Partida Rol por web

Bueno, la cosa estaba regular. Necesitábamos un sitio para pasar la noche y estaba claro que este era el mejor. Podríamos tomarlo por la fuerza, pero no me parecía del todo bien.

-Si nos acercamos nos verán. Tampoco se si eso es bueno o malo. Está claro que es un buen sitio para pasar la noche...- El problema era que estábamos en guerra con esos pueblos (aunque igual eran de otro pueblo. -Creo que lo mejor sería encender una antorcha y acercarnos un poco un o dos de nosotros. Si no nos atacan podemos avisar al resto, y si nos atacan el resto puede salir en nuestra ayuda, ganando algo de factor sorpresa. ¿Qué os parece?- No sabía si sería un buen plan, pero era algo.

- No me parece mal plan del todo… - asintió - ¿Vas tú delante? Yo soy bastante sigilosa, podría intentar acercarme con sigilo por un lado. José es también muy sigiloso – bien lo sé por experiencia propia – podría hacer lo mismo por el lado contrario, y los demás quedarse en tu misma línea un poco más atrás.

- ¿Qué dices Pyotr? – le preguntó consciente de que el estaba pidiendo que fuera el que más se arriesgara, pero creía que entre José, él y ella era quien menos entrenamiento tenía moviéndose en silencio.

-De acordo.- Luca no tenía mas opción que aceptar la hospitalidad de los salvajes.

Asentí. -Bien.- La verdad es que el plan era mío, así que era lógico que fuera yo. También era el que aparentaba ser menos “castellano” que era con quien estaban en guerra. Le di la pistola que me había dado el Capitán Rodríguez. -Es mejor que la tengas tú. Así no me ven con armas de fuego y seguro que sabes usarla más que yo.-

Después me dirigí a Earl para decirle -Quedate con ellos, me voy a acercar al edificio.- señalé la estructura de piedra. -Queremos dormir ahí, así que igual tenemos que pelear. Pero voy a ver si no hace falta.-

Esperé a ver su reacción y me preparé para seguir el plan.

Cogí la pistola y la añadí a mi colección. Como si me fueran a faltar. Aunque en el silencio de la noche sería mejor usar el arco a distancia y la espada a corta, como siempre.

Asentí a Pyotr y me separé del grupo para apoyarle con sigilo a una distancia prudencial. Seguramente le atacarían nada más verlo, pero era más honorable esperar a que atacaran primero para defendernos. De lo contrario seriamos conquistadores… como el resto de castellanos en esta tierra.

Veremos a donde nos lleva toda esta historia por ese maldito orbe…

Te acostaste en una de las cabañas del poblado, en cuya entrada dos guardias armados con lanzas vigilaban que no hicieras cosas raras durante la noche.
Sin más contratiempos, llegó la mañana y lo hizo con una importante lluvia.
Una que llegó de forma repentina, ya que al amanecer estaba soleado y de repente cayó un chaparrón que en Theah sería raro de ver.
Tal era el clima tropical de aquellas tierras.

Cuando la tormenta amainó lo suficiente para poder tener cierta visibilidad y planear en dar los siguientes pasos, viste como por los lindares de la aldea se movían varias hojas como si algo o alguien estuviera cruzando intentando pasar desapercibido.
Casi lo logran, pero la cabeza del enorme Oleg le delató, cuando se golpeó con una rama y maldijo en ussuro.
Alguien lo arrastro de nuevo entre la maleza y allí dejaste de verlos, pero parecía obvio que acababan de cruzar tus compañeros.

Fernando esperaba presto con su estoque y su rosario para acompañarte en busca de los piratas.

Pyotr se acercó al edificio con la esperanza de conseguir cobijo para la noche.
Cuando salió de entre la maleza y aún a varios metros del edificio, varios guardias repararon en él y le apuntaron con sus lanzas y hachas.

Su aspecto era algo siniestro al llevar gran parte del cuerpo tatuado o pintado, váyase a saber, y por que llevaban adornos como calaveras o colmillos colgando.
Gritaron algo en su idioma que lógicamente el ussuro no comprendió y pronto salieron más desde el interior.

En pocos segundos viste a más de una docena, con claras intenciones hostiles por sus movimientos.

Me acerqué sin tratar de ocultarme, pero en el momento en que me vieron pensé que esto había sido un error y que debíamos haber atacado directamente. La idea de atacar a unos desconocidos “porque si” no me acababa de gustar, pero estaba claro que eran hostiles. Nada comparado con Narja. Estaba claro que había distintos pueblos y que tenían distintas formas de enfrentarse a los problemas.

Procuré ponerme en un sitio bastante expuesto para que si se acercaban a mi tuvieran que exponerse y ser un blanco fácil de las armas de pólvora castellanas. Me planteé cambiar el plan y salir corriendo, así seguro que me seguían unos cuantos, y mis compañeros podrían tomar el “edificio” sin problemas y defenderlo desde dentro cuando volviese, pero era arriesgado ya que estaba lloviendo bastante y ellos conocían mejor que yo el terreno, además que no tenía forma de decirle a mis compañeros la nueva idea. Así que me ceñí al plan, levanté las manos y dije (por si servía de algo) -¡No voy a atacaros!- a no ser que me ataquéis primero, pensé. -¡Necesito un sitio para pasar la noche!- Procuré no hacer ningún movimiento que pudiera considerarse una amenaza. Me fijé para ver si tenían armas a proyectiles o tendrían que acercarse a mi para atacarme. Por estar preparado.

