Partida Rol por web

Durante todo el camino a la casa de Thyra no hablo mucho, más bien nada. voy dandole vueltas al asunto que nos atañe. Las malas practicas que tienen a quienes nos enfrentamos, me tienen cuanto menos preocupado. Enojado. Les haré pagar con creces sus osadias.

No voy atento al camino y prácticamente sigo a Thyra hacia su casa.

De nuevo se reunían en su casa alrededor de una botella de hidromiel picante, lo mejor para entrar en calor, no sólo el cuerpo sino también el alma... que parecía que buena falta les hacía. Los tres se mostraban serios y taciturnos, los acontecimientos acaecidos habían conseguido minarles la moral. Se habían arriesgado a morir abrasados, especialmente Bjondir, por rescatar a un fantasma, y la mercenaria se encontraba atónita ante esos acontecimientos.

- ¿Qué mal ha podido causar la gente de esta aldea para que el destino se porte de manera tan cruel? ¿Y quién es el causante de todas estar artes oscuras? Espero que la völva consiga rasgar el velo que separa este mundo del de los espíritus y vislumbrar algo de lo que está sucediendo. Luchar contra fantasmas a los que una espada no puede traspasar... no, eso no es lo mío.

- Es difícil comprender la mente de un ser malvado - responde taciturno el scalda apurando la mitad de su bebida - y si el mal acecha en la oscuridad, peor todavía.

Audun hablaba de una manera despreocupada, ausente y su rostro era inexpresivo. Todos los acontecimientos llenaban su mente y le mantenía abstraído. Su atención se dispersaba y se sentía impotente ante aquella situación. Salió de su ensoñación por unos instantes y habló con voz queda.

- El enemigo permanece escondido, esgrimiendo el anonimato y la confusión como armas - su siniestra aferró su instrumento como si de un talismán se tratase- nos enfrentamos a una amenaza que se oculta en las sombras y eso lo convierte en un enemigo difícil de abatir.

Herdis llegó circunspecta a su casa y se fue de cabeza a la alacena. De allí saco sus runas. Las metió en un vaso de cerámica y las agitó. A continuación las lanzó sobre un circulo de tiza que simulaba la forma de la aldea.

Al acabar de rodar la última runa, invocó a los dioses para que la guiaran en su interpretación. Después abrió los ojos y observó el resultado.

Las runas vuelan en el aire para caer en el suelo de tierra de la cabaña, allí se sitúan de tal manera que no puedes más que poner una mueca de desagrado, algo muy malo se está llevando a cabo y al parecer sea quien sea que lo haga, está más cerca de su objetivo, habla de magia maligna y de traiciones en el seno de la aldea, pero parece que algo nubla tus deducciones, como si una fuerza quisiera que así fuese y por eso te enturbia la profecía del resto de dioses... Estáis solos en esto.

Pero cuando vas a meterlas de nuevo en su saquito, te das cuenta de una runa que ha salido lejos del resto, habla de algo escondido en el interior de la tierra, una posible pista, parece que algún dios se ha apiadado y os ha dado una pequeña esperanza.

La cabaña de Thyra es lo suficiente acogedora para que se os afloje la lengua, mientras bebéis buen alcohol y os calentáis en su chimenea, esperando a que Herdis vuelva con las nuevas que le habrán dicho los dioses, quizás lo único que os sirva de pista en este extraño caso...

El tiempo pasaba a menor velocidad de la que se vaciaba la botella, pero el calor del fuego unido al calor del licor parecía relajar los músculos y la mente de la mercenaria, que junto al cansancio acumulado, producían una sensación de ligereza y calidez nada desagradables. El no estar sola sino arropada por sus compañeros, hacían más llevadera la espera hasta recibir noticias de la völva.

- Están ocurriendo demasiadas cosas extrañas en la aldea. Una detrás de otra. Quienquiera que sea el que está provocando todo esto busca la ruina de todos los habitantes del pueblo. Pero ¿por qué? ¿Qué motivos puede tener alguien para usar este tipo de magia contra hombres indefensos?

- Estoy de acuerdo, Thyra - asiente el músico como si saliera de un sueño - no entiendo quién puede querer la ruina de una comunidad completa. ¿Venganza? ¿Ajuste de cuentas?
Estaba desconcertado con toda esa situación.
- Espero que la völva encuentre respuestas pues luchamos contra algo que no vemos. - desvía su atención al guerrero feral - Bjondir que vistes exactamente allí dentro?, cuéntanos.

La puerta de la cabaña se abrió con una sacudida y la hoja chocó contra la piedra de la pared con un estruendo seguido por un trueno. Herdis, en la puerta, a contraluz, semejante a una aparicion de pueso escuálido y desmejorado, entra con gesto serio. Grandes ojeras afean sus ojos color miel.

