Partida Rol por web

Pensativo Richard miró directamente al dragón y con una sonrisa asintió para sí mismo.

Bien, creo que ya lo entiendo... tu disfraz es impecable, sin embargo la actuación... somos gente de bien, mas o menos, me gustaria hablar cara a cara en tu forma real...

Ahora las piezas empezaban a encajar, o eso creia, tal vez se estaba pasando de listo y  haciendo el ridiculo.

El enano se rascó la cabeza, confundido. Nunca había sido el más listo. Claro que tampoco había sido nunca el más tonto y ahora estaba en la cueva de un dragón.

Si el dragón no es un dragón...

y la princesa no está raptada...

y las chicas no son sacrificadas si no vendidas...

entonces...

Podía tocar la solución con la mano si se ponía de puntillas. Miró a su alrededor y contempló las enormes montañas de monedas de oro

¡Entonces la venta de esclavas es un negocio cojonudo! —obvio.

Y volvió a rascarse la cabeza

Krystellion se rie a carcajadas, su risa retumba toda la sala ante tu comentario.

- Eres muy divertido... muy, muy divertido -al parecer tu comentario le ha hecho mucha gracia- Está es mi verdadera forma, no hay trampa ni cartón... aunque mi verdadero nombre no es el que los vuestros me otorgan, mi nombre es Onikyol. Un nombre que no os resultará familiar, cierto, pero es mi verdadero nombre.

Richard quedó perplejo, estaba seguro de que era un mago usando algún conjuro de ilusión o tal vez transmutación para cambiar de forma, ahora estaba confundido...

El nombre tal vez le diria algo, así que buscó en su mente algo de conocimiento.

Vaya, tal vez me pasé de listo, pero eres un dragón harto atipico.

- Esa respuesta va más encaminada -dice Krystellion con aprobación- ¿Porque hay humanos que pueden compararse a dragones? ¿Porque hay dragones que pueden compararse a los mismos dioses? La respuesta a ambas preguntas es la misma. Algunos tienen un gran talento y un potencial infinito, otros simplemente hemos nacido en un infierno. En mi caso y el de los otros cinco nacimos literalmente en él. Nuestros enemigos eran balors, principes demonios, abominaciones ancestrales... era un ambiente muy duro para dragones jovenes. Tuvimos que superar muchas dificultades, especialmente yo, centenares de años mas joven que los otros cinco. Mi potencial natural no bastaba y mi potencial como hechicero se encontraba estancado asi que tuve que esforzarme mucho, me converti en un mago poderoso. Cuando mi madre derrotó a Orcus conseguimos romper la maldición que nos ataba a ese lugar... fue el día mas feliz de mi vida.

¿El dragón no es un dragón? ¿Y qué es si no? Muy poderoso ha de ser un hechicero si es capaz de realizar un hechizo tan potente. Claro que teniendo en cuenta que no sabes nada sobre dragones mejor no abrir la boca.

¿Entonces lo de las doncellas es una tapadera para el comercio de esclavas? Muy mal por el rey si es así. Y de ser así ¿la princesa y el dragón están en el ajo?

Nanuk se pone nervioso, demasiadas incógnitas en su cabeza. Se rasca la barba, se toca el mentón, acaricia su pelo... - A ver Nanuk céntrate. Pensar es una de tus mejores facetas, ya lo sabes. ¿Qué es lo que no cuadra aquí? - Cambia el peso del cuerpo hacia su otra pierna, se cruza de brazos... - Esto tiene difícil solución, y las soluciones que se ocultan a simple vista se encuentran en los libros. En los libros Nanuk... En el libro. ¡Eso es, el libro!

Bien, podemos concluir que el dragón no está en el ajo, porque tiene un libro que quiere el mago. Y la princesa tampoco, porque está enfadada con su padre según parece... Ahora queda una cuestión ¿Por qué la princesa se encuentra en la guarida del dragón? ¡Sigue así Nanuk! Resolverás el acertijo tu solo en un santiamén.

Henchido de orgullo el bárbaro da un paso al frente y pregunta - Deleznable dama, podría pues hacer el fervor de insultarme acerca de una cuestión... Sería tan amable de decidirme el por qué de su estancia en esta cueva. ¿Cuales son sus motivos?

