Sigo a Shaina en silencio mientras observo la inmensa cantidad de tomos que jamás he leído. Tanto conocimiento sepultado en tomos polvorientos y viejos. Me dan ganas de salirme de la fila y, simplemente, coger uno al azar y ponerme a leer. Me da igual si habla de acupuntura como de dioses y leyendas. Me contengo pensando que quizá, más adelante, quizá tenga la oportunidad (muy adelante, mucho).
Además, no le quito ojo a Alexander. Mi hechizo tendría que haber desaparecido. Tendría que estar de nuevo... "como siempre". Al menos, el único "como siempre" que nos ha mostrado.
Si no se le pasa, tendré que contrarrestar mi metedura de pata de alguna forma. Quizá un hecho de emociones positivas, en lugar de restringir las negativas. Eso podría ser útil... ¡Si me quedara cosmos para hacerlo!
Una vez llegamos Shaina nos recibió como era de esperarse de ella, me caía bien, quizás pudiese en el futuro negociar un entrenamiento personalizado, además su constelación se encontraba dentro del grupo a la cual yo aspiraba.
Sonreí ante la idea, pero luego volví al mundo real y miré el enorme lugar mientras avanzábamos.
Aún te falta mucho Artemias, no tienes ni magia ni poderes extraños ni te teletransportas, eres el más normal entre todos solo que tienes talento, nada más...
Escuché sobre la señorita Kido, esperaba que de paso pudiera aclararnos cual sería nuestro papel allí.
-Durante el viaje Mïra se dedico a estar bastante ensimismada por el encuentro con el caballero de oro. Eso, y a comerse uno de sus conejos que llevaba en su petate. Se lo comió crudo, tal cual estaba, a bocados con la máscara ligeramente separada de su boca para dejarle espacio a sus tremendos bocados, solamente le quito la piel de un golpe la cual luego estuvo limpiando concienzudamente con un guijarro que llevaba en el petate y dejo secando estirada. Os ofreció amablemente, pero al ver vuestras caras dedujo que nos os gustaba el conejo.
La emoción se siente en Mïra, camina danzando y a paso apresurado. Se va deteniendo a ver y tocar las florecillas del lugar hasta que se encuentra con esta mujer.-
¡Conoce a mi maestro! ¡Fijo que es buena persona!
-¡Solomon! ¡Sí! ¡Soy yo!- digo alegremente.
-Opa tú eras de aquí ¿no?… ¿Quién es? ¿Y quién es Kido?- Susurro para no molestar a la mujer ni al silencio que hay entre nosotros.
-Al llegar a la secretaría Mïra se queda perpleja. Toma una posición de estar preparada como si de un ataque sorpresa pudiera ocurrir en cualquier momento.-
¿Pero qué es esto? ¡Qué bonito! ¡No sé que es nada de esto! ¡Pero estoy contenta igual! ¡Es el santuario! Aunque me lo imaginaba un poco distinto…
-¿Qué es secretaria?- Pregunto extrañada.
Si es de la diosa supongo que es bastante importante, ¡actúa con respeto Mïra!
Alexander permaneció todo le viaje callado lo acontecido le perturbado a un nivel muy profundo, lo que le dejo pensativo, su vista miraba a los lejos perdido en el infinito espacio, rehuía la compañía y la mirada de Yelena en extremo, no deseaba estar cerca de ella ni mirarla, para él ella había cometido un pecado grave, algo que nunca debió hacer.
Cuando llegaran al santuario Alexander se percato que no se había enterado nada de lo acontecido después de que Yelena le pusiera la mano, su cabeza estuvo llena de otras cosas que le habían arrebatado las fuerzas.
Alexander hizo lo único que podría hacer en ese momento seguir al grupo, y procurar alejarse de Yelena lo mas posible, apenas podía disfruta de la lujosa mansión se mantenía en alerta por culpa de Yelena ya que no podía confiar en ella. Procuraba tener a los restante aprendices entre ella y él.
jajajaja Yelena, borré tu mensaje. ESO ES METAJUEGO.
