Partida Rol por web

Angelique echó un vistazo hacia donde Lola había acabado sus tejemanejes. Se levantó presta y tendió su delicada manita para que el embelesado castellano se la besara.

En otra ocasión mi buen amigo. Ahora creo que ha llegado el momento de que junto a mi doncella me dirija a tratar de proveernos de los minimos imprescindibles para mi modestia y comfort. Se privó de añadir "y cargarlo todo a tu cuenta, idiota".

Y haciendo una seña a Lola le hizo un gesto señalando a la puerta.

-Mmmm... alguna obra de arte.- Luca repasó la tienda en busca de algo que pudiera servir de presentación ante el pirata. Sin duda las obras de arte y joyas llamarían su atención pero aún así no conseguiría que le revelase como llegar a Tchaluk.
Aunque si juntaba las dos cosas tal vez...

-¡Eureca!.- Dijo Luca en voz alta. -Un anciano me dijo una vez; El Vino es la bebida de los dioses y la inspiración divina del hombre.- El Vodaccio apuró el vaso e hizo una reverencia a modo de despedida/saludo con un sombrero imaginario. -Voy a buscar mi joyas. Vaya preparando los 30 gremiales.- Acentuó con una sonrisa. -Volveré a buscarlos con el mapa de la bahía de Tchaluk.- Y dejó la jarra de vino en buena compañía.

Después de salir a la calle se dirigió al puerto. Sabía que Lola y la flamante Angelique estaban por esa zona desplumando a algún incauto. Necesitaba dos cosas, que la Montaignesa accediera a su plan y conseguir una reliquia synreth, que sin duda debía ser adquirida por el Vendelaccio de Gizur, sin duda el que podía comprarla o por lo menos, hacerse con ella.

Sin más demora fue en busca de las dos golfonas.

- Así lo haré, Candy – dijo con una sonrisa, mientras paseaba la vista alrededor para dilucidar el motivo de la repentina prisa de Candy*, sobre todo controlar la mesa de los ingleses que había fichado al comienzo.

Después me reuní de nuevo con Angy para ponernos al día.

Cuando salisteis de aquella taberna satisfechas de lo que habíais logrado, casi os asalta Luca, que venía corriendo como si supiera dónde estabais.

-¡Pronto, Luca! - lo saluda en Vodaccio - ¿Ya tan pronto teneis en Santa Lucrecia un acreedor que os persiga? - le pregunta con un poco de sorna.

Angelique soltó un soplido. Parecía primero que algun maleante las asaltara para tratar de aprovecharse de su virtud e inocencia (Lola no posee ninguna de ambas cosas que pueda ser asaltada). Pero no, era el agitado vodaccio con el que habían viajado hasta Azltan.

Mon Theus Luca. ¿Acaso os parecen estas formas de asaltar a una damisela? pregunta levantando el dedo como una institutriz regañando a un niño travieso.

Luca sonrió ante la cálida bienvenida que las mujeres le dispebsaban. Por lo menos no se habían olvidado de su nombre.
-Pronto bela Lola.- Dijo saludando con una reverencia a la castellana, para coger el dedo que le regañaba, y luego suavemente la mano entera de la montaignesa.
-Pronto, dolce ángelo di battaglia.- Luca terminó besando cálidamente la mano de la guapísima Angelic.
-Aunque questa non es el momento apropiatto, debo cambiare di tema.- Luca cogió la mano de Lola sin soltar la de Angelic y se colocó en el medio de las damas. Con una a su derecha y la otra flanqueándole a su izquierda.
-Io encontrare alguien que conoce como llegare a Tchaluk. Pero, debemos conseguire que nos lo diga. Y engañarle.- Luca se quedó pensativo un segundo para concluir despuésdespués. - Un poco.-
-Tengo un plane. Incluye al signiore Gizu y al cabalieri castelano. - dijo mirando a ambas mujeres . -Debemo encontralos y hablarlo antes de la cena. Andiamo.-

Dijo tirando de las manos de ambas mujeres para que se pusieran en marcha. 

