Partida Rol por web

-Oh, vamos hija mía, el ritual está en marcha. El espíritu de tu madre está vinculado a esta espada. Cuando termine seremos una familia fuerte y unida.

-Solo… solo querías la espada para...¡NO!- La cara de Kumako está cargada de emociones. Pasando de unas a otras como una hoja por las corrientes de un río. Ira, duda, sorpresa, odio. -JAMÁS PERMITIRÉ QUE MI MADRE REGRESE COMO UN NO MUERTO. Has deshonrado el honor de tu familia. Has mancillado el honor de la mía. Te mataré. ¡Seas o no mi verdadero padre!

-Como quieras hija mía, de todos modos,- dice desenvainando -¡cuando mueras podré tenerte a mi lado para siempre!.-

El Maho tsukai reza oscuras plegarias a los Kansen que acuden a su llamada. Sus meras palabras os dañan los oídos e inspiran un atroz miedo. Miedo a ser consumidos por la esencia oscura, miedo a sucumbir a su causa. Miedo a llegar a servir a ese ser como uno cualquiera de sus zombis.

Después de nuestro avance desesperado, dejando atrás a compañeros y hordas de no-muertos, llegamos frente a frente al enemigo jurado de Kumako. Es un hombre que no parece tener un aspecto más imponente que el de cualquier otro, pero sabemos que la oscuridad del Maho está de su parte y todo lo que ello conlleva.

Escucho la discusión de la joven con el enemigo y siento lástima por ella. Lástima sobre todo por cuan familiar me parece.

Pero no es momento de dudar ni mucho menos de demorarse. Avanzo todo lo rápido que puedo mientras mantengo la defensa alta con el ono en mis manos. El maho-tsukai convoca el poder de los kansen y un terrible miedo sobrenatural nos aplasta, agobiante y opresivo. Intento ignorarlo lo más que puedo pero sé que mis movimientos no serán los mismos al luchar contra él mientras mis piernas tiemblan y mi respiración se agita.

Al fin se encontraba ante nosotros. Aquel ser inmundo y malvado estaba cara a cara; sin darnos un solo respiro comenzó su ataque. Sobre nosotros echó un conjuro que hizo que le tuvieramos más miedo del que se merecía.

-"Maldito malnacido hemos venido a destruirte y no nos detendremos hasta conseguirlo." dije alzando mi katana dispuesto a blandirla en su cuerpo.

Con paso firme inicié mi estrategia.
Esperaría en posición centrada mientras kumako le atacaba.

-Nunca consentiré que mancilles más el honor de mi familia.- Kumako se lanza al ataque con una carga que pilla desprevenido al mago y aunque el corte no es muy profundo, la escorpión ha dejado bien clara su intención de acabar con su vida y sus prácticas oscuras.

Atraviesas al monstruo con tu cimitarra cortándole en dos partes. Sus negras tripas se desparraman por el suelo sin grito alguno de rabia o dolor. 

Durante un momento miráis a esa horrenda criatura hasta que escucháis el sonido de un combate no muy lejano. Gritos y...un conjuro que hiela la sangre. Parece ser que el Maho tsukai se ha revelado y lucha contra vuestros compañeros.

Saiki recita una nueva plegaria mientras se corta en la mano con la katana de la madre de Kumako. Su sangre parece convertirse en vapor al contacto con el aire y unas llamas púrpuras aparecen de todos lados y ninguno, correteando por aquí y por allá destruyendo y quemando todo a su paso. Incluso la pared del santuario comienza a arder.

El mago oscuro de Mizu es un enemigo temible. El poder de su magia de sangre es abrumador pues, aparte de las distracciones que produce el miedo sobrenatural que ha lanzado sobre nuestras mentes, un oscura emanación de llamas abrasa con violencia a todos nosotros.

Siento como mi carne se quema al contacto, solo salvándome un poco por la dureza de mi armadura que consigue proteger un poco de mi piel.

Pero rendirse al dolor aquí es rendirse a la muerte. Me lanzo al ataque completamente enfocado en vencer o morir. Blando mi Ono con fuerza y lo descargo con toda la potencia que puedo reunir mientras vocifero un grito de batalla.

Tras derrotar al oni, mientras este se disipaba volviendo al Jigoku, le dijo;

— Pronto volveremos a vernos, y si gustas volveremos a divertirnos. Ahora te daré la oportunidad de resarcirte, y si me dices el nombre verdadero de ese hechicero lo mataré en tu nombre.

Zhuo limpió su espada con la tierra del lugar mientras esperaba a ver si había algo de inteligencia en el oni. Si se marchaba sin decir nada, pues casi que se alegraría. Luego, con el arma aun en la mano se fue tras los pasos de sus compañeros.

La rapidez del Maho era digna del mejor guerrero al servicio del Emperador. Su poder nos lo mostró con dos conjuros, uno dertrás de otro.

En el primero nos amedrentaba y en el segundo nos quería rematar de un solo golpe.

Sin embargo, mi única salida para tener una posibilidad de derrotrarlo era retroceder hasta alejarme del radio de su conjuro. Y así lo hice, con un rápido movimiento me alejé para luego atacarle con toda mi furia.

-La oscuridad os envuelve.- Dice con sorna el brujo al irse el unicornio con el farol. -No temáis, moriréis como auténticos guerreros por medio de un arma y luego me serviréis para siempre.-

Aunque dolorido del ataque de la escorpión, el mago se lanza al combate blandiendo la katana con maestría.

La Unicornio echo una carrera colocándose junto a su compañero de clan.

— ¿Ha lanzado algún conjuro? — Preguntó la bushi de origen gaijin. No sabía mucho de magia, pero sabía gracias a su amiga shugenja, que aquellos dotados para lanzar conjuros pueden soportar lanzar un finito número de sortilegios. Nunca había visto a Mausuko, ni en las peores circunstancias, lanzar más plegarias que dedos tuviera en las manos.