Partida Rol por web

Un líder tiene que conocer en todo momento con qué herramientas puede contar.

Aquel alienígena había llegado a SU isla y destrozado SU hotel. Su cápsula espacial había destrozado varias suites de las plantas superiores y el comedor de la planta baja estrellándose a 10.000 millas por hora. Pero cuando se acercaron a su cuerpo casi moribundo, vieron en la palma de su mano seis anillos rojos que lo cambiarían todo para siempre.

El anillo de Linterna Roja es la herramienta... el cuchillo... el martillo... el desfronozador de protones... Pero la mano que blandirá esa herramienta será la ira de vuestros propios corazones.

Los cinco reclutas alineados que seguían ahora (temporalmente y mientras no fuera conveniente traicionar a Sinestro) la instrucción de aquel alienígena en el salón de actos eran unos descoronados, unos reyes que habían perdido su reino. Grodd, antiguo líder de Ciudad Gorila... Orm, el eterno pretendiente del trono de Atlantis... La Princesa Amatista, que jamás pudo convertirse en una de las Reinas de Mundo Gema... El Joker, el Rey del Crimen de Gotham... Y Shade, poderoso soberano de un reino vacío de súbditos, lleno de sombras.

Aquel que más sufre, más ira puede desplegar. Lo bueno que seáis con esos anillos que YO os he regalado depende enteramente de vuestras experiencias pasadas. A más ofensas recibidas, más es el ímpetu con el que os alzaréis.

Sinestro, por su parte, llevaba dos anillos: uno rojo y otro verde. Esos siete anillos eran las fuentes de energía más poderosas de la Tierra. Y el alienígena estirado se había garantizado acaparar más para garantizarse estar por encima de sus jinetes del apocalipsis.

Recordad las humillaciones... El desdén con el que los demás os trataron... Lo que perdisteis... Lo que os fue denegado...

El Joker se concentró lo suficiente como para que de la luz de su anillo naciera un escudo rojo con forma de murciélago, cuyo rostro quiróptero le devolvía la mirada. Entonces el Joker rio con su risa involuntaria, fruto del gas nervioso que lo creó. Y esa pérdida de concentración bastó para hacer que el escudo explotara. Sinestro, que pasaba por delante del Joker en aquel preciso momento, levantó una burbuja roja alrededor de la deflagración conteniéndola y sofocándola. El Joker se encogió de hombros.

Dejemos el don de la creación e intentemos otra cosa. Algo más adecuado a vuestras aptitudes. Algo más... básico-se colocó en el centro de la sala y se rodeó de una burbuja defensiva-. Atacadme. Solo sentid vuestro odio. Sentid el fuego de la ira y soltadla contra mí.

Juas, juas, juas, juas... Vamos a hacer E.T. a la parrilla.

El Joker apuntó su puño hacia Sinestro y el anillo rojo del Loco soltó una llamarada de fuego que lamió la esfera que protegía al instructor. Luego se extinguió como una vela con el frío.

El caos recompensa la perseverancia.

Intentó lanzar de nuevo otra lengua de fuego, pero no llegó a prender.

Qué poco aguante... ¡Eso dijo ella! Juas, juas, juas...

Ehm... Disculpe, señor Sinestro... ¿No sería más seguro practicar contra monigotes de entrenamiento? Esto del anillo no parece muy seguro. Alguien podría salir herido.

Sinestro lanzó una mirada de desaprobación a la Princesa Amatista, pero no bajó la barrera protectora. En lugar de eso, invitó a los demás, con un gesto de la mano, a atacarle con todo.

El atlante había pospuesto sus planes debido a la inesperada incursión de aquel extraño ser del espacio exterior. Sin embargo, aunque habían resultado aplazados, seguía queriendo recuperar su tridente, ahora en el poder de Manta, y descubrir qué hacían cadáveres atlantes en Thierna na Oge.

Entrenar combate, aprender a usar un misterioso artefacto y recibir lecciones del singular alienígena. Solo eran meras herramientas antes de retornar a lo verdaderamente importante.

—Furia pides, furia tendrás —gruñó el Amo del Océano.

