Partida Rol por web

Gartzen, no supiere que vos dirigias la expedición ni et que mandares en ella. Ya sabpré ego, et con la ayuda de Dios, lo que facer con  él. Pues vos sois ducho con la hacha, no querais serlo tambien con la sesera et el entendimiento.

Asentí a la respuesta de mi señor, aunque le aconsejé, pero sabía que todavía no me había ganado tanto su confianza para ello.

Limpié mi odre echándole un poco de agua del interior frotando bien fuerte con la mano, aunque no le había dado de beber tan cerca para que lo chupara. Era muy meticuloso con la limpieza ya que la enfermedad se había llevado a algún joven más rápido que la lengua tarda en hablar.

Rachid asintió contento por primera vez en todo el viaje:

-Gracias po-por entender mis i-i-inquietudes caballero. Más ta-tampoco significa que no qui-quiera a-ayudarles. Si nece-ce-cesitan algo de mi bu-búsquenme por el pu-pu-pueblo y en la medida de lo po-posible con gusto ayu-yudaré.

Si es que no e-e-estoy con vosotros en el cu-cuarto que tan amablemente no-nos ofrece el pa-padre.

Ha-hasta pronto, compañeros. Gar-gartzen, si más adelante te-tenéis tiempo, me gustarí-ría aprender vu-vuestro idioma, si a mal no lo te-tenéis, y quizá yo pu-pueda pa-pagaros a cambio con a-a-lguno de mis co-conocimientos.

Esperó un rato a la respuesta del bravo soldado, tras lo cual Rachid se despidió con un leve gesto y empezó a caminar.

Mi intención es realmente tener una puerta abierta a Gartzen, pues puede que uno necesite su ayuda más adelante en este pueblo sin autoridades, y el santiaguista está descartado, por si las moscas me pilla en alguna de las mías (a Gartzen igual lo puedo convencer, el santiaguista seguro me corta la cabeza por hereje). Una vez Gartzen me conteste (que quizá surja un mini-diálogo o quizá me baste con la respuesta que me dé), me dirigiré a la casa de Jara, pues intuyo que el frasquito tiene algo que ver con la curación de su hermano, y quiero tantear si la familia es "especial". A ver si no salgo muerto de aquí.

Varios parroquianos, algunos llamados por Ansén y otros movidos por la curiosidad ante la llegada de la extraña compaña liderada por el caballero, se acercaron temerosos a la ermita. Murmuraban en voz baja, y las ancianas se persignaban al ver el cuerpo de la muchacha a lomos de la montura del santiaguista. El párroco pidió a dos aldeanos que ayudaran a bajar el cadáver del caballo para comenzar cuanto antes a dar cristiana sepultura a la desdichada joven.

Los habitantes de Tella eran en su mayoría campesinos y pastores, gente mal nutrida, desdentada y supersticiosa. Una vez desmontado el cuerpo, Ansén mandó a un joven muchacho que parecía hacerle de criado, acondicionar adecuadamente la habitación para el caballero.

- Señor de Sandoval y Santacruz, quizás queráis avisar a la familia de la joven para que pueda venir a velar por su alma mientras yo hago los preparativos. No encuentro nadie mejor que vos para darle tan funesta noticia, la presencia de caballero tan noble espero le infunda algo de paz a su madre. -

Decis bien párroco, Hora est de dar avisamiento a los familaires de la difunta. Haz que alguno de los aca presentes me guie.

Proseguid con los preparivos, et luego juzgaremos al reo 

Et tu bandido, no me fabeis dicho nada de interes, reza por tu alma, por si los de aqueste pueblo la toman por la fuerza. Yo poco más puedo de facer.

El zagal se acercó a Don Miguel, que todavía se hallaba sobre su cabalgadura, y dándole un tirón en la pierna para llamar su atención le dijo; - Don Miguel, no me gusta esta aldea, ni tampoco esta gente Don Miguel, me dan miedo... - La voz del muchacho era tímida y temblorosa.

Zacarias, ora est ya, de que vayas encontrado el valor et la templanza para facer frente a la vida.

Si andas temeroso no te separes de nos, et fabre los ojos et las orexas et cuentame todo lo que veas et oigas.

Gartzen, ¿ portais hacha de repuesto?

El zagal agachó la cabeza avergonzado al oir las palabras de Don Miguel que hacían referencia a su templanza. - Tendré los ojos y oidos más despiertos que nunca Don Miguel. - Fué su respuesta con tono de voz bastante apagado.

