Partida Rol por web

Me quedo excrutando la cara porcina del tarbenero esperando un gesto de miedo por su parte pero parece que el mui insensato, respaldado por su publico no piensa recular en su insulto.

canviando mi expresion por una sonrisa le digo:

-mui bien tabernero e entendido tu misiva cojo mis cosas y me voi-.

ahora se va a enterar del error que ha cometido.

me dirigo a la mesa con paso tranquilo con la misma sonrisa en mis labios deseando ver la espresion del cerdo cuando se encuentre con mi espada acariciando su cuello.

A leinard le digo como un favor que si no quiere meterse en problemas se vaya antes de que le recuerden como mi acompañante.

La espada apoyada en un rincon espera con ansias que alguien la desenvaine....no sere yo quien la contenga.

Doi media vuelta y canvio mi expresion por una mirada asesina, ahora sabra cuan valorado puede llegar a ser el honor para un minotauro

me dirijo a la barra desenvainando la espada, algunos de los presentes ya se han dado cuenta de mis intenciones i observan con mezcla de terror e interes el espectaculo que viene depues

-Tabernero o empiezas a rogar por tu vida o ve rezando a tus dioses!-

con un golpe desdecente destrozo la barra justo por delante donde esta el tabernero.

Sorprendentemente no te han retenido. Pues el caballero de Solamnia que antes estaba situado en medio de la sala se ha desplazado, con el ceño fruncido y haciendo tintinear su armadura, hasta estar justo delante del cabecilla. Proyectando su sombra sobre la cuadrilla de rufianes dice con cara de enfado:

- Será mejor que ceséis en vuestras intenciones y dejéis tranquila a la dama. No toleraré tal comportamiento en mi presencia- Mientras se acerca hacia al cabecilla y le fuerza a levantarse de la mesa para expulsarlo de la taberna. -Iros de aquí antes de que tengáis más problemas-

En respuesta, los cuatro se levantan una vez pasada la sorpresa para darle una buena lección.

-Vaya, un caballero de Solamnia, ¿Que os parece? ¿Creéis que porque os dan un titulo y pertenecéis a la orden ya podéis gobernar a todos los hombres de la tierra?- Escupe al suelo “algo” que debía estar mascando como signo de desprecio –Debes saber “mi señor” que yo y esta belleza, a la que le gusta ser tratada con rudeza, nos disponíamos a pasar un buen rato solos sin que nadie nos molestase- A continuación se aleja un poco y, sin dejar de observarle con profunda malicia, golpea a uno de sus compañeros -¡Cogedla! ¡Yo enseñare a nuestro entrometido caballero a meterse en sus asuntos!

En efecto, el desagradable líder y uno de sus secuaces se  abalanzan sobre caballero con toda intención de golpearle mientras los otros dos, que están a escasos metros, van a por ti a cumplir la orden de apresarte.

Los cuatro hombres sueltan a la chica que se aleja prudencialmente mientras te observan estupefacientes. Tu prueba para intimidarlos parece haberlos sorprendido pero lejos aún de ahuyentarlos deciden hacerte frente poniéndose de pie al unisonó. El frustrado cabecilla es el que parece más molesto y empieza a hablarte con un tono sarcástico a tan poca distancia que puedes sufrir el aliento nauseabundo que momentos antes atormentaba a la chica.

-Vaya, un caballero de Solamnia, ¿Que os parece? ¿Creéis que porque os dan un titulo y pertenecéis a la orden ya podéis gobernar a todos los hombres de la tierra?- Escupe al suelo “algo” que debía estar mascando como signo de desprecio –Debes saber “mi señor” que yo y esta belleza, a la que le gusta ser tratada con rudeza, nos disponíamos a pasar un buen rato solos sin que nadie nos molestase- A continuación se aleja un poco y, sin dejar de observarte con profunda malicia, golpea a uno de sus compañeros -¡Cogedla! ¡Yo enseñare a nuestro entrometido caballero a meterse en sus asuntos!

En efecto, él y uno de sus secuaces se  abalanzan sobre ti con toda intención de golpearte mientras los otros dos van a por la muchacha.

Ante la visión del monumental minotauro que ha ido a buscar un mandoble tan alto como algunos hombres para solucionar una disputa, la mayoría no duda en salir corriendo. Un tumulto formado por los clientes de las mesas más cercanas y el grupo de amigos del tabernero se alejan saltando sillas y sorteando viajeros por el camino en pos de un lugar seguro, o en el caso de los mas temerarios, un lugar seguro desde el que observar a la inminente reyerta.

