Me di la vuelta y segui mi paseo por la ciudad, de vez en cuadno no podia evitar el escanear el lugar donde estaba el pequeño gangrel insolente, provablmente el nos llevaria al resto de sabbats...
Esta noche queria relajarme, queria que todos se relajaran, que hicieran loq ue pensaban ocultar y mañana, mañana comenzar mi trabajo de verdad.
Una mujer te saludo desde el fondo, alzando su mano con un gesto demasiado familiar. La reconociste por los datos que se te habian dado antes de llebar a la ciudad. Lucia, malkavian. No obstante su mente parecia mas anclada a la tierra de lo que era usual en su clan.
- Señorita, me alegro de veros.- dijo acercandose e inclinandose en un saludo tipico oriental pese a que ninguno de sus rasgos indicara una union cultural con esa raza.- No os quitare mucho tiempo ¿Sabeis donde esta la abejita roja.?.- nego con la cabeza a si misma.- Disculpe, mi hermano me pego el apodo. ¿Sabeis donde esta ahora la señorita Amanda?
Miro a la muchacha arqueando una ceja - ¿Esa una pregunta real o una pregunta retorica? - Le digo sonriendole de forma afable - Si es lo primero, no esta noche no se donde se encuentra la señorita amanda y si es la segunda, por ahora no me interesa saber donde se encuentra - Como ya tenia pensado es mejor dejar corretear libres a los traidore para despues cazarlos de forma mucho mas sencilla...
- Señora.- dijo y su voz sono enigmatica pero calida.- Deberia saber donde esta y que esta aciendo, de ello podrian depender muchas cosas. Yo no veo el futuro pero siento cosas...- afirmo levantando los ojos al cielo, aspirando y soltando el aire como si eso le confirmase sus pensamientos.- Señora, los hilos del destino se tejen esta noche, dejarlos para mañana podria suponer terminar presa en ellos... o pasar muchos años tratando de soltar los nudos que destrozan el telar. Es solo un consejo, aplazar vuestra noche libre, correr ahora para que mañana no tengais que hacerlo. Si llegais a tiempo y encontrais a Amanda habreis tenido una victoria sin necesidad de luchar en ninguna batalla.
Suspire consternada porque sabia que los hijos de Malkav siempre tenian esa ultima plabra que habia que atender, esa locura que mostraba la realidad...
- Esta bien... Buscare aManda ¿Porque no creo que me digas donde esta asi de rapido no? - Comento poniendo los ojos en blanco y sabiaenod que mi corto relax habia terminado.
Te lo diria si lo supiera.- dijo encogiendose de hombros.- Si no esta en su casa el principe deberia saber donde... deberia....- repitio sin estar segura de ello.- Yo tampoco se muy bien que va a pasar, mi hermano habla de una prole prohibida que saldra de ella...No se a que se refiere...Ni el tampoco, es algo que simplemente sabe.
Asenti a las palabras de la malkavian y gire mi vista con una picara sonrisa, use mi presencia para invocar a la pequeña, hiciera lo que hiciera ahora lo dejaria y vendria a mi, a donde yo me encontrara y mientras tanto me dirijiria a un sitio ams seguro y rastrearia a ese pequeño sabbat que me visito esta mañana.
Al llamar a Amanda sentis algo que no te gusto nada, una especie de muro, algo la aislaba de ti... no iria corriendo donde tu estabas.
Buscaste rastro sin verlo, los sabbat eran cuidadosos mas una tarjeta llamo tu atencion. Podria haberse caido de cualquier bolsillo pero por alguna causa, llamemosle intuicion, la levantaste del suelo. Era de un local solo para parejas donde se hacian intercambios, orgias y todo tipo de fiestas sexuales. Un lugar muy exclusivo al que solo se accedia con un pase VIP.
Rugi rabiosa por un segundo si no me gustaba que me llevaran la contraria menos aun que bloquearan mi mente, y menos aun no saber que podia haber alguien en esa ciudad con tal poder.
Cogi la tarjeta de forma inconsciente, y me dirigi al lugar, era involuntario simepre seguia mi intinto y las palabras VIP en la mortalizad se lapidan con la palabra disciplinas en la inmortalidad.
El local era discreto, pequeño en apariencia, sin grandes cartes. Solo ponia Club privado en un cartelito dorado junto a la puerta de roble.
Habia un timbre para llamar, al tocarlo una mujer aparecio en la puerta con una sonrisa de anuncio.- Buenas noches, ¿Puedo ayudarla en algo?
- Si - Afirme centrando mis ojos en los de la mujer - Dejandome entrar - Dije sin mas entrando en su mente como quien abre la puerta de su casa, induciendo mi orden hasta el mas profundo lugar de su cerebro, sonriendo mientras veia como obedecia y me dejaba paso sin mas problema.
La mujer abrio la puerta como una automata sin voluntad. Dejandote entrar en un salon que parecia un bar sin mas. La gente hablaba y reia, habia vastagos y humanos. Parejas dialogando que tras tomar unas copas pasaban por una puerta a una zona que ponia "privados".
No se te escapo la presencia de varias camaras grabando cada rincon ni los numerosos dispositivos contraincendios.
Mi mirada buscaba algo analizaba el lugar, si mi intinto me habia traido hasta alli era por algo, mi mente guardaba la posicion de cada camara, usaba el auspex para los vastagos y todo ello mientras me encaminaba a la barra.
La chica tras la barra, vestida con una tunica blanca parecia la tipica niña amamantada con sangre. Habia mas humanos que vampiros, algunos eran congresistas, jueces, altos oficiales de la policia entablando conversacion con chicas de apenas 18 años.
- Buenas noches señora ¿En que puedo ayudarla?
- Puede que si mi bonita bolsa de sangre... - Murmuro llevando una de mis manos a su rostro, cogiendo su menton con dos dedos y haciendo que ella me mire, mirandola yo de directamente, no era algo necesario pero... siempre facilitaba las cosas...
Comence a ver los recuerdos de esta noche los vastagos que habian entrado alli, buscando a alguien o algo que llamara mi atencion.
- Bingo.- viste la imagen entre muchas otras que no conocias, caminando hacia los privados del fondo.
Me acerque a la camarera besando su frente lentamente de forma suave - Gracias princesa... - Dije antes de apartarme y dirigirme a los privados, actvando el ritual que habia echo sobre el joven sabbat para saber esactamente en cual estaba y llamar a esa puerta.
Tu telefono movil sono y varias personas te miraron mal, en ese sitio debias tener el movil apagado al parecer.
Sera inoportuno! Me dije a mi mismo apartandome un poco pero sin apartar la vista d elos privados, no me interesaba que mi pequeño juguetito de otra secta se fuera sin poder... encontrarnos en esa sala Vip.
Tras colgar pongo el telefono en una sola vibracion no me apetecia tener mas problemas del estilo... ya casi no recordaba porque odiaba aquellos aparatos.
Si mas segui mi camino a la puerta donde se encontrara mi pequeño Sabbat.