Partida Rol por web

Anat le continuó con el beso, esta vez más intenso. Una sonrisa le sacudió el rostro. Le cogió del cuello de la camisa y ambos cuerpos cayeron en el colchón; donde Anat le quitó la camiseta, observando, al completo, su torso desnudo.

El rubor seguía en las mejillas de Anat que esperaba expectante mientras le acariciaba con sus suaves dedos, la espalda desnuda de aquel hombre.

Los egiptólogos... y los mesopotámicos... no se llevan bien...

Sheena realizó una mueca de disgusto. Apoyada en la ha pared, lo miró agarrándose la camiseta.

Señor Faraday... Déjame decirle que me gusta hacer las cosas a mi manera.

Se bajó de la cama y rebuscó entre los cajones de la mesilla de noche un paquete de tabacos y un mechero y los tiró a las sábanas. Cogió uno y se lo colocó en la comisura de sus labios y lo encendió.

¿Has probado las drogas? 

Se acercó a él ,caminando con el cigarrillo en sus labios, inhaló el humo.

Están todos dormidos, podemos hacer el ruido que queramos... sin embargo... -expulsó el humo-, a mí manera. Creo que ha llevado usted siempre la voz cantante , ¿no? 

- No.respondió con calma. Puedo ceder el mando, si eso le causa más placer a mi pareja. No era lo que tenía en mente en ese instante, lo que tenía en mente era darle nalgadas a ese trasero que había logrado visualizar por centésimas de segundo.
Estoy a favor de hacer ruidos, eso si. indico con una sonrisa. ¿Que esta por proponer?
Al final, no tenia claro si ponerse la camiseta o no. Le dio una oportunidad a la chica.

Egiptólogos y mesopotamicos tenemos que compartir...

Correspondiendo a la intensidad del beso de Anat desabrocho uno a uno lentamente los botones de su camisa, entrelazando después los dedos de mis manos con las suyas ceso en el beso para bajar con mi cuerpo hasta su vientre y ombligo, comenzando a besar subiendo por su tórax, tus pechos sobre su sujetador.

Beso sobre su sujetador todo el contorno de sus pechos, terminando por sus pezones para seguir subiendo por sus clavículas, hombros y cuello. Concluyendo por sus labios y recorrer el camino inverso después...

Shena se deshizo de la camiseta tirándola en el suelo.

Un ex soldado que no ha probado las drogas... 

Se ató su cabello en una cola y le cedió el cigarro. La primera calada te arderá los pulmones, a la segunda te marearás y comenzarás a cogerle el truco y desde la tercera en adelante, verás unicornios.

Sonrió satisfecha mientras su brazo se alargó para apoyarlo en la puerta.

Fume, señor Faraday, así es más cómodo. -le comentó mirándolo, llevándose la mano izquierda hacia la oreja, quitándose el comunicador, el cual estaba desactivado, y se agachó para soltarlo donde había dejado su camiseta. Aunque interpretó una cómica escena gateando hacia su blusa-.

Anat suspiraba profundamente con aquellos besos idóneos. Lo sentía descender por el ancho y largo de su cintura. Así que, al notar estar iluminada sólo por el claro de la luna, la mesopotamóloga cambió de postura, siendo ella la que había acabado completamente encima de él. 

Se echó el cabello hacia atrás y se desabrochó el sujetador, dejando caer los tirantes sobre sus hombros, hasta que, finalmente, lo dejó en el suelo. Tras ello, le desabrochó el cinturón del pantalón y se echó hacia atrás para dejar que él se lo pudiese quitar.

Desigualdad de condiciones... -rió, mordiéndose el labio inferior-.

Sin perder de vista la maravillosa imagen de Anat sobre mi, cuando se aparta para que me quite el cinturón lo hago para desabrochar justo después su pantalón.

Tumbándola con la espalda en sobre la cama continuo desnudando a mi acompañante totalmente, hasta que quede desnuda frente a mi. Con ella desnuda bajo a la altura de su cintura y mientras mi mano derecha acaricia y juega con sus pechos, primero con todo el contorno, sensibilizándolos lo suficiente para que después se centre en sus pezones repitiendo el proceso de sensibilizar y excitarlos.

La mano izquierda acaricia sus labios vaginales por el exterior, continuando con su interior sin llegar a penetrar y mis labios besan, muerden y jugueteen junto a mi lengua con su clítoris.