Solo algunos pocos, ataviados con armaduras bajo sus capas siguen sin moverse salvo para desenvainar sus espadas. Son hombres que han visto cosas y consideran su deber medirse con semejante oponente más bien en motivo de la seguridad de toda la taberna que la de su amo, el cual ha quedado congelado detrás de lo que queda del mostrador astillado mientras contempla como el cliente al que acababa de echar regresa con bastantes menos intenciones de discutir entre sus intenciones y un poco mas de acero entre sus manos.

Los que han decidido hacerte frente se sitúan a los flancos apuntándote con sus armas, preparados para reaccionar, tres en la derecha y dos más en la izquierda. El tabernero hace manipular la porra entre sus manazas con evidente nerviosismo. Intenta balbucear alguna palabra valiente pero ante su incoherencia estupefaciente uno de los hombres más veteranos que te amenaza desde la derecha decide tomar la iniciativa.

-¡Entrégame ahora mismo tu arma y tal vez llegues a salir con vida de aquí, criatura!-

Encima del rumor y respiraciones furiosas de tension en espectativa de tu reacción oyes a los dos combatientes agazapados y con el entrecejo fruncido situados a la izquierda:

-Cuidado Caleb, son de la piel del diablo. No entenderá a las razones del forastero...estate preparado-

En medio del tumulto provocado por tu agraciado compañero te percatas de que a no mucha distancia, el caballero de Solamnia mantiene otra reyerta paralela con otros guerreros y sin duda esos dos focos de pelea, junto a la carrera de la marabunta provocada por Kuroth están gestando una apocalíptica reacción en cadena de empujones, taburetes voladores i pies sobre pies con el resultado final que las cargas contenidas por los puños de muchos empiezan a ser atraídas por los mentones de los viajeros mas cercanos.

Laurana, agotada tras recorrer la villa durante toda la mañana en una no muy fructuosa búsqueda de información, decide que ya es hora de descansar un poco y refrescar un poco sus esbeltos labios, que ahora mismo se asemejaban más a un páramo desierto. Y no hay lugar mejor para ello que una buena taberna. Los habitantes de la villa no le habían contado nada que no supiera ya, tan sólo más rumores y relatos de terceros. Frustrada un poco por ello, encaminó la marcha hacia "La Cerveza Roja", había llegado a sus oídos que era el mejor lugar de descanso para aquellos viajeros que estaban de paso. Además de reposar, con un poco de suerte, podría encontrar algún intrépido, o insensato, acompañante para su incursión al Liceo.

Al llegar en la taberna busca un sitio discreto, pero tampoco apartado, dónde mezclarse entre el gentío sin llamar mucho la atención y la vez tener una buena perspectiva de la puerta y de la taberna en general. Y una pequeña mesa al lado de la pared del fondo cumplía esas características, así que se instaló en ella y pidió algo de carne asada y un poco de vino para saciar su apetito. Empezó a comer con deleite su comida, pero siempre observando las personas que cruzaban por la puerta de la entrada.

Al no ser "asuntos oficiales" de la Orden de la Alta Hechicería, podía permitirse no llevar su llamativa túnica roja, y en vez de ella llemava unos discretos ropajes de viaje. Aunque de enterarse el cónclave, se vería en serio aprietos. Pero, afortunadamente, por ahora todo iba sin problemas, lo que único de ella que podría llamar la atención era su bastón de mago, pero para aquellos que no fueran entendido en la materia podía pasar perfectamente como un bastón de viajero.

Con estos pensamientos en mente, siguió comiendo y observando a la gente de la taberna.

Al cabo de unos instantes, empiezan a llegar viajeros muy dispares. Para empezar, los asuntos de su orden han traído hasta aquí ni más ni menos que a un Caballero de Solamnia. Fácilmente reconocible por su armadura completa de placas y el medallón del martín pescador, se instala en el lugar más céntrico de la taberna, cerca del fuego y a la vista de todos.

En este momento la taberna está, literalmente, a rebosar y al cabo de un rato aparece una muchacha que se le acerca esquivando con indiferencia a los clientes más impacientes y a las manos más perspicaces con suma maestría de posadera sin que se vierta una sola de las bebidas que lleva en la bandeja que sostiene apoyada en el hombro.

