Partida Rol por web

Tras un arduo camino, sin muchos sobresaltos, charlando e intimando por el camino llegáis a lo que parece una pequeña entrada en la montaña.

Aunque dudasteis, entrasteis. Tras unos pocos metros de andar a oscuras la luz se hizo cuando apareció lo que, a primera vista, parecía un hombre, que subía por una pequeña escalinata.

El guardián, sentado en la escalinata de entrada levanta lentamente la cabeza.

-¡Bienvenidos aventureros! Estabais tardando demasiado en aparecer. Por favor, largaros. Nuestra fuente de poder es nuestra, y no tenéis ningún derecho sobre ella. Aun así, como guardián he de ofreceros la oportunidad de pasar. Pero antes...-

Se levantó muy lentamente...

-Responded correctamente y podréis pasar:

¿Qué titila rojo y caliente como una llama, pero no es fuego?

Para mí fue una gran sorpresa encontrarme con el guardián a los pies de la escalinata. Cuando me disponía a que fuera necesaria la fuerza de las armas para que nos dejase pasar, este nos hizo una pregunta que supuestamente deberíamos responder correctamente si queríamos continuar. Nada dijo de lo que nos pasaría si fallábamos pero no estaba dispuesto a descubrirlo.

Cuando formuló su pregunta supe que había escuchado algo similar con anterioridad, pero no podía precisar cuando.

rojo y caliente... una llama que no es fuego... le daba vueltas en la cabeza a sus palabras... ¿dónde lo he oído?

Mi mente me llevó a la ciudad de Lucca, que había visitado al poco de escapar de mi hogar. Allí un juglar cantaba sobre una hermosa princesa de tierras lejanas... una mujer tan bella que ningún hombre parecía digno de cortejarla... y para demostrar que ser digno de su amor, un príncipe arriesgó su propia vida para superar una serie de pruebas de fuerza e ingenio...

- Acercaos - llamé al resto de mis compañeros - creo que sé la respuesta...

Escucho atenta al guardián. Doy por sentado que a la fuerza no podremos pasar. Sino, nuestro amigo bárbaro sería capaz de despacharlo solo.
Nuestro nuevo compañero, Udo, nos llama. Obedezco, curiosa.
- ¿Qué crees que es? Quizás una estrella, pero eso sería muy rebuscado.

Tras un buen rato andando sin machacar nada llegamos a la mina. Empezaba a notar cierta ansiedad por la batalla, pero no nos habíamos cruzado con enemigo alguno… más bien al contrario, salió otro charlatán bloqueando nuestro avance.

Buscaba en la penumbra de la mina algo para destrozar y enseñarle quien mandaba, dándole la oportunidad de comprobar a quien cerraba el paso y salvar así la vida cuando Udo nos llamó la atención.

- No soy muy bueno con las palabras - aclaré al grupo - pero como no nos deje pasar, será su sangre la que bañe la entrada de la mina - dije chocando un puñetazo contra la palma de mi mano con rabia y frustración… si quería ser un buen líder para el clan, tendía que aprender como lidiar mejor con este tipo de situaciones en las que no sólo los puños abrían puertas.

Veo que el grupo para, alguien al pie de una escalinata habla de fuentes de poder, de algo que no es fuego, de un acertijo y de no dejarnos pasar...algo no me huele bien, este es el lugar perfecto para tendernos una trampa,  preparo mi arco y giro sobre mí buscando la salida, me tranquilizo al ver que está despejada aun así no me gusta la situación.

 --  Si sabes la respuesta dila-- espeto al compañero que se hace llamar Udo, después de escuchar que tiene la solución...no presté mucha atención a la palabrería del guardián, estaba más preocupada en tener la salida despejada para poder escapar que de seguir hacia delante.

- Veréis - comienzo a decir cuando mis compañeros se reúnen conmigo - hace tiempo escuché a un juglar cantando una historia en la cual un príncipe debía resolver una serie de acertijos y juraría que esta es una de las preguntas.

Hago un gesto pidiéndole tranquilidad al tío del hacha y los tatuajes antes de seguir.

- La respuesta es la sangre... titila roja y caliente como una llama, pero no es fuego... la sangre.

Asiento, de acuerdo con la respuesta. Obvio, nuestro amigo el bárbaro acertó indirectamente. Me giro hacia el guardián y hablo.
- Es la sangre- contesto, fríamente.

Andaos durante unas horas hasta llegar a la mina donde se encuentran los espectros. Allí encontramos al Guardián, cuyas palabras quieren inspirar temor pero no lo consigue, por lo contrario hacen que casi todos se cabreen. Por mi parte me quedé en silencio viendo como mis compañeros intentaban resolver el acertijo que nos había propuesto el guardián.

Al parecer la respuesta al acertijo podría ser la sangre. Me puse a pensar, no era una mala respuesta pero algo me decía que no era solo la respuesta lo que pedía. Me quedé a la espera y preparado para lo peor. 

El guardían se quedó sorprendido...Malditos...han acertado...

Sonrió de una forma algo forzada...

-Bueno bueno, parece que estos intrépidos aventureros son aficionados a los cuentos y acertijos. Bien bien, no os puedo impedir la entrada, desgraciadamente.

Os tendió la mano, con un pequeño objeto en ella, os lo ofrecía.

-Tampoco puedo negarme a entregaros esto. Es un objeto importante y dulce. He de recomendaros que os lo guardéis, aunque su uso es muy beneficioso. Vosotros veréis...Pasad.

Os entregó el objeto y se apartó del camino.

Una vez superado el guardia avanzasteis con calma en lo que parecía una mina abandonada y muy destartalada, por suerte el camino era amplio.

Tras algún tropezon con alguna piedra tonta o la espada oxidada de algún antiguo visitante, llegasteis a una encruzijada.

