Partida Rol por web

De pronto, la horrenda criatura se ve rodeada de más rivales de los que quisiera. La criatura de la cuna se despierta y comienza a llorar. Es imposible aproximarse al bebé porque la araña de apoteósico tamaño está justo en medio, bloqueando el paso. Pero ahora son cuatro las personas que se encuentran combatiendo contra ella, por lo que se mueve con mayor cautela.

De pronto, se arroja a toda prisa sobre Demian y logra morderlo, aunque en esta ocasión, y para alivio del joven paladín, no se lleva de vuelta ningún fragmento de su cuerpo. La herida del brazo sangra profusamente y ha dolido, pero afortunadamente no es nada que no se recupere con unos buenos cuidados.

Lo malo era que para proporcionar dichos cuidados hacía falta sobrevivir para contarlo. Y la verdad es que tanto Violet como Demian ya habían sido considerablemente heridos, mientras que solamente habían logrado alcanzar a la araña en su primer ataque, cuando Demian le había sesgado una de sus patas sin que la criatura se enterase.

Pero ahora eran cuatro. ¿Es que acaso iban a ser derrotados por un solo enemigo?

Una vez más el monstruo fue más rápido que yo y, aprovechándose de mi torpeza, se abalanzó sobre mí y me mordió por segunda vez. Al menos ahora no me había arrancado nada, pero el mordisco me dolía y sangraba muchísimo. Estaba muy dolorido, pero también empezaba a estar seriamente cabreado. Me sentía impotente ante aquel adversario y estaba demostrando ser un completo inútil. Para encima el bebé se había despertado y lloraba, inquieto al no entender qué estaba pasando. Los gritos del niño me distraían, y en un nuevo intento de acabar urgentemente con la araña, me incorporé y me lancé sobre ella, espada en mano, intentando asestarle un mandoble en su enorme cuerpo.

Mi autoestima se encontraba algo alto, debido a que había podido salvar a Arrya y eso me daba ánimos para ayudar a mis compañeros, además del exaltado bebé. En niño era la prioridad, pero Demian y Violet no se veían muy bien.

Más allá de que me resultaba muy raro que haya una araña así en la casa, además de otros detalles, el reciente golpe que el mayúsculo insecto le asestó a mi camarada me alarmó de que había que actuar rápido. Fui preparando mi arco y me acerqué unos pasos en sentido a la bestial criatura. -Basta! Dejen en paz a esta familia!- grité, para luego soltar mi flecha hacia la cabeza del horripilante ser, con cierto desprecio en mi rostro.

Me sentía confiado de lo que hacía y eso podía ser favorable para darle otro sentido a esta situación. Cada paso era firme y los movimientos de manos están siendo bastante seguros como para poder lograr un buen rumbo en mi ataque. Como sea, pero los salvaré!

Al ver mi estado y sin poder luchar al lado de mis compañeros...lo único que me queda es alejarme para poder recuperar fuerzas...me cuesta mover el cuerpo y mi brazo esta destrozado, pero...no tengo alternativa...usare mi espada corta para poder levantarme y moverme lo mas lejos posible.

Wimper logra un genial golpe que impacta en el cuerpo de la abminable criatura. De un salto hacia atrás se vuelve a alejar del peligro, y la araña parece titubear por primera vez. Arrya intenta clavarle su propia daga con todas sus fuerzas, pero fracasa en el intento. También es cierto que se encuentra ligeramente atontada al haberle roto la nariz uno de los encapuchados del piso inferior.

Al aproximarse para golpear a la criatura con la daga, al fallar el impacto, quedó ligeramente expuesta a un posible ataque de la araña, pero cuando ésta intentó golpearla, el dolor por la herida causada por Wimper le hizo quedarse instantáneamente petrificada.

Violet se había alejado para no volver a ser blanco de los golpes del monstruo, el cual ahora se encontraba tan malherido como ella. Por primera vez desde que había comenzado el combate, daba la impresión de que los amigos podrían vencer a la araña y recuperar al bebé que no cesaba de llorar.

Wimper se estaba portando como un héroe, y quise aprovechar la ocasión para rematar al monstruo ahora que parecía atontada, pero tan rápido quise abalanzarme sobre ella que tropecé con la cuna del bebé y se me escurrió la espada.

¡AYYY!

Me quedé mirando a Wimper con cara de bochorno y recogí velozmente la espada del suelo.

Bueno... casi que mejor acabas tú con ella, ¿vale, Wimper?

Me sentía un poco ridículo, la verdad. Por dos veces seguidas que había fracasado estrepitosamente al intentar atacar. ¡Estaba demasiado nervioso!

La araña sigue prácticamente en estado terminal, pero la torpeza de Demian no logra dar el respiro que tanto necesitaba el grupo. Ahora era turno de Wimper, quien se estaba portando como un auténtico héroe, y que tras la pelea del piso inferior, ahora tenía bajo su responsabilidad el dar el golpe de gracia. Violet no se encontraba en condiciones de seguir combatiendo, y Arrya no parecía tener la destreza en combate necesaria para acabar con la araña descomunal.

Todos guardaron silencio, aguardando expectantes el resultado del impacto del mediano sobre la horrenda criatura. La criatura, a su vez, aguardaba agonizante un impacto final que creía inminente pero que no acababa de llegar. ¿Sería éste el definitivo?

Todo dependía de mi siguiente acción. Sentía un gran peso en mis espaldas, pero no por eso me echaría atrás a ejecutar mi ataque. Sabiendo de que todo podía acabar, tomé mi arco con decisión, coloqué la flecha, estiré el hilo, apunté bien y me dispuse a liquidar al enorme y asqueroso insecto.

-Les dije que los salvaría y eso es lo que haré. Por lo tanto, dile adiós a este mundo, horrenda criatura!- digo en un tono elevado, mientras que, dando un fuerte alarido, suelto el proyectil con confianza hacia su cabeza. Con él, iban todos mis deseos de que esto se termine lo más rápido posible, para que nadie resulte en un estado peor. La araña no estaba tan bien como para reaccionar, por lo que de seguro mi flechazo será el definitivo.

El arco de Wimper apuntó con increíble precisión hacia la criatura. El mediano lanzó una flecha certera que impactó en la cabeza del monstruo. Éste se retorció de dolor, y al cabo de unos segundos, encogió sus asquerosas siete patas -una la había cercenado de un solo tajo el valiente paladín humano- y se dejó caer en el suelo, dispuesta a morir.

Tardó menos de un minuto en dejar de moverse, y por fin en la estancia pudo respirarse la más absoluta paz. Pudo escucharse el suspiro de satisfacción y alivio de los cuatro aliados, los tres humanos y el mediano. Al fin, Arrya reaccionó y se aproximó como una exhalación a la cuna, tomando a Keno en brazos.

-¡Mi hijo! ¡Mi bebé!- lo miró por todos lados para ver si lo habían herido, pero no había sido así, la criaturita estaba perfectamente, aunque sí muy asustada- ¡Gracias! ¡Muchísimas gracias a los tres! ¡Muchísimas gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

Siguió repitiendo sus agradecimientos, emocionada, durante un buen rato. Los tres os habíais portado como héroes, y no habíais salido bien parados en cuanto a heridas, lo cual demostraba más aún lo heróico de la desinteresada acción. Os habíais enfrentado a un enemigo a todas luces superior a vosotros, y no había sido sino el valor, el tesón, y el trabajo en equipo lo que había conseguido haceros salir victoriosos. Bueno, eso, y la increíble puntería de Wimper, cuya flecha certera había dado el golpe de gracia al monstruo.