Partida Rol por web

No se preocupe Hess, es una costumbre, siempre que saco el tabaco instintivamente ofrezco. Incluso al señor Stewart! Pero finalmente he aprendido que el solo fuma Espartaros jajaja Pero...realmente el escritor tenia tabaco? Creo que no le había visto sacar ni un cigarro desde que se conocieron...

Empezaba a llover. Mike se subió el cuello de la gabardina y se ajusto bien el sombrero. Luego, mientras le daba otra larga calada al cigarro No había fumado desde que subí al coche! Vio como el Actor pedía el arsenal pesado, y la atleta empezaba a proporcionarle lo que pedía. Bien, las tijeras de podar pueden servirnos, pero y el hacha? Vamos a talar algún árbol? Aunque no dijo ningún comentario al respecto. Una vez equipados para combatir a la maleza, se encaminaron hacia la entrada de la mansión.

¿Pero estos hombres nunca dejan de fumar? Deben tener humo en lugar de sangre.

Robyn se ató su abrigo y se lo alisó. Aunque se había criado en aquel estado tenía frío, mucho frío y no era capaz de explicarse como no había ni una sola araña en aquel cobertizo. Mientras caminaba, sacó un par de guantes y se los fue colocando. Tenía las manos ateridas y estaba empezando a sospechar que de aquella aventura saldría con un buen resfriado.

Sebastian pudo contemplar como sus compañeros le miraban algo sorprendidos cuando expresó su opinión. Lo mismo pensaron que era un sicópata o una persona desequilibrada... ¡¡Nada más lejos de la realidad!!

El incidente de los huesos, seguía hurgando en el subconsciente del actor. No sabía que tipo de alimañas podían asolar por la noche en aquella mansión, pero a buen seguro que serían algunas muy hambrientas a tenor de lo limpios que estaban los huesos hallados. Nuevamente borró esa imagen de su mente... La muerte era algo que no soportaba...

- ¡¡No me miren así señores!! ¡¡No soy un paranoico!!- exclamó dirigiéndose a sus compañeros - No sabemos que alimañas pueden haberse adueñado de esta casa... y los perros cuyo tamaño superan la de mis rodillas, me suelen dar bastante grima...- Intentó explicar. - Como podrán entender, no estoy deseoso de usar el hacha para nada.- finalizó algo malhumorado. Sin más, cogió el hacha que la señorita Adler había recuperado. En ningún momento dijo que debía ser él quien la llevara, pero sus compañeros ya habían decidido. Podía ver como en sus rostros hacían juicios de valor... ¡¡Al infierno!!- pensó Sebastian. 

- ¡¡Ah Robyn!! Perdone que la tutee, pero no sea tan escabrosa en sus comentarios... La muerte no es algo para tomarse a broma- Y en ese momento, la máscara que hasta el momento el actor había mantenido, se desvaneció un lacónico segundo para dejar entrever el aspecto más sombrío de Sebastian, el aspecto de una persona completamente diferente a la que hasta el momento se había estado relacionando con todos ellos.

¡¿Es por aquí no?!- preguntó recobrando su talante cómico habitual.   

El grupo permaneció unos instantes observando la mansión y su lúgubre aspecto, que daba la impresión de que todo el edificio estuviera ladeado y ligeramente inclinado.

¿Bromear? No...Realmente me aterraría repuso la chica mirando el hacha con suspicacia supersticiosa. Por un momento estuvo tentada de recordarle que ahí no había ni un animal vivo. Ni una miserable araña...pero en lugar de eso encontró muy interesante un grano que tenía en la muñeca, justo bajo la manga del abrigo y se dispuso a arrascarlo. Mientras calmaba sus nervios con aquel gesto miró hacia la puerta. ¿Entramos o esperamos a su equipo?

- Podemos ir pasando. Calogero tardará un poco...- repuso Sebastian mientras se aproximaba con el hacha en la mano. - Supongo que nuestro amigo, el señor Dodge, nos habrá entregado las llaves de la entrada principal, pero viendo la jugarreta de la cancela... - Los tintes irónicos volvieron a hacer acto de presencia en el actor tras su sombrío desliz.

- ¿Tenemos las llaves, O'Donnell?- preguntó al detective que seguía ensimismado disfrutando de su cigarrillo.

Mike se quedo unos instantes observando la mansión. La verdad, le sorprendió el estado en que se encontraba. Esperaba que un hombre de la categoría de Cornthwaite, tuviera un jardín bien cuidado y que la mansión seria algo más agradable a la vista. Para nada se imaginaba esa lúgubre imagen que tenían delante.

Ah? si...si. Creo que las tengo aquí...ante la pregunta del actor, O'Donell rebusco en la gabardina hasta que dio con ellas. Aquí están dijo sacando las llaves, y acto seguido se se acerco a la puerta e introdujo las llaves para abrirla.

