Partida Rol por web

Catwoman se encogió de hombros.

La mejor manera de robar algo es hacerlo cuando nadie esté mirando. Una gata lista no suele llevarse las cosas cuando los demás miran.

Y los alrededores del almacén es un erial. No hay vegetación para que puedas hacer de las tuyas, Pam.

Creo que tengo un plan. Existe una película de serie B poco conocida titulada "Ant Attack". En ella, unos nazis en un laboratorio crean unas hormigas gigantes que se rebelan y los matan para luego atacar un pueblo cercano. Las armas del ejército no logran matarlas. Entonces, una de las hormigas secuestra a la hija del general...

Vale, al grano. Un científico echa feromonas por la chimenea de un hormiguero para hacer salir a las hormigas gigantes. Las guían hasta una mina de sal y lanzan una bomba atómica para matarlas a todas.

Tal vez solo tengamos que meter las feromonas de Hiedra Venenosa en el conducto de ventilación del edificio.

¡La he visto! Me encanta la parte en la que la parejita de jóvenes lugareños entra al cine para ver una película de hormigas gigantes y en mitad de la sesión unas hormigas gigantes entran en la sala.

Ese plan es una estupidez. Hay que ser muy tonto como para quedar controlado por unas feromonas como en una película ficticia. No como mi amor hacia Hiedrita, que es un doscientos por cien real.

Uhm... En la azotea del almacén hay unos conductos de ventilación que podían servir. Yo puedo llegar sin problemas. Lo complicado será subir a Hiedra Venenosa hasta allí. No es precisamente una Batgirl de subirse a los tejados de los edificios.

La tímida Rose levantó la mano.

Ehm... Perdón. Creo que la doctora Isley recogió unas nueces cuando la Caja Madre nos teleportó a lo que, por la vegetación, me pareció que podría ser China. Solo hay que plantar una al lado del almacén, lejos de las ventanas. Cuando la doctora Isley se ponga encima y haga crecer las plantas, se quedará en la copa mientras el árbol se hace más y más grande hasta quedar a la altura de la azotea.

O eso es lo que yo creo que pasaría...-bajó la mirada, avergonzada por ser el centro de atención.

Catwoman y Hiedra se agarraban al árbol mientras crecía más y más. Cada vez a más altura. Cada vez más lejos del suelo. Cada vez con una caída más mortal.

¿Vas bien, cariño? Lo importante es que no mires abajo-aconsejó Catwoman.

Al llegar a cierta altura, a Hiedra Venenosa le pareció oír unas voces de una ventana un par de metros a la derecha del tronco. Pamela Isley detuvo el crecimiento del árbol, pero en el tiempo que tardó en reaccionar, ya habían subido demasiado. Estaban a media altura, entre la ventana de las voces y el tejado. Hiedra barajó la posibilidad de descender acrobáticamente hasta la ventana y cotillear el resto de la conversación... o seguir subiendo para seguir el plan de Rose y Dan.

El plan propuesto le pareció bien, incluso le sacó una sonrisa imaginar la sorpresa que se iban a llevar sus rivales y no veía la hora de comprobarlo con sus propios ojos, así que no puso ningún inconveniente.

-¡Ojalá todos me amaran como tu Zote! -Le respondió con una sonrisa al pobrecito ignorante.- Entonces todo está listo, preparaos para entrar en acción cuando las feromonas comiencen a afectarlos. Estoy orgullosa de vosotras, ha sido un buen plan. También de ti Dan. -Pero un poco menos.

Acarició sus valiosas nueces y las plantó en el suelo con mucho cuidado, esperaba que su pequeño tesoro sirviera de ayuda y se agarró a Catwoman mientras comenzaban a subir.

-De maravilla. ¿Porqué iba a mirar abajo teniéndote a ti aquí conmigo? Jajajajaja. ¡Ni se me ocurriría! - Cuando quiso darse cuenta la ventana había pasado de largo y si quería bajar debería mirar hacia abajo, cosa que no le agradaba mucho.- ¿Quieres bajar a cotillear? Tu eres muy ágil y puede que escuches o veas algo importante, yo seguiré subiendo y comenzaré a lanzarles feromonas mientras tanto.

