Partida Rol por web

La sheriff os conduce fuera del pueblo, por su lado oeste. Pronto se introduce por un camino rural sin asfaltar y cubierto de hierba. A los lados se extienden amplios terrenos de cultivo, pero todos ofrecen un aspecto decrépito; el maíz crece descuidado y débil, asediado por las malas hierbas. Parece que hace tiempo que nadie cuida estas tierras como es debido. Los espantapájaros, igualmente rotos y decrépitos, se mecen al viento sobre el maíz. Algún que otro pájaro se posa en ellos impunemente, como burlándose de su presencia.

La granja del viejo Hill es grande, cuenta con dos pisos y tejado abuhardillado, pero también se encuentra en un estado casi ruinoso. Un granero cercano tiene el techo literalmente hundido. El abandono es total y en el aire se respira la decadencia y decrepitud.

Joanne detiene el coche frente a la granja.
-Recuerden que el viejo Hill está bastante senil, es mejor que se armen de paciencia -con estas palabras casi parece darse ánimos a sí misma. Lanza un suspiro y sale del coche.

Nadie sale a recibiros y, desde vuestra posición, no veis ningún movimiento.

Salina baja del coche y sigue a la sheriff, que encabeza la comitiva. Vaya ánimos, parece que vamos de entierro. Salina se estira la ropa y respira profundamente. Se prepara para lo peor. Serenidad, hay que guardar la calma. Pero cualquiera diría que vamos a llamar a la puerta del hombre del saco. Mira alrededor; el pueblo cada vez le gusta menos. Este lugar es el escenario de la típica pesadilla de la que no puedes despertar. Por Dios, ¿cómo puede dejarse alguien tanto?

-Bueno, allá vamos. Será mejor que llamemos a la puerta porque parece que el Sr. Hill no ha tenido tiempo de organizarnos la fiesta de bienvenida.

De todos modos, Salina se pone en guardia y acerca con disimulo la mano al arma. Saberla ahí le da tranquilidad.

Salina se adelanta, subiendo las escaleras del porche. Las maderas crujen bajo su peso. En la puerta no hay ningún timbre, así que llama con los nudillos. Pasan los segundos, pero nadie os abre ni sentís movimiento en el interior.

Salina, todavía acariciando el arma, se acerca a la ventana más próxima, achina los ojos y mira en el interior de la casa.

- ¿Y si rodeamos la casa? Quizá esté fuera y no nos haya oído llegar? -sugiere, aunque tiene un mal presentimiento. Una idea le ronda la cabeza, pero todavía no quiere expresarla en voz alta. -Sheriff, perdone que se lo pregunte- añade, limpiando el cristal con el dorso de la manga para poder ver algo-, ¿todos los asesinatos se cometieron por la noche?

Se acerca a otra ventana y golpea suavemente con los nudillos...

-¡Hola!, ¿hola? ¿Sr. Hill?

Sigue sin haber señales del viejo. Echas un vistazo a través de esa ventana. Hay un recibidor con unas escaleras que suben al segundo piso. No ves nada extraño, aunque el interior parece tan destartalado y abandonado como el exterior.

-La de Elmore sí, seguro -te responde Joanne-, la de Bale no sé si fue de noche o al amanecer, ¿por qué lo pregunta ahora?

Ya que estais hablando entre vosotras, las chicas formais un grupo y comenzais a rodear la casa por la derecha. Los chicos hacen lo mismo por la izquierda.

-Si le digo la verdad, Sheriff -le explica Salina mientras camina junto a ella-, hay algo que me inquieta. Pero todavía no sé de qué se trata exactamente. Un presentimiento. Si todos los asesinatos se cometieron en la oscuridad, sería más fácil que el asesino pasara sin ser visto en un pueblo tan aislado, pero si es capaz de cometer sus crímenes a plena luz del día...

Salina se lleva la mano al arma y la desenfunda. Deja caer el brazo al costado de su cuerpo, pero se mantiene alerta.

John y Peter de momento estais frente a la entrada principal. Veis como Salina y la sheriff desparecen por el lateral derecho de la casa y dejais de oirlas.

Tras bajarse del coche observa durante bastante tiempo la fachada de aquella misteriosa "casa".

Desde luego, la casa encaja con la descripción que nos habían echo del viejo...pufff...ya lo creo....este Hill debe ser un tipo muy grande, para ser capaz de sobrevivir en estas condiciones.

