Partida Rol por web

El ardid de Zhi Xue dio resultado. Tanto las jóvenes como sus captores, si es que podían llamarse así, dirigieron en seguida sus miradas en su dirección. El copiloto comenzó a acercarse a Zhi Xue, tratando de deshacerse de él, momento en el que mi atención de desvió de manera inevitable.

Ahí estaba otra vez, mostrando una sonrisa. No podía saber qué pretendía exactamente, pero el modo en el que había actuado anteriormente con el copiloto indicaba que nada bueno. Entonces miró al agua, antes de volver a observar a su objetivo. ¿Qué intenciones tenía realmente?

Acercándome a la zona en la que se encontraba el copiloto, tratando de mantenerme oculta en la sombras, me concentré en la oscuridad que albergaba dentro. Trataba de invocar un animus Yin, sabiendo que lo había logrado al sentir cómo mi esencia disminuía. Necesitaba conectar con aquel ser del otro lado y averiguar qué pretendía. Envuelta en el manto, no sólo podría descubrir sus pretensiones con mayor facilidad, sino que puede que el fantasma se mostrara incluso dispuesto a colaborar.

Habiéndose alzado por el aire, batiendo aquellas poderosas alas negras cubiertas por la noche, estuvo oteando, atento a las reacciones de esos matones. "Ninguno a actuado de manera relevante, sólo el del barco, y la embarcación la puedo asaltar cuando tenga más claras las cosas." Wang no sabía todavía a quién atacar, aunque sentía la necesidad de bajar ya "debería de abatirlo, pero si me quedo en el aire podré actuar con mayor certeza".

Wang cayó entonces en la cuenta de lo que sucedía, pues el curso de sus pensamientos era sospechoso "no todo lo que pienso tiene porqué ser obra del tramposo. En este caso la prudencia aconseja esperar." Notó un cierto nerviosismo crecer en él, sin saber si actuaba de forma correcta. "Sólo unos segundos más, me lanzaré hacia el barco enseguida. Sí, voy a hacerlo."

Respiró con fuerza. Dado su evidente desequilibrio tenía la capacidad de respirar como cualquier persona viva. Se desplazó por el aire, colocándose en posición para poder asaltar al hombre de la embarcación, "es obra suya, no quiere que intervenga". Pero había dicho al resto que primero vigilaría desde arriba, así que al final, hizo justo aquello, tratar de estar al tanto de todo. El del barco no iba a poder huir de ninguna forma, así que el tiempo estaba de su parte.

Mao se comenzo a mover siguiendo a los demas, tratando de permanecer oculto* como oe fuera posible mientras observaba el twrreno en busca de quien debia capturar**. Los engranajes habian comenzado a moverse mas rapido de lo esperado, pero las cosas podian presentarse en una distorcion con relativo orden o el caos mismo pero en si todo eso era cuestion de perspectiva al final del camino.

Comenzáis a moveros sincronizados como las alas de la libélula en vuelo.

Huang es el primero en avanzar, aproximándose con presteza al hombre que buscó entré sus ropas, posiblemente algún arma... Mientras corres todo lo demás parece avanzar a cámara lenta, hasta que finalmente llegas a tu objetivo y tus puños le golpean dos veces en el pecho, antes de que el pobre infeliz pueda siquiera reaccionar. Sientes como su cuerpo se convulsiona con el primer golpe, y una fracción de segundo después, cuando apenas tu puño se ha separado de su pecho, le golpeas de nuevo, sintiendo como las costillas ceden y su pulso queda suspendido durante un instante mientras el aire abandona sus pulmones, cayendo después al suelo por la potencia de los golpes, con la mano sobre su pecho, brotando la sangre de su boca y sus ojos amenazando con salirse de las órbitas. Sabes que en apenas unos minutos su alma abandonará su cuerpo para perderse en el Reino Oscuro de Jade.