Viendo que durante su exquisito razonamiento el dragón había tenido tiempo de hablar, Nanuk añade para no ser descortés - ¿Y fue tras romper la maldición cuando te insististe en esta cueva? ¿Por qué te insististe en esta y no en otra?

Hasta el salvaje piensa más rápido que tú —piensa una parte de Drokern—. No es tu culpa, es de tu raza. De tu ascendencia. Miraste el oro —piensa la otra—.

Pero el bárbaro ha dado en el clavo. Aquí todos quieren algo. ¿Qué quieres tú Drokern? ¿Y qué quiere la princesa? Es obvio, idiota. Te sabes tres centenares de historias de dragones, y siempre es lo mismo. El Dragón quiere comerse a la princesa, generalmente, o sacar un beneficio a cambio teniéndola como rehén. O protegerla, hay dragones muy raros.

Pero la princesa... —lo que pensó le provocó repulsa. ¡Puagh!—. Amor... Pero era indecoroso decirlo en ese momento... claro que a él no le importaba nada que lo fuera.

— Una historia estupenda —comentó, algo aturdido por el curso de los acontecimientos—. Me reservo los derechos para contarla en las tabernas. Claro que esto no es una apropiación. Así no convences a nadie. Hay que rimarla, adornarla, adecuar la duración, el ritmo... De eso me ocupo yo, compañero —dijo, distraído, al dragón. La costumbre de cantar canciones de borrachos. Uno derivaba al colegueo. Al tuteo.

— Y ahora yo me pregunto —continuó. Era un error, pero él aún no se había dado cuenta—. ¿Qué tiene que ver eso... —extendió la palma de una mano, representando "eso"—... con la princesa, el rey, el libro, las esclavas, el reino, el barón, la cueva...—Extendió la otra mano para representar todo esto. Cayó en la cuenta de que le faltaban dedos. Reflexionó... No, no sé dejaba nada... O espera, quizá...—... y nosotros...? A mi me lo habían explicado sencillo. Dragón malo. Rey inútil. Cazadragones fuerte. Matar dragón. Conseguir oro. Gastarlo en vino. Nunca me convenció demasiado, si fuera tan fácil todo el mundo estaría matando dragones —miro con temor y respeto al susodicho—... con todo el respeto... Así que me vine con estos a prevenirles. Pero sin mella para mi orgullo he de confesaros que estoy más perdido que una virgen...—miró a la princesa, confundido. Agitó la cabeza para despejarse—... en una galera.

- De los seis dragones soy el más joven y debil, y de los otros cinco solo mi madre no es un enemigo potencial para mi. El libro lo... cogi en custodia porque necesito una baza a mi favor en caso de que deba enfrentarme a uno de ellos. La princesa vino a mi cuando fui a buscar el libro, pidiendome que la acogiera y supongo que podeis ver a simple vista el resultado. Las escalvas, el rey, el barón y el reino sera un enigma cuya respuesta encontrareis en los muelles, no tendría gracía si lo contara todo ¿Verdad?

La princesa pone cara de desaprobación, pero no dice nada.

- Los motivos de mi estancia son sencillos, no soporto vivir bajo el mismo techo que mi padre. Mi señor Onikyol fue tan amable de proporcionarme hospitalidad y protección bajo el suyo.

Escucho a ambos hombres y nego con la cabeza, consternada. Cuanta tristeza caeria sobre este reino... Suspiro.

-Debe haber algo que podamos hacer para aliviar las tensiones entre el baron y el rey. ¿Cual fue la razon de este para no someterse al vasallaje de su Majestad, como debia?*

- Porque el Barón, Lord Erik Dermin, es un hombre demasiado avaricioso que sin duda quiere todo el poder para él. Además, no es del tipo de personas que respeten a aquellos que no combaten y se escudan tras hombres que si para ejercer su poder.