NO SABÉIS QUE SAORI KIDO EN REALIDAD ES ATENEA. Los que hayáis tenido un maestro que fuera santo o procedente del Santuario, no sabía cual es el aspecto de la Diosa. Solo los caballeros de oro conocen su apariencia. Es algo que está guardado con muchiiiiiiiiiiiiiiiiisimo secreto, ya que si su apariencia o su nombre humanos fueran conocidos por el enemigo, sería facil localizarla y matarla.
A vosotros Shaina os ha dicho que la señorito Kido es la secretaria personal de Atenea, y punto. Luego podéis investigar y todo eso.
¿Sí?
Sin que Shaina os diga nada más, cruzáis la biblioteca hasta llegar a unas sencillas puertas dobles de madera. La guerrero, con rapidez, agarra los picaportes y abre.
Al otro lado un torrente de luz hace que os tengáis que tapar los ojos unos segundos... Poco a poco, vuestra vista empieza a acostumbrarse... Ese torrente de luz procede de un impresionante ventanal de unos cuatro metros de alto por tres de ancho, que ilumina toda al estancia.
El lugar es una pequeña habitación cubierta también con estanterías y libros, con la diferencia que, en el centro, hay una pequeña mesa de té. Sobre ella veis un sencillo platito con una docena de pastas y dos sencillas tazas blancas. Delante de cada una de ellas hay un sillón, también blanco, contrastando enormemente con la madera del lugar.
En uno de ellos veis a Sarelk, el cual os sonríe y saluda de forma enérgica. En el otro descansa una joven de uno 16 años vestida con un uniforme de colegiala. Es muy guapa y tiene el cabello de un color violeta oscuro, casi azulado.
- Hola. - Os saluda la chica girándose hacia vosotros ofreciendos una sonrisa. - Soy la señorita Kido. Muchas gracias por venir con tanta premura.
Su voz es suave, dulce y delicada.
- Muchas gracias por traerlos Shaina. - Y ante el comentario, la mujer hace una leve inclinación de cabeza. - Si quieres puedes retirarte, seguro que aún quedan reclutas a los que no has intimidado.
Este comentario, en boca de otra persona, podría haber sonado ofensivo, sin embargo esta chica lo dice de una forma tranquila y dulce, sonriendo, de manera que toda la mala fe que podría haber en el comentario, desaparece.
- Muchas gracias mi señora. - Y haciendo una pequeña inclinación de cabeza, Shaina abandona la habitación.
- Espero que no estéis cansados del viaje... Sarelk me ha contado su punto de vista de lo ocurrido... De manera que me gustaría escuchar el vuestro.
Tras decir esto la habitación se queda en silencio... Un silencio roto solo por el ruido de los tacones de Shaina al alejarse. La señorita Kido coge una de las tazas y le da un pequeño sorbo.
Cruzamos toda la biblioteca para dar con una gran puerta, todo es grandioso, mucho más de lo que habría imaginado viendolo solo por fuera, estoy todo el camino mudo impresionado por la grandiosidad del lugar aunque oigo las preguntas de Mira.
Llegamos a una pequeña habitación donde Sarelk esta hablando con una chica, supongo que será la secretaria de la que nos hablaron tanto pero parece que incluso los santos de oro la tratan con respeto... supongo que por ser la secretaria y posiblemente la voz de Atenea en muchos asuntos.
No creo que podamos añadir gran cosa a lo que digera Sarelk... Digo mirandolo de reojo un poco nervioso. A no ser buscar quien analice el pedazo de metal que guardo Artemias...
Y ahora suelta lo del objeto, no si yo no me voy a terminar llevando bien con nadie...
