Partida Rol por web

- "La mejor arma de los malditos Bichos no son sus zarpas, púas o caparazones quitinosos; es el miedo y aversión natural que producen en la psique humana. Su horror nos paraliza, nos hace dudar y titubear en el peor mometo posible...

La cosa mejora algo con la experiencia, pero el instinto del miedo es siempre fuerte." -

Las palabras de Kurt no tranquilizan al joven oficial. Hablando en un murmullo, como si a la vez quisiera que le oyeran y no dice:

- Y creo que eso no es lo peor, sus mentes, sin individualidad, percibirlas... me han dicho que eso es el horror.

Tras unos segundos mirando al suelo parece recordar su entrenamiento y se levanta y se pone recto lo más marcial que puede.

- Tenemos una misión y la vamos a cumplir, destruiremos a cualquier bicho que se ponga en el medio - esta vez habla en alto, claramente para todos, pero su voz suena más como un anuncio que como si lo dijera de corazón.

En silencio, Burnette observó a los dos hombres mientras hablaban, arqueando una ceja. No era la típica conversación bravucona que esperaba escuchar de sus compañeros antes de asaltar el Nido. Confesar sus miedos, sus preocupaciones, quizás los hiciera más humanos, pero no ayudaba a levantar el ánimo del escuadrón.

Sí mi teniente. James se cuadra más si cabe, de lo que ya estaba, aferrándose a lo que dice de positivo el oficial, tras estar a punto de dejarse dominar por el temblor, oyendo de viva voz demasiadas cosas sobre miedos y horrores.

Sin duda, lo peor de todo es esta espera interminable, piensa, cuando estemos en la mierda, ahí abajo, no tendremos tiempo de pensar.

Me mantengo quieto mientras escucho las palabras de los miembros del escuadrón Fox hablan acerca de sus experiencias y la manera que tienen de enfrentar el miedo a los bichos. Aun en posición de firme escucho las respuestas del Teniente Speedy, a las que contesto animado, tomando la iniciativa viendo que el oficial se ve un poco superado por la perspectiva de lo que se viene:

- "Comienza a hablar mi lenguaje, Teniente. Por orden del Capitán Dorgotiev, tomo oficialmente el mando de la misión y el grupo que la ejecutará, usted incluido, Señor."

Luego me giro hacia el Capitán, quien está hablando con uno de los guardias. Me paro al lado de él, esperando a que nos dejen avanzar y nos terminen de dar las indicaciones para efectuar el salto orbital, momento en el que nuestra misión comenzará realmente.

Sintonizo el traje con la red de datos de desembarco para llevar el conteo del tiempo que nos falta para tomar tierra.

-¿Cómo era aquella canción?...

La espera es odiosa, pero necesaria. Nuestra misión es quirúrgica, si no tenemos la información necesaria todo acabaría mal, así que para aliviar tensiones respiro..

Es curioso, cuando uno se centra en su respiración, todo lo que le rodea parece amortiguarse, no desaparece, eso es mentira, pero da la sensación de que está más lejos, más bajo...incluso los fuertes olores del hangar se disimulan...solo hay aire que entra y que sale de los pulmones...y caes hacia la nieve calculando cuando encender los jets para no estrellarte contra el suelo..

Aprieto los dientes y trago con fuerza e inspiro con fuerza antes de que algunos recuerdos que ahora mismo no necesito vuelvan a mi mente. El capitán nos hace una señal y le seguimos, así que sacudo la cabeza dejando lo que no debe acompañarme a esta misión desparramado por el hangar.

-Es un chaval...pienso cuando veo al teniente -los de inteligencia mandan a un experimento con patas...no van a arriesgar a nadie más preparado por si cae en manos de los bichos. Habrá que reservar una bala para él por si las moscas...igual que para los pilotos...¿alguien nos tendrá reservada una bala para nosotros?...

Espiro...

Lanzo una buena mirada hacia la izquierda, contemplando un pasillo. Luego otra, larga y concienzuda, a la derecha, otro pasillo. Eso sin olvidar, por supuesto, el pasillo por el que hemos venido nosotros. Estando tan cerca de descender a un nido de bichos, no puedo evitar plantearme cómo habría que defenderlo de un ataque en tromba de insectos. No es que vaya a ocurrir, pero mentar a los demonios nunca es harina de buen costal. Y si de paso evito mirar a los ojos al teniente, pues eso que ganamos.