Yuan camina veloz detrás de su compañero para encargarse del segundo de los hombres que escoltan a las mujeres hacia la barca. Desenvainas la cimitarra y le propinas un fuerte golpe, rasgando su ropa y abriendo una fea herida en su pecho.

Las muchachas ajenas a su situación, tan solo ven dos "asaltantes" saliendo de entre las sombras y atacando a quienes prometían alejarlas de una vida de miseria y penurias. Comienzan a gritar y a correr en distintas direcciones. Mientras el conductor del vehículo sale corriendo hacia el mismo.

Inevitablemente el copiloto se vuelve al escuchar gritar a las muchachas, descuido que aprovecha Zhi Xue. Golpeas certero y veloz como el halcón cuando se abate sobre su presa. Mientras tu mano se dirige a su cuello reconoces claramente un movimiento destinado a bloquearte, similar, pero bastante mas burdo, a los de tu compañero Huang, aunque no llega a tener éxito. Lleva el muchacho las manos a su cuello dolido, momento que aprovechas para golpear la boca de su estómago. Se pliega sobre su cuerpo hasta que cae al suelo apoyando una de sus manos para evitar caer de bruces, mientras la otra la mantiene sobre su vientre boqueando para recuperarse del dolor. Alza la vista desde el suelo mirándote con cierta sorpresa en sus ojos y una pizca de miedo.

Al mismo tiempo vuestra compañera Min haciendo uso de sus Artes invoca su animus Yin, sentís un viento helado que comienza a arremolinarse donde ella se encuentra. La mujer que observaste se vuelve repentinamente hacia el lugar donde te encuentras, buscándote con la mirada entre las sombras, aunque parece que aún no te ha visto. Ahora puedes verla claramente, es una mujer joven que apenas habrá alcanzado su mayoría de edad, con el cabello algo apelmazado, tiene marcas en el rostro, y en los brazos, posiblemente debidas a alguna enfermedad o a la mala nutrición. Las hebras que le unen a la vida del copiloto se muestran claras ante tus ojos. Comienza a caminar hacia donde te encuentras guiada por la energía Yin que se desliza por tu cuerpo. Se detiene cuando tu compañero golpea al copiloto y puedes ver como se dirige hacia él con furia dispuesta a atacar a Zhi Xue.

Tus compañeros ya han iniciado el combate mientras observas todo desde arriba, en una posición privilegiada. Ellos corren todos los riesgos, y tú, ninguno, pero tranquilo, luego todos compartiréis la misma gloria, no hay necesidad de arriesgarse, puedes sentir la voz meliflua del P´o acechando entre tus pensamientos . Ves como cuando todo el caos se desata, el hombre que quedó en la embarcación, evidentemente alterado comienza a pelearse con el nudo que amarra la barca, para regresar, sin duda alguna, al junco, hasta que finalmente corta la cuerda con una pequeña hachuela y comienza a remar de vuelta. Te deslizas sobre las negras aguas hasta casi alcanzar el barco. Ves como se mueven con cierta preocupación y se asoman por la borda observando las aguas como si estuviesen buscando algo. Alrededor del junco el agua comienza a agitarse mientras la tripulación corre de proa a popa y de babor a estribor buscando bajo la superficie del agua y el junco se inclina hacia un lado, cayendo al agua uno de los tripulantes.

Mao contempla todo, oculto de momento, buscando a quien apresar, aunque con todo el caos resulta difícil elegir presa. Las muchachas corren, dos de ellas hacia la entrada del puerto, otras dos buscando resguardarse entre los almacenes portuarios y una de ellas corre hacia la barca que se aleja, gritando al de la embarcación que regrese, hasta que presa del pánico salta al agua sin pensar siquiera en que las gélidas aguas pueden terminar con ella. Y de los mafiosos, el copiloto ya ha perdido la pelea y parece que lo sabe, el enemigo de Yuan en apenas unos minutos será historia, Huang eliminó a uno de ellos en un solo ataque, y los otros dos, aparentemente tratan de escapar. Uno de ellos navega de vuelta hacia el junco, ajeno al confusión que se ha desatado en la embarcación.