Catwoman podía ir a su antojo aún en los entornos más hostiles, como buena gatita llegar a la ventana no le supondría esfuerzo alguno y luego podía subir en cuanto quisiera. Mientras ella se haría cargo del plan y comenzaría a poner en marcha la misión de recuperación de la caja Madre.

Aguanta un poco querida, pronto te rescataremos...

- ¿Superman? - Sonreí a las chicas casi divertida tras el susto inicial con Temblor. - Me imagino que sabréis que Batgirl viene de la familia de Batman. Vamos, que él es mi maestro... pero no tengo su personalidad. Y, bueno... la mayoría de los que están conmigo, en cuanto acabemos con Darkseid y sus planes de destruir el mundo o lo intentemos y si volvemos a Gotham... yo seguiré al lado de Batman y ellas del lado de Arkham Asylium. En cuanto a lo de no dejarme ver donde está vuestro escondite, lo entiendo y lo veo bien, pero ¿atarme? ¿Y si el peligro empieza antes de llegar? - Sabía que podía soltarme, pero si podía evitarlo mejor.

Miré a Temblor, no se fiaba nada de mí. - Vale, tengo unas batesposas. Si tenéis con qué taparme los ojos, yo pondré esto... y esto de aquí es la batllave. Nada de perderlas ni de recuerdo o Batman me castigará de por vida por ello. - Les pedí las esposas para que las cogieran y me las pusieran. Lo que no sabían era que podría soltarme de ellas y de cualquier otra con facilidad. Las cuerdas eran más complicadas si las ponían bien.

- Si no tenéis nada con qué taparme los ojos, fijo que llevo alguna venda encima. Con varias vueltas no veré nada. No voy a perder el tiempo discutiendo sobre atarme o no y ya dije que entiendo lo de que no sepa donde está vuestro escondite. Es como si vinieseis a Gotham y os llevase a la Batcueva. - Solo que nosotros solíamos sedar a la gente y solo la llevábamos con permiso de Batman o en caso de urgencia.

En todo momento me mostré más o menos conforme con su idea, mostré empatía sobre sus temores y procuré no discutir nada, solo lo obvio: ir atada. Si ya era complicado moverte a ciegas, que te aten para que no te des un golpe ya...

- De todas maneras pensad una cosa. Yo solo estaré en esta ciudad hoy y no volveré más. No la conozco, así que aún estáis a tiempo de que vayamos más rápido. Yo os puedo seguir por los tejados, salvo que me digáis que vamos en coche. Entonces ya se acabaron las ideas.

Temblor miró a Virtud esperando que ella tomara la decisión.

Solo queremos asegurarnos de que no usas las manos para quitarte la venda. Usaremos tus esposas, y hasta dejaremos que lleves la llave en la mano para liberarte en un plis. Pero no subas los brazos por encima de los hombros en ningún momento, ¿de acuerdo, querida? O Temblor te destrozará las tripas con sus ondas sísmicas.

Habían llegado a un acuerdo. Temblor esposó a Batgirl, que en ningún momento tuvo que entregar la llave. Virtud le hizo una señal a su compañera para que fuera a por Christopher a la entrada del callejón. La líder del Movimiento sacó su propio pañuelo de la mochila para vendar a Bárbara. Un pañuelo que olía a tortitas.

Listo. Te queda perfecto, Batgirl. Vamos, por aquí.

Concentración. Bárbara escuchó los pasos de otras dos personas, así que ya estaban todos. Bajaron. Olía a mil demonios. Estaban en la alcantarilla. Izquierda. Izquierda. Derecha. Con su memoria eidética, Batgirl podría reproducir el recorrido y llegar a la base secreta en cualquier momento... lo que la dejó en un dilema ético: aquello no estaba bien, tal vez debería desconectar, dejar de memorizar el trayecto y respetar la seguridad de Virtud y su equipo.

Ya llegam...-la voz de Virtud se interrumpió con su quejido, también se escuchó un ligero grito de Temblor.

Batgirl se deshizo de las esposas y se levantó el pañuelo justo a tiempo para ver a un hombre con un cuchillo... reduciéndose hasta tamaños microscópicos hasta desaparecer delante de sus ojos.

Virtud y Temblor tenía cada una un tajo en sus trajes. Sus brazos sangraban. Estaban en una especie de sótano. Temblor había soltado su linterna y rodaba por el suelo iluminando intermitentemente la oscuridad. Christopher y Virtud también llevaban linterna, y Bárbara solía usar la de su móvil para este tipo de situaciones.