-... -Abro la boca para decir algo, pero la frase del Sargento Mayor se hace con el momento, y ya no hay más que decir así que la cierro. Nada sobre el temor a los insectos, sobre misiones o sobre lo estúpida que es la idea de matar a todos los bichos que se crucen en nuestro camino de manera concienzuda. Porque no tiene posibilidades de salir bien, y sigue sin ser realmente nuestra misión. A la que ahora me hubiese gustado llevar un puñado extra de granadas para el extra que tengo equipado en el morita.

Así que ahora solo queda esperar. No conocemos a los pilotos. Todavía no hemos visto ni el taladro. Y a saber cuándo o dónde van a soltarnos los de inteligencia -menos el teniente que nos han asignado- o quien diantres haya planeado esta operación.

James respira hondo, sin darse cuenta de que, inconscientemente, está imitando a Wimger.

Solo unos minutos más...

Sin mucho problema, el capitán Dorgotiev pudo conseguir que les dieran acceso a aquella ultima gran puerta. El sistema de apertura era algo lento y tardo cerca de treinta segundos en abrirse de par en par, casi como si adrede alguien quisiera aumentar el clímax de la situación que ahora se gestaba en aquel pasillo.

Frente a ellos se encontraba un gran hangar sumamente oscuro y lleno de aparatejos cuya existencia desconocían y nisiquiera entendían. Aunque era probable que todas esas cosas jamas en sus vidas volvieran a verlas por lo que poner atención a ellas en aquel momento carecía de sentido.

-Bienvenidos al hangar experimental 2h-23 de las fuerzas de la federación-. Dijo el capitán Dorgotiev invitándolos a pasar a aquel lugar, estoy incluyendo al teniente de inteligencia. Dentro un cumulo de científicos y oficiales de la flota deambulaban de un lugar a otro, tal como si hubiera gran pisa en mas de un proyecto.

Guiados por el capitán, el grupo de infantes pertenecientes en su mayoría al escuadrón Fox, se aproximo hasta lo que parecía ser el fondo del hangar, justo donde se encontraban dos grandes letras en lo alto de las paredes, las cuales daban nombre a las escotillas de salidas C y D. Allí, colocados verticalmente y justo debajo de cada letra, se encontraban dos grandes “cosas” con apariencia de bala y taladro a la vez.

-He aquí los “Taladros”, la esperanza de toda la operación- dijo el capitán en un claro tono de burla al estar frente a aquellos aparatos y que claramente no gusto a los científicos que se encontraban en los alrededores. - Si, ustedes tendrán que subir a esas cosas, ser lanzados en un ojiva para impactar el subsuelo y luego enterrarse lo mas profundamente posible, toda una aventura. Ya conocen sus ordenes al respecto, aunque hay cosas que aun no conocen y de las que será mejor hablar ahora mismo. Este taladro a su izquierda es “ciclón” y sera el vehículo en el que se adentraran en la tierra; este otro es tormenta, el cual se encargará de ir por ustedes una vez hayan acabado con su misión. Ambos vehículos se mueven mediante motores nucleares por lo que deben ser conscientes de que viajaran en una potente bomba perforante a la par de que hará mucho calor allí dentro-. Hasta ahora el capitán había cruzado mirada con el teniente Wayan mas de una vez de forma consciente y sin embargo aun no le había dirigido la palabra mas que en un mero gesto de saludo un tanto descortés, quizá a él tampoco le agradaba aquel oficial de inteligencia.

Haciendo una señal con sus manos, el capitán mando a llamar a dos personas que esperaban a una cierta distancia junto al taladro llamado “Ciclón”. -Estos dos hombres serán quienes los llevaran hasta las profundidades. Este es el cabo Alfredo del castillo, ingeniero militar encargado de que todo funcione bien con el taladro; y este otro es el teniente James Smith, afamado piloto experimental de la flota quien se encargará de llevarlos enteros hasta su objetivo.

Ambos tienen como ordenes, el asegurarse de que ustedes lleguen lo mas cerca posible del objetivo de su misión y con las mejores condiciones tácticas, sobre todo de terreno. A la par, están encargados del cuidado y funcionamiento del taladro, así como de ser un señuelo para los bichos una vez que ustedes sean despachados en tierra. Pero todo eso ustedes ya lo saben, lo mejor será que me haga a un lado un momento y los deje revisar los planos experimentales del vehículo para que hagan todas las preguntas que creen necesarias antes de su partida. No se preocupen por el tiempo, aun tendremos que esperar-.

- "A sus órdenes, mi Capitán." - Digo saludando al Capitán Dorgotiev.

- "Teniente." - Saludo al piloto del taladro de profundidad.

Después inspecciono con la mirada ambos vehículos experimentales y guardo silencio.

