Partida Rol por web

De un salto, salió del vehículo y tocó tierra, maldiciendo en silencio por la repentina humedad y polvareda que empaña el visor, obligándole a tomar una posición defensiva temporalmente mientras lo limpia. Luego, rodilla en tierra, observa la oscuridad, intentando apuñalarla con su linterna, casi esperando ver aparecer una oleada de bichos repentinamente.

El recorrido por el taladro me deja en una buena posición, aunque por lo que veo a medio camino el que sigue yendo a gran velocidad es el teniente mentalista. Usando el acceso correspondiente, salgo casi detrás de la Cabo, quedándome pegado a ella en un primer momento, de cara a una de las paredes sin acceso posible a los túneles de los bichos. Decidido a cumplir con una de mis tareas que puede resultar fundamental, empuño con la izquierda mi morita, mientras rebusco en mi mochila con la derecha hasta dar con el kit de búsqueda y rescate, y en éste más concretamente la brújula, para saber en qué condenada dirección está el norte.

-Sargento mayor, realizo un examen estructural de la cueva mientras compruebo la dirección del norte en mi brújula, señor. -Digo a través de la comunicación, que todavía sigue con el sonido del exterior silenciada, avanzando un par de pasos hasta la pared, donde puedo comprobar de primera mano el material de la cueva, para hacer un análisis que sea mejor que "piedras frías" a la hora de poder decirle a Bockman dónde abrir fuego para derribar unas cuantas rocas sobre los bichos que pronto nos perseguirán, o tirar yo mismo una de mis granadas. Sin embargo, bien parece que mi preocupación, la búsqueda y la falta de luz no me sirven para demasiado.

Wayan se queda congelado unos segundos, quieto en el sitio.

- Creo que he visto moverse alg... - dice dudando, pero se corta para hablar con más seguridad - VIENE ALGO POR EL SURESTE, ALGO HOSTIL - grita, un poco histérico mientras empieza a mirar hacia todos lados si saber bien que hacer.

Tarde cambia el comunicador al canal de mando con movimientos nerviosos, quizá alertar a todo el mundo no ha sido buena idea.
 

Mierda, mierda y mierda. James estaba procediendo, tras la cagada de pensar tan rapidillo, con orden y concierto, hasta que pudo escuchar por el comu la voz del teniente Speedy.

Ya había dejado atrás a Popov, que luchaba en solitario con su camilla (que parecía tener vida propia), a cuatro fusileros neviosos que se habían hecho la picha un lío entre ellos y, por último, a Mkoll, que tenía toda la pinta de haberse atascado un pie o algo así.

¿Debería acelerar? Puede que la cague más todavía, cruzó su cabeza el pensamiento de activar los refuerzos de la armadura, pero (el tiempo corría como a cámara lenta) no se había decidido todavía. Entretanto atravesaba el habitáculo del taladro esquivando sistemas, cables, barras de refuerzo...

Bien, ni ella ni Sonny habían perdido tiempo en salir y lo habían hecho bastante bien. Todavía quedaban algunos dentro (¿qué carajo hacía Mkoll?), pero al menos parecía que la mitad o más estaban en el exterior alrededor del taladro. Tan mal no iban.

Eso sí, el lugar era deprimente y la visión una mierda debido al vapor de agua que flotaba en el ambiente. Todos los túneles que ahora recorrieran podían ser así y, aunque resultaba un agradable cambio tras toda la jodida nieve que habían visto, no tenía por qué ser para mejor.

Siguió a Sonny cuando comenzaba a hacer su análisis de la cueva, mirando a su alrededor atenta, buscando escuchar cualquier cosa fuera de lo normal, cosa nada fácil con el dichoso arroyo subterráneo que debía haber por allí cerca. Fue entonces cuando el teniente gritó dando la alarma y ella se puso tensa como un resorte, con el rifle ya en sus manos, mirando uno y otro pasillo alternativamente.

- ¿¡Alguien ve u oye algo!? - preguntó con fuerza.

Desciendo del vehículo y aunque las condiciones ambientales no son propicias intento observar el lugar en el que estamos.

-Un cruce de caminos...vaya lugar para detenernos...

El teniente y dos de la ligera se encuentran a mi izquierda, a la derecha hay más miembros de la ligera y yo me encuentro junto a Focker y Evans, el taladro no se mueve y no tiene pintas de que vaya a hacerlo, lo que significa que hay que hacer un par de cosas antes de continuar,  así que lo primero es lo primero: tomo posiciones defensivas.

Corro hasta la pared de una de las cuevas y apunto hacia la oscuridad que hay más allá de la luz de mi linterna. Me siento mucho más tranquilo que mientras bajábamos y aunque sigo algo aturdido me intento concentrar. El teniente grita avisando sobre una posición -¿Sureste?- aunque no tengo ni idea de hacia donde estoy mirando.

-Wimger en perímetro defensivo. Necesito confirmación de la orientación del lugar, estoy algo desorientado.