8+4=12

Habían sido dos golpes certeros, en medio del plexo solar. Había podido sentir sus costillas cediendo ante la imparable magnitud de la fuerza de mis puños, endurecidos como el acero por el poder de mi chi, el cual se canalizaba a través de aquel artilugio que portaba en ambas manos. ¿Cuanto daño había causado en aquel desgraciado, en tan sólo un rápido instante? No tenía tiempo para comprobarlo, ni el ánimo de hacerlo. Me bastaba saber que aquel agente inconsciente de los Reyes Yama que obraba por alejar al pueblo del buen camino no se levantaría para oponer resistencia.

Era otro esbirro de las Tríadas quien atesoraba toda mi atención.

Zhi Xue Song se había enzarzado con él, pero aquella era mi responsabilidad. Nadie podía deambular por el sendero de la iluminación desatendiendo sus responsabilidades. Aquel alumno descarriado precisaba una lección, una que la mera muerte no le ofrecería, una que no sería suficiente sin cuanto debía decirle y mostrarle. Una que no era Zhi Xue quien debía concederle.

¡Tú...! -Alcé mi voz, mientras avanzaba hacia mi antiguo alumno, mocoso insolente que había osado aprender de mis lecciones para huir con ellas a ofrecer sus servicios a los más despreciables seres de la sociedad de Hong Kong- ¡Deshonras a tu maestro! ¡Te deshonras a ti mismo! -Espeté al chico, con frialdad- Tal vez mis lecciones te parecieron demasiado blandas...

Antes de alcanzarle, moví vertiginosamente mis manos ante mí, amenazantes, dejando que el brillo de los anillos atrajese su atención, para acto seguido descender en un pequeño torbellino para golpear sus piernas con una patada que le barriese y derribase.

El olor del mar mezclándose con la sangre de la herida abierta del enemigo me trae tantos recuerdos de golpe. Pero son fugaces en realidad. Inhalo el aire que me rodea cuando levanto el brazo para propinarle a mi adversario otro corte, esperando que este sea, al fin, mortal.

Bajo el brazo con fuerza, exhalando todo el aire de golpe, como ayudándome por esa mezcla de olores a golpear de nuevo con certeza a mi enemigo.

El asunto se complicaba a tenor del nerviosismo imperante en el junco, con los tripulantes mirando hacia el agua muy inquietos con razón, pues la barca recibió un súbito empuje que lanzó a uno por la borda. "Esto es interesante, hay alguien más pendiente de lo que sucede". Debía ser otro kuei-jin, quizá se trataba de una simple caza "lo averigüaremos más tarde, pero primero voy a capturar al barquero, a ver qué sucede después".

El destino de esos hombres no le preocupaba demasiado, estaba más atento a las chicas que habían echado a correr. No parecían correr peligro y sus compañeros tampoco. Tenía la tentación de no descubrirse hasta que todos los tripulantes cayeran hacia el mar por ver si a continuación algo les impedía nadar, pero en ese caso peligraría el intento de capturar a uno de ellos vivo "hay que capturar al barquero, con suerte será un enlace con el resto de la mafia. Cuando lo noquee lo elevaré. No podrá ver el destino de sus aliados pero yo sí". Semejaba todo sencillo, aunque que llegara a intervenir no satisfacía al P'O, así, Wang notó una punzada, una sensación de que aquello que iba a hacer no merecía la pena "este es un muerto de hambre" y quizá lo era, pero de confirmarse, al menos le serviría de alimento. Wang hizo un picado desde arriba, cayendo sobre el barquero. La forma demoníaca era ágil y con ella volvía los nunchakus aún más rápidos, por lo que golpeó repetidas veces en unos pocos segundos. Habría sido un buen asalto de no ser porque al girar el arma la segunda vez la lanzó demasiado hacia arriba y la segunda apenas tocó al oponente. Deseó que el humano no aguantara el embite para que no viera la oscura figura que trataba de llevárselo consigo.