Adelantándose hacia el grupo de infantes, un hombre rubio y alto, con la vestimenta común de un oficial de la flota les dirigió la palabra. -Tal como el capitán Dorgotiev ha dicho ya, soy el teniente Smith y este hombre a mi derecha es el cabo Del Castillo. Juntos nos encargaremos de proporcionarles toda la ayuda posible para su misión sea un éxito. Permítanme les muestre los planos del vehículo que tienen frente a ustedes; aunque he de decir que lamentablemente, por motivos de seguridad solo es posible mostrarles los planos de los prototipos y no los reales-. Este hecho pareció tomar por sorpresa al capitán Dorgotiev quien estuvo a punto de abrir la boca pero permaneció en silencio, aunque claramente molesto.

Los planos dejaban en claro la idea básica que se tenia en mente para el aparato y su funcionamiento; o al menos quedaba claro para los infantes especializados como técnicos como era el caso de Wallace, otra cosa diferente era probablemente para los demás; aunque en el fondo, todos tenían algo de conocimientos de ingeniería mecánica.

-Los vehículos difieren mucho en apariencia, lo se, pero son en esencia idénticos. Tal como se muestra en el esquema de derecha a izquierda, tenemos en el vehículo frente a ustedes de abajo hacia arriba. Primero esta el poderoso taladro perforador del cual se han necesitado años de fabricación y perfeccionamiento; posteriormente esta el potente motor nuclear del que les habló el capitán Dorgotiev y con el cual se podría hacer volar a una ciudad dos veces mas grandes que la mítica Buenos Aires; la sala de sistemas sigue a continuación, lugar donde se encontrará el cabo del Castillo y junto a esta se encuentra la sala de controles, lugar donde yo estaré piloteando el vehículo. En el esquema pueden ver que al final aparecen unas patas o garras metálicas largas y de gran tamaño; estas también están presentes en el diseño final pero para su protección están recogidas en la parte final del vehículo.

En cuanto a ustedes, en el prototipo inicial no se había pensado en pasajeros, eso fue un cambio final que se hizo en el diseño. El prototipo era muy chico, el trabajo final presenta a un inmenso vehículo con una sala de pasajeros con capacidad para 25 pasajeros, esto independientemente de la tripulación; que claro, ustedes solo son 24 si no es que entiendo mal. Su ubicación es exactamente entren las patas al final del vehículo y la sala de controles; justo donde pueden ver un rotor con inmensas garras metálicas con forma de peine. Y eso es básicamente el diseño del vehículo; si tienen alguna pregunta al respecto, sera mejor formularla ahora para que mi compañero pueda responderlas a detalle pues una vez dentro solo tendrán comunicación conmigo-.

El teniente Wayan mira con detenimiento los planos, y atiende a las explicaciones. No tiene claro más que el funcionamiento general del aparato, pero tener algo que hacer o algo a lo que atender le ayuda a contener su ansiedad. Se mantiene callado esperando alguna pregunta de los técnicos.

El explorador echó una ojeada distraída y breve al taladro. No sabía como funcionaba, y lo cierto es que tampoco era algo que desease saber. Le valía con el pensamiento de que iban a viajar en una bomba nuclear con taladro.

"Genial... En fin, si algo sale mal, supongo que los bichos lo lamentarán más que nosotros..."

Pensándolo bien, aquella misión era de las buenas. Desde el transporte hasta el objetivo, todo era potencialmente letal. Al menos, era el escuadrón Fox el que se ocuparía de ello, uno de los mejores, si no el mejor, de todos los desplegados allí. 

Miro en dirección de Dereck Mckeyn, otro de los soldados con los que ocasionalmente he formado equipo de fuego. Está inusualmente silencioso. Como la mayoría de nosotros, supongo.

La puerta tardó un COJÓN (perdón por la expresión) en abrirse, seguramente porque realmente era una compuerta de seguridad grande y pesada. Aún así, eso sólo hacía sentir más inquieta a la cabo. La espera antes del combate era algo que odiaba profundamente, especialmente cuando se alargaba tanto y otros estaban luchando. En el Fuerte Helado fue realmente desesperante estar aguardando durante horas entre oleada y oleada de bichos, y ahora la situación no era mucho mejor: el tiempo corría y abajo estaban derramando sangre.

Una vez dentro del hangar, ignoró todo lo que allí había hasta que llegaron hasta los que iban a ser sus transportes. Y vamos a ser sinceros: confianza no inspiraban. No mucha, al menos. Meterse en una bala con un taladro delante para dejar que te tiren desde la órbita para estrellarte contra el suelo a una velocidad de órdago no era, desde luego, el sueño de ningún miembro de la Infantería Móvil. Pero claro, órdenes eran órdenes. Y, con suerte... no podía ser tan malo. ¿No?

