Partida Rol por web

Azul era el color de esa puerta y el mismo que había en su mano. Poco a poco aquel color empezaba a distribuirse por todo su brazo. ¿Cómo había sucedido todo? Por culpa de esa rubia. ¿Y qué más? Pues la gilipollas había cogido y le había vacilado, sí, como leéis, vacilado. ¿A quién? Al mismísimo Anteros.

Como si de un acto reflejo fuese, la única mano que no había sido dañada cogió el arma que había en su cinturón y disparó a sangre fría. Después de todo, lo tenía que hacer, más tarde que nunca, antes que nadie... Victoria lo había provocado.

Recordó lo que su jefe le había comentado tiempos atrás.

Cita:

Te tocó la misión de ser quien me vigile a esos .... bueno, de lo que sean. Hasta tienes permiso de meterle un tiro entre ceja y ceja, no tendrás cargos a tus espaldas; la organización te los limpias. Como verás, el objetivo principal es coger el Edén y ya, todos los demás son secundarios. Pero eso, que no se te olvide, nuevo amigo, que soy yo quien todo lo ve. Soy Dios para los cristianos, Budas para los budistas y Alá para los musulmanes y, para los ateos, no soy nada, pero saben que ese ''nada'' existen. Así que, que no se te olvide.

Tenía las espaldas cubiertas y una misión qué hacer. Al ver caer en el suelo el cuerpo de Victoria, cogió su mano y la estampó contra la puerta azul. 

Victoria le dio la espalda y aquel fue el peor error de su vida. Era el peor por la sencilla razón de que... no volvería a errar más. Sin darle tiempo de reaccionar y allí en mitad de la penumbra, a la que sus ojos verdes se  estaban acostumbrando, Anteros había demostrado, una vez más, cuáles eran sus intenciones. 

¿Qué ha sido ese ruido? -pensó mientras caía lentamente al suelo.

Para cuando se quiso dar cuenta, Victoria empezaba a descender. Una bala había atravesado su pecho. Era cuestión de segundos que la Parca la visitase para guardarle en otro lugar. Su respiración se le aceleraba y la boca le sabía ,a un ya conocido sabor, a metal. De aquella no podría ,ni siquiera, iba a librarse. Empero, por si no fuera poco, el rubio le había cogido y plasmado en aquella puerta de cristal.

Lo sintió. De pronto sentía demasiado frío en su cuerpo. Miró a los presentes, mientras temblaba de frío.

Lo...ha encon...trado..., a... alguien...mejor...que ...yo...

Obviamente se refería a Anteros y a su ex-jefe. ¿Qué cara pondría al conocer la gran noticia? ¿Se le iluminarían los ojos? Gritaría eufórico, seguro.

Teo... Ulth...

Sabía que les tenía que decir algo importante, pero no pudo. Su pecho ardía y ... veía negro. 

Creía que me había acostumbrado..., qué boba... ¡Vaya! ¿Esas no son mis mascotas?

Sonrió al espectro de sus mascotas, aunque...ya no respiraba.

Mis ojos se clavaron en Victoria, entreabrí la boca en shock observando en silencio la escena. La mujer cayó al suelo desplomada por el disparo a traición de Anteros, el cabrón estaba loco y él se estaba vengando, ver cómo acercaba la mano de la rubia a la puerta helada lo atestiguaba.

Miré al hombre y luego a Victoria con ojos inexpresivos, estaban todos locos. Me acerqué a él mirando a la rubia tendida a mis pies de cuyo pecho ha usado una flor carmesí que iba aumentando por segundos y luego me dirigí a Anteros

-¿Por qué has tenido que hacerlo, tío?-le pregunté con voz fría.

En ese instante y antes de que contestase, le desarmé de un golpe rápido, seco y brutal en su mano sana, saqué mi cuchillo del cinturón plomado y se lo clavé en pleno pecho atravesándole el corazón.

-Muere hijo de puta, ¡MUERE!- Grité mientras retorcía el cuchillo dentro de su pecho mirándole con ira-¡LAS HAS MATADO CERDO CABRÓN!-notaba la vibración de la hoja al arañar el esternón atravesado, vi cómo la sangre empapaba la empuñadura y mojaba mi mano, había matado a la mujer que amaba, la mujer que había olvidado, que me habían obligado a olvidar por la fuerza tras hipnosis química y nada más recuperarla la había perdido para siempre.

Mi vida como agente especial había quedado borrada, oculta siendo sustituida por la de alguien llamo Drake. Pero no, yo me llamaba Uthred y Victoria..no, Eara estaba muriendo a mis pies. Anteros, con ojos vidriosos y sorprendidos se desplomó sin abrir la boca y olvidándole al instante, me arrodillé ante Eara.

