Partida Rol por web

De pequeño, James había tenido miedo a la oscuridad, algo habitual con esas edades, aunque él siempre decía que en realidad era precaución ante lo que no podía ver.

Con los años aprendió a racionalizar ese temor pero el respeto a lo desconocido siempre había quedado y el sueño de la noche le trajo reminiscencias de aquellos sentimientos.

- Eh... - dijo volviendo su atención al detective tras haberse quedado ensimismado mientras removía el café. - Lo primero debería ser acercarse a la zona para ver qué es lo que nos podemos encontrar, ¿no?

Charles no había pasado buena noche. Empezaba a obsesionarse con esta búsqueda y eso le estaba pasando factura. La cuestión es que en sus sueños parecía haber descubierto algo importante sobre el caso, pero no recordaba que era. Bajó las escaleras meditando sobre ello pero nada, no conseguía recordarlo. Se reunió con sus compañeros para disfrutar de un copioso desayuno y se unió la conversación. Las palabras de Greystone le parecieron un tanto exageradas. 

¿Criminales? Eran palabras demasiado gruesas para la información de la que disponían. 

Sin embargo, el escucharlo provocó que se le formase un nudo en la garganta. 

-¿Criminales?-dijo Charles-Pues...no lo sé. Me esperaría toparme con una pandilla de chiflados que realizan rituales a dioses paganos, pogo más. Pero estoy de acuerdo en que conviene tomar precauciones. En cualquier caso, supongo que no pasaría nada si pasamos por allí a echar un vistazo. Es una iglesia. No conviene que vayamos ninguno de los de la universidad ya que Bremont nos podría reconocer y delatarnos, pero creo que no habría problema si va el señor Greystone. El resto podríamos quedarnos observando fuera. 

Luego de haber despertado con un dolor atronador de cabeza, se incorporó de la cama y tras darse un baño caliente para despejar dudas, se atavió con un bonito vestido de color rosa claro y su clásico peinado a la moda. Las ojeras podían verlas desde la distancia, no había maquillaje alguno que pueda ocultar aquello, no obstante ella siempre se mantuvo en su estilo sin mayores inconvenientes. 

— Buenos días. — dijo en un tono menos amable de lo habitual. — ¿No iremos todos? — pregunta al servirse un poco de café, necesitaba varias dosis para llevar a cabo aquel día. Esto se mostraba demasiado largo. — Pues, estoy de acuerdo. Revisar antes de meternos en el meollo. 

El detective dio un cabezazo de asentimiento, aunque por la expresión de su rostro se mostraba poco convencido.

-Está bien, iré solo, si es lo que todos creen mejor. Pero no nos engañemos: No es una iglesia convencional, Charles. No espere encontrar ahí un bondadoso sacerdote con los brazos abiertos dispuesto a dar la bienvenida a un nuevo feligrés caído del cielo. No, cuando digo criminales, lo digo a conciencia. Han inducido a un muchacho ingenuo a robar, ¡robar!, un tesoro custodiado y valioso. ¿En serio cree que los mandamases de ese culto, creen en él? Yo no. Nadie inteligente se traga todas esas historias de miedo, de profundidades, de dioses ocultos. Isaac es un alma de cántaro, por lo que estoy viendo, al que han utilizado del modo más ruin.

Dio un largo trago a su café, y se pasó la mano por el cabello, pensativo.

-Hay otros hilos de los que tirar, mientras yo hago el intento. Averiguar algo acerca del tío de Bermont, el de la Marina Mercante, por ejemplo. Quizá Miss White pueda investigar eso sin levantar sospechas. En cuanto a ustedes dos... bien, sonará pusilánime, pero puede que ir allí solo por completo sea peligroso. Si alguno se queda fuera, discretamente escondido o a la espera, por si algo me ocurre... Puede que lo mejor sea separarnos en dos parejas, seremos más eficaces y perderemos menos tiempo.

La de que estaban agotando el tiempo era una sensación que aturdía a Jeremy. Sin tener ni idea de por qué.

Una vez se había activo, James estaba dando buena cuenta del desayuno.

- ¿Pero vamos a separarnos? - preguntó un tanto preocupado mientras terminaba un par de huevos y los bajaba con un largo trago de café.

El tiempo pasado en el ejercito le había enseñado a no desaprovechar una comida nunca ya que la siguiente podía retrasarse más de lo previsto.

- Si quiere, puedo acompañar a la señorita White. - miró tanto al detective como a Charles, ya que él sería el que tendría que acompañarle al otro. - Si hay criminales involucrados, no debería mandarla sola...