Al fin, no sin cierta dificultad, alcanzaron la mansión.
La lluvia había hecho acto de presencia, haciendo que la visión del edificio fuese más lúgubre si cabe.
El detective halló en el interior de su gabardina el juego de llaves que el letrado les dio. Sólo quedaba esperar que esta vez sí pudiesen abrir.
James se subió el cuello de su raída chaqueta para protegerse del agua y aguardó a que el compañero abriese la puerta.

El grupo había llegado finalmente a la entrada de la mansión mojados, nerviosos y algo hambrientos. Cuando el detective introdujo la llave en la cerradura esta hizo un sonoro "clock" y la puerta se abrió. Los cuatro visitantes entraron en el recibidor de la mansión que era amplio y con acceso a varias puertas. El lugar era sin embargo bastante lúgubre, adornado por abundante mobiliario y adornos, era evidente que la mansión necesitaba algunos arreglos ya que las paredes tenían algunas grietas en proceso de ensancharse así como trozos de escayola sueltos o arracimados en el suelo al pie de las paredes.

Algunos de los cuadros colgaban extrañamente torcidos en la pared del recibidor y se podría decir que en general aquella mansión era la mayor pesadilla de cualquier restaurador, ya que casi pareciera que estuviera abandonada desde hace varios años, cosa imposible dado que no fue hasta hace una semana que según información obtenida en Gamwell se había despedido al servicio de la hacienda.

Nada más dar unos pasos al interior de aquella amenazadora mansión, que tan infame era pero de la que tan poco sabían, un gran trozo de escayola húmeda se desprendió del techo duchando generosamente a los cuatro visitantes con el agua que parecía haberse acumulado en el techo. Tras aquel chapuzón de agua que acabó por empaparlos por completo los visitantes se miraron en silencio, casi parecía una broma de mal gusto de no ser por el nerviosismo y las intuiciones de que algo malo estaba ocurriendo en relación a la desaparición del propietario de tan siniestra mansión.

- ¡¡Por Dios!! ¡¿Qué más cosas pueden salir peor en el día de hoy?!- exclamó Sebastian cuando su cazadora de piel caqui quedó empastada de una masa mitad agua estancada, mitad escayola - Parece que el destino no hace más que ponernos trabas -Prosiguió el actor mientras se quitaba la cazadora y la sacudía para que los restos cayeran al suelo.

Aquel lugar siniestro y desangelado no hacía más que ponerle los pelos de punta. Habían entrado con sumo cuidado de mover nada que resultara de importancia para la investigación, pero tras un rato esquivando restos de mobiliario y algún que otro mueble desvencijado, una "trampa" les aguardaba en el camino. - ¡¡Dita sea!!...- maldecía Stewart claramente enfadado con su mala pata - ¡¡Con lo cara que es esta cazadora!!...- 

Una vez solucionado el tema, Sebastian miró a un lado y a otro. La casa sólo llevaba una semana sin ocupación, pero sinceramente parecía como si el servicio se hubiera marchado hacía más de cinco años.

Muchas cosas había que no llegaba a comprender...

- Hemos cogido el hacha, pero tal vez hubiera sido una mejor elección coger un paraguas... ¡¿No creen?!- añadió finalmente intentando recuperar el buen humor, aunque le estaba costando.

¡¡AH!!

Robyn se quedó durante unos segundos paralizada, empapada y con la boca abierta por la sorpresa. El golpe de agua había tirado al suelo el sombrero, empapando todo el cabello. La joven atleta parecía un gato o un pájaro empapado por el agua; con los hombros encogidos y su delgada figura daba un auténtico aspecto de fragilidad. Stewart se quejaba de su chaqueta, pero el vestido de la chica chorreaba bajo el abrigo. Sacando un pañuelo de su bolsillo se dispuso a secarse, solo para descubrir que también estaba empapado. Bueno, había que ver el lado positivo. Era poco probable que los cigarros del grupo hubiesen sobrevivido, al menos todos, -de hecho, los que estaban fumando Hess y O'Donnell estaban empapados- lo que haría que el olor a tabaco fuese menos penetrante. Y el italiano no tardaría en llegar con su equipaje...y su maravillosa ropa seca.

Si no salgo de aquí con una pulmonía–murmuró en referencia a su aventura anterior y a la caladura que acababa de recibir- será milagroso. 

No acabo de entenderlo.–insistió la chica mientras trataba inútilmente de escurrir sus prendas y su cabello.Esta casa era un ejemplo del buen gusto y del cuidado ¿Como puede haberse echado a perder en una semana?

Estaba observando no con cierto asomo la dejadez de la casa, cuando todos se vieron atacados por una tromba de agua que cayo del techo. Quedo realmente empapado. Por suerte, el cigarro aguanto sin apenas inmutarse, fue lo único que no se mojo. Parecía que el azar tenia cierto humor. Se saco el sombrero de ala ancha y vació el agua que se había quedado estancada en él. Luego se lo volvió a poner. Mientras le daba una calada al cigarro, comento

Buen inicio amigos. No me extraña que despidiese al personal hace una semana, creo que no hacían su trabajo demasiado bien... Dijo en tono irónico. Se sorprendió a si mismo haciendo una broma, se le estaría pegando el humor del señor Estewart?