-¡Cariño! No, no no, vamos despierta, abre los ojos!-dije con ojos llorosos recogiéndola en mi regazo, ella me miraba con una sonrisa, la primera y última que vería en mi vida. No respondía-¡Aguanta joder aguanta!-un pequeño hilo de sangre comenzó a mandar por la comisura de los labios. Había... muerto... comencé a acunarla sobre mi regazo, llorando y gritando furioso, me habían partido por dentro, Eara ya no estaba allí se había marchado y no volvería jamás. Y mientras yo seguí llorando, mientras besaba con ternura la frente de Eara, totalmente hundido. Ya todo me daba igual.

No pude hacer mucho más que verlos morir a ambos, mi cuerpo  estaba entumecido  si hubiera podido reaccionar mas rápido quizás podría haberla salvado a ella y  de esa manera evitar que lo mataran a él.
El dolor me atenazaba tanto el físico como el mental, más gente muerta dejaba la estela de Triquel, Victoria era la perdida que más me podía doler , lo sentía en toda mi alma pero no podíamos parar,debíamos seguir adelante y encontrar el fruto.
Me acerque al hombre destrozado en el suelo y apoye la mano en su hombro- Veo que has recuperado la memoria, eres el segundo hombre al que veo llorar sobre el cadáver de la mujer que ama después de que Triquel deje su huella, te digo lo mismo que le dije debes sobreponerte y seguir adelante por ella, debemos encontrar ese fruto, cuando lo tengamos volvamos por el cuerpo y llevémosla a la superficie, mis estudios me han llevado a creer que el poder del fruto es ilimitado,Victoria ha dicho que concede cualquier deseo, la organizacion que puede dar la vida eterna, no te puedo garantizar nada pero quizas si lo estudiamos a fondo podamos encontrar la manera de recuperar a Victoria.
Nunca había desechado la opción de que el fruto fuera capaz de imbuir de nuevo un cuerpo de energía y devolverlo a la vida, a mi parecer alguna leyendas de varias culturas hacían referencia a esto y siempre había algo por medio que se podía relacionar con los frutos del edén ,Volví a mirar hacia las puertas valorando lanzar el cuerpo de anteros contra la puerta de hielo a ver si se iba a abajo, por eso de aprovechar su cadaver

La puerta de hielo se destruyó con el contacto de ambos cuerpos, dejando salir una gran gélida masa de aire. Su interior era completamente de aquel elemento. Parecía ser una antigua estancia, la cual ,para vuestra sorpresa, se conservaba realmente en perfecto estado, dejando desear su función en tiempos remotos. 

Tenía arcos apuntados y sus columnas carecían de basa ,siendo la más simples al más puro estilo dórico; aspecto que, mostraba la influencia de otras culturas. Pese a todo, la temperatura parecía descender a cada paso; además, el aire entraba por las pequeñas fisuras  y grietas de las paredes, suelos y techos, empeorando ,aun más, la situación. 

Por todo ello, vuestra sensación térmica era igual o parecida que estar en la Antártida, pero, si nunca la habíais pisado, os podíais hacer la idea de una temperatura oscilando entre los –12,3 °C. Pronto, si no salíais de ahí o, encontrabais el fuego griego capaz de derretir el hielo incrustado en una persona (pues era aquel que debíais de coger para salvar a la persona que se hubiese sacrificado para poder acceder a la sala) moriríais de hipotermia. 

Sin embargo, para vuestra suerte o desgracia, en los más profundo del pasadizo, se oían pequeños llantos... 

Aún tenía el cuerpo tibio de Enara en mis brazos acunándolo como si fuera una niña asustada cuando Teodoro se acercó a mí revelando que el también conocía mi secreto-¿Tú también lo sabías?- pregunté con las mejillas húmedas mientras volvía a mirar a Enara. Mis lágrimas habían cesado y según desgranaba Teo los conocimientos que poseía de aquel artefacto un nuevo objetivo tomó forma en mi interior.

Durante meses habia buscado Enara y al final la encontré y si ese fruto podía traerla de vuelta, haría cuanto estuviese en mi mano para conseguir el fruto. Elevé la mirada hacia Teodoro con ojos duros y decididos, Enara no habría soportado verme así, me habría llamado nenaza, llorica y otras lindezas similares-De acuerdo, encontremos el fruto y demos por el culo a Triquel-dije con dureza.

Apoyé con extremo cuidado la cabeza de mi amada en el suelo, la cogí en brazos y la llevé a un lado de la sala, con los brazos cruzados sobre su pecho. La miré una última vez, limpié sus labios de la sangre aún fresca y posé mis labios sobre los suyos-Volveré a por tí Enara y te traeré de vuelta, lo juro-me separé de ella y caminé junto a Teo colocándonos ante la puerta helada-Usemos a éste cerdo de ariete-dije mirando el cadáver de Anteros con asco. Entre los dos conseguimos abrir la gélida puerta y entramos en una estancia que parecía hecha por la misma Elsa, por suerte no estaba el odioso Olaf-Joder que frío-fue lo primero que dije al entrar allí viendo como una nube de vaho se desvanecía ante mí-Tenemos que darnos prisa o se nos helará el culo-la temperatura era de unos cuantos grados bajo cero y no podríamos quedarnos allí dentro mucho tiempos más, andamos unos pasos y sin ver nada útil iba a sujerir salir de allí cuando me pareció oír un llanto.