El trato dispensado por Sinestro al grupo, demasiado arrogante para el gusto del antiguo rey, junto al odio sentido a Aquaman, ayudaría antes o después para canalizar la ira que se les pedía.

Orm, lanzándose sobre su instructor a fin de combatirle cuerpo a cuerpo, intentó expulsar tal cólera exigida a través del objeto rojo contra el del par de anillos.

A Grodd no le gustaban los humanos, aunque tampoco tenía en gran aprecio a los extraterrestres.

No sabía de dónde provenía Sinestro ni podía confiar en él, aunque no rechazaría contar con uno de esos anillos. Escuchó lo que Sinestro les decía sobre el dolor y el odio. Había bastante de eso en el corazón de Grodd. Recordaba a Congorila. Recordaba a Solovar. Y cómo le habían arrebatado el trono de Ciudad Gorila. Recordaba a los humanos, la vergüenza a la que solían someter a los primates.

-¡Pronto la especie humana sabrá lo que es la ira de Grodd! -proclamó, dejando que la ira se apoderara de él.

Imaginando a Sinestro como uno de aquellos humanos, lo apuntó directamente con el anillo, buscando descargar sobre él todo su poder.

El fuego de Grodd lamió la burbuja roja sin atravesarla. El ataque de Orm fue más... visceral. La sangre salió de sus lacrimales y saltaron hacia Sinestro. El alienígena se desplazó dentro de la esfera hacia un lado. La sangre de atlante manchó el suelo y emitió un borboteo como si fuera ácido.

Suficiente por hoy...

Dio la clase por terminada sin dejar a Shade, el Joker o la princesa Amatista hacer sus intentos. Se alejó hacia la salida del auditorio, flotando a dos palmos de altura como si fuera un dios por encima de todo lo mundano.

He de examinar mi nave para ver si se puede arreglar. Practicad las creaciones. Visualizad la forma, moldeada a partir de vuestros sentimientos de ira. El anillo hará el resto.

El altavoz de la sala también ayudó a poner punto final al entrenamiento.

Bzzzz... Eamh... Probando, probando...-. Era la voz de Primate, la gorila coqueta-. Siento interrumpir. Eeeeh... El príncipe Orm tiene una llamada de un tal Manta Negra, pase por la salita de las cámaras de seguridad.

Y príncipe Grodd... amorcito. Los niños están jugando en la azotea sin supervisión. El cachorro humano Mazu y las cachorras humanas Hannah y Gorilita. Están toqueteando tus herramientas y todos los materiales que dejaste ahí para construir esas defensas cuquis tierra-espacio exterior.

Grodd había aprendido la lección después de que la nave de Sinestro se estrellara contra el hotel: necesitaban una batería de láseres contra amenazas del espacio exterior. Oficialmente servirían para destruir meteoros (cuando estuvieran terminadas), pero extraoficialmente Grodd las había planteado como un arma contra Sinestro cuando reparara su nave y despegara.

Shade también abandonó el salón de actos. Desapareció de la manera silenciosa y espectacular de siempre: abriendo un portal y metiéndose dentro.

El portal de Shade se abrió en la dimensión de las sombras y el caballero inglés se teleportó hasta donde debería estar su prisionera: Amanda Waller. La había secuestrado cuando el profesor Emil Hamilton, actualmente encerrado en el laboratorio del sótano del hotel de Smile Island, eminencia en la física de materia sombría, mencionó que había una mujer llamada Nightshade con sus mismos poderes sobre las sombras. Waller solo era la llave para llegar hasta Nighstade. Solo faltaba sonsacarle el paradero de la metahumana.

Pero Amanda ya no estaba. Tampoco Dante, su creación favorita. Pero sí había una masa de sombra fluctuando sobre la tierra negra. Shade le dio forma. Dante, el gran monstruo de sombras, recuperó su forma y pudo volver a hablar.

Padre... Yo fallar. Gorda uta escapar... Mujer guapa venir a salvarla. Yo no poder hacer nada para evitarlo...