Eso fue hasta que escuchó lo de "motores nucleares". Toma ya.

Saludó de forma oficial (es decir, se cuadró) ante los dos pilotos que les iban a hacer bajar, procurando no pensar en el hecho de que iban a tener que meterles una bala en la cabeza si algo salía mal. Aunque, según fue escuchando las especificaciones del vehículo, vió que si salía ciertas cosas mal con el taladro, quizás no tendrían ni que gastar esas balas. Una complicación en el motor de ese juguete e iban a dejar un bonito agujero. Aparte de ser desintegrados, por supuesto.

Levantó la mano algo intrigada, para preguntar al teniente:

- Señor, yo quisiera hacer dos preguntas. La primera es, ¿cuál es la utilidad de las patas? Y la segunda, ¿cómo amortigua el taladro el impacto contra la superficie? - lógicamente, Sonia sabía que si aquello no podían saberlo, no insistiría.

Observo en silencio a mis compañeros. Son un gran grupo de operaciones, aunque los túneles de los bichos son un suicidio incluso para comandos más preparados que nosotros.

Inicialmente no me hacía ninguna gracia que nos asignasen otro operador de radio, aunque lo cierto es que eso puede tener ciertas ventajas tácticas. El grupo podría dividirse en un momento dado en dos, con un consejero táctico y un Sargento o Sargento Mayor en cada equipo.

James tiene la frente ligeramente húmeda de sudor, al ver el armatoste donde se tiene que meter... intenta pensar en algo útil...

Señor, dice sin pensarlo mucho, ¿existe la posibilidad de tengamos que detonar el aparato si nos quedamos atascados? Si es así, ¿Cómo se hace?

La mayoría de los artilugios que se guardan en ese hangar tienen pinta de llevar allí demasiado tiempo y mantenerse mucho tiempo más, pero después de todo, eso era algo normal...prototipos, la mayoría inútiles o caros y algunos de ellos ambas cosas. Cuando veo los taladros espero que sean una de esas cosas que solo cumplen la parte de "caro".

Cumplen con nosotros permitiéndonos ver los planos hasta el punto que ellos quieren y podemos hacer preguntas para que nos sintamos algo más aliviados, pero para mi, ya estamos dentro de esos trastos volando hacia el planeta. Por lo menos ahora iré dentro de algo duro y los hoopers no serán una preocupación.

-No creo que quieran que el taladro amortigüe nada- pienso ante la pregunta de la cabo- una ojiva blindada para que perfore la tierra y el que no se haga puré dentro del traje, que busque a la reina...

Justo después O'Flaggerty pregunta cómo detonar un motor nuclear. Permanezco totalmente serio, tal vez media sonrisa habría mostrado mejor mis pensamientos, pero no.

-Nos hablaron de destruir el vehículo para que no lo pillen los bichos, pero no dijeron que era un motor nuclear...¿cuánto tiempo aguantará el núcleo sin su refrigeración?.

Sin darme mucha cuenta, observo mi traje preguntándome qué niveles de radiación aguantaría. El motor no volaría por los aires, pero contra la radiación no hay lugar donde uno se pueda esconder.

-Mi teniente- interrogo para saber cuales podrían ser nuestros problemas futuros- entiendo que el vehículo avanzará más rápido, por lógica, hacia abajo y ciertamente no es de nuestra incumbencia las limitaciones que tiene, pero cuando hayamos cumplido con nuestra misión, el vehículo "tormenta" ¿qué velocidad de salida llevará?¿el compartimento de pasajeros está blindado? o nos tocará cubrir su avance hasta que alcancemos el exterior...

No es una queja, solo información, ya que no me gustaría encontrarme con que después de pasar por un infierno, nos metamos en una lata de sardinas para morir sin posibilidades de actuar...para eso, ya nos abriremos camino nosotros solos.

Creo recordar que nuestros trajes tienen una cierta resistencia a la radiación, aunque no soy un experto en sus especificaciones técnicas.

Supongo que llegado el caso, Sony podría volar cualquier cosa. Ahora que el generador nuclear del taladro podría suponer un problema. No por detonación nuclear, algo harto improbable, sino por niveles letales de radiación.

En cualquier caso, si tenemos que detonarlo, seguramente abandonaríamos el área mucho tiempo antes de que los niveles de radiación acumulada pudieran tener efectos severos en nuestra salud. En caso de poder ser evacuados posteriormente, probablemente podrán descontaminarnos adecuadamente en la enfermería de una nave.

- "Tal vez fuera bueno que llevásemos con nosotros pastillas antiradiación." -