Espere, espere, señor dragón. ¿Está diciendo vuestra malnacida presencia que fue a la ciudad a por el libro? Y qué una vez allí, ¿la pringorosa princesa aceptó mancharse con usted de buena gana? No pongo en duda su palabra, pero ciertamente es una historia de lo más ensaimada - La última intención de Nanuk era sulfurar al dragón, pero realmente daba la impresión de ser una historia bastante increíble - Supongo que el libro de magia lo tomó usted de manos del mago de la corte ¿no es así? Ya que este ha dado muecas de desaguisado acerca de este asunto.

El enano se alejó instintivamente de Nanuk en un gesto automático. Prudencia celular. Pervivencia del individuo.

Sin embargo, estaba bastante de acuerdo con él. Había historias absurdos, romances absurdos. A uno no le importa que la historia no se sostenga demasiado bien en la canción de las 6 de la mañana, antes del alba, cuando todos los parroquianos que quedan están tan borrachos que solo quieren oír desventurados "encuentros" "amorosos" entre una campesina y un minotauro. O un ogro. O cualquier cosa grande. Pero en los romances de las primeras horas y ante oídos atentos, la gente suele preferir historias verosímiles.

Y no hay oído más atento que el de aquel que teme por su vida —pensó Drokern. Fue a rascarse la cabeza de nuevo, pero se percató de que su mano ya estaba sobre ella. Se ve que llevaba un buen rato confundido.

— Señor dragón, perdone las confusiones de mi compañero. Le enseñó a hablar un elfo ofendido y su vocabulario fue perfeccionado por un troll del pantano, así que su verborrea resulta incomprensible para cualquiera menos para él. —Bajó la voz, a un susurro—. Sin ir más lejos, yo suelo decirle que sí a todo aunque no entienda un cuerno de lo que dice la mitad de las veces

Drokern carraspeó, para aclararse la garganta:

— Sin embargo no puedo dejar de observar su agudeza. Toda esta historia se me hace muy extraña, bien puede ser porque nos falte la dichosa parte que, en su particular sentido draconiano del humor, no desea contarnos y prefiere que averigüemos en los muelles, por más que mi peculiar sentido enan... personal de la vista no haya observado por allí más que escoria de lo más selecta.

Se dirigió al aire en su conclusión final, con un suspiro de pesar:

— Tal vez deberíamos ir a los muelles, aunque convencer al autodenominado matadragones (no sabéis lo empachoso que es) de hacerlo va a ser francamente complicado

- Si quereis mi consejo, evitad a ese Dragonbane, su corazón es mas negro que el del rey y no dudará en apuñalaros por la espada si le conviene. En cuanto al libro, estaba en la camara del tesoro, para mi fue como abrir una empanada, me interesaba el libro pero me lleve un buen pago por mis servicios a la comunidad al librarles de semejante artefacto.

- Yo no acepte que me llevara con él -aclara la princesa- Yo se lo suplique. Puede que vuestros ojos esten ciegos ante lo que veis, y puede que a mi señor le importe muy poco el sufrimiento ajeno. Pero algo puedo deciros muy cierto, Lord Onikyol es mucho más noble que cualquier ser vivo que podais encontrar en una corte. Su respeto a las tradiciones del Dominio y la Hospitalidad es impecable. Él es el monarca que el pueblo necesita y no el barón o el rey.

- En realidad -matiza el dragón- El barón es un hombre muy honorable, sin duda él seria un monarca muy bueno. Al menos mejor que el que tienen ahora, lo cual no es muy difícil.En resumen, aventureros de tres al cuarto, el final de vuestra busqueda pasa por los muelles, donde están las chicas secuestradas, o por el castillo del barón, probablemente ambas.

Junto las manos, especulativa. Lo de la cuestion de hombria era un asunto menor, algo muy de hombres idiotas. No valia la pena pensar en ello. Pero el poder era un tema muy diferente. Cuando volvio a hablar lo hizo mirando directamente al capitan, con una ligera sonrisa comprensiva.

-Perdoneme, pero debo preguntar..., ¿Como pretende el baron alzarse con el poder?  Es decir, no basta simplemente con ser un buen guerrero y tener cierto poderio militar, el reino es bastante mas que una ciudad... sin duda, otros nobles tendrian algo que decir. ¿Tiene algun derecho al trono, o este recae en la desaparecida princesa? +planteo, haciendo palabras sus preocupaciones.