Tan solo Nightshade podría manipular las sombras para dejar a Dante en ese estado. Tan solo Nightshade podría ir y venir al Reino de las Sombras a su voluntad y robarle a su prisionera.

Escasos avances en el manejo del anillo, mas resultaban impresionantes aquellos poderes los del artefacto. Aunque no lo admitiera jamás en voz alta, esos artilugios alienígenas de Sinestro eran formidables. Unas armas que demostraban ser capaces de realizar proezas increíbles.

La inesperada llamada de Manta Negra, un asunto del cual Marius planeaba encargarse en cuanto le fuera posible, tomó por sorpresa a Orm. 

No aguardaba nada bueno en lo tocante a hablar con el pirata, pero todo sería posible de alcanzar un precio adecuado. Siendo un mercenario el ladrón de su tridente, movido a partes iguales por el rencor a Aquaman y el gusto por el dinero, supuso que trataría de obtener un rescate por el arma.

Tal y como había señalado Primate en su mensaje, el Amo del Océano salió del lugar de entrenamiento hacia la sala de cámaras de seguridad sin postergación alguna, dejando las prácticas de creación para otro momento.

Grodd escuchó las palabras que pronunciaba Primate a través de los sistemas de megafonía y puso los ojos en blanco. El gorila telépata añoraba sus días como monarca de Ciudad Gorila, aunque a la vez los sentía lejanos, casi como si hubieran sucedido en otra vida.

Al escuchar que los niños estaban jugando sin supervisión en la azotea, tocando sus herramientas, Grodd recordó el proyecto que se había propuesto llevara cabo. Una batería de láseres que protegiera la Smile Island de los ataques del exterior. Desde que los villanos se habían hecho con el control del lugar, habían sufrido un ataque de los robots de Luthor y, posteriormente, había llegado Sinestro, quien en cierto también podía llegar a ser una amenaza a la que convenía neutralizar. Cuanto antes pudiera instalar aquellas defensas, antes podría asegurarse de que la Smile Island quedaría defendida.

El gorila telépata decidió dirigirse entonces a la azotea, esperando que los niños no hubieran trasteado demasiado con sus cosas.

En la azotea, Mazu caminaba haciendo equilibrios por la cornisa.

Mazu, eso es peligroso. Aléjate del borde, por favor...

Pffff... No me va a pasar nada, Hanna. Ni que fuera tan estrecho como si me pudiera caeeeeeee...

Mazu resbaló hacia el lado en el que le esperaba una caída de treinta metros. Quedó flotando en el aire gracias a la telekinesis de Grodd, que llegaba a la azotea en ese mismo instante.

Gra... Gracias, señor G. ¿Podría volverme a poner en el tejado? Por favor...

Bah, patéticos humanos-dijo la niña de la máscara de gorila, como si ella no perteneciera a esa misma especie superior-. Sieeeeeempreeee llamando la atención. ¿A que sí, tito Grodd?

Las crías de humano eran unas esponjas, y se les quedaban ciertas frases que escuchaban de los adultos. Aunque en ese caso Grodd no estaba convencido de si la mala influencia era él o si se trataba de las frases grandilocuentes de Perry, el viajero del futuro. ¿Hasta cuándo se quedaría en el hotel?

¡Mira, Maguila!

Gorilita le enseño un artefacto electrónico simple, similar a un mando a distancia, abierto y con todos los cables colgando.

¡Es el circuito que Nayeli me pidió que le soldara! Lo encontré en esa antena de ahí-señaló a la alta estructura metálica que servía para llamar al exterior y recibir el canal por cable en las habitaciones del hotel.

Grodd examinó el aparato que le entregó Gorilita. En principio era un sistema que podía lanzar una señal a través de pitidos. Seguramente mediante morse. Antes de dejar la isla, Nayeli era prisionera y trataba de ponerse en contacto con la Fundación Q. Tal vez solo lanzara un S.O.S. a México. Pero también podría interceptar, transcribir y emitir señales por morse. Las comunicaciones de la isla no habían sido seguras por bastantes días...

