Partida Rol por web

David no lo duda. Intenta moverse para esquivar a la criatura... pero parece ser que lo hace muy lentamente.

La señora Dolores de madera embiste a David, quien se da un tremendo golpe contra la puerta y se parte el labio. No es que la señora fuera muy fuerte, pero el traspiés de David al intentar escapar le puso en mal lugar. Hector, con muy mala suerte, se pincha con el tenedor de la carne, que se le clava con profundidad en la mano. María ha sido la única ilesa del encuentro, peus tan menuda como es se ha escabullido, quedándose justo al lado de los fogones de gas y el horno de leña de la señora.

La señora recupera lentamente el equilibrio, cómo la abuela que era antes de convertirse en una montaña de serrín prensando. El golpe que se ha dado contra David y la puerta también ha dejado mella en ella, pues parece estar astillada a la altura de la cintura. La apertura es cómo una sonrisa de madera abierta que de vez en cuando escupe serrín.

- Qué niños tan malos... Si fuéseis de madera seríais más lentos...

Cuándo la señora dice eso se escucha un extraño ruido. Es cómo el repiqueteo de la madera. ¿Se está riendo?

Con gran esfuerzo por mi parte me quito el tenedor de la mano que se ha clavado profundamente en la palma, con lagrimas en los ojos me lo quito y dejo que la sangre mane por la herida. Al ver a María tan cerca de los fogones, le echo un vistazo a la criatura, sin duda si muere, podrían dejarnos salir, como en los cuentos de las viejas brujas. Por lo que intento llamarle la atención en tanto que hago un gesto a María para que encienda la leña:- Ven aquí bruja, más que bruja, que tu cerebro esta más que lleno de serrín.-

David se levanta del suelo, con la espalda dolorida y sangrando por el labio. La vieja no tendría mucha fuerza, pero aquella carga le había provocado un duro golpe al muchacho. 

María se estremeció ante el sonido de madera repicar, no sabía si eso era una risa o que la muñeca del demonio estaba  haciendo gárgaras. Confundida, captó la mirada de Hector y la siguió sin entender muy bien a qué se refería.

¿Cómo puede pensar en hacer comida ahora? Dioses, Hector también se ha vuelto majara... espera, no... ¡CLAAARO!

Se apresuró a acercarse al fogón y, pese a la tensión del momento, su torpeza natural no impidió que consiguiera prenderlo. Si conseguían que la criatura ardiese, ellos podrían irse... llamarían a un adulto de carne y hueso y podrían llevar a sus amigos al médico.

- Sí...es todo serrín. Y vosotros pronto lo seréis también. - contesta la abuela con una carcajada hueca cómo la anterior. 

Los segundos que Hector le roba al despistarla son suficientes. María enciende con facilidad las brasas ayudándose de unas cerrillas enormes. El horno debía estar preparado para la comida, pues la leña seca estaba amontonada y no tardó nada en arder. Al ver el fuego notáis un cambio en la abuela de madera. Aunque su inexpresiva cara pintada de matrioska no ha cambiado véis cómo tiembla y se aleja un par de pasos. Después mira con odio a Maria y arremete contra ella con los brazos en alto.

Al ver que va hacía María la empujo con fuerza a la anciana de madera para lanzarla contra el horno, como a las brujas de los cuentos, espero que David me ayude para terminar con la maldad de la anciana. Mi empujón es muy debil, pero por suerte, la anciana se tropieza y va directa al horno...

Vista la ventaja que tenían en ese momento, David no lo duda: corre hacia la vieja y le da un fuerte empujón, esperando tener éxito en tirar a la abuela...

María intuyó la reacción de la ficticia Dolores, que se abalanzó sobre ella sin perder el tiempo. Entonces la niña intentó algo que nunca había hecho: una especie de requiebro. Esquivó con rapidez y toda la fluidez que le permitía el haberse anticipado al pensamiento de la muñeca y, cuando ésta pasó por su lado, la empujó como buenamente pudo para lanzarla al fuego.

Cómo si fuese una entrenada coreografía, María esquiva el embiste de la señora que esta vez era más fuerte que el anterior debido a la rabia. En ese moemnto, los tres niños parecen contar con telepatía ya que los tres empujan a la mujer en la misma dirección exactamente al mismo tiempo. La señora de madera tropieza e, inevitablemente pierde el equilibrio. No sólo eso, sino que la fuerza de su embiste sumado a la vuestra la hace caer de bruces dentro del abierto horno de leña.

El golpe es tan duro que se escucha el ruido de la madera quebrarse y véis como los brazos de la señora se astillan a la altura de los hombros dejándola encajada con medio torso dentro de la leña.

