Partida Rol por web

Subís en completo silencio al piso superior. Tras dejar atrás un vacío rellano, entráis por la única puerta que se ve desde las escaleras. Ésta conduce a un dormitorio.

En el dormitorio hay escasos muebles: un par de armarios, un gran camastro de paja bajo la ventana, a la izquierda del dormitiorio, y poco más.

A la derecha se puede ver una puerta ligeramente entornada, la puerta del cuarto del bebé. Desde donde os encontráis, justo al lado de la cama, se puede ver una esquina de la cuna, así como un par de patas de la araña gigantesca, dispuestas entre la cuna y la puerta de entrada al dormitorio.

La araña no parece haberos percibido... aún.

Eché un ojo a la habitación desde el pasillo, y pude ver, más o menos, dónde estaba el monstruo. Parecía que no le había hecho nada al niño aún, y puede que incluso ni se hubiese dado cuenta de que había gente en la casa, lo cual era un punto a nuestro favor.  Sujeté mi espada y me temblaron las manos. ¿Para qué negarlo? Estaba asustado. Nunca había hecho frente a una cosa así, y no estaba muy seguro de cómo debía actuar. Sin embargo, no teníamos mucho tiempo y había que moverse.

Miré a Violet, y le asentí con la cabeza: Con cuidado, vamos allá. Respiré entrecortadamente por culpa de los nervios y, procurando no tocar la puerta, entré sigilosamente en la habitación, dispuesto a todo y controlando por el rabillo del ojo a Violet.

Asintiendo a Demian con la cabeza y sin hacer ningún tipo de ruido, avanzo de puntillas hacia la puerta de la habitación. Saco mis dagas, que llevo escondidas en el interior de mis ropas. Y me decido a pillar al bicho enorme por sorpresa y asi tener cierta ventaja con la esperanza de que sino lo consigo está mi amigo cubriendome las espaldas.

La puerta está abierta y la araña de espaldas. Es un bicho enorme, pero no tiene pinta de ser muy inteligente.. ¿por dónde oirán las arañas? Sacudo la cabeza intentando quitarme esas tonterías de la mente. Siempre me pasa igual, me da por pensar en cosas absurdas cuando tengo que hacer algo importante... doy unos pasos sigilosos medio agachada y me meto dentro de la habitación, sin que el enorme animal ni siquiera se de cuenta de que pasa algo a su alrededor.

Es mi oportunidad para atacar por sorpresa...

Ambos conseguís entrar sigilosamente. Ya estabais prácticamente encima de la criatura, y ésta aún no se había percatado de vuestra presencia.

En ese momento, Demian descargó un espadazo con el que sesgó una pata de la araña de un solo impacto. El colosal animal reculó unos pasos a toda velocidad, por lo que el golpe que Violet iba a descargar sobre ella no la alcanzó. Habría sido el broche perfecto para una magnífica entrada en escena.

Ahora mismo está colocada entre vosotros y el bebé. Una ligera tela de araña cubre la superficie de la cuna por completo. a través de ella podéis ver al bebé Keno. Hasta hace un segundo estaba dormido, pero al oír los golpes y percatarse de los movimientos veloces de la araña y de los dos humanos que acaban de entrar, se despierta y comienza a sollozar.

Entré tan sigilosamente que hasta me sorprendía a mí mismo al hacerlo. Tanto fue así que la araña, sin darse cuenta de nada, seguía mirando al otro lado y pude atacar con toda la potencia de mi brazo. La araña, sorprendida y dolorida, no pudo reaccionar; el factor sorpresa había sido de gran ayuda.

Tuve tiempo de fijarme en cómo el monstruo había tejido una tela sobre la cuna y se me revolvieron las tripas. Pobre niño... te sacaremos de ahí en seguida. El bebé se había despertado y, no entendiendo nada de lo que ocurría, estaba asustado. Sus gemidos me ponían nervioso, pues por nada del mundo querría darle la oportunidad a ese bicho de hacerle daño.