¡¿Qué @#$& era eso?!

Catwoman se despidió de Hiedra Venenosa y descendió del árbol mientras seguía creciendo. Al llegar a la azotea, Hiedra solo tuvo que dar un paso al frente para estar en el tejado. Lo cruzó hasta las chimeneas de ventilación y forcejeó con la rejilla. Normalmente Catwoman quitaría los tornillos con la uña, pero ella no estaba aquí. Además, la rejilla estaba suelta. Hizo un poco de fuerza, pero no le gustó lo que vio a continuación: una cara dentro del conducto le devolvía la mirada. No, una máscara, más bien, que se deslizó por un espacio imposible hasta salir. Detrás fue un torso delgado y una pierna que pisó en el suelo. Un brazo y otra pierna. Y el último brazo. Y aquella amalgama de articulaciones dobladas se reconfiguró y giró hasta dar como resultado un cuerpo "humano": Ragdoll, muñeco de trapo, de los Seis Secretos.

No sé que haces aquí...-dijo, con voz apagada-. Pero eres toda una celebridad... y sé que tus hormonas no te servirán conmigo... Llevo máscara... Guantes... Ni un centímetro de piel al descubierto... Mi respiración es lenta porque cuanto menos aire en los pulmones mejor me puedo mover por espacios estrechos... Te mataré mucho antes de que una sola de tus toxinas logre controlarme...

No tardó en arrepentirse de haber mandado a su amiga a espiar, sobre todo al encontrarse con alguien que parecía inmune a sus toxinas, claro que eso estaba por ver, además Hiedra tenía otros trucos que podía utilizar para vencer a ese rufián.

-Vaya querido, eres todo un dechado de virtudes. ¿Nadie te ha dicho que es de mala educación querer matar a alguien y mucho más a una celebridad cuando ni siquiera la conoces? Tsss Tsss Tsss. Estoy muy decepcionada, la verdad.

Ella no tenía ni idea de quien era su contrincante, aunque había visto algunas cosas que podía hacer, como pasar por sitios bastantes estrechos. Por desgracia por allí no había vegetación así que mientras llegaban los refuerzos usaría un poco de fuerza bruta, quizás no le haría daño pero igual podía arrancarle algo de su ropa para poder usar sus feromonas.

Quizás no debería recordar como se iba, pero necesitaba el camino de vuelta por si acaso las cosas no iban bien estar donde Hiedra pudiese encontrarme. Al escuchar los gritos y ver al hombre menguante comprendí que aquello iba a ser demasiado para mí. No había metido el batinsecticida en el batcinturón y eso iba a ser un problema.

Ni me molesté en buscar mi móvil y cogí la linterna del suelo para ver cuan dañinas habían sido aquellas heridas. Ambas chicas se quejaban en sus brazos y era evidente que de ahí venía la sangre. Que aquel tipo no me atacase debió ser por ir con los ojos tapados y atada... que no atacase a Christopher era algo que me hacía sospechar. - ¿Estáis bien? Pregunté mientras abría más sus prendas para ver el tamaño y profundidad de las heridas.

- Esto puede ser un aviso o algo más grave, así que vamos a dejarnos de juegos, ¿vale? Virtud, no sé como será tu poder, pero, ¿crees que puedes rastrear la mente de ese loco? - Luego miré a Temblor. - Me imagino que vuestro escondite ya está tomado, necesitamos un sitio tranquilo para curaros eso y una entrada que no sea la alcantarilla. Vais a tener que confiar en mí para que esto funcione. Con mis gafas de visión nocturna le hubiese visto venir y ahora no estaríais así.

Virtud y Temblor asintieron.

Solo es una heridita de nada, Batgirl. No vamos a ceder este sitio solo por unos cortes. Intento concentrarme, pero no siento nada. Estamos ante un psicópata. Su incapacidad para tener sentimientos le oculta de mí.

En ese momento, Estrella Enana volvió a aumentar su tamaño para atacar de nuevo.

¡Cuidado, Batgirl!

Christopher se interpuso. El cuchillo de Estrella Enana se clavó en el hombro del joven en lugar del corazón de Bárbara.