-Has oído eso? Proviene de allí- miré a Teo extrañado encaminando mis pasos hacia el origen del sonido-Echemos un vistazo rápido y si no se te ocurre nada mejor, salgamos de aquí ya no siento los dedos de los pies-

Se me hiela la sangre no se si por el viento gélido de la puerta o por los inmensos charcos de sangre que bañaban a Anteros y a Victoria. 

-No...no era necesario... se podrían abrir otras puertas. Empiezo a Balbucear. No se que pensar... la perdida del capitán había sido una cosa horrible... pero esto venía solo de estupidez humana... Me fue más fácil recomponerme.

-En este punto de la misión, con un 50% muerto, me gustaría que si... ALGUIEN TIENE UN PLAN SECRETO DE DESTRUCCIÓN GLOBAL, DE VENGANZA, O DE LO QUE SEA QUE ME LA SUDA, no voy a impedir nada, vengo a investigar putas ruinas. ¿Podemos firmar un pacto de no apuñalarnos por la espalda ni pegarnos tiros?

Estoy alterado pero despues de un par de gritos me siento mejor...

-Vamos a ver que encontramos. Soy Polaco, kurwa, no me va parar un poco de frío.

Asiento cuando habla Drake.

-Adelante, vamos para allá. Pero por Dios... con cuidado

-Vaya si resulta que el doctor tiene genio y todo-

Giré la cabeza y miré al hombre-No te preocupes, por mi parte no pienso matar a nadie más... aquí abajo. Enara era la mujer que amaba, ese cerdo la mató a sangre fría por lo que yo le maté por venganza-dije como quien habla del tiempo-asi que Greg, mientras no te interpongas en mi camino para devolverla a la vida puedes estar tranquilo amigo- sonreí de manera amigable.

-Será mejor que no perdamos más tiempo del necesario aquí, luego seguiremos con las otras puertas..- bajé el tono atento al llanto que cada vez era más claro y alto.

Mire con curiosidad la reacción de Greg, después me adentre en la estancia helada, el frio destemplaba mi cuerpo, aquello no era bueno para mis cortes en la espalda, un llanto se oía en el fondo del todo.
en mi estado, no sobreviviré aquí mucho tiempo, aunque vosotros en plenas facultades por la temperatura que hace tampoco es que tengáis mucho más margen- digo apesadumbrado- ir hasta el fondo de este pasadizo sin algo con lo que calentarnos es un suicidio, esos llantos no pueden ser de nada vivo, es mejor intentar contactar a gritos desde aquí pero hacer lo que veais,yo mientras echare un ojo rápido en la estancia inicial y volveré a fuera a meter el cuerpo de victoria aquí dentro donde se conservara en buenas condiciones y lanzare el cadáver de Anteros contra otra de las puertas por si acaso.- despues empiezo a buscar a mi alrrededor.

Enarqué una ceja al escuchar las palabras de Teo-Como se nota que tú eres el cerebro tío, la idea de volver a usar el cuerpo de Anteros como ariete me resulta extrañamente placentera-una malévola sonrisa apareció en mi rostro. Ese desgraciado me había robado lo más preciado de mi vida, así que seguir destrozando su cuerpo aunque inútil me servía como desahogo-Y dejar aquí a Enara...es lo mejor que podemos hacer por el momento..-

-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- tenía toda la razón nosotros llevábamos allí dentro dos minutos y mi cuerpo ya comenzaba a temblar, ahí dentro no podía sobrevivir nada humano..así que saqué la pistola y que había robado del cuerpo de Anteros poniéndome en guardia. Ahora que no había quién nos defendiese, sería yo el encargado de intentar mantenernos a todos vivos.

-¿Hola?- pregunté mientras caminaba con extremo cuidado.

En aquella sala no había nada más que lo que vuestros ojos apreciabais a excepción  de un gran cuadro de geishas en algunas alas de la sala, concretamente en la derecha:

A medida que ibais caminando y os acercabais al final de la estancia, los llantos se intensificaban. Os anclasteis ya sea por temor o prudencia, pero no fuisteis más allá. Si bien era que el cuerpo de Victoria descansaba en el sillón de hielo de aquella sala, un cuerpo femenino aparecía entre las sombras.

Estaba en un estado avanzado de congelación: la mitad de su cuerpo para ser más exactos. Sólo una persona podía reconocerla:

_{Así sería como estaría antes...}