A Charles le comenzaba a preocupar la situación. El sentirse en una situación de peligro real le inquietaba. No pensaba que una simple búsqueda de un libro (para qué nos íbamos a engañar, a la universidad le importaba más el libro que el estudiante) le pudiese llevar a vérselas con criminales. 

-No, si hay criminales no deberíamos separarnos. En cuanto a esa iglesia, no dudo que oculte prácticas inquietantes, pero supongo que como cualquier otra secta, ofrecerán una fachada amable y atractiva al que entra por la puerta. Si su actividad fuese abiertamente delictiva, ya les habrían cerrado la iglesia y detenido a sus dirigentes ¿no? En cualquier caso, me fío de su intuición, Greystone. Usted está más acostumbrado a lidiar con este tipo de cuestiones que yo. 

Elizabeth siguió con su café, escuchaba a los hombres decidir mientras se disponía a coger una tostada para untarla con jalea. — Pero dividirnos en dos grupos no es mala idea, al contrario. Abarcamos más lugares y quieras o no, es adelantar camino que Isaac nos lleva mucha distancia. — respondió la joven al desviar la mirada a cada uno de los presentes. 

Y mientras negó con la cabeza en base a sus propios pensamientos, si aceptó la compañía de James para interceptar al tío de su novio. — Se agradece su compañía, Señor Johanson. Y usted, Señor Greystone, no debería ir solo ya que el Señor Smith puede acompañarlo. Incluso se fija un punto de encuentro y una hora, de tardar ya sabemos donde está cada uno. Así que es cuestión de ir a buscarlos. — sugirió determinante, si esto ayudaba a adelantar un poco las investigaciones, lo haría. 

— ¿Les parece bien? — preguntó en base a las propuestas que surgían y prosiguió.— Peligro siempre habrá, uno debe ser consciente de ello. Si Isaac se ha metido en esto, dudo que fuera por una especie de manipulación. No lo conocen... pero cuando algo se le mete en la cabeza no para... Es así. — confesó dibujando un halo de tristeza en la expresión de su rostro, todo esto era por él, por su afán de siempre ir a más. Estaba cansada de Bermont, posiblemente tras hallarlo sería el fin de aquella relación. Elizabeth no pretendía estar con alguien así. 

Viernes 27 de abril de 1923, 08:00. Iglesia de las Profundidades. Kingsport.

La Iglesia de las Profundidades resultó estar situada justo en la calle que bordeaba la costa de Kingsport. En los muelles principales podían verse algunas goletas de gran calado fondeadas, intercaladas con barcas más pequeñas de pesca local. El día estaba un tanto desapacible y el mar rompía con fuerza contra el rompeolas que protegía el resto de la calle de la fuerza del mar. Pese al viento y la niebla reinante el cielo no amenazaba con lluvia inminente, así que el grupo disfrutó de un paseo tranquilo por la amplia calle en busca del número 14. La mayoría de las casas de esta zona eran bonitas residencias veraniegas victorianas de dos plantas, algunas adosadas y otras rodeadas por pequeños jardincillos. De vez en cuando aparecía en medio de aquella imagen turística alguna casa más destartalada —y antigua— que las demás, probablemente propiedad de alguna familia de pescadores a los que la especulación todavía no habría arrebatado aquel lugar preferente frente al mar.

Y es que el mar de Kingsport era de una belleza sobrecogedora. El día permitía disfrutar desde la seguridad de la tierra de un oleaje bravo que rompía contra las pequeñas islas que sobresalían en la boca de la bahía. Una pequeña boya con un faro campaneaba en el medio mismo de dicha bahía, sirviendo sin duda de referencia nocturna para los buques que atracasen allí.

Finalmente vislumbraron la Iglesia de las Profundidades. Se trataba de una edificación de madera de una única planta de la que sobresalía un pequeño campanario sobre el que una veleta daba vueltas en varias direcciones, mecida por la inmisericorde brisa. Estaba ubicada en el centro de una parcela de césped y parecía tener una zona trasera que probablemente contuviese un pequeño camposanto. Cuatro escalones conducían a su puerta principal, en esos momentos abierta de par en par, sobre la que un cartel rezaba: 'Iglesia de las Profundidades'. Encima de esas letras había un símbolo que parecía un pez cristiano primigenio al que le habían dibujado una especie de torbellino tentacular en el medio.

