Partida Rol por web

-¡Ahi va, padre!- grito desde arriba mientras echo la cuerda y la sujeto a una piedra cercana.

No encuentras el rastro que ha seguido Goio, pero si ves un rastro de ovejas(sus cagadas más bien) y ves arbustos aplastados como si hubiese pasado una manada de algo, aunque lo que extraña es que en vez de estar rotos por los lados lo están desde arriba. Pisadas o huellas en este terreno es imposible encontrar.

Carantoña me llaman,

los que por aquí pasan.

La criatura asiente a la segunda pregunta. A la afirmación que haces suelta una sonora carcajada y asiente. Aunque no sabes que pensar. HAy que tener en cuenta que hasta hace apenas unas horas intentaste ensartarlo en una flecha.

Después de que Goio tire la cuerda subís sin dificultad. La criatura que se había parado a hablar con Goio reemprende la marcha entre los gritos de Luken. Os sube a buen ritmo por el Aralar, siendo ya el atardecer. Dentro de una hora se hará de noche. Llegáis a la cima y allí se encuentra un rebaño de ovejas alrededor de un ¿hombre? Al menos eso parece, pero su tamaño es desmesurado. Debe medir unas dos varas y media y porta una larga barba que le llega hasta las rodillas a la par de un enorme bastón. La criatura os mira con cara orgullosa y pone la mano esperando su recompensa y relamiendose imaginando el vino caer por su gaznate.

Es imposible saber lo que pasa por la cabeza de este ser, además aunque acceda creo que nunca podré confiar en el. Tendré que andar con cuidado y tenerle vigilado en todo momento.

Al ver a la criatura pienso que estoy en un sueño, miro alrededor por si algo más ha cambiado. Otro ser extraño, nos hemos alejado bastante de la zona que conozco, pienso si alguien me creerá si cuento lo que he visto hoy.

Me acerco con cautela al gigante, manteniendo la distancia y esperando a ver si mi padre le da el vino prometido al bicho. Antes de que se emborrache le pregunto -¿Por qué nos has traido hasta aquí? ¿Sabe él donde está mi hermana? Ya basta de juegos- me mostro serio pero sin enfadarme.

-Gran señor aqui tiene un poco de vino para calmar la sed, por favor responda a la pregunta de mi hijo, si tiene usted a bien- le digo con firmeza, pues ni la criatura mas horrenda hará que cese en la busqueda de Markele. Aun asi me da cierto reparo acercarme pues jamás en la vida vi cosa igual. Alzo el pellejo de vino y se lo entrego.

Aquel enorme ser que pastoreaba, como un servidor, las ovejas en el Aralar no era sino algo de otro mundo. ¿Acaso otro demonio con el que habríamos de agachar la cabeza y soportar sus surrealistas palabras? Parecía un hombre, pero tenía parte de árbol, o algo así... Me acerqué con Goio y Atanasio, y pese a que quería sólo gritarle que "dónde estaba Markele" (o que nos ayudara a encontrarla), dejé que respondiera ante el ofrecimiento de Atanasio.

La pequeña criatura asiente a la pregunta de Goio. Este era el que os ha de indicar. Luego Atanasio coge y ofrece la bota de vino al gigante, lo coge y bebe un trago, apenas se ve algo entre sus manazas. Antes de que pueda protestar el bichejo, el gigante le ofrece la bota de vino.

¡Bienvenido! Atanasio y compañia. Había oido que veníais, mas no os esperaba por aquí. Venid, sentaos conmigo y comed algo, debéis estar hambrientos.Saca un queso enorme y un cuchillo que parece una espada y corta unas rodajas. También saca un poco de pan duro.Se donde está vuestra hija, pero...¿por qué debería decíroslo? Se queda mirandoos, no parece muy preocupado, tampoco está jugando, solo un tanto intrigado.

-No se si alguna vez tuvo hijo alguno, pero si así fuere, deberíais saber la respuesta. Pués desde que falta mi hija no tengo paz. Decidnos y si alguna vez tuviera que hacer algo por vos lo haré gustoso-

Soy pastor como vos -me atreví a decirle, sabiendo que era un tipo... bueno..., alguien que tenía rebaño-. Es de suponer que si alguna de vuestras ovejas cae descarriada, intentaríais ir por ella, ¿verdad? Y más si hubiera un lobo o un cazador, me atrevo a decir... Es mi esposa y no pararé hasta encontrarla -le dije finalmente-.

No es que comunicar fuera mi punto fuerte, pero mi convicción, la de todos nos, era clara.

Parece que mis compañeros saben como tratar con este ser, yo de momento sigo sin fiarme y tengo mis sentidos alerta por lo que pudiese pasar. Me quedo en un segundo plano mientras vigilo al bichejo.