-Ante todo es un placer señorita Kido- dije haciendo una reverencia, si Shaina le mostraba tantos respetos como para no decirle nada por sus comentarios y tratarla de esa forma, entonces por algo sería y debía de imitar su ejemplo- por mi parte puedo decir que llegamos al lugar indicado y nos encontramos con un pueblo desolado, evidentemente atacado por algo, al poco tiempo escuchamos gritos y el joven aqui presente- dije mirando a Sarelk- salió corriendo escapando del bosque, del cual salió un Cíclope al cual le dimos combate de una forma bastante improvisada...- miré de reojo a Yelena- y finalmente pudimos vencerlo, pero luego apareció otro que fue destruido por un hechizo de fuego y fue cuando el santo de Sagitario se mostró ante nosotros y nos mando a volver aquí...y aquí estamos. Sarelk encontró esto en el lugar- dije sacando la daga violeta- claramente es parte de una daga de un material que no conozco, pienso que puede tratarse de alguna especie de mecanismo o quizás del componente de un ritual- acerqué el objeto a la mesa y lo deje delante de ella.
- Interesante... - Dice al ver el objeto. - ¿Me permite?
La señorita Kido se incorpora y agarra delicadamente la pieza de metal. La manipula entre sus manos, girándola de un lado a otro, observándola y palpándola. Todo sumamente despacio y con una concentración y dedicación increíbles.
Como si hubiera visto algo, se aleja despacio de vosotros y se coloca de cara a la ventana, de espaldas a vosotros, mientras sujeta un momento el objeto en alto. A continuación parece que se le acerca... Aunque no veis bien lo que hace...
- La verdad es que es un objeto interesante... - Mientras dice esto, vuelve a su asiento y te tiende de nuevo el objeto. - Aquí tienes, muchas gracias.
Tras esto, se queda mirando a los tres integrantes del grupo que aún no han hablado.
Tirada oculta
Motivo: Alex
Tirada: 1d100
Resultado: 58(+30)=88
Tirada oculta
Motivo: Opa Ye
Tirada: 2d100
Resultado: 48(+50)=98, 59(+50)=109
Cuando se coloca junto a la ventana, de espaldas a vosotros, os parece ver un ligero resplandor dorado... Es algo muy sutil... Muy pequeño... Sin embargo parece que lo veis...
- Bueno... - se me entrecorta la voz al ver el reflejo dorado, pero consigo seguir hablando -. A mí hay algo que me pareció extraño. Cuando cruzamos el pueblo, no había nadie. Nada vivo al menos - añado al recordar mi hechizo -. Pero cuando volvimos de derrotar al primer cíclope, había muchos. No tardamos más que unos... - echo cuentas mentalmente - veinte minutos como mucho en volver y ni siquiera terminamos de salir del pueblo. Nos vimos superados en número sobre tres o cuatro a uno y, además, hubo víctimas... - en mi mente todavía podía ver el cadáver en las manos del cíclope -. Al menos, una persona.
Cuando termino de hablar, trato de prestar atención a ver si el destello se vuelve a repetir. ¿Sería eso cosmos? ¿Magia? Era muy bonito, pero tan fugaz que temo que haya sido el sol colándose por la enorme ventana.
Además, si ella fuera una mujer caballero, tendría que llevar máscara, ¿no?
-¡Hola! Encantada me llamo Mïra… aunque eso ya lo debes de saber… bueno… pues… ¿eso no? Tuvimos que parar a esa bestia tan grande… ¡Vaya mojón! La cosa estaba así como bastante loco todo… y entonces llego el caballero de oro… ¡Hola Sarelk por cierto! Y… fue así como todo muy intenso… y entonces… la armadura… una locuuuura de armadura… y lanzo flechas ¡BAM! ¡BAM! Y todas las bestias cayeron… salía humo… olía así como a cerdo quemado… Por cierto, ¿quieres conejo? Aún me queda… muy bonito el sitio… y gracias por traerme y llevarme a los sitios también… sois muy buenas personas… ¡Hip, hip, por Atenea! ¿no? Creo que estoy hablando mucho… esto es nuevo… bueno… pues… ¿si?...- Dice Mïra atropelladamente sin casi respirar.