Luego ya en su tono habitual, dijo Bueno empezaremos por buscar en el piso de abajo cualquier cosa que nos pueda indicar que ha pasado. Aunque tal y como estaba todo de dejado, no sabía si encontrarían algo. Porqué el sheriff no le comento nada del estado de la casa, si había estado apenas hacia unos días?

Mi idea es ir todos juntos, pero si creen que cubriremos más terreno nos podemos dividir en dos grupos, de ustedes dos aun no se que buenos son observando, pero el señor Hess es un hombre que se defiende bien, como me enseño en la hemeroteca. 

Una vez dentro, una porción del techo se vino abajo liberando una considerable cantidad de agua sobre el grupo de compañeros.
A Hess le pilló completamente desprevenido; el cigarro que estaba fumando cayó al suelo enteramente empapado.
Se quedó inmóvil, con los ojos cerrados. Soltó el aire con resignación, sabedor de que no sacaría nada enfadándose.
Con dos dedos, sacó de su bolsillo uno de los paquetes de cigarros. - Por suerte- pensó - Está sin abrir. A lo mejor dejándolos al sol...

Sin embargo, pronto cayó en la cuenta de algo más.
- No, no, no, no. Por Dios.
Efectivamente, su temor se hizo realidad. Extrajo con mucho cuidado un papel de otro de los bolsillos. Estaba completamente mojado y comprobó consternado que la tinta se había corrido, haciéndolo totalmente ilegible.
- Mierda...

Vaya, lo siento señor Hess– dijo la mujer al ver el manchurrón de tinta que había en el papel. La mujer no añadió más por precaución. No quería que ofender al escritor preguntándole si el escrito era importante, de modo que  miró con cuidado a su alrededor. La casa estaba totalmente en ruinas, asolada por la humedad y la podredumbre. Apartándose del yeso empapado, pero sin alejarse del grupo, Robyn miró a su alrededor. Creo que había un teléfono. Me llamó la atención porque en mi casa no querían ni oír hablar de ellos...aunque supongo que si lo conservó esté en tan mal estado como el resto de la casa

- La verdad es que rodar una película aquí... Puede ser complicado...- indicó el actor mientras volvía a colocarse la cazadora. Estaba enfangado, manchado de escayola, despeinado y llevaba un hacha. Casi sin querer, se vio reflejado en un sucio espejo del hall de la entrada -... Parezco el villano de una película de terror... - Pensó fugazmente. Acto seguido, tras unos instantes evocando la imagen en su mente, sonrió ensimismado -Se podría llamar Viernes 13 y tratar de un muchacho que se ahoga en un lago. Luego volvería... - 

De repente, las palabras de Robyn lo sacaron de sus rocambolescos pensamientos. -¡¿Un teléfono?! No estaría mal encontrar uno. Podríamos llamar al hotel y pedir que nos subieran una muda seca. Aquí señores nos estamos jugando la salud...- Afirmó Sebastian contrariado por el mal estado de la mansión.

Mike Ve como ninguno contesta a la pregunta y se ponen a hablar de un teléfono. Mike deja que hablen y se pone a buscar si encuentra algún interruptor o algo para ver si la electricidad funciona. Mientras esta en ello, Carraspea para llamar su atención. 

Donde estaría ese teléfono señorita Adler? Y como quien no quiere la cosa, vuelve a preguntar. Por cierto, nos separamos para cubrir terreno, o prefieren ir todos juntos? 

- La idea de separarnos no me congratula excesivamente...- dijo el actor mientras miraba a todos lados. - Creo que yendo todos juntos seremos más eficientes en la búsqueda de indicios que expliquen la desaparición de Cornthwaite.- argumentó mientras miraba al detective.

- Pero si ustedes creen que deberíamos separarnos, no seré yo quien se oponga.- añadió finalmente.

Tal y como está la casa cosa que no me explico mejor será que vayamos juntos. Si en algún lugar, Dios no lo quiera, se hunde el suelo yo no tendría fuerzas para ayudar a sacarlos. Y tal como está todo lo raro es que no nos hayamos hundido ya. ¿Será que no tiene sótano?

Aquello no era del todo cierto, pues el exigente entrenamiento al que la mujer se sometía a diario hacía que, aunque no fuese evidente a simple vista, tuviese más fuerza que algunos hombres. Sin embargo, la afirmación de Robyn no era descabellada. Si ocurría algún incidente era mejor estar todos juntos. Creo que el teléfono estaba al fondo a la izquierda*
Mientras hablaba, la atleta se había quitado el empapado abrigo, pues le daba más frío que calor y buscaba con la mirada algún lugar donde colgarlo.