Partida Rol por web

Conduces por la calle principal hasta abandonar el pueblo por la salida este. Durante el camino el paisaje es muy variado: maizales, maizales y, oh sí, más maizales.

En realidad Joshua Tree no está muy lejos, pero casi todo el trayecto es por carreteras comarcales en las que apenas puedes superar los 60 km/h. Cada vez que te cruzas con un coche tenéis que meteros en el arcén y hay que estar muy atento por si un tractor se te cruza de repente al salir de entre un campo de maíz.

Las indicaciones tampoco abundan y, en cada cruce, te asalta la duda de cual será el camino correcto. Más o menos sigues las indicaciones que te han dado, pero no puedes evitar perderte y acabar dando más vueltas de las necesarias.

Para cuando llegas a Joshua Tree son casi las dos de la tarde y estás hambriento.

Sullivan pararía para comer pero tiene más ganas de ponerse a trabajar que de saciar su sangre. Tal vez pueda tomar algo en el comedor del hospital más tarde.
Si no se llegar al hospital preguntaré a alguien.

El hospital no es difícil de encontrar; Joshua Tree es sólo una villa de alrededor de 10.000 habitantes y cualquier peatón puede indicarte el camino.

A los cinco minutos de entrar en la ciudad ya estás aparcando frente al hospital. Es un edificio de tres plantas que aquí llaman hospital, pero que en cualquier capital sería considerado un simple centro de salud.

Unas puertas automáticas dan paso al recibidor, una habitación pulcra y silenciosa. Hay varias filas de sillas de plástico, practicamente vacías, y un mostrador de información atendido por una mujer con uniforme blanco.

Me acerco a recepción. Carraspeo antes de hablar para obtener la atención de la mujer enfermera.

- Buenos tardes, soy Jules Sullivan de la UAC, unidad de análisis del comportamiento. Tengo que hablar con el director del hospital o la persona que este al mando

-¿La UAC? -No parece sonarle de nada, pero tampoco hace más preguntas. Te pide que aguardes un momento y hace un par de llamadas.

-El Director Gerente ha salido a comer, le atenderá el subdirector Herthel. Puede esperar aquí -te señala alguna de las sillas-, ha dicho que bajará en seguida.

Efectivamente no pasan dos minutos antes de que llegue. Es un hombre de unos cincuenta años, de rostro redondo y ligera papada, aunque no se le podría considerar gordo. Luce un poblado mostacho, que contrasta con el hecho de que, en su pelo, las entradas son tan abundantes que ya casi se podrían considerar inicio de calvicie.

Entra en la recepción con paso rápido. Lanza una mirada interrogativa a la recepcionista, que, en respuesta, dirige su mirada hacia ti. El hombre se atusa la bata blanca que lleva sobre su traje y se presenta ante ti.

-Buenas tardes. Soy el subdirector William Herthel. Esperábamos su llegada, ¿en qué puedo ayudarle?

- Buenas tarde, soy el agente Sullivan y vengo a examinar los cadaveres que trajeron desde la localidad de Ashville - dice sullivan mostrando su identificación. ¿Les han practicado ya la autopsia? Ah, por cierto, les ruego que hagamos esto con discreción, por favor. Ya sabe, ordenes de arriba.

Asiente solícito.

-Naturalmente, naturalmente. Los cuerpos están en la morgue. Le llevaré con nuestro forense. Él realizó las autopsias y podrá exponerle los resultados más adecuadamente.

Bajais hasta una planta sótano a través del ascensor. Ante vosotros se extiende un largo pasillo de atmósfera húmeda. En primer término hay una pequeña garita ocupada por un guardia jurado. Firmais el registro y continuais.

Pasais junto a un par de puertas batientes con un ojo de buey que os permite ver el interior. En una de ellas es donde se almacenan los cadáveres, una de sus paredes está cubierta por los habituales nichos refrigerados. La otra parece propiamente la sala de autopsias.

Sin embargo seguís avanzando hasta una tercera puerta normal con el letrero "Vincent Masuka. Forense". En su interior os recibe un hombre bajito y de rasgos orientales, aunque su acento es cien por cien californiano.

Tras las presentaciones el forense se dirige a ti.

-Ah, sí, los crímenes de Ashville. Quien fuera que lo hizo se lo pasó en grande, hacía tiempo que no veía algo así. Bueno, usted dirá, ¿por dónde quiere que empecemos?

Por los cadáveres, por supuesto. Me gustaría observar los cuerpos y leer su informe, pero iremos más rápido si me muestra lo que ha averiguado directamente sobre el cuerpo. Empecemos por la primera víctima James Elmore - dice Sullivan abriendo su bolso del cual saca una bata limpia y una par de guantes de látex.