Lola arrugó la nariz ante la falta de mención de sus habilidades de batalla. ¿Cómo era posible que llamara ángel de batalla a Angy cuando el peso de la contienda lo había tenido ella? ¡Pero si Angy solo se dedicaba a dar saltitos de aquí para allá mientras que ella hacía todo el trabajo de verdad!

Peeeero… las atenciones dedicadas a Angy, eran atenciones no dedicadas a ella. Así que mejor callarse y dejarle hacer. Sería entretenido ver a Angy despachándolo.

- José será fácil de encontrar. Iba a ver a su primo el alcalde. Gizur no tengo ni idea de dónde buscarlo. – dijo dejándose llevar por el Vodaccio – Pero mientras, contadnos. Dad más detalles de qué habéis encontrado y que plan habéis tramado.

Gizur le devolvió una sonrisa y mirada segura al gentío que se había quedado viéndolo cuando el avalonés cayó al suelo, pero su atención se volvió enseguida hacia el otro luchador, que decía llamarse Umberto. —Ha sido una buena pelea —afirmó mientras extendía te tendía la mano para darle un fuerte apretón de manos que aunque demostraba firmeza no llegaba a dar la sensación de dominación excesiva—. Mi nombre es Gizur, Gizur Hrolleif Lepore. —Su mirada recorrió el la taberna y finalmente se posó en el avalonés que yacía en el suelo, inconsciente—. ¿Es normal ver esta clase de espectáculos por aquí? —preguntó, refiriéndose tanto a la pelea como a la traicionera actitud que el avalonés había demostrado tener. Aunque por supuesto, era para sacar conversación antes de ir a lo que le importaba; estaba más que claro que aquello era el pan de cada día en lugares así.

El castellano asintió.
Aquí hay peleas todos los días. Mucho idiota con demasiado alcohol en el cuerpo. aseguró de mal humor.

Pero bueno, siempre son peleas de poca importancia, un par de moratones y algún que otro corte. Por la noche, es más peligroso. Sobretodo desde que está el Búho Negro y sus matones... yo no pasearía sólo por estas calles de noche. Bueno, tú quizás no tengas problemas, hehe! sonrió mirando a tus guardaespaldas. Aren le dedicó una forzada sonrisa.

Tras terminar la corta pero intensa visita a su tío, José salió de la alcaldía para toparse poco después con un grupo de tres personas: Angelique, Lola y Luca. Por alguna razón parecían estar buscándolo.

Como esperaba, el castellano había confirmado sus certezas sobre aquel lugar, aunque que por la noche fuese tan peligroso en comparación al día no era algo que hubiese imaginado en primera instancia; en las calles sí, ¿pero dentro de la taberna? Gizur arqueó una ceja al escuchar a Umberto mencionar a aquel hombre.

—El Búho Negro... —repitió sonriendo levemente—. ¿Quién es? —preguntó sin reservas al castellano. Fuese quien fuese quería conocerlo cara a cara, necesitaba hacerlo imperiosenre, ya fuese para tener un nuevo lacayo o aplastar a un enemigo. En la sociedad nadie era realmente imprescindible, y menos aún en los rangos bajos... Si el Búho Negro resultaba ser indomable sería apartado, y Gizur acababa de conocer a alguien a quien le complacería ver ocupando su lugar.

El tal Umberto se encogió de hombros.
Nadie lo sabe.
Dicen que sólo pueden encontrarle aquellos que él quiere que le encuentren.
Si tanto te interesa, prueba a llamar la atención por la noche.
Posiblemente te encuentres con alguno de sus secuaces... aunque dicen que suelen disparar primero y preguntar después... explicó el castellano.

Notaste por la forma en la que hablaba, que ese Búho Negro parecía intimidarle bastante.

-Ah, mi buona donna. Diábolo con espada.- Le dijo a la castellana. -Hablare en la calle es como... ¿como se diche?- Al fin Luca desistió y continuó. -Mas solo debéis sabere que vos seréis el alma de la festa.-

Mientras recorrían las calles de Santa Lucrecia, se toparon con Don José.