Un campesino os guía hasta la casa de la familia Bestregui. El moro que todavia os sigue, parece que quiere presentar sus respetos a la familia de la muchacha. Cruzáis la aldea de Tella hasta llegar a una casa de piedra con tejado de madera. En la parte de atrás de la casa puede verse un redil para el ganado. De la chimenea sale humo y pueden oírse voces de mujer en el interior.

Al llamar a la puerta os abre una bella muchacha que enmudece ante la presencia del caballero. Después de unos segundos, recupera la compostura y se presenta como Iguazel. Os invita a pasar dentro, donde su madre Marieta os dice, estará encantada de hablar con vosotros.

La pequeña casa es humilde, justo lo que se esperaría de alguien que vive del campo y el ganado en un pueblito tan perdido en las montañas. Iguazel se disculpa y os deja un momento solos para ir a buscar a su madre. Al rato llega acompañada de Marieta, una mujer aunque entrada en años, atractiva de larga melena negra y ojos del color del cielo. Veis en sus ojos que está muy apenada, suponeis que por la reciente muerte de su marido. - Vaya, nunca habíamos tenído tan importante visita en nuestra humilde casa, supongo que se debe a lo ocurrido ultimamente. Permitidme que os ofrezca algo para llenar la tripa. - Os ofrece un plato de sopa, que aunque parece hecha con unos pocos ingredientes huele realmente bien. Os invita a sentaros a la mesa, que no es más que un tablón sobre dos burras.

Ala paz de Dios mujeres:

Las nuevas  que sus traigo no son buenas. Unos bellacos atacaron a Jara, ella resisitiose et clavole el su cuchillo en un de ellos.  Pidiome escolta et protección hasta el su pueblo, por temor de ser atacada. Asi fue pues esos bandidos nos asaltaron, y el su jefe atravesolo  de una flechada.

Sus cabezas sus traigo en aqueste saco, tengo un prisionero más  en la  casa del cura. Bandido que juzgaremos pues sus lo traigo en vida para que la tomeis si procediere.

Aquestas son sus pertenencias( las provisiones y el cuchillo) aqui sus las doi. Aquestos ropajes son de los forajidos, hervirlos ben et quitarles la mugre et maldad, que de ambas tienen. 

Jara esta con el cura.

Dejemos la sopa para otro momento, pues marcho y os dejo con el dolor de la perdida, et con la alegria de la venganza.

Dicho lo cual Don Miguel, decide marchar a inspeccionar el pueblo.

Rachid fue con el grupo hasta la casa de Jara, una vez legados allí, espero a que el hombre santo hablase, tas hacerlo este: -Te-tenéis mis condolencias, si hay a-a-a-lgo en que pu-pueda seros de a-ayuda, de-decirmelo. Mientras el hombre santo se marchaba, Rachid se quedó allí, esperando por si de algo podía servir su persona.

Una joven entra en la habitación al oir lo que el caballero decía. - ¡Os lo dije madre!, sabía que algo malo le había ocurrido a Jara - La muchacha rompe a llorar y se vuelve histérica. Es exactamente igual que Jara, entendeis que se trata de su hermana gemela.

Iguazel rompe también en llanto y Marieta abraza a sus dos hijas intentando inutilmente consolarlas.

- Os agradezco de todo corazón lo que habeis hecho por esta familia señor. Y gracias por devolvernos el cuerpo y las pertenencias de mi hija. - La mujer inspecciona el zurrón de jara concienzudamente. - Si, esta era su manta. - Dice apesadumbrada.

- En cuanto al bandido, dejo bajo vuestra sabia desición el destino que debe correr, pues no tengo fuerzas ni ánimo para otra cosa que no sea llorar mis recientes pérdidas y consolar a la poca familia que me queda. - Los llantos incontrolados de las hijas se hacen cada vez más dificiles de soportar. - Y por favor llevaos ese saco que me traeis, que aunque os agradezco el gesto prefiero no tener cerca de mi. - En ese momento a Marieta también empiezan a escaparsele las lágrimas.

Aprovechas el breve lapso de tiempo en el que Iguazel os deja solos y analizas toda la estancia en busca de indicios. No encuentras absolutamente nada que pueda indicar que en aquella familia se practica la brujería. Al menos nada evidente.

Los llantos de aquellas mujeres parecen forzados, la única que realmente siente la perdida de Jara es su hermana gemela, que además te ha mirado varias veces de manera extraña. Como si aunque parezca imposible, supiera algo sobre ti.

Marieta ha rebuscado a conciencia en el zurrón de Jara, probablemente estaba buscando el vial con el líquido rojo.