Mïra, ¡que se te vá! Ains…
-Al notar su incontinencia verbal, Mïra intenta esconderse detrás de sus compañeros para pasar desapercibida.-
Me parece ver un ligero resplandor... ¿quizás ella tambien sea una santa dorada? eso expliacría muchas cosas. Mira parece querer explicarle todo atropelladamente yo creo que ya lo debe saber y con lo que le estan diciendo extra tiene más que de sobra
Creo que el resumen es que no sabemos que sucedio ni que es ese misterioso trozo de metal. Digo para echar una mano a Mira cuando parece que quiere esconderse.
Ante los comentarios de Mïra, la señorita Kido suelta una ligera sonrisa.
- Es agradable ver tanto entusiasmo en un recluta.
La señorita se acomoda en el asiento y os mira.
- Hace una semana se nos reportó que estaban sucediendo desapariciones en esa villa. - Empieza a deciros. - Sin embargo hasta hace un par de días no teníamos claro que, el causante de esto, fuera de origen... Mitológico... Por eso se os mandó allí.
En ese momento hace un pequeño descanso para tomar un pequeño sorbo de té.
- De todas formas, como no teníamos claro el peligro... Real... Se consideró oportuno mandar a Sarelk solo por si la situación os superaba. - Mira un momento al caballero de oro. - Y bueno... - Sonríe pero también levanta una ceja. - Es evidente que la situación era superior a vuestra situación actual. Sin embargo, Sarelk afirma que os hicisteis cargo vosotros solos de un Cíclope y eso es algo destacable, por lo que quiero felicitaros.
Os mira un segundo a todos mientras sonríe.
- Me encargaré personalmente de hacer llegar esta información a la Diosa Atenea. Mientras, podéis descansar en una pequeña residencia que hay en el pueblo del Santuario. Mañana por la mañana debéis presentaros en la entrada principal del Santuario y os comunicaremos la decisión que Atenea ha tomado... Muchas gracias y ya podéis retiraros.
Y os hace una señal para que abandonéis la habitación.
Alexander se mantuvo callado mientras escuchaba la historias de los demás, ademas tenia demasiadas cosas rondando su cabeza para dar explicaciones repetitivas sobre los que ha pasado en el pueblo
-bien, muchas gracias por su tiempo – Fue lo único que dijo Alexander en verdad no tenía que añadir nada mas a las explicaciones de sus compañeros, ademas no quería dar demasiado detalles en los relatos de su compañero la imagen mental de lo sucedido seguramente las volvería a ver en sus pesadillas.
“me pregunto que ha sido ese brillo dorado que me ha parecido ver, tal vez halla sido cosa de mi imaginación ha pasado demasiado cosas en este día, estaré demasiado cansado por todo lo ocurrido”
No sé si añadís algo más... Hacéis algo... Simplemente os vais... o que...
Ha sido un placer. Contesto haciendo una pequeña reverencia recordando como se habia despedido Shaina. Dicho esto me retiro esperando a mis compañeros por si quieren añadir algo más
- Gracias a usted por recibirnos - contesto mientras despacio me dirijo hacia la puerta, siguiendo a Opa.
Bueno, ahora quedaba esperar. Espero no tardar mucho en buscar la residencia. Necesito una buena ducha caliente y... pensar. Poco depende ya de mí. De ninguno de nosotros, en realidad.
Su aura es rara, me trae paz...
Tomé la parte de la daga y la volví a guardar, haciendo una reverencia en silencio para comenzar a salir de la habitación.
-¿Nos vamos? ¿sí? Vale… bueno… adiós, hasta luego… Encantada señorita Kido… Sarelk… Oro… pasarlo bien… o algo así… adiós. Un saludo a la diosa también. ¡Bien Atenea!- Digo entrecortadamente y con altibajos de euforia.
Mientras salimos pregunto al grupo. -¿A dónde tenemos que ir? ¿Conocéis el lugar? ¿Vais a ir juntos?, si no… ¿Puedo ir con alguien?-