Con gente como esta, no me extraña que pasen cosas raras en este pueblo...

Cuando se quiere dar cuenta se encuentra solo junto a Dwighth.

- Bueno, parece que el viejo ha salido...podíamos echar un vistazo por este lado no? a lo mejor nos encontramos con el cuarto oscuro donde revela las fotos.- Haciéndole un guiño a Dwigth

Joanne mira tu arma un poco desconcertada.

-¿Le parece sensato sacar el arma? Sólo venimos a interrogar a un anciano. Además, si yo viera a un desconocido merodeando por mi casa con un arma en la mano... Conociendo a Hill sólo servirá para provocarle más.

Mientras habla contigo notas que algo a tu espalda llama su atención. Frunce el ceño en gesto de perplejidad, mientras sus ojos miran por encima de tu hombro, hacia los terrenos que rodean la casa.

Vosotros dos comenzáis a rodear la casa por su lado izquierdo. Los terrenos aledaños a la casa no están cultivados. En sus tiempos deberían haber sido un jardín o una huerta, ahora son sólo un vertedero de trastos oxidados y malas hierbas.

Avanzáis con extrema precaución, atentos al menor detalle, por eso ninguno de los dos os sorprendéis cuando un perro se abalanza sobre vosotros. Tampoco os preocupa, porque veis claramente que el animal está encadenado. Lo que no podéis predecir es que su cadena es más larga de lo esperado...

El animal salta hacia vosotros, es una bestia famélica y pellejuda, pero sus colmillos parecen intactos y ladra con un salvajismo que parece nacido de la pura hambre.

Salina se queda pensativa. Lo que la Sheriff le ha dicho tiene mucho sentido, pero, aún así, la sensación de peligro revolotea en su estómago.

-Bueno, Sheriff, supongo que tiene razón... ¿Pero de verdad cree que el viejo me dispararía viéndola a usted conmigo? - pregunta, mientras se lleva lentamente el arma a la cartuchera. No obstante, el repentino interés y el cambio de actitud de Joanne hacen que Salina se ponga en guardia.

-Hum... ¿qué pasa?- le pregunta, agarrando con fuerza su arma, pero sin apuntar hacia el frente.

Te giras en busca de lo que ha llamado la atención de Joanne, pero no ves nada raro. Alrededor de la casa hay terreno abandonado, un césped de hierba alta y descuidada. Unos metros más allá empieza el cultivo de maíz. Los terrenos cercanos a la casa parecen un poco más cuidados, pero siguen sin ofrecer muy buen aspecto.

Entonces Joanne te señala un lugar, situado cerca del inicio del cultivo, y lo distingues. Entre la hierba hay una tumba, un simple túmulo de tierra con una cruz de madera. De no ser por la cruz resultaría difícil de ver, porque está cubierto de vegetación.

Repentinamente, unos ladridos salvajes, procedentes del otro lado de la casa, rompen el silencio.

Salina da un respingo sobresaltada por los ladridos del perro.

- ¿De quién es ese animal? - le pregunta a la Sheriff-, ¿y esa tumba? ¿La había visto antes? Creo que iré a echar un vistazo - decide, sin darle tiempo a la Sheriff de contestar a sus preguntas. - ¡Chicos, hemos encontrado algo! Voy a acercarme a investigar la zona de cerca- dice, levantando la voz para que Peter y Dwight la oigan.

Levanta la pistola y apunta hacia el frente, avanza al trote hasta el lugar, mirando alrededor para intentar averiguar de dónde proceden los ladridos y si el perro que ladra lo hacía por ellos o por otra persona... o cosa.

Peter no sabe muy bien de donde sale aquella cosa. Intenta evitarlo pero se sorprende de que la correa sea excesivamente larga. A la vez que comienza a correr, echa mano de la pistola y pega un grito a dwight.

En momentos como este es donde el entrenamiento militar de Peter sale a relucir. Con un par de ágiles saltos retrocede hacia atrás, quedando fuera del alcance del perro.

Sin embargo, Dwight no tiene tanta suerte. Al intentar retroceder tropieza con un viejo arado semienterrado, cayendo de espaldas al suelo. El animal se abalanza sobre él, las mandíbulas directas hacia su cuello. Dwight se defiende torpemente interponiendo el brazo, pero a los colmillos les da igual un sitio u otro, y se hunden en el brazo con toda su fuerza. John lanza un grito de dolor.