Desgraciadamente Violet no tuvo tiempo de rematar la araña antes de que ésta se apartase tras mi ataque, pero aun así estábamos en posición de ventaja. Me preguntaba qué estaría pasando en el piso de abajo, con Wimper. No se oía nada y no estaba seguro de si eso era una buena o una mala señal. Venga, no es momento de pensar en eso. Él sabe cuidar de sí mismo. ¡Céntrate!

Tratando de preocuparme solamente del enorme monstruo que estaba ante nosotros, me dispuse a atacar de nuevo. Elevé mi espada, con la punta de la hoja sobresaliendo por encima de mi cabeza, y clavé los ojos en la araña, buscando el mejor punto para volver a atacar. 

La araña os mira con su infinidad de ojos. Está quieta, tremendamente quieta, lo cual os hace sentir profundamente incómodos. Parece que os está estudiando, valorando sus posibilidades. Parece una auténtica estatua.

De pronto, y para sorpresa de los dos amigos, se abalanza sobre Demian sin darle tiempo ni a pestañear, dándole un mordisco en una pierna. Demian nota la carne desgarrándose. La herida abierta y en carne viva comienza a sangrar profusamente, impregnando la pernera de su pantalón y salpicando de sangre el suelo de madera.

La araña se retira hacia atrás y veis cómo se traga el pequeño fragmento de carne que ha arrancado de la pierna de Demian.

Ni siquiera tuve tiempo de ver lo que ocurrió. Cuando pude reaccionar, tan solo vi sangre brotando de la brutal herida de mi pierna mientras mi cuerpo estaba tendido en el suelo y un grito resonaba en la habitación. Tan aturdido estaba por el dolor que tardé unos segundos en darme cuenta de que era yo mismo quien profería aquel grito, y entonces puse mi mano sobre la herida, tratando en vano de calmar el dolor, y contemplé entre aterrado y asqueado al horrible monstruo devorar el trozo de carne que me había arrancado.

Recorrí con un vistazo rápido el cuarto, buscando a Violet para comprobar que no le hubiese hecho nada mientras yo había estado atontado en el suelo, pero parecía estar bien. Imagino que asustada, pero sin un rasguño. Y no podía permitir que ese ser tuviese la ocasión de arremeter contra ella o contra el niño aprovechando mi debilidad, de modo que, haciendo un esfuerzo que hizo que más sudor se derramase por mis ya empapadas mejillas y que gimiese como un animal herido, me puse en pie y traté de atacarla y acabar con ella. Pero me fue imposible. Tan solo di un paso cuando al apoyar el pie de mi pierna derecha, mi pierna herida, el dolor me hizo tambalear y errar en mi acometida. Viendo la agilidad y la increíble velocidad con que me había atacado, no tenía duda en que podría esquivar sin problema mi débil ataque, pues mi puño había aflojado la fuerza con que aferraba la espada. Tenía que pensar en algo para sacar a Violet y al pequeño sanos y salvos de aquella situación, pero en ese momento ninguna brillante idea acudía a mi mente. Solo podía esperar que mi débil ataque al menos sirviese de distracción para que Violet pudiese rematarla sin dificultades.

El intento de ataque de Demian se queda en un alarde de valor pero en poco resultado patente. La araña ni se inmuta por sus esfuerzos.

Se ve que la horrible herida de su pierna ha causado estragos en sus capacidades.

Violet falla su ataque.

La araña lanza un mordisco, esta vez a la pícara, a quien hiere gravemente en un brazo, repitiendo la misma operación que había llevado a cabo con Demian segundos antes. Un pedazo de carne de la muchacha se desprende de su brazo, y ahora puede verse a la horrenda criatura masticándolo con placer.

¡VIOLET!