Izquierda - centro - derecha.

Esas eran vuestras opciones. El camino de la izquierda y el central parecían algo más luminosos, solo un poco más.

Teníais que decidir, pero en ningún momento estabáis obligados a ir juntos.

Conseguimos pasar, y el guardián nos da... una piruleta.
¡¿En serio?! En fin...
La cojo con furia y avanzo, delante de mis compañeros, hasta llegar a una intersección. Me quedo pensativa ante las tres elecciones.
- Hmmm. Todos me dan mala espina. A no ser que veáis en la oscuridad o tengamos algo de luz, el camino oscuro puede ser una trampa. No sabemos lo que puede haber en la oscuridad. Y los dos caminos luminosos son sospechosamente "bonitos". Yo elegiría el camino oscuro, pero si tenemos algo de luz.

¿Ver en la oscuridad? No puedo evitar sonreír ante el comentario de mi compañera.

- Yo al menos no veo en la oscuridad... a lo mejor aquí el amigo - digo señalando a Arago con un movimiento de cabeza - nos sorprende con algo más que con su brazo. -

Miro con atención las paredes de la mina en el lugar donde nos encontramos ya que habitualmente las minas suelen tener algún candil o lámpara para alumbrarse los mineros...

Miro los caminos que tenemos delante, tal vez el de la derecha... andar en la oscuridad es complicado aunque me llama ese camino, tal vez no sea la mejor dirección, dudo de nuevo, en ese momento sólo tengo una cosa clara, me dirijo al grupo y les digo:

--No pienso quedarme sola en esta mina... iré por donde diga la mayoría--

Esperando que acordemos que dirección tomar me entretengo mirando entre los desechos de la mina tal vez encuentre algo útil, unas piedras de silex me vendrían de maravilla, protegen y ayudan...miro por todos lados esperando encontrarlas.

- Esto estar más sucio que la guarida de un oso - me quejé tropezando con un trozo de armadura y propinando una patada a otro mientras maldecía a voces.

Llevábamos rato caminando por la cueva cuando llegamos a la encrucijada. Normalmente la oscuridad no me molestaba, al ser una tribu nómada no utilizábamos muy a menudo luz artificial por lo que estaba acostumbrado a la noche, pero esa falta casi total de luz era verdaderamente aterradora… los rincones oscuros, el eco, el goteo casi constante de agua, el olor a tierra y humedad. - yo voto… por… dividirnos - afirmé sin mucha seguridad y con la voz algo quebrada - quien antes encuentre y acabe con los espectros… se lleva la recompensa - aunque la simple idea de ir solo me daba escalofríos… pero de eso se trataba el demostrar tu valor… afrontar tus propios miedos y darles un buen hachazo.

Sorprendentemente conseguimos superar el primer desafío y el guardián nos da una piruleta. Hay que ver lo que son las cosas. En fin con nuestra super piruleta entramos en los túneles de la mina. 

Encontramos alguna armadura oxidada de algún aventurero que perdió la vida allí dentro, entre otra cosas. Al cabo de un rato llegamos a una cámara un tanto grande y se presentan tres caminos ante nosotros: izquierda y central, algo luminosos pero no mucho y el de la derecha bastante oscuro.

El resto no se decidían sobre cómo proceder al respecto:-Qué os parece si dejamos que la diosa del azar nos guíe?-dije mientras buscaba uno de los dados en mi bolsa del cinto:-Tengo un dado podemos dejar que él decida y seguiremos después: 1 y 2 el túnel de la izquierda, 3 y 4 el del centro y 5 y 6 el de la derecha.-expliqué el cómo se decidiría nuestro siguiente paso:-Preparados? Allá va!-

Y lancé el dado al suelo. El pequeño cuadrado de hueso empezó a repiquetear contra el suelo y dar vueltas rápidamente. Al cabo de unos segundos empezó a ralentizarse y dando vueltas sobre sí mismo hasta que se detuvo:-Número 4. Túnel central. Bien.-recogí el dado del suelo y desenvainé la espada:-Vamos?

- Yo no creer en azar... los guerreros del clan Hacha forjan su propio destino afrontando y venciendo sus miedos - las manos empezaron a temblarme, aunque no sabía si por emoción o por miedo... sin embargo estaba decidido - como hizo mi padre, afrontaré solo al enemigo. - balbuceé para intentar infundirme la valentía necesaria para dar el primer paso hacia el pasillo mas oscuro que se encontraba a nuestra derecha.

Tal y como hizo Arago, saqué mi hacha y aunque no sabía seguro si había percibido algún tipo de peligro, tenía claro que yo me sentía más seguro con ella en la mano. - Si necesitáis mi ayuda, gritad - notaba como el corazón me latía con fuerza, quizás él también sabía que era una mala idea ir por ese pasillo, pero aferrándome a mi arma empecé a caminar - que el Dios de la guerra os guie hacia la victoria.

Observé cómo los dados nos decían que debíamos ir al centro. Por suerte, yo no creo en la diosa Azar. - La Luz es mi guía. No sé si os ofenderéis, pero el azar no me guía. Opino que es mejor el camino oscuro - veo como Q'Kar es partidario de mi idea. - Yo te acompañaré. Aunque hiera tu orgullo - inmediatamente después, busco materiales para fabricar una antorcha.

El Bárbaro y la paladina se van por el túnel oscuro:-Bien al menos así no tendré que vigilar mi espalda por que me quiera cortar la cabeza.-pensé para mí mentras veía como se marchaban ambos hacia la oscuridad de la mina. Apoyé la punta de la espada en el suelo y me dirigí a los otros dos:-Vosotros queréis venir conmigo o preferís ir por el túnel de la izquierda?