Partida Rol por web

A Grodd le irritaba que los niños le preguntaran mientras él estaba trabajando tan afanosamente.

-Nooooo, tienen que ser láseres -indicó el gorila parlante, mientras seguía trabajando-. ¿Para qué querría una red que atrapase a los malos? -expresó, pensativo. Al fin y al cabo, él era uno de los "malos", por lo que no tenía necesidad de capturar con vida a aquellos a quienes disparase.

Para Grodd fue sorprendente, sin embargo, escuchar aquella voz robótica que brotaba del anillo de Red Lantern. Era extraño. Sinestro no les había dicho nada al respecto.

-Pero creo que no sería mala idea instalar un depósito de líquido inflamable para disparar fuego, como ha sugerido el anillo -comentó el gorila telépata, instando a los niños a que empezaran a trabajar en ello.

No sabía cuánto les llevaría instalar aquellas defensas, pero Grodd ya pensaba en ir a reunirse con Orm, Shade y el Joker para ponerles al tanto de las capacidades que había descubierto que tenía el anillo.

Desde el techo se podía escuchar la voz de Primate saliendo de los altavoces exteriores.

Hola, hola, probando, uno, dos, dos y medio y cuatro onzas, tres... ¿Me oís? ¡Que se entere todo el mundo! El príncipe Orm me ha felicitado! Dice que soy una simia muy atractiva y que he hecho algo bien. ¡Iiiiiiiiiiih!

Se cerró la comunicación con un acoplamiento desagradable. Al cabo de un rato, Primate volvió a comunicarse.

Ah, sí... ¡Casi se me olvidaba! El príncipe Orm convoca a todos a la sala de seguridad para hablar de algo importante.

En la sala de seguridad se reunieron "todos", o al menos todos los que se dieron por aludidos. Allí estaban Orm, Primate, Grodd, Shade, el Joker y, por algún motivo que nadie se explicaba, los dos patanes locales (Tohe y Topi).

Por las pantallas de las cámaras vieron a todos los demás. La Princesa Amatista seguía en el salón de actos, practicando el uso de su nuevo anillo. En el comedor, Sinestro trasteaba en el módulo que le trajo del espacio. En recepción jugaban a una altura segura los niños que poco antes estaban en el tejado.

Las cámaras del exterior mostraban al cliente del hotel, Perry, en el extremo del muelle. Sujetaba lo que parecía el mando a distancia de una de las televisiones de las suites. Los matones de Oahu estaban en la piscina, bebiendo cerveza y tomando el sol. En el sótano 1, los esclavos imprimían circuitos electrónicos para el sistema de seguridad planeado por Grodd en el tejado. En el sótano 2, Mercy y Luthor seguían encerrados en la cámara hiperbárica mientras a Emil se le dejaba más libertad, pues Shade le había dado instrucciones precisas para investigar algo relacionado con la radiación sombría.

Orm leyó la lista. La mayoría de nombres eran desconocidos, pero cuando se mencionó a la Fundación Q, Shade apretó con fuerza el pomo de su bastón. Había un par de empresarios reputados como Luthor o Hammond. El resto parecían rimbombantes nombres de supervillanos como el Cerebro, así que seguramente fueran rimbombantes nombres de supervillanos después de todo. En la columna de la derecha había números de teléfono, así que era posible llamarles.

El Joker empezó a actuar sobreactuadamente.

¡Esa lista no implica nada! ¡Todos sabemos que si alguna persona hubiera llamado a toda esa gente para hacer bromas telefónicas habría quemado la hoja para borrar sus huellas! ¡Qué penséis en mí como culpable dice más de vuestros prejuicios que de mí! ¡¡¡QUIÉN ESTÉ LIBRE DE CULPA QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA!!! No es más que la lista de clientes al que el señor Oahu ha suministrado material electrónico. Tiremos ese papelucho a la basura y olvidémonos de todo esto. ¡¡¡QUIERO HABLAR CON MI ABOGADO!!!

Ante el discurso del Joker, Orm enarcó una ceja que, gracias a llevar puesto su yelmo, quedó prácticamente desapercibida. Fuera o no el señor del crimen de Gotham culpable de algo de lo que nadie le había acusado, aquella defensa tan vehemente había sorprendido al atlante.

—Bueno —comentó con una relajación poco habitual en él hacia el enemigo de Batman—, no te preocupes por tal asunto. No es eso lo que nos atañe ahora mismo, sino pensar qué haremos con esta información. Desconozco la mayoría de nombres en la lista, mas considero importante desvelar cuáles son los vínculos que atan a Smile Island con semejantes individuos. Podríamos sacar partido de ello al descubrirlo o, por el contrario, estar mejor preparados si cualquiera de semejantes contactos, como Luthor hizo, nos ataca. De poseer algún conocimiento relacionado, Tohe y Topi, hablad. Todo dato nos servirá.

El Amo del Océano se dirigió a Grodd a continuación. De entre los reunidos allí, era quien mejor le ayudaría en la misión de remunerar a Manta por los servicios prestados.

—Grodd, cuando no estés ocupado con temas importantes, ¿podrías acceder a las cuentas de la isla y mandar el pago de Manta a este? Nuestra deuda ha de ser saldada. 

-Deberíamos al menos tratar de contactar con esa Fundación Q -propuso Grodd, mostrando el artefacto tecnológico, similar a un mando a distancia, perteneciente a Nayeli, que había hallado en el tejado-. Nayeli usaba esto. Aún no sé por cuánto tiempo lo estuvo usando, pero ella sabía de la Fundación Q. Deberíamos saber qué asuntos se ha traído entre manos.

El gorila telépata no se fiaba de la humana, aunque no sabía hasta qué punto podía estar ocultándoles sus acciones.

-Y hablando de asuntos que no conocemos, Sinestro no nos ha puesto al tanto de... ciertas capacidades del anillo -anunció Grodd, levantando el anillo rojo en su dedo-. Define la palabra "extraterrestre" -le dijo al anillo, a la espera de que sus compañeros pudieran observar que el anillo parecía ser capaz de responder a información.

Por último, el gorila telépata asintió a las palabras de Orm sobre llevar a cabo el pago a Black Manta.

-De acuerdo. Me ocuparé de enviarle su pago. ¿De cuánto dinero estamos hablando? -preguntó.