Es imposible percatarse de que le susurra el caballero cuando se le acerca pero sin duda la conversación dura demasiado como para tratarse de decidirse que tomar. Finalmente le sirve una jarra de madera como la tuya y sigue con su camino.

Si la visita de un representante de la orden no fuera suficiente, poco después entran por la puerta principal una curiosa pareja. El humano que va cubierto por su capa apenas tiene algún rasgo que lo diferencie del resto de clientes montaraces que hay en varias de las mesas. La singularidad resalta por su inusual compañero. Un minotauro colosal que a pesar del frio solo cubre su pelaje con unos pantalones y unas botas junto a un arnés del que cuelga una espada tan grande como un hombre y su equipaje.

Después de intercambiar sus impresiones, deciden sentarse en un rincón parecido al tuyo pero varias mesas más cerca de la barra.

Pasadas las sorpresas a nadie le parece seguir importando la presencia de estos personajes y la fría noche sigue su curso entre risas jocosas, historias fascinantes, y jarras hiendo y viniendo.

La segunda vez que el caballero se levanta (la primera fue para acercarse a leer en el tablón las copias de las cartas enviadas por los grupos de resistencia locales) se encara con un grupo de rufianes que tenían "apresada" a una pobre chica. Parece ser que no logra intimidarlos lo suficiente y mientras dos de estos siguen persiguiendo a la forastera el jefe y uno de sus secuaces empiezan a golpear al caballero para enseñarle a no meterse en los asuntos de los demás.

Paralelamente, por alguna razón los minotauros tienen fama de ser impacientes y precipitados, así pues, el ejemplar que hay esta noche en la taberna no quiere ser una excepción. Cansado de esperar, se levanta para exigir al corpulento amo de la posada que le sirvan inmediatamente, este se encuentra detrás del mostrador despidiendo jarras a toda velocidad mientras un numeroso grupo de oyentes presta atención a sus historias.

Parece que no se agradan mucho el uno al otro, con su porcino rostro no le es difícil ser desagradable y parece sugerirle que si quiere beber algo vaya al establo con los caballos. Esa ocurrencia hace reír a los espectadores y vuelves a ver pasar hacia su mesa al minotauro expulsado gruñendo de forma cavernosa para regresar frente al mostrador con su mandoble desenvainado.

La imagen de un toro de Sargonnas ofendido y enarbolando una espada gigante es suficiente para que la mayoría de los clientes de las mesas más cercanas a la barra huyan despavoridas hacia un lugar seguro, o en caso de los mas temerarios, en un buen lugar para ver la reyerta.

Algunos hombres con cotas de mallas bajo sus capas se han dispuesto a rodear a la criatura y medirse con ella mientras lo que queda del horrorizado tabernero intenta articular palabra.

En medio del tumulto provocado por el minotauro te percatas de que a no mucha distancia, el caballero de Solamnia mantiene otra reyerta paralela con otros guerreros.

Sin duda esos dos focos de pelea, junto a la carrera de la marabunta están gestando una apocalíptica reacción en cadena de empujones, taburetes voladores i pies crueles sobre pies descuidados con el resultado final de que las cargas contenidas por los puños de muchos empiezan a ser atraídas por los mentones de los viajeros más cercanos.

Bien, en la situación actual, te encuentras frente a la mesa donde el jefe y otro secuaz se han levantado y pretenden darte una paliza. La chica se encuentra a unos 15 pies de la mesa por la izquierda y sus dos opresores, recién puestos en pie, junto a la mesa.

Como entraron en tu área amenazada y contemplamos que estabas totalmente alerta frente a una acción violenta tienes derecho a un ataque de oportunidad primero. Sin embargo un personaje sin arma no puede realizar ataques de oportunidad a no ser que se cuente como “armados”. Por lo que ese ataque no puede realizarse. A pesar de eso, juega también a tu favor.

Una de las cosas que puedes hacer es pasar a combatir a la defensiva (-4 en todos los ataques durante el asalto +2 a la esquiva de la CA) y resistir los golpes.

Luego, empleas la acción de asalto completo retirarse y abandonas (moviendo el doble de tu velocidad pero sin paso de 5 pies) ese combate para situarte delante de la chica. (no reciviras ataques de oportunidad al salir de su area corriendo porque ellos tambien van desarmados)

A continuación tendrás dos enemigos por delante y el jefe y el otro a la derecha  pero conseguirás lo que te propones.