Avancé moviéndome entre las sombras como otra más de ellas, poniendo toda mi atención en no pisar ninguna ramita que pudiera delatarme y hacer saltar por los aires nuestro plan. Por suerte, la lluvia en este caso jugaba a mi favor, ya que ayudaba a ocultar el sonido de mis pasos y al estar el terreno mojado las ramitas estaban más blandas para no hacer ningún ruido.

Esto pintaba que iba a acabar en conflicto armado en menos de un santiámen…

-Theus echa a nos une mano.- Dijo Luca señalando la jungla, y lo que parece ser la cabeza peluda de un gigante norteño. -O le arbole crian ussuros.- Concluyó encogiéndose de hombros. -Che mi compañeros.-

Los guardias miraron a Pyotr y le gritaron algo en su idioma que obviamente no comprendió.
Al no acceder a sus peticiones, tres de ellos fueron a por él con sus lanzas, mientras el resto se preparaba para posibles ataques desde los flancos.

Fernando asintió y no dudó en proponerlo.
Necesitamos de su ayuda para detener a esos malditos piratas. Si el Orbe de Yedoran es usado por los brujos de Kuraq, puede ser un desastre de dimensiones incalculables. dijo, dispuesto a seguirles.

Cuando os ibais a marchar, Narja os detuvo diciendo que os acompañaría.
De hecho, si no lo hubiera hecho, probablemente no hubierais podido salir de la aldea, especialmente tú, dado que tenías pocas dudas de que eras un prisionero.
Pero la joven hizo las pertinentes explicaciones a los guardias, que confundidos os dejaron salir.

Todo aquello os había hecho perder la pista de tus compañeros, pero dado que llovía mucho, el barro formado dejaba ver claramente sus huellas... junto a las de... ¿un animal de grandes dimensiones?
Habían unas huellas que por su tamaño y forma no encajaban con las de un caballo, más bien parecían las patas de un lagarto pero con el tamaño de un corcel...

Sea como fuera, seguisteis el rastro de tus compañeros hasta llegar frente a un precipicio. Abajo se veía un valle, donde la vegetación y los árboles habían sido arrasados y los pocos que quedaban estaban marchitos o ennegrecidos, como si hubieran sido quemados.
Más allá de eso, destacaba un majestuoso edificio de piedra.

Viste a tus compañeros bajar por un estrecho desfiladero hacia ese lugar. Narja negó con la cabeza.
Tierras Kuraq... es demasiado peligroso... pronunció, cuando parecía que Pyotr se dirigía sólo hacia ese edificio.

-E ussuro.- Comentó encogiéndose de hombros aludiendo a la procedencia de Pyotr para justificar su actitud. -¿Y los demas?.

Los nativos se lanzaron al ataque sin saber que detrás suyo aparecía una castellana cargada de armas hasta los dientes.
Tendrían suerte si llegaban a poder atacarla, o siquiera verla.

Pero los ruidos habrían llamado la atención en el interior... si es que había alguien más.

Preguntándote dónde estarían los demás, echaste un vistazo a las inmediaciones. Pese a la oscuridad que comenzaba a reinar, el resplandor de la armadura de Zelinda te hizo percatarte de su posición.
Tanto ella como los brutos (Oleg y Wilfred) y José aguardaban ocultos a una distancia prudencial.
A Lola no la viste.

Sea como fuera, los Guerreros nativos parecía que se trataban de comunicar con Pyotr, que levantó las manos.
Pero la negociación pareció no ir bien y los nativos se lanzaron al ataque con sus lanzas, en clara superioridad numérica.

Como un vendaval de sombra y acero, Lola se movió entre los nativos asestando estocadas a diestro y siniestro. Rajó gargantas, abrió estómagos, atravesó corazones y todo ello lo hizo con una elegancia y movimientos calculados al milímetro a pesar de la oscuridad.

Antes de que el primero de ellos siquiera tuviera la oportunidad de llegar cerca de Pyotr, diez de los doce guerreros yacían en el suelo inmóviles o con estertores de muerte. Ahora quedaba claro porque iba tan armada. Quizás lo más siniestro de todo fue el silencio en que lo hizo, hasta que detrás de los otros dos nativos se dirigió a Pyotr seria.

- Quizás quieras contribuir a la causa acabando con esos dos. - ¿era una broma? Difícil decirlo a ciencia cierta con ese tono y esa mirada.

Al ver que Lola salía en su defensa y acababa con casi todos los nativos estuve tentado de ayudarla, pero no había usado nunca había usado una espada, así que supuse que sería mejor intentar otra cosa. Mientras le hacía una señal a Earl para que viniera con una mano, desenvainó la espada con la otra y corrió para situarse entre los nativos y el poblado. Si huían podían conseguir refuerzos, aunque parecía que eso no sería un problema si el resto eran como la castellana, prefirió no correr riesgos.

-Terminare la parla.- Dijo el vodaccio a la vez que salía corriendo a defender a sus amigos. En su carrera sacó uno de sus cuchillos dispuesto a lanzarlo en cuanto estuvieran a su alcance.
Era una pena que hubiera acabado así. Habría deseado acercarse a sus amigos en sigilo y pillarlos desprevenidos sorprendiéndolos con sus nuevas amistades, sobre todo a Zelinda.