En la sala de cámaras de seguridad uno de los monitores mostraban el casco estrambótico de Manta Negra, en línea y portando el tridente atlante. Primate se echó a un lado para dejar hablar a Orm, pero se quedó lo suficientemente cerca como para escuchar. El Amo del Océano podía ordenar que saliera de la habitación si prefería algo de privacidad. En cualquier caso, la conversación con Manta Negra prosiguió.

Majestad...

Las formas de Manta Negra denostaban la importancia del dinero que estaba en juego en esa conversación. Aquel bandido no creía en la realeza y a dudas penas se regía por el código de honor de los piratas.

De nuevo pido disculpas por darle un tridente falso, pero necesitaba un aval mientras no se me pagara la suma acordada por traicionar a mi anterior pagador: Ra's Al Ghul. He estado hablando con su peluda jefa de comunicaciones y ha mencionado que tenéis problemas para acceder a las cuentas bancarias del señor Oahu, el depuesto dictador de la isla.

Hizo una pausa para escuchar las escusas de la última vez. Habría que poner a alguien que supiera de ordenadores para acceder al dinero. Grodd estaba ocupado con el sistema defensivo, Nayeli se había ido... Solo contaban con los prisioneros Hamilton y Luthor para esa tarea.

Por cierto... Hila vino a mí hace unos días. Su pueblo ha muerto. No encuentra a su padre. Está sola en un mundo que no es el suyo.

Orm no puso objeción alguna ante la presencia de Primate mientras escuchaba el mensaje de su antiguo aliado. Cuando en un pasado no muy lejano, hubiera elegido mantener la confidencialidad, en la actualidad prefería no ocultar una conversación entre él y el mercenario.

Una vez Manta acabó de hablar, Marius se sorprendió al cobijar auténtica pena por el funesto destino del pueblo de Hila y de la propia xebeliana. 

Todavía enfadado a causa del engaño sufrido, sabía bien que amenazas surtirían menor efecto a cumplir con lo acordado. El pacto, siendo este un abono monetario al pirata, había de ser honrado.

—No temas por el pago a tus servicios. Un trato es un trato. Quizá nos hayamos demorado en hacerlo, pero saldaremos la deuda contraída contigo en breve. Me encargaré personalmente de ello. Por supuesto, confío en que, tras recibir dicho pago, devuelvas el aval tomado por seguridad.

Eligió no dar mayores vueltas a ese asunto, ya que resultaba duro no exigir la instantánea devolución de lo robado y, en su lugar, ser comprensivo. 

—¿Sigue Hila a tu lado? En caso negativo, ¿sabes a dónde ha ido?

El destino de una camarada de los Siete Reinos era incierto. La empatía, pese a ser calificado como un sentimiento sinónimo de debilidad por Orvax, hacía acto de presencia en el Amo del Océano.

Grodd se aseguró de colocar a Mazu de nuevo sobre el tejado utilizando sus poderes telekinéticos. Después, se fijó en el aparato que le mostraba Gorilita y que Nayeli le había pedido que reparase.

-Trae para acá -dijo el gorila telépata, en tono algo hosco.

Grodd tomó el aparato entre sus manos, observándolo y también la antena donde la niña lo había encontrado. Lo que escuchó no le agradó. ¿Por qué les había ocultado Nayeli que estaba usando ese aparato con la antena? ¿Hasta qué punto podían confiar en ella? Debía hablarlo con los demás en cuanto estuvieran juntos. El Joker iba bastante por libre, aunque confiaba en que con Orm, Shade y la princesa Amatista llegarían a una conclusión sobre qué hacer con Nayeli.

Podía haberse marchado a buscar a sus compañeros descoronados, pero Grodd decidió permanecer en la azotea y trabajar primero en instalar la batería de láseres contra posibles amenazas externas... y contra Sinestro.

Los niños se acercaron más para ver a Grodd trabajar.

¿Podemos hacer otra cosa que no sean láseres? Los guantes de Aztek lanzan los rayos como si fueran una red para atrapar a los malos. O podemos hacer que lancen fuego, como el tridente del cara de arenque. ¿Podemos, tito Grodd? ¿Podemos, eh, podemos?

Grodd notó un hormigueo en el dedo.