Mazuka te lleva hasta la morgue y abre uno de los nichos metálicos. Del interior saca el cuerpo de James Elmore. El espectáculo es bastante desagradable... pero a ti no te causa ningún impacto, naturalmente. De hecho, tus tripas gruñen de apetito mientras estudias el brutal estado del cuerpo.

El cadáver presenta una amplia y profunda incisión en el abdomen, que derivó en la salida de parte del intestino. El forense te explica que, por la forma del corte, fue causada por una arma de filo curvo. Pero esa es sólo la herida principal, pues hay abundantes puñaladas por el resto del cuerpo. Mazuka también te hace notar que Elmore presenta una contusión en el cráneo, causada por algún golpe contundente. Según sus estimaciones la muerte se produjo entre las 10 y las 12 de la noche. La causa de la murete, evidentemente, es el trauma masivo y la pérdida de sangre.

En tu opinión la autopsia del doctor Mazuka ha sido rutinaria y superficial.

- Un trabajo más que correcto mazuka pero me temo que tendré que revisarlo más a fondo. Espero que no se moleste pero tengo que comprobar expresamente algunas cosas en nuestro común amigo. ¿Me permite? - dice sullivan observando el cuerpo y poniendo especial interés en los cortes y la contusión de la cabeza.

Incluso segrega un poco de liquido baboso por la boca por lo que tiene que usar un pañuelo que lleva en el bolsillo para limpiarse la baba.

Te pones manos a la obra. Repetir la autopsia te lleva algo más de una hora, y obtienes las siguientes conclusiones:

1. Efectivamente, el arma utilizada es de hoja curva, pero también compruebas que es de un solo filo y que estaba un poco oxidada, pues hay restos de orín en las heridas.
    
2. Adheridas a la sangre reseca descubres algunas fibras textiles. Parecen demasiado gruesas para ser de ropa.
    
3. El traumatismo craneal presenta minúsculos trozos de madera incrustados.
    
4. En la mano izquierda, bajo las uñas, hallas restos de astillas de madera que han provocado microincisiones, como si hubiera agarrado algo de madera con fuerza. Un estudio bajo microscopio indica que no es el mismo tipo de madera hallado en la cabeza.
    
5. Por último confirmas la hora de la muerte entorno a las once de la noche.

Sullivan toma nota de sus descubrimientos en una libreta que lleva consigo. Ante la camaderia mostrada por makoto le dice mientras se están lavando las manos antes de pasar al siguiente cuerpo:

- Perdone si esto que le voy a decir le resulta chocante pero llevo años realizando un estudio sobre las últimas palabras que suelen decir las personas al morir. Es una costumbre que inicié hace muchos años y se sorprendería del poco porcentaje de gente que no dice un exabrupto o un vulgar insulto. De hecho la palabra "joder" es la más habitual pero a mi lo que me interesa es recopilar las frases que van más allá de ese apartado. Como médico supongo que lamentablemente habrá tratado con gente que se ha muerto delante suya. ¿Le importaría colaborar en mi investigación? Si se niega lo comprenderé, la verdad es que reconozco que es una afición enfermiza...

Mazuka no da la sensación de estar escandalizado, pero sí un poco desconcertado.

-Eh, bueno, vaya... Realmente es un estudio... peculiar. Bien mirado podría ser interesante. En cualquier caso no puedo ayudarle; practicamente he ejercido como forense durante toda mi vida profesional. Mis "pacientes" ya suelen estar bastante muertos cuando llegan a mis manos -te guiña el ojo con una sonrisa-. Supongo que los de urgencias y los sanitarios de ambulancias serán los que más "anécdotas" tendrán al respecto, aunque no sé si se tomarían con mucho humor sus preguntas...

- Oh, vaya. Bueno, gracias igualmente. Tal vez luego pueda probar suerte pero voy mal de tiempo - dice sullivan ojeando su reloj de pulsera. ¿Pasamos al siguiente, por favor?

-Por supuesto. Veamos qué tenemos aquí...

Saca el cuerpo de otro de los nichos y repasa su informe.

-Ajá. Robert Bale, 62 años. Lo encontraron en el jardín de su casa. También hicieron una buena escabechina con este. Presenta múltiples puñaladas por todo el cuerpo, también con un arma blanca de hoja curva. La primera puñalada atravesó el corazón, una herida mortal. La entrada fue por la espalda, seguramente ni lo vio venir. Lo mataron a primera hora de la mañana, entre las 6 y las 8.