El caballero suspira: me lo temía, no lo van a poner fácil. Localizando la zona donde la muchacha se ha movido utiliza toda su experiencia en defenderse para poder en un despiste aproximarse e interponerse entre los fanfarrones y la asustada muchacha. Sabe que puede costarle algún golpe, pero no le importa. Su seguridad es lo último que le importa.

Contando cuantos pasos hay hasta la salida trasera de la cocina, me levanto agarro una silla, la mas proxima a mi e intentando no llamar la atencion de los demas se la lanzo con todas mis fuerzas a los tres hombres alineados al lado de Kuroth. Despues desenvaino los estoques mientras examino la situacion del Solamnico.

-¿Entregaros mi arma? Antes le pediria cleméncia a un ogro que hacer tal locura, humanos-.

Me pongo en pocision defensiva esperando que alguna de ellos empieze la primera acomentida.

-Más bien yo os dare una advertencia, solo he venido a asustar al tabernero por sus insultos pero si osáis atacarme no habrá cleméncia-.

La situación es de 5 contra 1 aunque no dejan de ser humanos si se lanzan a la vez me podrian matar así que, mientras mantengo la posición, busco entre la taberna un sitio más favorable para pelear de uno en uno.

Por detrás de Leila aparece de repente un caballero, este la comienza a defender. Lo mira de reojo sorprendida, no entendía como en escasos minutos se había metido en ese follón, pero estaba claro que ella sola no podría acabar bien parada con ese grupo de hombres. Se mantenia en total silencio, paralizada y observando la situación de ambos bandos.

De repente dos de los hombres se abalanzan hacia ella para cogerla, la agarran con fuerza de ambos brazos e intenta librarse de ellos-  ¡soltarme asquerosas ratas!-grita a la vez que forcejea con ellos.

A pesar de su dudosa técnica, el jefe de la cuadrilla de maleantes demuestra ser un hábil luchador con los puños incluso en estado de destacable embriaguez. Avanzando, o mejor dicho, trastabillando  dirige un portentoso golpe hacia tu mentón que de pillar a alguien por sorpresa bien podría dejarlo inconsciente.

El caballero abandona a su par de combatientes y rápidamente sin siquiera preocuparse del golpe que ha recibido cubre la distancia que os separa y se encara con el hombre que te tiene apresada.

Le contempla con unos ojos desorbitados desde un semblante entre aterrorizado y estupefaciente y por sorpresa de todos, obedece y te suelta inmediatamente dejándote caer al suelo y acto seguido hecha a correr junto a su otro compañero sumándose a la carrera de todo el personal que ahora mismo no está sacudiendo a alguien.

A causa de la carrera de la marabunta puedes percatarte de que  se está gestando una apocalíptica y familiar reacción en cadena de empujones, taburetes voladores i pies crueles sobre pies descuidados con el resultado final de que las cargas contenidas por los puños de muchos empiezan a ser atraídas por los mentones de los viajeros más cercanos y la violencia no tarda en desatarse por toda la taberna.

El servicial caballero te ayuda a levantarte. Parece no haberse percatado (ya que se encuentra de espaldas) de que lo que en realidad ha hecho huir a esos canallas y al resto de clientes no ha sido su honorable intervención. Más bien se trata del hecho de que el minotauro que entró antes en la taberna ha descargado su enorme espada sobre el mostrador que, delante de su porcino dueño, ha quedado completamente astillado con una enorme muesca. La mayoría de la gente se fue saltando unos por encima de otros pero algunos pocos han decidido rodear al animal e intentan reducirle. Viendo su colosal tamaño y las pocas ganas que tiene de cooperar, parece ser que, en pocos instantes, hará una sanfaina con todo aquel que encuentre a su paso.

Parecía ser que el cabecilla no estaba tan borracho cómo parecía y consiguió propinarle un golpe al caballero. Sin embargo el otro debía no saber lo que hacía, puesto que un sonido metálico le hizo gritar de dolor. El caballero no prestó atención a quienes tenía por delante y observando a la muchacha dió unos pasos y se enfrentó al hombre que la retenía. ¡Suéltala!, no me obligues a enseñarte educación. Dice furibundo el guerrero. Para su sorpresa el hombre abre los ojos tanto que parece que se le van a salir de las cuencas y suelta a la muchacha con violencia, que cae al suelo.