El camino se le hizo extrañamente placentero a Charles. No estaba acostumbrado a la vida junto al mar y aquel paraje se le hacía hermosamente bello y relajante. Por un momento, incluso se olvidó de lo que les había traído hasta aquí. Pero finalmente llegaron a lo que debía ser La Iglesia de las profundidades, que en realidad era bastante decepcionante. Se esperaba un vetusto edificio de piedra trabajada, imitando las construcciones neogóticas europeas, pero lo que tenían ante si era una austera iglesia de madera con apenas algunos adornos. Charles intentó deducir por su aspecto, en qué época podría haber sido construida. 

A su vez, pasó por delante de la puerta principal disimuladamente para observar si exhibía en algún lugar visible horarios de culto o cualquier otra información que le pudiera resultar de interés. 

En contraste al aspecto relajado que mostraba Charles durante el trayecto junto al mar, Jeremy estaba notablemente tenso. La belleza del lugar era enorme, pero para el detective la fuerza de las olas rompiendo contra las rocas era un espectáculo extrañamente amenazador. El sonido retumbaba en su cabeza mientras buscaba un modo plausible de justificar su visita a la Iglesia.

Cuando llegaron frente a ella, el aire falsamente cristiano le sorprendió. El campanario, el pez. ¿Así que usaban símbolos religiosos comunes para pasar desapercibidos, para integrarse en la sociedad sin crear desconfianzas? ¡Bien!

-Bueno, las puertas están abiertas de par en par. Por tanto, admiten visitantes, no sólo feligreses. Me haré pasar por un incauto aficionado al arte religioso antiguo, sorprendido y admirado del símbolo del pez con el vórtice. Preguntaré por eso, para echar un ojo inicial. ¿Qué les parece...?

Charles constató que la iglesia era muy reciente. No debería tener más de veinte años de antigüedad y su construcción era claramente moderna. No una reconstrucción ni restauración, sino una construcción nueva. En la puerta de entrada había un panel de corcho colgado con un único evento anunciado:

Veneración a nuestra Señora del Mar.

Viernes 27 a las 22:00h

Rezaremos por la reunión de nuestro siervo Leopold con la Madre del Mar.

Plegarias por los buenos vientos para nuestros marineros.

A través de la puerta abierta vio que casi todo el interior de la iglesia lo componía una zona de culto formada, como en tantas iglesias cristianas, con dos filas de seis bancos de madera cada una. Al fondo había un altar de madera tras el cual se veía un enorme símbolo dorado ¿quizás bañado en oro? como el que se exhibía en el cartel. También había una puerta que parecía conducir a lo que sería la sacristía. No había nadie en el interior de la zona de culto.

Aquel camino resultó placentero para Elizabeth, no sólo por el sonido de las olas golpear, sino por el paisaje que le dio cierto toque interesante para ella. Es que luego de haber estado días inmersa en su diaria rutina, aquella búsqueda en ese instante, le pareció agradable pese a la situación en general. 

Una vez sus compañeros rompieron el silencio, la joven asintió mientras intenta mirar desde aquella distancia la apariencia general de aquel lugar. De momento se mantuvo expectante, quizás en demasía, pero la sugerencia de Jeremy le pareció adecuada. Se le daba bien el adaptarse a cualquier situación. 

— Podría quedarme con James fuera y tú con Charles, ingresar... Creo que sus conocimientos pueden ayudarle en la tapadera. — dijo a modo de sugerencia. 

- Si cabe la posibilidad de que Isaac esté aquí,  mejor entro solo. No creo que con el aire de puertas abiertas que están mostrando vayan a secuestrar al primer visitante que cruce las puertas, y a Charles le reconocería en seguida. Además,  fíjense en esa celebración programada para esta noche. Habrá más gente, y puede que entonces podamos pasar más desapercibidos yendo los cuatro juntos. 

Jeremy no conocía personalmente a Bermont, pero había memorizado su fotografía y estaba seguro de reconocerlo si lo veía. No estaba de más hacer un primer tanteo del lugar por si el Necronomicon estaba allí. 

El interior parecía solitario, y el acceso a lo que sería la sacristía de una Iglesia convencional estaba cerrado. Por lo menos le daría unos momentos de ventaja para inspeccionar.

-Bien, allá voy. No se dejen ver por ahora, pero no se alejen mucho. Por si acaso. 

Le guiñó un ojo a... ¿James? y entró  no sin antes quitarse el sombrero con fingida devoción. 

Charles siguió de largo y dio un rodeo antes de volver a reunirse con sus compañeros. Asintió ante la propuesta de Greystone.