... Bzzz...

Un hormigueo muy real. Casi como un calambre. En el anillo de linterna roja. Y también emitía una tenue luz. Y lo mejor de todo... el anillo empezó a hablar con voz robótica.

... Es un 100% posible ionizar los rayos para darles forma de red. Es un 100% posible usar un depósito de líquido o gas inflamable para disparar fuego. La población del espécimen conocido como arenque supone en este planeta un 0,0000004% del total de animales, lo que implica que la probabilidad de hallar algún individuo con cara de arenque es del 0,0000004%.

Los niños se miraron boquiabiertos. Sinestro no había mencionado esa aptitud específica del anillo, lo que abría la puerta a preguntarse qué más secretos les estaba ocultando el alienígena.

Es increíble la debilidad que tienen los aspirantes al trono de Atlantis por las mujeres. Supongo que es lo que mantiene vivo a las Monarquías.

Manta Negra guardó silencio. Debajo de esa máscara debía de estar disfrutándolo.

Ni yo sé el paradero de Hila. Si yo estuviera en su lugar, construiría un casco y planearía una venganza. Si Arthur estuviera en su lugar, buscaría consuelo en aprender más de su legado, de sus orígenes. Hila está necesitada de caras conocidas tanto para una cosa como para la otra. Tal vez esté con uno de los reinos submarinos que antaño formaban la Atlántida. Tal vez esté de camino a Smile Island para reunirse de nuevo con usted...

Pero la gente de la superficie tenemos un antiguo cuento de una muchacha que huyó de un baile palaciego antes de medianoche. Lo que hizo el príncipe para encontrarla fue enviar a todos sus sirvientes para recorrer el Reino hasta encontrarla. Si solicitáis ayuda a Vulko, Atlantis encontrará a Hila por vos.

A su lado, Primate miraba a Orm con ojos llorosos, emocionada por la historia de amor entre el Amo del Océano y Hila que se había montado en su cabeza. Ni Manta Negra ni ella entendían los paralelismos entre el legítimo Rey de Atlantis y la Princesa de Xebel... los dos empujados por el sentido del deber contra un enemigo que había envenenado el agua de su reino. Dos villanos forzosos, incomprendidos... ¿con posibilidad de redención?

La agenda del señor Oahu estaba abierta sobre la consola de mando. Seguramente Primate la confundió con un diario secreto y se dispuso a cotillear. Pero la lista de contactos incluía:

100
Cerebro
Chemo
Doctor Sivana
Escalera Real
Familia Nuclear
Fundación Q
Héctor Hammond
HIVE
Hunter Zolomon
Lex Luthor
Liga de las Sombras
Mister Mind
Pensador
Ultra Humanidad

Era posible contactar con la Fundación Q a la que pertenecía Nayeli. La lista también le recordó a uno de los prisioneros de la isla: Lex Luthor. El resto parecían nombres rimbombantes de organizaciones o supervillanos de la superficie, de los que Orm jamás había escuchado hablar.

El Amo del Océano dio por zanjada la comunicación con Manta. Tras llegar a un acuerdo con el mercenario y la carencia de datos acerca de la ubicación de Hila, aunque habiendo sugerido este un consejo acertado para encontrar a la princesa de Xebel, señalaban lo fútil de continuar con esa charla.

Tratar nuevamente con los atlantes. Pedir asistencia para hallar a quien había tratado de vengar la contaminación de los mares. El amor propio le exigía no hacerlo, pero Vulko o Megara disponían de mayores recursos en lo tocante a localizar a la xebeliana.

—Serás compensado pronto, Manta. Te avisaré de inmediato una vez se salde lo pactado. 

Fue entonces cuando, siendo conocidos algunos nombres en la lista de contactos que Primate escudriñaba, Orm se dirigió a su curiosa aliada. 

—Primate, convoca a los demás para una reunión de urgencia. Acabas de descubrir una información de gran valor. Bien hecho, te felicito. 

El aporte de aquellos registros ayudaría para definir mejor el destino de Smile Island. Luthor y la Fundación Q estaban allí anotados, así que el resto también serían de importancia.