No. Me malinterpreta. Si he usado drogas. Sobre todo las que te tienen despierto. Se encogió de hombros. Le dio una pitada, y lo dejo. Soy más hombre de bourbon. Pero si te hace feliz... Soltó el humo.
El por su parte, no se perdió la escena, de cómo la hermosa mujer dejaba caer la tela que la recubría al suelo. Jugo a gatear como si estuviera en celo y eso le provoco una carcajada a Faraday, quizás causada por la desinhibición de la droga, pues originalmente pretendía una sonrisa.
Antes de que se incorporase, salto hacia donde estaba la muchacha y la atrapo por los muslos con ambas manos, dejándola atrapada en esa posición de cuatro patas. La sostuvo de esa forma, mirándola lascivo y mordió una de sus nalgas con suavidad, haciendo que apenas los dientes se hundieran en la carne, no dejando daño, pero si la marca por unos segundos. Fue intercalando beso con mordida, hasta que llego a la tela, la que como un perro aferro, y quito hasta bajarle las bragas por debajo de los muslos.
Realmente necesitaba un descargo, una bajada a tierra, pero no quería ser un bruto con la chica, de modo que, sin dudarlo demasiado, solto los muslos y esta vez, separo con ambas manos los cachetes de su trasero, viendo el interior rosado de la mujer, y sin dudarlo demasiado, hundió su rostro, cuidando de insertar la lengua entre los otros labios de la mujer.

Sheena estiró el brazo al intentar alcanzar la blusa y, depositar, en ella el comunicador. Sin embargo, las manos de aquel hombre la atraparon y ,como si de un león y su presa, le mordió el cachete. Aquello desagradó a la joven treinteañera; a quien se le escapó un grito, no placentero, de sus labios. Se retorció bruscamente y sus glúteos fueron separados un poco, provocando que la tela se rompiese.

Mierda, mis bragas favoritas, joder...

Y la sintió, húmeda, moviéndose por su interior. Abrió sus labios y cerró los ojos, sintiendo como el hombre se introducía en ella y como la saliva se esparcía.

Pudiera ser que la droga la sensibilizase y sintiese más placer de lo habitual. Se había saltado, por completo, el punto de Triquel del contrato. Aquello acabaría fatal.

Sus uñas se deslizaron por el suelo, apretando con fuerza, arañandolo. 

La espalda de la mujer se empezaba a arquear lentamente, mientras algunos gemidos salían por su boca. Cerró los ojos para sentir más placer de lo habitual. Deslizó sus manos hacia aquel hombre, recorriendo sus senos, su vientre y justo cuando iba a agarrarle de la cabellera, gruñó. 

Johnson le había mordido el órgano más sensible de la mujer. Por instinto, abrió los ojos y cerró las piernas.

-¡O-oye!

La lengua de el, subía y bajaba por toda la hendidura, a veces hundiéndose con alguna clase de dobles, a veces buscando el punto que se encontraba en el interior. No fue avaro con su tiempo, se dedico al placer de ella. Quizás fue sorprendido por la queja inicial, pero el resto del lenguaje corporal de ella, indicaba que la estaba pasando bien, tal vez, demasiado bien. Con el tiempo, a los pocos minutos, cuando sintió que estaba bien húmeda y los fluidos de ella se mezclaban con su saliva por el sabor, jugó un poco mas atrevidamente, y se la jugó a por la otra cavidad, introduciendo un poco la lengua con fuerza. Esta chica daba señales de estar el todo por el todo, y las locas, es bien sabido, son las que mejor la pasan en la cama. Ya en esa situación, no la sujeto, sino que libero sus manos, apoyando solo una en el trasero para tener mas tracción, y libertad a la hora de hundirse en ella, y la otra, busco, a tientas, y rozando el estomago de la muchacha, alguno de sus senos, libres, para abarcarlo con su mano y apretarlo suavemente. Ya con la muchacha gimiendo, volvió a dedicarse a lo que le causaba mas placer, pero esta vez, el dedo de su mano libre, ocupo la cavidad sobrante. Jugando a ingresar, pero solo tanteando el terreno. Quizás no le gustaba, quizás si.
De pronto, el viaje se había hecho muchísimo mas interesante.
Ya sorprendiéndola, dejo por un segundo de dedicarse a la mujer, y con una maniobra, la deposito, rápido, boca arriba en su cama. Se restregó con el dorso de la mano el exceso de saliva y se quito los pantalones. El cuerpo de Faraday no solo estaba trabajado al limite, también estaba lleno de heridas y cicatrices, al punto que parecía un mapa. La falta de ropas mostro también un estrado extremo de excitación por parte de el, pero no se lanzo a por la presa, quería saber que hacia ella ahora.