Pronto será de noche, deberiamos buscar algún refugio.

El gigante asiente a las palabras de Atanasio y piensa su contestación. Luego escucha a Luken y parece gustarle la comparación con las ovejas. Con lo que parece un poco molesto es con que no probéis bocado, mas no le da mayor improtancia y se come un poco de queso acompañado por un mordisco al enorme pan. Acaba de masticar y dice-Las criaturas de este bosque son mis hijos e hijas. Por eso no le deseo ningún mal a ninguna. Y temo que si os digo donde se haya el Maide le déis caza vilmente.

Luego se dirige a Luken-Pero...¿y si la oveja ha atacado al lobo?¿y si el lobo solo reclama lo que cree que le pertenece? Vuestra esposa está muy lejos de ser un indefenso corderito. Ha dado muerte a una lamiñak y eso, si no fuese porque la lamiñak había incumplido la ley matando a la bruja debería ser castigado. El maide quiere lo que le pertenece...a su esposa muerta y no pudiendo recuperarla ha tomado a la vuestra para que la sustituya. No me parece la mejor de las soluciones, pero es la que ha tomado. Quizás podríais solucionar esto pacificamente. Lo dice a sabiendas de que para vosotros el tal maide no es más que una criatura sin sentimientos ni respeto alguno, una bestia salvaje que creéis merece ser castigada. No lo se...debo pensar sobre el asunto, mañana continuaremos la discusión. Y se dispone a dormir al raso esperando que vosotros hagáis lo propio.

Goio se fija en el bichejo que parece más que satisfecho bebiendo vino y al margen de todo lo que ocurre, cuando ve que Goio lo observa le ofrece un trago de la bota de vino.

No creo vuestras palabras -le espeté, mientras parecía tener dilucidada la respuesta para el día siguiente-. Conozco a Markele como la palma de mi mano, y jamás daría muerte a nada ni a nadie, al menos por su propia voluntad. Hablaré con quien sea, pero si me decís que mi esposa ahora es la suya por plena fuerza, es normal que ni tan siquiera a vos os escuche... -sabía que era un ser de otro mundo aquel pastor de barbas de hojarasca, pero mi esposa era mi esposa, y lucharía hasta encontrarla-. ¡Decidnos dónde está ese Maide! ¡No causéis vos tampoco tanto mal!

Empezaba a estar confuso. En poco tiempo creía que no podría controlarme. Demasiada paciencia había tenido ya con la sorpresitas que estábamos descubriendo en la batida por Markele.

Asiento a las palabras de Luken pues poco podia anadir yo a lo dicho

Trato de resistirme al ofrecimiento del queso, tengo hambre, pero no me fio de esa criatura. Un trago de vino me vendria bien, pero debo mantener la cabeza despejada por si acaso.

Las palabras de Luken y mi padre no parecen convencerle, y es verdad que tenemos pocas opciones ahora que va a anochecer. El sitio no es ideal, pero al menos la noche no será muy fria. Busco unas cuantas ramas para hacer un pequeño fuego e iré a buscar unos leños antes de que oscurezca del todo.

-Podemos pasar la noche aquí cerca, hay unas cuantas piedras y podemos hacer un fuego para protegernos.

Trato de alejarnos un poco de la criatura para poder hablar sin que nos oiga.

Puede que no conozcáis a vuestra esposa tan bien como creéis-Responde a Luken-No apoyo lo que ha hecho el Maide, solo os digo sus motivos. Tal vez podáis solucionarlo con...¿un trato? No me gustaría perder a otro de mis hijos. Respecto a deciros dónde está...esperemos a mañana, la noche se cierra sobre nosotros y a ningún sitio habéis de llegar, mañana dormidos y con el estómago lleno hablaremos. Da por finalizada la charla,el gigante se muestra comprensivo y parece tener buenas intenciones, pero sigue siendo una criatura de otro mundo y quien sabe si os podéis fiar de él. Poco a poco se va recostando, mientras Goio prepara el campamento. El bichejo sigue dándole al vino ajeno a lo que ocurre y no parece tomarse a mal que Goio le haya rechazado el trago.

Estáis pues a una distancia considerable del gigante montando el campamento, podéis verle, y el a vosotros. EL bichejo se ha echado a dormir con el gigante. Pero es raro que puedan oiros.

-No se que intenciones tienen estas criaturas, pero creo que es mejor descansar y tener fuerzas para mañana, además la noche no es buena para aventurarse a ella entre demonios y duendes, la luz del sol nos protegerá de la maldad y la oscuridad. Durmamos pues, pero hagamos guardia vaya a ser que nos la jueguen esos dos engendros. - digo mirando hacia las criaturas, no me fio de ellas y las escudriño desde donde estoy, -yo hare la primera guardia, no nos relajemos demasiado.