Por que todo parecia hanerse ido de las manos, un pequeño huracan o la sensacion de que todo habia perdido ese preciado equilibro al cual Mao estaba acostumbrado. Sus ojos hicieron un paneo por todo el lugar; las mujeres huian en todas direcciones pero desde su lugar oculto pudo ver aquella escena. Los gritos desesperados de una de las muchachas y luego el sonido de un cuerpo dando contra las aguas.

Un amago de suspiro detuvo una maldicion que desaparecio siquiera antes de ser pronunciada, no lo dudo o quizas si por al menos unos segundos. Desde las sombras comenzo a moverse hacia donde estaba la joven ahora intentando llegar a la barcasa, estaba presa en las aguas negras y gelidas.

Los pies de Mao ahora visible sobre el borde del muelle estaban siendo detenidos por los pensamientos del viejo sastre, realizo unos movimietos con la mano tratando de llamar a la joven sin emitir sonido alguno; pero esto no iba a funcionar al menos no con tanto jaleo por todos lados. Cerro los ojos por un instante y luego se dejo caer al agua, la misma le abrazo y sintio el frio, Mao comenzo a nadar hacia la joven tan rapido como le era posible.

Todo sucedió a una velocidad vertiginosa. Habían pasado solo unos segundos y los mafiosos ya se encontraban totalmente desarticulados. Por mi lado, los golpes habían resultado efectivos  y él joven ya se encontraba doblegado. Ahora sólo tendría que desmayarlo para poder llevárnoslo. O al menos eso pensé, ya que cuando me preparé para ejecutar una patada descendente en su cabeza que lo desmayara uno de mis compañeros, Huang Zhao, se aproximó gritando “¡Deshonras a tu maestro! ¡Te deshonras a ti mismo! Tal vez mis lecciones te parecieron demasiado blandas...”.

Era evidente que tenía una relación con él y si en verdad era su maestro, era a él a quien le correspondía castigarlo. Por un ínfimo instante miré con recelo al joven, y luego con desatisfacción a Huang Zhao; sin embargo, este sentimiento cedió muy rápidamente, esta era la clase de ego de la que había jurado renunciar. En ese preciso momento Huan Zhao llegó y se preparó para realizar una barrida espectacular pero inefectiva. No obstante, sus intenciones me quedaron claras, lo que me obligó a intervenir diciendo con un rostro que expresaba claramente que había sido contrariado – Respetaré el hecho que es tu discípulo y dejaré que te encargues de él, pero no olvides que lo necesitamos vivo.

Luego, dirigí una mirada de desprecio al joven que se encontraba de rodillas y con una voz llena de rencor le dije – Me das asco. No has sabido atesorar a tu maestro ni sus enseñanzas. Ahora cosecha lo que sembraste.

Ahora que mi objetivo había sido robado revisé nuevamente el lugar, buscando a alguno de los mafiosos que todavía estuviera libre o escapando. Por un lado, estaba Wang Yimou que acechaba al barquero, Yuan Tian daba un golpe de gracia a un mafioso que a estaba acabado. Mi rostro se distorsionó en una mueca de desaprobación mientras pienso ¿Acaso se olvidan que los necesitamos vivos? Si actuamos como los Kin-Jin, ¿Qué nos diferencia de esos bárbaros entonces?

En ese momento redirijo mi atención hacia Mao Chen, quien salta hacia el mar tratando de atrapar a una de las chicas. En otro lugar estaba Mei Lin que ejecutaba una de sus artes. En ese instante me percaté de que nadie se estaba ocupando del chofer del vehículo y decidí encargarme de él.

Demoré solo un instante en ubicarlo y dar un gran salto hacia él, usando la espalda del chico caído frente a mi como plataforma, y luego partir a la carrera, aún sin producir ruido y sin dejar huellas gracias a las artes de Jade que estaba usando.