico. Algo me dice que debo verla así que me voy acercando despacio esperando sorprenderla y gozar de los placeres de la dama, quien sabe hasta de pronto me invite a seguir y unirme a la fiesta. Creo que mi dia y mi suerte están por mejorar en cualquier momento

Y vaya que cambiaron al observar la tétrica escena de la dama en la tina con el cuerpo no puedo más que dar unos pasos atras y sentir las mayores nauseas en mi vida (y eso que he visto cosas!!!) mientras que la dama esa se levanta bastante molesta y nos observa por lo que mi mente se mueve demasiado rapido para mi gusto pensando en mil cosas que hacer y como actuar. No voy a permitir que este monstruo sexual me vaya a matar

Utilizo todo dentro de mi para que la tipa está se resbale por el suelo humedo y se golpee dandonos tiempo de escapar

El camión es la mejor opción aunque también es la más insalubre. Pero ahora prefieres escapar del férreo control policial que ser atrapado por ellos. Los cerdos gritan un poco y hay un macho bastante grande que te gruñe ya que parece algo molesto con que le hayas quitado su espacio. Aunque por suerte no se pone tierno contigo, lo que de todas formas sería digno de ver.

El camión se pasea un poco por Madrid pero finalmente termina saliendo de la ciudad rumbo a un distrito industrial. Seguramente los cerdos vayan camino de algún matadero o a alguna factoría cárnica. A dos kilómetros de Madrid notas que la velocidad disminuye y puedes ver en luces azules reflejadas en la luna de los coches que adelantan al camión. Parece un control de carretera montado por la Guardia Civil.

El hedor es insoportable, si no fuera por que es la única opción viable para salir de Madrid sin ser visto, saldría corriendo de el estercolero de esta pocilga ambulante. Pero el instinto de supervivencia es fuerte, sobretodo en alguien como yo, en quien el instinto prima sobre lo demás.

Al deducir que el camión se detiene en un control, miro a mi alrededor e intento dilucidar, sin exponerme, si se acercarán al camión o a qué distancia se encuentra el control.

Lo que la mujer de rojo ha recogido del lavabo es un cuchillo de cocina con una hoja de treinta centímetros, bruñida de reciente crimen. Implacable como la sombra de una Erinia, se abalanza contra el intruso que ha empujado la puerta y abreva a sus ojos en la escena.  Pero Rick se mantiene lúcido, ha intuido lo que va a ocurrir; ya la tiene encima, con el puño derecho disparado hacia el techo, como si blandiese un relámpago; él alarga con más rapidez su propia mano y toca la clavícula izquierda de esa homicida que no articula ni amenaza ni vacilación y se retira bruscamente para golpear con su espalda el busto de Sara, rezagada a pocos pasos, sofocando un grito de horror de su boca.

De improviso, el suelo lacado en sangre rechina y despide por delante las plantas de la mujer de rojo. La sorpresa que crispa su rostro no deja de ser cómica –podríais haber firmado en ese instante de vislumbre aquello de que la risa es el indicio de que algo se ha descompuesto en nuestro mecanismo-. Se desploma virando hacia el costado izquierdo y su nuca percute contra el filo del bidé, alimaña de porcelana al acecho. Su pierna derecha se sacude espasmódicamente, el cuchillo resbala de sus dedos y repiquetea sobre el enlosado. El cuerpo se aquieta definitivamente. La mujer de rojo clava sus ojos en el techo, ya no hay sorpresa en su cara, si acaso

una infinita

decepción.

El grifo de la bañera vierte una gota.

El lugar es realmente deprimente. Con cuidado cierro a mi espalda la puerta que hábilmente ha abierto Rick y me deslizo en silencio tras él, buscando con la vista un teléfono pero la voz me sorprende y reclama mi atención.

Esa voz desgrana palabras que indican que está en posesión del teléfono que busco y al acercarnos y entrever la figura la extrañeza me hacer torcer el gesto. No puedo dejar de prestar atención, escucho interesada y con cierta desazón. Esa voz y esa imagen no pegan en este lugar. Es como un piso largamente abandonado, completamente incongruente con una mujer elegantemente vestida.

Pero el macabro cuadro aún está por descubrirse, a cada detalle que surge mi cordura se ve golpeada hasta la náusea dejándome inválida cuando el mismísimo demonio se abalanza sobre nosotros.

No entiendo lo que ocurre a continuación. La amenaza desaparece tan rápido como surge, todo tras un simple gesto de este desconocido que parece una caja de sorpresas. Sin embargo el horror se impone y con una poderosa arcada vacío mi ya lejano desayuno en el pasillo, entre agónicos espasmos, lágrimas y una tensión incontrolable en la boca del estómago.

Pasado un minuto logro reponerme y avanzar por el resto de la casa sin dejar de llorar, sin querer mirar en el baño y con tanto miedo como ira acumulados. Esta vez estoy preparada, como algo amenazante aparezca actuaré primero y preguntaré después.

Logras ver a través del reflejo de la luna de un camión lo que sucede en la carretera. Un grupo de guardia civiles está parando todos los camiones y pidiendo los papeles. Parece algo rutinario y no se demoran más de diez minutos en cada camión.

Puedes ver que los agentes revisan algo en los papeles de cada camión, desde tu posición y a través de un reflejo no puedes precisar que es pero parece algo relacionado con unos albaranes...puede que sean los albaranes de carga. En el caso del camión que están comprobando abren la puerta de carga y revisan el interior. Echan una mirada rápida, recetan al conductor y pasan al siguiente. Aún hay otro delante del tu "limusina".

Si ahora bajaras de el no crees que te pillarán ni de coña, te mueves hasta el otro extremo del cubículo y puedes ver que ya no estás en Madrid. Ves a lo lejos un complejo industrial y grandes naves. Entre ellos y el camión hay tierra baldía, llena de matorrales y postes de teléfono. Nada que te impida salir corriendo a toda velocidad salvo alguna piedra ocasional que pueda cruzarse en tu camino.

Tranquila...tranquila... Le comento al ver su reacción mientras me acerco a ella y me percato que esté bien Respira profundo...E inmediatamente me dirijo a la bañera asustada y meto las manos en el agua intentando sacar al crio que estaba ahogado bastante asustado. No se que hacer ni como hacer...

Debemos hacer algo....debemos hacer algo....ayudame!!!