Partida Rol por web

Marvin y Stones están tomando un buen desayuno (al menos lo que por esas tierras se considera bueno) mientras Lord Lytton se ha decantado por el Bourbon. Entretando Montesco ha ido a ver al médico en busca de algo para aliviar el dolor de su pierna.

- Buenos días doctor - saluda con la mano mientras le muestra una sonrisa a Giblin - Precisamente iba a su consulta para que pueda darme lo que hablamos ayer - se toca la pierta y la zona de las costillas - La pierna me está matando, y la costilla rota tras el accidente casi no me ha dejado descansar esta noche

-Claro que si hombre... ¿Quiere acompañarme hasta mi casa o prefiere esperarme aqui?- responde el buen doctor cuando ve que a Montesco le está costando un cierto esfuerzo caminar.

Marvin devoró con ansia su desayuno, y no dijo una sola palabra más hasta qye no hubo terminado, y dado por satisfecho.

-Aaaaah... Dijo al fín, con una satisfactoria sonrisa. Esto estaba cojonudo. Desde luego que lo necesitaba, joder.

Marvin miró a sus dos compañeros.

-Bueno, ¿Alguna sugerencia de por donde empezar la puta búsqueda?

- Tranquilo, puedo arreglármelas

Comienza a caminar hacia la casa del doctor, aunque con alguna dificultad. El esfuerzo de la caja fuerte comienza a pasar factura una vez los músculos se han enfriado. Cuanto antes pueda inyectarle un calmante, mejor. Además, nada mejor que la tranquilidad de su consulta para hacerle algunas preguntas. La taberna es demasiado ruidosa, y está llena de oidos indiscretos.

Con un poco de dolor llegas hasta la casa/consulta de Gibllin. Cruzáis por un salón bastante bonito y bien amueblado, con una gran escalera que dejais a un lado para meteros por una puerta doble que da a un saloncito más pequeño y, desde ahí, pasáis a la consulta del médico.

Mientras el buen hombre esteriliza las agujas de las jeringas oís una voz de mujer que pregunta:

-Edward ¿Eres tú?¿No habías salido?-

-No es nada, no te preocupes... y traeme los analgésicos que guardo en mi cajón.- responde Giblin mientras te hase señales para que te bajes los pantalones, parece que va a inyectarte directamente en la pierna.

Parece que el doctor tiene buen gusto, aunque posiblemente sea cosa de la mujer que pregunta desde otra habitación. Parece un buen tipo, y realmente necesita que le eche una mano con sus dolores, por lo que obedece sin rechistar y se baja los pantalones para que proceda con la inyección.

- Me tumbo? - Pregunta buscando un sitio para hacerlo

-No, no hace falta. Esto va a tener un efecto casi inmediato, pero durará poco tiempo. Es por eso que le he pedido a mi esposa los anañgésicos que, si bien van a actuar más lentamente, con su efecto más duradero le serán más útiles.- dice el médico mientras te inyecta algo en la pierna que, a decir verdad, te escuece un poco al esparcirse en la zona afectada.

Justo cuando el médico está retirando la jeringa entra en la consulta una mujer mayor (mas o menos la misma edad que el médico) que te saluda con un movimiento de cabeza y deja un frasco de cristal con varias pastillas dentro mientras dice:

-Aquí están.-

-Gracias Sofía.- responde el médico a la mujer que sale y se aleja tan silenciosamente como he llegado.

Saluda a la mujer con una sonrisa y observa atento como el doctor maneja las medicinas. Cuando era más joven le asustaban las jeringuillas, pero es un miedo que ya ha superado gracias al eterno dolor de su maltrecha pierna.

- ¿Doctor, sabe si alguien ha estado durmiendo recientemente en la casa de los Westly? - pregunta mientras espera a recibir el primer pinchazo

-No....- responde el médico pensativo -Al menos nadie que sepamos, aunque si la casualidad ha hecho que algún vagabundo se pase por Halpin una noche podríamos no saberlo.- termina sin estar muy convencido.

Pasado un rato entra en el bar el ayudante del alcalde quien, después de buscar con la mirada, pregunta a Joe por el doctor. Luego se va a la mesa del fondo y se pone a trastear con la tele medio demontada y con la radio que tiene al lado.

-Hm, espero que Montesco este bien, se lo veía tocado -comentó mientras terminaba su desayuno, quizá disfrutandolo igual que Marvin pero sin ser tan "expresivo" como él. Se sentía algo soñoliento, poco y mal sueño por la noche, pero no parecía ser el mejor momento para sugerir dormir.

Marvin miraba el plato en el que antes había estado el desayuno, con algo que podía pasar por tristeza al verlo tan ausente de comida.

-Al menos con algo sí que podemos quedarnos a gusto, joder. Dijo. Luego mirando a Stones respondió a este. Pues nada mejor que preguntarle al andoba, señaló con el pulgar al ayudante del alcalde. ¡Eh! Nuestro ausente amigo Montesco se retiró a buscar al ese doctor. ¿Lo ha visto?

El ayudante levanta un poco la mirada de la maraña de válvulas y cables donde tiene metidas las manos y os dice:

-No... pero yo iba a encontrarme con el doctor aquí y tampoco ha llegado.-

- Alguien había tallado recientemente un nombre en la madera de uno de los armarios. Por eso le preguntaba - sonríe bajo su mostacho - Wherington creo recordar que era lo que habían escrito. Le suena de algo, doctor?

-¿Wherington?- pregunta con un ligero asombro el médico.

-Probablemente se haya retrasado por atender a Montesco de camino.

Rick se vió momentaneamente pensativo.

-Vaya trabajo ha de tener por día si es el único de la vecindad...

Marvin gruñó por lo bajo.

-De momento no tenemos ni una mierda para hacer, así que esperémosle. Dijo. De nada nos sirve andar separándonos sin tener un objetivo.

El hombretón sacó uno de los cigarros que comprara el día anterior, y se lo encendió allí mismo. Tras un par de caladas, centró su vista en uno de los platos vacío.

-Mierda... no tengo ni puta idea de por donde empezar a buscar ese puto maletín.

Recordais la mugre que me cubria.... pues se deshizo con el sol.. -comento Lytton - aun asi, que duda cabe que prefiero el sistema tradicional lavado a mano y con esencia de lavanda... - El vaso de bourbon se dejo caer sobre la barra vacio - creo que ya tengo suficiente...

Un destello y un sonido de chisporroteo os llama la atención. Un segundo después oís al ayudante del alcalde gritando alegremente:

-Toma! Lo he hecho funcionar!-

Y luego de un tiempo prudencial para que se calienten las valvulas el televisor comienza a funcionar, emitiendo un comercial americano sobre cosméticos.