El extraño ser emite entonces un sonido horrible. Parecen gritos de agonía mientras las llamas crecen y deboran su cuerpo. Las piernas patalean intensamente intentando librarse, pero parece imposible. El fuego va creciendo sellando el destino de la señora Dolores de serrín.

Escucháis entonces el sonido de la madera quebrase, pero no es de la señora Dolores esta vez. Es un ruido más alto y con eco, que parece venir del exterior.

El alivio había sido inconmensurable al conseguir con el trabajo en equipo que la muñeca cayera al fuego pero entonces ese sonido hizo que la niña se estremeciese

-¿Habéis oído eso?-preguntó, como si hubiera sido posible que no lo hubiesen oído. Se acercó a la ventana y, poniéndose de puntillas se asomó mientras se ajustaba las gafas.

Acompaño a María para ver que está sucediendo afuera de la casa. No las tengo todas conmigo y esperaba que se solucione con eso, pero a saber que hemos podido  haber hecho aparecer con la muerte de la señora Dolores ...

David se había quedado callado durante un buen rato. Su mirada no podía apartarse del "cadáver" de lo que era la Señora Dolores. Su mente no entendía nada de lo que ocurría. 

Fueron las palabras de su amiga las que le sacaron de su estado- ¿que ocurre?- dijo, acercándose el también a la ventana

Observáis congelados como el cielo se rompe. Sí, exactamente. Ese extraño atardecer que parecía envolver la casa se está rompiendo. Una enorme grieta recorre verticalmente el cielo, desde el horizonte has dónde os alcanza la vista... Pero cuándo tenéis tiempo de asimilar lo que véis os dais cuenta de que no es el cielo cayendo en pedazos, sino una especie de cubierta de madera que se ha roto en el momento en el que la señora Dolores se había quemado. ¿Era tal vez la salida de esa locura?*  

Al ver una posible salida, les digo al resto:- Vamos a romper la ventana y salir de aqui, ya me da igual que me regañen... ¿Quien lo va a hacer, la mujer de serrín o esas siniestras muñecas?- La voz me suena seca, se me ha secado la garganta y casi no puedo tragar, odio esta casa y espero escapar de ella lo antes posible. Por lo que busco una silla para reventarla contra la ventana para que podamos escapar...

-Qué haces con una silla...-dijo María refunfuñando agotada, se encaramó hasta llegar a la ventana y se puso a trastear con el pestillo de ésta para intentar abrirla y salir por ella.

Vamos María- apremió el muchacho mientras se coloca detrás de su amiga. Poco mas podía hacer en estos momentos.

La silla de Hector le rebota y le hace caer de espaldas. La silla le golpe la nariz que le empieza a sangrar y con la caída ha empujado el cuerpo de la señora dolores, que cae hecho astillas y cenizas sobre la alfombra de la cocina. 

María por su lado, con unas manos hábiles gracias a esos dedos pequeñitos consigue desatascar la puerta. Aparentemente había una acumulación de astillas en el cerrojo principal que evitaba girar el pomo. Cuándo la puerta se abre y los niños salen notan la atmósfera cargada. No corría esa brisa agradable es esta tarde, si no que el ambiente parecía espeso y estático. Ni tan siquiera las briznas de hierba se movían.

Los niños ven que todo a su alrededor parece estar bloqueado por el extraño horizonte de madera. La única salida parece definitivamente la gran grieta. Cuándo dais media vuelta a la casa para encararos a la grieta véis con asombro que hay una hilera de muñequitas rusas envolviendo el jardín, igual que cuándo se estaban colocando en la entrada de la señora Dolores. Una voz, parecida a la hueca voz de madera de la señora de serrín, sale de repente de todas y cada una de las estatuillas.

- No se puede escapar, no...

Las muñecas pegan entonces un bote y comienzan a avanzar contra los niños, girando y rebotando conra el suelo con sonidos huecos, aunque estén en la hierba del jardín.

El golpe que recibo por mi brillante idea de tirar una silla a la ventana, me hace llenarme la cara de sangre y mis ojos de lagrimas... Pero es que estaba tan asustado y deseando salir de la casa, que no di con observar si la puerta se podía abrir de otro forma. Cuando salimos al exterior observo aterrorizado la extraña superficie de madera... Quiero salir de aqui, cueste lo que cueste, pero de nuevo están esos muñecos intentando meterse en nuestro camino. Pues ya estoy harto, voy a salir por piernas y volver con mis padres. Por lo que corro hacía el otro lado para dar la vuelta a la casa aunque tenga a esas cosas detrás mio.

-¡Dejadnos en paz!-estalló la niña emprendiendo la huida por el jardín, miró hacia atrás a sus amigos para que no se quedaran rezagados, no tenían un instante que perder y menos mientras esas cosas se acercaban a ellos con su repique amaderado.