Sheena había despertado al león o tal vez, el león la había despertado a ella. El cuerpo de aquel ex soldado estaba lleno de cicatrices y ella, quien no podía estarse quieta, se incorporó en la cama y de rodillas, ambos cuerpos se rozaron. La señorita Crane lo empujó, provocando que él cayese bocarriba y el cabecero del colchón emitiese un ruido contra la pared. 

No le importaba, la verdad es que no. Se colocó encima, guardando las distancias entre ambos sexos. La joven se inclinó hacia él, proporcionándole pequeños besos en su torso, recorriendo la línea de éste dirección hacia sus caderas. Lo miró a los ojos, con una sonrisa socarrona, sintiendo aquel quemazón en su interior, en sus entrañas. Sheena se humedeció los labios y su lengua fue directa hacia su miembro viril. 

Jugueteó con él, sin introducirselo en la boca. Con una mano lo agarraba y dejaba que su lengua fuese la que manejase por ella.

Sólo, necesitas decirlo...

Obviamente, el se dejo hacer, y el placer llego hasta el cuando ella empezó a besarlo, una y otra vez, bajando por su torso y jugando, jugando que iba por el premio, cuando en realidad no era así. Ella lo acariciaba, pero no dejaba que el ingresara en ella, el, a sabiendas que no iba a dejarlo, intentaba, pero sin poner fuerza o peso en ello, disfrutaba con esa tortura como ella disfrutaba mandando la.
El placer y el deseo iban creciendo, hasta que ella se decidió y agarro al toro por las astas, o más bien, por el miembro. Luego, sintió la humedad de su lengua, devolviendo el favor y provocación que le había dado el. Ver su rostro jugando con su pene era algo que hacia que la virilidad de Nathan saltara, buscando ya terminar el juego previo e introducirse, sentir ambos labios cubrir la punta e introducirse en la muchacha, al tiempo que lo veía succionar su hombría.
Hazlo… dijo, ansioso, anhelante.
Como no noto un cambio en el pedido, el guía hizo dos cosas, con una mano, acaricio el cabello de la chica, sujetando su cabeza, pero mas haciendo una caricia que imponiéndose, lo siguiente que hizo, fue suplicar, a regañadientes, pero consumido por el deseo.
Pontelo en tu boca, por favor.

En círculos, su lengua se movía por el glande. En ocasiones bajaba por el cuello de este. No sin las palabras mágicas, Sheena no se lo introdujo en la boca.

Buen chico... -susurró mirándole-. 

Él le acarició el cabello y acto seguido, su miembro viril fue succionado por ella. Sus movimientos eran lentos, al principio, le gustaba hacer sufrir a todo aquel que se hubiera puesto en sus manos. Así era como disfrutaba, con el placer de otros. El cuerpo de Nathan se tensaba en medida que ella aumentaba el ritmo. Cuando notó que el líquido iba a salir, Crane paró y se incorporó en la cama ante la mirada de incredulidad de este. Se limpió la comisura de los labios y se sentó. 

Los movimientos fueron rápidos,  le gustaba ser ella quien marcase el ritmo. Sentir que tenía el poder entre sus manos. El conjunto de su cadera se movía al vaivén de los movimientos. Sheena tuvo que agarrarse al cabecero para poderse mantener.

Ella estaba jugando con él, a pesar del placer causado, intentaba manipularlo, justo como esperaba que una loca lo hiciera, pero ya sabía cómo terminaba esas situaciones. Disfrutaba torturando, disfrutaba haciéndolo llegar al límite y sacarle el premio. No, no, no. No explotaría en su boca, no era la única sádica allí. “El buen chico” fue una declaración de guerra. Diez segundos después de pronunciar esas palabras, ella debió saber que le saldrían caras. Con la mano en su cabeza, presiono en su nuca y aunque no la obligo a llegar hasta el final, si puso en la garganta suficiente carne como para sofocarla un poco, obligándola a mirarlo a los ojos en el proceso. Luego de eso, la soltó.
No paso mucho después de eso, cuando empezó a montarlo, llevando el juego, y el ritmo ella. Recordaba las palabras, de que le gustaba llevar el control, pero el no era una ovejita mas.
Se incorporo, y tomando ambos senos, se hundió entre ellos, besando, a veces succionando uno de ellos, al tiempo que usaba sus caderas para hacerla subir y bajar, podía llevar el ritmo, pero si la obligaba a rebotar, le haría perder el control. Acto seguido, haciendo gala de su peso y entrenamiento, se incorporo, sin dejar de estar en su interior, sosteniendo todo el peso de ambos entre las piernas abiertas. Las mano de el se aferro al cabello de ella, tironeando hacia atrás, y obligándola a desproteger el cuello, ante el asalto de sus besos. No quería que se cayera, asi que la mano libre estaba bien aferrada en sus nalgas, marcando el ritmo de la presentación. Que fueran dos fieras peleando por el dominio, no le importaba, solo hacia que estuviera mas dura y durase mas.