Todo ocurrió tan deprisa como hacía un instante. La veloz criatura se abalanzó contra Violet, que apenas tuvo tiempo de reaccionar. La pobre muchacha, supongo que presa del pánico, erró en su ataque, y la araña no desperdició el momento de poder abalanzarse sobre ella. No podía permitir que a Violet le sucediese nada. Había sido un error no ordenarle que saliera de la habitación y me dejase solo con el monstruo. Toda aquella historia de la mujer y su hijo había sido un error. Estaba bien ayudar a los demás, pero no a costa de perder a una amiga. Pero ya era tarde para lamentaciones; ya no había vuelta atrás. Así que con esfuerzo me levanté del suelo una vez más y alcé mi espada.

¡Violet, apártate! ¡Voy a acabar con ella!

Haciendo acopio de todas mis fuerzas, me lancé sobre el monstruo. Me temblaba el pulso, pero esta vez estaba seguro de que no le iba a resultar tan fácil esquivarme.

El ataque de Demian ni siquiera roza a la apoteósica criatura. Por otra parte, Violet también intenta asestar un buen golpe con su arma a la criatura, sin éxito.

Ésta sí que se revuelve contra la muchacha, asestándole un nuevo mordisco, no tan virulento como el anterior, pero aún así, digno de mención.

Subís a toda prisa las escaleras que conducen a las dependencias superiores.

Tras dejar atrás un vacío rellano, entráis por la única puerta que se ve desde las escaleras. Ésta conduce a un dormitorio.

En el dormitorio hay escasos muebles: un par de armarios, un gran camastro de paja bajo la ventana, a la izquierda del dormitiorio, y poco más.

A la derecha se puede ver una puerta, es la del cuarto del bebé. Desde donde os encontráis, justo al lado de la cama, se puede ver una esquina de la cuna, así como un par de patas de la araña gigantesca, dispuestas entre la cuna y la puerta de entrada al dormitorio.

La araña se encuentra entre la cuna y la puerta, impidiendo el paso. Ante la araña se encuentran Demian y Violet. Demian ha sido herido, aunque no de demasiada gravedad, pero Violet sangra profusamente de una herida inmensa de un brazo, así como de otra idéntica en una pierna. Jadea al respirar, y se ve que posiblemente no sobreviva a otra embestida brutal de la criatura.

Al subir, Arrya da un grito cuando percibe a la horrenda criatura que se encuentra ante la cuna de su hijo. Jamás había visto algo así, pero su instinto protector maternal le impide quedarse quieta cuando la vida de su pequeño corre peligro, por lo que desenfunda el arma y se aproxima hacia Demian, quien parece estar preparado para lanzarle un poderoso espadazo a la abominable criatura.

Tras el ataque de la criatura a Violet, cuando te dispones a atacar al abominable ser, te percatas de la llegada de los triunfantes Wimper y Arrya, quien tiene la cara amoratada, pero poco más. Parece que han salido bastante bien parados de la escaramuza del piso inferior.

Arrya, al ver a la criatura, suelta un grito de sorpresa y horror, pero acto seguido saca la daga y se aproxima decidida. Wimper, quien ha resultado un más que valioso y digno compañero, no parece menos predispuesto que la dueña de la casa a defender al bebé.

¡VIOLET, CUIDADO!

Estaba claro que yo no estaba cumpliendo muy bien con mi deber. Había fallado en mis intentos de acabar con el monstruo y éste había aprovechado para dejar a Violet en muy malas condiciones. Vi a Wimper y a Arrya llegar al cuarto, y la mujer, como toda buena madre, no se lo pensaba dos veces antes de lanzarse a por cualquier cosa que amenazase a su bebé. ¡Sin embargo yo no podía permitirlo! Violet ya había sido agredida dos veces, y no podía consentir que Arrya sufriese daño también. ¿Y si le pasaba algo? ¿Quién cuidaría del pequeño?

Tan rápido me quise lanzar sobre la araña para llegar antes que Arrya que me hice un lío con mis propios pies y, en vez de atacar, acabé haciendo una especie de baile ridículo para intentar no caer cuán largo soy. ¡Ayayay!