Espero una respuesta y que el resto pueda seguir saliendo del taladro antes de que lleguen los bichos.

Al salir del taladro, comienzo a mirar alrededor. Todos salen como pueden y toman posiciones desorganizadas alrededor del vehículo, lo que no me parece bien pues nos pondrá en dificultades si es que nos atacan en este momento.

Entiendo que lo primero es encaminarnos, así que saco rápidamente mi cuchillo y miro la brújula que porta abajo del mango, con la que intento detectar el norte para situar a vanguardia hacía allá y así encaminarnos no lo antes posible. Mientras lo compruebo, hablo por el comunicador para todo el mundo:

- "Mando conmigo, Vanguardia con el Sargento Evans y Retaguardia con Sonny. La ligera irá alrededor de mando, cuatro hacía vanguardia y retaguardia y dos a los lados del Teniente Speedy. Júntense para comenzar a movernos cuanto antes. ¡Ahora!"

Miro bien la brújula, apuntándola con la luz de mi lámpara para así saber para donde comenzar a caminar y así comenzar a ejecutar nuestra misión, de la que no disponemos mucho tiempo.

Finalmente, James decidió ser prudente y no pasarse. Siguió su camino honradamente y sin historias, paso a paso. Ya habría tiempo de hacer machadas más adelante: seguro.

Quizá el dolor de cabeza no deja que actúe con la celeridad necesaria pues no ha iniciado el descenso de esa cosa cuando las luces se han puesto en verde, aunque no es la última, por suerte. Si no se equivoca, atrás ha quedado su futura pareja en la posición de retaguardia, cosa que no puede ser de lo mejor que puede pasar si tarda mucho más. 

También deja atrás al médico y... ¿a Mkoll? ¿Qué hace dejándose el arma? ¿Le habrá afectado también la sacudida del taladro y se habrá distraído? Todo puede ser.

Estoy intentando salir todo lo rápido que puedo, pero mi momentánea confusión me está pasando factura.

Por lo que escucho en los cananales de comunicación, nada más llegar ya estamos en problemas.

Dereck fue de los primeros en salir, colocándose en la primera posición que tuvo de frente. Una pierna hincada en el suelo y apuntando con su arma en una de las aberturas que tenía de frente. Oía como poco a poco el resto de sus compañeros iban saliendo y posicionándose.

VIENE ALGO POR EL SURESTE, ALGO HOSTIL 

Empieza la acción- Dereck se disponía a moverse para buscar una mejor posición, pero justo en ese momento escucha las órdenes del sargento.

"Mando conmigo, Vanguardia con el Sargento Evans y Retaguardia con Sonny. La ligera irá alrededor de mando, cuatro hacía vanguardia y retaguardia y dos a los lados del Teniente Speedy. Júntense para comenzar a movernos cuanto antes. ¡Ahora!"

Así que comenzó a moverse en dirección a donde se encontraba el Sargento Evans. 

-Cubrid los túneles de acceso os quiero con los ojos bien abiertos, apuntad y disparad si veis algo. Todavía no han salido algunos y no los vamos a dejar aquí.-

Evans cambió al canal de mando.

Evans reunió toda la calma de la que fue capaz para transmitir esa sensación.-Mi teniente-dijo pausadamente-Está bien protegido y el perímetro no será traspasado. Señor ¿puede indicar con el dedo la dirección sureste? Eso nos aclararía por donde vienen y reforzar esa galería.-

Sargento mayor, señor cree que podríamos enviar a alguno de la ligera para ayudar a salir al resto. Es posible que tengan problemas de algún tipo.

Wayan algo menos nervioso señala el sureste (*). La verdad es que sus compañeros son muy profesionales.

Esta salida del taladro se estaba haciendo angustiosa y dura. Las malditas abrazaderas de sujeción, que casi hacen que se le caiga el Morita, luego haber estado a punto de pifiarla con unas correas que debieron dejar ahí los científicos locos culpables de semejante engendro cavador... le estaba pareciendo que el habitáculo del taladro se hacía cada vez más largo, como solo pasa en las pesadillas, y que sus pies pesaban cada vez más.

Un pie detrás de otro, soldado, se dijo a si mismo para darse ánimos.

Al escuchar las órdenes del Sargento Mayor, la cabo asintió, exclamando:

- ¡Entendido, señor! ¡Bockman, con Sonny y conmigo, ya! ¡Billy, James, lo mismo en cuanto salgaís de ese dichoso trasto! - mientras, el teniente había dicho que venían del sureste, ¿no? Pues había que apuntar hacia allá. El problema es que desde allí dentro no podía ver a la mitad del escuadrón.

- Sonny, dame una dirección.- le pidió. Si alguien podía indicarle la dirección correcta del peligro a la que apuntar, ese era el mestizo.

Con el corazón a trote me agito incómodo aún dentro del taladro. Fuera vuelas las órdenes y la tensión puede sentirse a través de la radio. Todavía me encuentro lejos de la salida y ya han llamado al mando. Empiezo a desesperarme pero mi torpeza me retiene.