Partida Rol por web

Al llegar al claro, el corso ha reconocido a los germanos que le noquearon en la escaramuza anterior. Qué te peguen una patada en la cara no es algo que se olvide con facilidad, al menos no Marcus Annius Africanus. Ha estado aguantándose con dificultades las ganas de atacar mientras escuchaban al traidor hablar con los bárbaros... hasta que alguien ha pisado una rama seca y los dados, como decía el gran César, han rodado sobre la mesa. Es la hora de las tortas.

- Volvemos a encontrarnos, escoria!

Sin tener que aguantar su rabia por más tiempo, el corso arroja con todas sus fuerzas su pilum contra un germano de barba entrecana, uno al que recuerda agarrándole por los brazos mientras su amigo le pateaba el estómago. El pilum vuela por el aire y se clava en el pecho del bárbaro antes de que este pueda decir "kaputt".

Caesar salta como un rayo y ataca al germano mas cercano, que esta intentando desembarazarse de su escudo, con el pilum de Viridio clavado. Como perro bien entrenado, agarra al barbaro del cuello y cuando le suelta, el hombre yace inmovil en el suelo y la sangre gotea del hocico del animal. Caesar mira al resto y gruñe

GRRRRR

Sextus lanza su pilum sin alcanzar a nadie y se pone en formacion, con el gladio y el escudo preparados.

Se acabo la fiesta - dice con cara de pocos amigos

Otón, incapaz de reaccionar, os mira a todos con cara de panico sin saber muy bien si quedarse, si huir o si tirarse al suelo y no levantar la cabeza hasta que todo haya pasado

No teniamos que haber cruzado... No teniamos que haber cruzado!

Secundus mira a Oton con desprecio.

Los legionarios no somos guardianes de la paz, Oton - le grita - Somos soldados! Coge tu posicion!

Fabio, al ver que el decanus dudaba, ocupó mecánicamente su puesto en la fila, arrojando su jabalina contra el traidor.

- ¡Roma si paga Traidores! ¡En monedas afiladas!

La verdad es que siendo una cosa tan evidente no se como no se nos ha ocurrido

El decano se mueve hacia la fila y lanza su pilum contra un berseker, a demasiada distancia como para hacer nada.

Saca su gladium y aprieta los dientes.

-Por Roma, a muerteeeee - grita.

Curio se aparta en el ultimo momento del pilum de Fabio y carga contra el.

Rompedles la linea! - grita a los germanos.

Ataca con saña a Fabio pero no consigue traspasar su escudo

Detras del Optio, los 3 lobos se acercan con una velocidad endiablada y se lanzan sobre vosotros antes de que puedan siquiera reaccionar los barbaros. Son grandes lobos germanos, fuertes y feroces. El perro del gobernador cae de forma casi inmediata bajo las dentelladas del lobo, casi dos veces su tamaño.

Dudais de que al gobernador le vaya a hacer mucha gracia pero desgraciadamente teneis problemas mas graves. Otro lobo, el mas grande de los tres, se lanza contra Secundus y le tira al suelo, rompiendo vuestro muro de escudos. Levanta el hocico lleno de sangre y os mira malignamente. Secundus esta inmovil en el suelo y os temeis lo peor

Los barbaros se acercan gritando y parecen llenar el bosque con sus gritos. Tanto que Ruso, el decano, duda por un momento que vayais a salir de alli con vida. Sin embargo, vuestros escudos aguantan la embestida de sus hachas.

Por ahora.

Los berserkers se acercan a la linea con la intencion de destrozarla pero la Legion esta bien entrenada contra este tipo de enemigo, lento y predecible. Sus duros golpes chocan contra los escudos romanos que tiemblan... Pero resisten. 

Como vosotros, vaya.

Con Secundus caido y la linea rota, los germanos entran entre vuestras filas, atacando a diestro y siniestro mientras gritan

Tötung! Tötung! Tötung!

Ruso intenta contener la sangria pero descuida su frente y el barbaro le alcanza en el pecho con el hacha. Corsicanus, en el otro lado del agujero en la linea, lucha como puede, pero rodeado por varios frentes, recibe de nuevo varios golpes en el cuerpo que su armadura no es capaz de proteger continuamente. Incapaz de pararlos a todos, varios germanos se cuelan detras de las lineas. El mismo lobo que ha matado a Secundus se lanza sobre Viridio, que lucha por su vida mientras el animal, rabioso, le intenta desgarrar el cuello.

A por ellos! - continua gritando Curio - Ninguno puede sobrevivir!