Pideme que te suelte..

Todo parecía ir bien cuando pensaba que estaba controlado, pero de repente algo que controlo y no debía haber ejercido presión incomprensiblemente me pasé. Al ver su reacción totalmente coherente me levanto tomando el cinturón para ponérmelo de nuevo.

Lo lamento, ha sido un grave error.... Después cojo mi camiseta para ponérmela.

Aquello parecía más una guerra entre dos titanes que puro sexo placentero, aunque en sus medidas , pudieran ser para ellos dos. Dos seres que luchaban por el poder.

Pero, entonces, Nathan tomó el control y agarrándole al cabello, el cuerpo de Sheena se arqueó por completo. 

Pideme que te suelte... 

Pero ella no quería que le soltase. Más que nada porque aquel juego le excitaba. No sabía cuanto tiempo iba a durar aquello, si lo volvería a ver o, si, simplemente ella se había convertido en un juguete sexual aquella noche , cosa que, por cierto, detestaba. Así, pues, el favor de aquel hombre no llegó, por ahora...

El sonido de cabecero era patente. Así que, interiormente, rezó para no ser castigada al día siguiente.

Ella no quería ceder el control, no quería abdicar como lo había obligado a abdicar a el. Perfecto, el tenia mucho más trucos sucios en su manga. Aguanto un par de minutos, besando el cuello de ella, sosteniéndola de tal forma que las piernas de ella quedaran hacia arriba, cuando, en vez de volver a la cama, la bajo, y la dio vuelta, de tal forma que quedara de espaldas a el. Sin que pudiera mediar queja, o reclamo, uso su peso y se introdujo en su interior, al tiempo que el daba otra vuelta de la madeja de pelo en su mano, usándolo como si fuera una correa. Empezó a darle empujones, pero obligándola a arquearse, de forma que sus pechos, sus pezones, estuvieran en contacto con la fría pared, y tuviera que ladear el rostro, con la cadera recibiendo sus embates, haciendo que toda la estructura temblara ligeramente ante cada embestida. Finalmente, luego de varios embates, soltó su cabello y busco la mano de ella, entrelazándola en la suya. La dio media vuelta, y tomándola por el mentón, la beso en la boca, con ganas.
Si hubiera sido Istar, hubiera cedido el control y hubiera terminado tranquilo en su interior, disfrutando el contacto. Si hubiera sido Esperanza, la hubiera puesto de rodillas y descargado su semilla en el rostro. Dependiendo de sus acciones, podía durar un poco mas, o si elevaban su nivel de excitación, podía explotar en instantes. Dejo en manos de ella a ver que ocurría.

Sheena se giró hacia él en un ángulo perfecto de 180°. Faraday era fuerte, pero Crane era ágil, así que ambos se complementaban en aquel lecho. Así pues, caminó por el suelo hasta encontrarse con su espalda y, una vez, allí lo hizo inclinarse, de tal forma que él fuese el que estuviese en la posición que ella hubo estado.

El punto G de está... -comentó inclinándose hacia él, mordiéndole el lóbulo de la oreja -. 

Echó un rápido vistazo a su alrededor y se había acordado que abajo de la cama tenía aquel cinturón. Así pues, se agachó para hurgar entre las cajas. Al encontrarlo, aquel juguete sexual se encontraba en perfecto estado. Le quitó el envoltorio donde estaba guardado y se lo introdujo en la boca a modo de lubricante, tras ello se lo colocó al rededor de la pelvis y le dio una cachetada en una de las nalgas. Se colocó a la altura y lo introdujo lentamente en él.

A ver cuánto dura tu hombría ... 

Anat se tapó con las sábanas y se sentó en el borde de la cama observando cómo aquella fornida figura, entre la penumbra de la noche, se vestía para irse.

¿Te marchas? -le preguntó con cierta pena en su voz.

Aquel hombre, el cual estaba hace nada menos que unos segundos entre sus piernas, se estaba vistiendo para irse. Anat le cogió del brazo atrayéndolo hacia ella, ayudándole así a abrocharse la camiseta.

No, no pasa nada. -comentó con una dulce sonrisa.