Agh...-los ojos de Burden se volvieron rojos, su voz sonaba a ultratumba-. ¡HAS HERIDO A LA PERSONA EQUIVOCADA! ¡AL DIABLO LE GUSTA TENER A LOS IMPÍOS SENTADOS A SU LADO! ¡WOARRGH!

El cuerpo del chico tímido se transformó en la más horrible de las bestias.

Burden cogió al asaltante con una sola mano y lo empujó contra una columna.

¡Tenemos que acabar con ese tipo antes de que se vuelva a encoger! ¡Rápido!

Temblor no parecía sorprendida con el nuevo aspecto de Christopher. Tampoco Virtud. Aquello debía de ser normal para ellas.

En la azotea del almacén, Ragdoll esquivó la patada Hiedra Venenosa.

Muy lenta...

Muñeco de Trapo contraatacó. Era más rápido. Hiedra Venenosa no tenía ninguna oportunidad. Ragdoll la arrinconó contra la puerta de metal que llevaban a la planta inmediatamente inferior.

Muereeeeh...

En ese momento, por encima del hombro autodislocado del contorsionista, apareció un morro familiar. ¡Era Krypto! Flotaba metro y medio por encima del cemento. Krypto mordió a Ragdoll por las rastas y lo elevó en el aire lo suficiente como para que los pies del villano quedaran colgando.

Una no se hacía una supervillana sin tener una pelea o dos o sin encajar algún golpe, aunque Hiedra no estaba muy acostumbrada a luchar, prefería someter a la gente bajo su influencia. En todo caso aquella vez parecía que no había manera de hacerlo y su rival era muy superior, tan solo tenía que aguantar a que Catwoman regresara, pero no lo hizo, en cambio apareció Krypto, no era su animal favorito pero no iba a poner pegas.

-Jijijijijiji. ¿Pensaste que vencerme sería fácil? No hay nada que le guste más a un perrito que un muñeco de trapo, disfruta de sus babas jajajaja. ¡Krypo! ¡Ataca! ¡Ataca! ¡Buen perrito! -Claro que ella no se iba a quedar quieta así que intentó ayudar al perro golpeando a su enemigo.- ¡Toma esta!

No podía creerme que aquel chico tan asustadizo y tímido fuese esa... cosa. ¿Cómo iba a explicar esto a nadie si no podía creérmelo ni yo? Las palabras de Temblor me hicieron reaccionar y las de Virtud pensar... pero antes debía sacudir a aquel tipo y no, no iba a contenerme con el daño. Era demasiado peligroso como para dejarle suelto mucho tiempo. Así que saqué un batarang explosivo... y me di cuenta de lo que iba a hacer y paré. Eso podría matarle. ¿No le gustaba cortar? Pues eso haría, cortar yo también y lo cambié por un afilado y lo lancé hacia el tipejo aquel.

- A ver si te gusta que te corten a ti también...

El batarang se clavó en el hombro de Estrella Enana justo en el momento en el que intentaba encogerse. La herida, del tamaño de un machete en el cuerpo de un niño, hizo efecto cuña: el villano seguía encogiéndose, mientras el batarang no modificaba sus dimensiones. Eso era porque el poder de encogerse estaba en el traje, en el punto del impacto. El hombro se cortó desde dentro hacia arriba a medida que su cuerpo se reducía sobre el batarang. Un brazo del tamaño de un desatascador cayó al suelo. El dolor no permitió que Estrella Enana siguiera concentrándose. Tenía el tamaño de un gato y sus quejidos eran agudos.

¡Bien hecho, chica murciélago! Ahora me toca a mí.

Virtud tomó el otro brazo y empezó a transmitir sensaciones al psicópata. La palabra tortura pasó por la mente de Bárbara.

Mi vida no ha sido fácil... Quiero que lo sepas. Quiero hacértelo sentir. Cada caída... cada revés de la vida... cada vez que herían a mis amigos...-apretó el brazo más y el menudo hombrecillo se estremeció más de dolor-. ¿Lo sientes? No solo puedo transmitir sentimientos... también puedo amplificarlos. Así que hoy, aquí, hablarás. Quiero saber tu nombre. Quiero saber porqué atacaste este sitio. Quiero saber dónde está la Polilla Vengadora.