-Eco Don Jose, andiamo. Sé como llegare a la bahía Tchaluk, mas o menos, e necesito de vuestra presencia y la de Maese Hrolleif.- Luca soltó las manos de las dos damiselas a las que acompañaba para preguntarle algo al castellano en tono bajo.

-¿Conocce le artefacti synreth?¿podría conseguire uno per nuestra valkiria?.- Dijo señalando a la rubia Angelique.

—Entiendo... —dijo Gizur con los ojos algo entrecerrados mirándolo fijamente. Tomó una de las jarras de cerveza y bebió unos cuantos tragos—. Dime Umberto, ¿a qué te dedicas? —preguntó con cierta curiosidad. Hubiese preferido no haber percibido aquel deje de miedo en la voz del hombre, pero no podía deacartarlo sin más; de un modo u otro lograría que le fuese útil.

Entrecerró los ojos ante el comentario respecto a su espada, para luego abrirlos de par en par.

- ¿Crees que esos artefactos crecen en los árboles? Dudo incluso que llegaran a establecerse a este lado del mar… - comentó por encima antes de volverse a José.

- ¿Qué tal fue la conversación con vuestro tío? La dulce Angelique tiene muchas esperanzas puestas en vos para que pudierais satisfacer sus necesidades, como ya os comentó… - le dijo con un tono dulce de niña buena acompañado de una mirada traviesa a la pequeña rubia.

Cuando Lola se dirigió a él, José reaccionó algo lento.
Parecía como abstraído.
¿Ehh? Ahh, mi tío... es... un hombre muy gentil. Algún día os lo presentaré... dijo en un tono que no parecía muy entusiasmado con la idea.

Sea como fuera, el sol comenzaba a ponerse en las montañas que rodeaban Santa Lucrecia, y quedaba cada vez menos tiempo para la cena en la mansión del Gobernador. Aunque Luca parecía entusiasmado con su plan.

Umberto te miró sonriente.
Soy estibador del puerto. Y bueno... también me considero alguien con los ojos bien abiertos... si sabes a lo que me refiero. respondió con una sonrisa cómplice.

Gizur le devolvió la sonrisa de complicidad, mientras asentía, mirando la copa por unos segundos antes de volver a posar su mirada sobre Umberto.

—Tener los ojos abiertos es bueno, Umberto, es muy bueno —dijo levantando un poco las cejas—. Pero tener pelotas es incluso mejor —mencionó distraídamente acomodándose en su asiento sin dejar de dirigirle la mirada—. Me agradas, Umberto, así que —Gizur se inclinó hacia él con los ojos entrecerrados— dime, ¿estás interesado en un poco de dinero fácil? —le preguntó con una sonrisa—.  No sería nada difícil, sólo deberías compartir lo que tus ojos ven y tus oídos escuchan, seguro que en el puerto ocurren cosas interesantes a diario... —dijo mirando el cuerpo del avalonés, aún inconsciente en el suelo—. Nunca olvido a quienes están conmigo —dijo volviéndose hacia el castellano—, y no perdono a quienes se meten con ellos. Aunque no creo que la necesites, tendrías mi protección y una oportunidad como ninguna otra de tener más poder y oro del que tuviste jamás, si tu ambición es suficientemente grande. —Gizur se retiró un poco hacia atrás—. Por supuesto, si te contentas con ser mero observador eres libre de hacerlo, aunque sólo un tonto elegiría esa opción, y tú no eres ningún tonto, ¿o sí?  —preguntó retóricamente riendo y dándole una palmada en el pecho al castellano—. ¿Y bien? ¿Qué me dices?

Luca se encogió de hombros ante el comentario de Lola. -Non tene que sere reale. La bela madonna lo hará reale.- Dijo mirando a la rubia Angelic. -Tan solo tene que llamare la atencione lo suficiente, per captare la atencione di el Siniore Sir Taylor Andrews.