En esepreciso momento el guerrero es consciente de el alboroto que se ha formado en la taberna: ¿A qué viene tanto caos? No cree posible que su enfrentamiento, el cuál ha intentado evitar en la medida de lo posible haya provocado tal algarabía. Rápidamente se agacha y coge a la muchacha por la cintura mientras le ayuda a levantarse: ¿Os encontráis bien? Comenta cortesmente. Espero que esos malnacidos no os hayan hecho daño alguno. Mientras tanto ayuda a la chica a esconderse y ponerse a salvo de la trifulca que se ha levantado en la taberna, a la vez que intenta desentrañar el origen de la misma, para ver si puede ayudar a sofocarla.

De repente, una silla impacta con violencia contra los tres hombres a tu derecha derribando a los dos de ellos más cercanos (el tercero y más lejano la esquiva sin problemas). Leinard se encuentra en el otro extremo. Sin ninguna dificultad el hombre que antes tomó la palabra parte con un pie las patas de la silla

Es el guerrero más veterano y tiene un rostro barbado de expresión sebera que, a pesar de su considerable edad para sostener una espada, se mantiene erguido con su armadura de cota   de malla en un temperamental porte frente a su oponente -¿¡Se puede saber que estás haciendo!?- Grita furioso dirigiéndose a Leinard. – ¡Más te vale poner pies en polvorosa y avisar a la Guardia! ¡Tal vez así luego me piense darte o no el merecido por alborotador!- Acto seguido, de una patada hacia atrás despide la silla hacia fuera del combate. Luego dispara una severa y fruncida mirada a Kuroth  – ¡Levantad! (pausa) ¡No volveré a repetírtelo, bestia! ¡Veo que dominas algo de Común, te sugiero que sueltes el arma y te entregues ahora mismo! ¡De lo contrario, tu castigo por aterrorizar a esta gente no será otro  que ensartarte con mi espada aquí mismo!-

A continuación adopta una posición de guardia poniéndose de perfil y agarrando su espada larga con ambas manos pegadas al pecho. Uno de los otros soldados sigue en el suelo y el que ha podido empezar a incorporarse parece gravemente contorsionado en el costillar.

El caballero se abalanza hacia el hombre que la tenia sujeta en el aire, sin dudarlo ni un segundo este la suelta y sale corriendo. Leila cae de rodillas al suelo- ¡ay! ¡Con más cuidado!- le grita un poco indignada.

Se levanta del suelo y se percata que alrededor suyo ronda el caos, sorprendida observa la situación, no entendía nada- es imposible que haya causado todo…yo que quería pasar lo mas desapercibida posible…

Se mantiene cerca del caballero, no quería meterse en más líos en tan poco tiempo- si, si… aunque hubiera podido yo sola…-hace una pequeña pausa- igualmente gracias…- añade apartando la vista hacia un lado, pocas veces solía esa palabra de sus labios, solía ser muy orgullosa.

Finalmente se percata que todo el follón viene de la barra-¡mira!- le dice a la vez que señala con un dedo.

En el anterior mensaje ya te puse el mapa y te deje claras las posiciones.

 La puerta de la cocina es la numero 7. Apenas se entrevé pero para llegar a ella ya ves que tendras que pasar por delante de los combatientes de kuroth e incluso por el lado del caballero anoser que saltes la barra y vayas por la izquierda aunque seras visto de todas formas seguramente.

Esa distancia és de unos 65 pies en linia recta desde tu posicion hasta la puerta. Supones que habrà una salida trasera porque es avitual pero ignoras como es la cocina porque no has entrado ahun en ella.

El caballero se encuentra hablando con la chica que ha rescatado de las zarpas de esos maleantes que ahora corren hacia la puerta al ver que kuroth se dispone a masacrar a todo aquel que intente estocarle. La gente interpreta mayormente que un minotauro furioso no atendera a distinguir clientes de guardias o milicias y tampoco tiene intención de esperarse para desmentir su falta de raciocinio. Justo en este momento la chica señala el altercado que el solamnico tiene a sus espaldas.

-Basta de amenazas. O luchas o huyes, pero hazlo ya-.

Leinard se encamina hasta quedarse a un metro del veterano mientras habla con los estoques enarbolados y en un tono suficientemente alto y a menazador como para que lo oyera toda la posada.