-Sí, tal como hablamos anteriormente, creo que no es adecuado que nadie de la universidad entre-dijo Charles-Bremont podría reconocernos facilmente a cualquiera de los tres. Nos quedaremos aquí fuera vigilando. Por cierto, ¿se han fijado en lo moderna que es esta iglesia? Apenas unos años. O no tiene relación con esos antiguos cultos que estudiaba Bremont o es que ha vuelto a resurgir. Respecto a esa ceremonia de esta noche, me da mala espina. 

James se mantuvo el trayecto desde la pensión, preocupado que se estuvieran involucrando en turbios asuntos, sin tener claro si se trataban de criminales o de adoradores de algún culto extraño.

Vigilaba la calle, sin acercarse al edificio, hasta que el señor Greyson le guiñó el ojo de una forma que no entendió antes de dirigirse al interior. ¿Le estaba dejando al cargo de la vigilancia o era por algún otro motivo?

Moviéndose hacia un lateral, tratando de apreciar algo más de la zona trasera pero sin perder de vista a Charles y a la señorita White.

Los demás se mantuvieron en la calle a distancia prudencial pero sin perder de vista el interior de la iglesia mientras Jeremy entraba. Éste dio una vuelta por el interior de la iglesia teniendo buena cuenta de hacer crujir la madera bajo sus pies para que supieran que estaba allí. Se fijó durante su paseo que en una esquina del atrio había una pequeña trampilla que parecía conducir, probablemente, a un sótano.

En ese momento la puerta que correspondería a una posible sacristía se abrió y del interior salió un hombre alto, ancho de hombros, vestido con una levita negra y cuyo rostro rubicundo mostraba una amplia sonrisa de bienvenida. Pese a lo cordial de la sonrisa la mirada que observaba a Jeremy a través de los lentes alargados era más bien inquisitiva.

—¿Puedo ayudarle joven? Permítame que me presente. Soy Efrain Belch, el sacerdote de este modesto lugar de culto.— dijo tendiendo la mano hacia el recién llegado.

Charles permanecía en el exterior atento a lo que pudiera pasar. Se encontraba bastante nervioso. No estaba acostumbrado a este tipo de situaciones, lo que le producía una notable tensión. Además de que por su problema de visión, tampoco se consideraba la persona más adecuada para vigilar. 

James se debatía entre no separarse de sus compañeros, con la seguridad que ello conllevaba, y cerciorarse que el señor Greystone no se encontraba con alguna sorpresa desagradable.

- No se separe de Smith, señorita White. - dijo a la fémina del grupo decidiéndose por fin.

Con paso cauto y tratando de no acercarse demasiado al edificio, se dispuso a rodear el mismo.

De entrada, una de las primeras variables de la ecuación se había solucionado sola. Así que ahí delante tenía al hombre cuyo nombre había apuntado Bermont. El sacerdote, ése era Efrain Blech. Desde luego no iba a dar muestra alguna de conocer ese nombre.

Sonrió con expresión un tanto despistada, y al mismo tiempo sorprendida, la del turista que de pronto encuentra algo que realmente le interesa y que no esperaba encontrar. Estrechó la mano que le tendía.

-Oh, mucho gusto, Mr. Blech. Me llamo Jeremy, y no he podido dejar de entrar en su iglesia, si me permite mi repentino impulso. Verá, soy un aficionado estudioso de las antigüedades, y entre ellas de las relacionadas con el culto. Y la simbología que conlleva. Y estaba tranquilamente paseando por esta preciosa cornisa marina cuando me he quedado prendado del símbolo que preside este edificio. El pez cristiano, obviamente, pero rodeado de esa espiral, que diríase tentacular. Me he sentido lleno de curiosidad al respecto, y más después de conocer el nombre de su Iglesia, "de las Profundidades". Me encantará conocer algo más de todo ello, si no le inoportuna, desde luego con todo el respeto...

De momento Elizabeth asintió conforme cuando James se dirigió a ella, quedando así junto a Charles en los exteriores mientras Jeremy seguía allí conversando ahora con aquel hombre. La joven aguardó sin revelar tensión alguna, aunque sintió que se estaba perdiendo tiempo prudencial esperando a Jeremy en vez de estar en otro lugar obteniendo información. 

Fue un ligero pensamiento, que rápidamente se esfumó al creer que es mejor estar juntos por las dudas. Isaac seguramente estaría en otro punto ya, le seguía preocupando esta situación de perseguirlo aún cuando sólo se pisa el último lugar que dejó, siendo imposible adelantarse a su novio.