Avanza en silencio hasta  sus compañeros y se sienta, en silencio. Ni un parpadeo, de momento. Sus ojos, enrojecidos.

-Hay  magia maligna y traición en el seno de la aldea. Algo más allá de la traición del pariente de Bjondir. Una fuerza que enturbia mi visión y la ayuda de ls dioses.

-Aún así, he visto algo. Algo bajo tierra. Una pista que los dioses nos conceden. Debemos encontrarla y desenterrarla.

Audun se sobresaltó cuando la volva abrió la puerta de golpe. Entró con una mirada enigmática en su semblante. Penetró lentamente arrancando crujidos de la madera y con aire solemne, parecía un aparición y un halo de misterio la envolvía.
- ¿Bajo tierra? - respondió el sacalda pensativo - ¡mmmm! - se mesó la barbilla - ¿sabes el lugar? ¿Puedes ser más explícita?
Y después dicen que los músicos somos raros, sacudió la cabeza lentamente.

La irrupción tan brusca de la völva sobresaltó a los que se encontraban en la cabaña de la mercenaria, los cuales ya empezaban a amodorrarse un poco. El aspecto de la joven dejaba mucho que desear, se la veía tan cansada que parecía como si varios años hubieran pasado de golpe por ella, pero fueron sus palabras lo que hizo fruncir el ceño a Thyra.

- Malas noticias sin duda. Pero como bien dice Audun si no puedes ser más explícita entonces poco podemos hacer. Bajo tierra... pero ¿dónde? Podríamos pasarnos el resto de nuestra vida buscando cuevas o túneles bajo tierra y no encontrar lo que buscamos. ¿Cómo podríamos saber por dónde empezar?

La Völva, muy cansada cerró los ojos y se llevo los dedos a los párpados en un gesto de esfuerzo.

-¿No os suena a vosotros algo de que los mineros y los artesanos estaban teniendo problemas? Diría que mi visión puede referirse a una mina o algo parecido...

Bjondir observaba con cara de asombro y susto a la pequeña Herdis desde que entró. No creia capaz a aquella joven de perder la belleza de su rostro, pero era claro que habia estado luchando fuertemente contra los sueños y visiones. Aun cuando sus compañeros hablaron, él seguia mirando a la joven. Entonces ella le recordó algo de las minas y como un rayo estallando dentro de su cabeza se acordó y dandose un golpe con el puño en su yelmo se levanto cual resorte.

- ¡Claro! ¡¿Como no he caido antes?!- Miró a sus compañeros y empezo con un tono más tranquilo. - Cuando combatimos la primera vez con los draugs perdí mis brazales y cuando busqué unos de repuesto, el herrero estaba enfermo y me comento que el metal tambien lo estaba. Creí que su enfermedad era por la falta de alimentos en buen estado, pero el metal no necesita alimentos. Esta claro que debemos ir a las minas.

Cuando ya estáis aclarando donde es vuestro siguiente paso a dar, escucháis golpes en la puerta, la voz del joven que os paro en la puerta del Thing llega desde afuera:- ¿Hay alguien en la casa?- Aunque como no la habéis atrancado, la puerta se abre y el muchacho completamente lívido como si hubiese visto un draugr vestido con su armadura y sus armas, os informa con gritos destemplados:- ¡Necesitamos a todos los guerreros, alguien ha atacado a 3 de las granjas de alrededor y ha matado a casi todos los que había en ellas!- 

- Las minas... claro, como no nos dimos cuenta antes. -La mercenaria había salido ya de su sopor y mantenía todos sus sentidos alerta.- Es un buen comienzo, si conseguimos averiguar qué está sucediendo en las minas quizás aclaremos por fin todo este embrollo. Porque si...

Los golpes en la puerta y la nueva irrupción dejaron su frase a medias.

- Por todos los dioses... ¿qué pasa ahora? ¿Acaso no podemos tener un minuto de respiro?

De nuevo cogió sus armas, apoyadas contra una de las paredes de su cabaña, y se dirigió a la puerta para acudir al reclamo de ayuda.

- Esta noche no nos está permitido descansar. Vayamos a ver qué podemos hacer.

- Parece que no tenemos ni un respiro - comenta el sclada apurando su bebida - por Freyr que no descansaremos hasta que demos con el traidor, ¡pero danos un respiro!

El músico se levantó de mala gana, pero tenían una misión que hacer. 

- Vamos entonces - tomó su instrumento y su arco y se dispuso a seguir a sus compañeros.

Si los han matado, para que necesitais guerreros? Esta bien. Vayamos primero a las granjas a ver que podemos hacer y despues a lo..."otro"- dijo al darse cuenta de que no podia hablar frente al chico.