Partida Rol por web

Maud guardó rápidamente la libreta cuando vio que aquel hombre se les acercaba. Aunque Stu le acababa de susurrar que sabía quien era, no se fiaba.

No se había levantado del asiento y observaba la escena como si ella no estuviera presente. Stu se había lanzado a contarle a aquel tipo todo lo que habían hecho desde primera hora de la mañana, sin dejarse atrás ninguna información. Maude iba arrugando más y más el ceño mientras iba escuchando el relato de su pequeño amigo y no dejaba de mirar a hurtadillas al recién llegado. No le gustaba la pasma. Y, aquel tipo, ni tan siquiera se había dignado a saludarla al llegar, mostrando un mínimo de educación a una señorita.

-¡Stu!-exclamó cuando este soltó, sin más, lo que el padre Elías les había dejado a cargo. ¿Cómo podían saber que aquel tipo era legal y venía en serio de parte del padre Elías? Les podía haber seguido sin más desde la escena del crimen hasta allí. Por mucho que Stu lo conociera, ella no sabía quien era.

Se levantó del asiento y miró fijamente a aquel tipo a los ojos, sin saber qué hacer. Su naturaleza desconfiada le decía que ni mú a aquel tipo hasta que le demostrara quien era realmente y que venía de parte de quien decía venir.

Y, por supuesto, cuando se digne a verme. Parece que soy invisible a sus ojos, ¡que altanero y maleducado!

Miró a Maude cuando le llamó la atención. Bendita inocencia. Ojala el siguiera siendo como Maude. Pero no se lo podía permitir.
Maude no entendía lo que era un policía que había cruzado la línea que marcaba la ley, cuando comprendía lo que su placa le permitía hacerle a cualquiera.
Podría decirle que era un angel encarnado y el podría colarle una cartera, cualquiera, su cartera por ejemplo y acabaría en prisión 10 años con facilidad. Había oído historias de eso mismo, los había visto dar palizas impunemente y pasó de jugarse el tipo por tantear a aquel mal nacido. Además este tipo estaba pringado con Saul, si se la jugaba a Saul no le saldría gratis. Aunque a Stú le caería una buena tunda por dejarse timar.

—Gracias muchacho —respondió conforme dedicándole un gesto cómplice a Stuart.

Echó un vistazo a las carteras tratando de confirmar la documentación del cadáver y de aquel tipo del que hablaba el muchacho. Unos segundos después, cogió el sombrero y se lo quitó antes de hablar con Maude.

—Tranquila señorita, soy de los suyos. Me llamo Freddy, seguro que el padre Elías le ha hablado de mi en alguna ocasión —hizo un gesto para saludar a Maude—. ¿Me permite ver ese cuaderno? Tengo poco tiempo antes de que esto estalle en la comisaría y se me haga incontrolable.

Freddy revisó ambas carteras. En una de ellas encontró una cédula de aduanas que indicaba que el difunto parecía ser el tal Phineas Hobston. La otra no tenía ningún documento identificativo pero sí un par de boletos de apuestas para los caballos. Revisó la oficina donde se habían sellado: la licencia era de una casa de apuestas de Camdem Town, allí mismo en Londres. Aunque ya estaban caducadas y no tenían valor si seguía el rastro podría averiguar quien era el apostador y posible dueño de la cartera. Camdem Town era territorio de los judíos liderados por Alfie Solomon¹.

Freddy... ¿Este es el famoso Freddy? ¿El poli corrupto del que el padre Elías habla a veces?

Maude miró descaradamente de arriba a abajo a aquel tipo, evaluándolo en silencio. Sí es cierto que le sonaba su nombre aunque también era verdad que nunca había coincido con el tal Freddy ni con el padre Elías en la misma habitación nunca antes. Así que solo le quedaban dos opciones, confiar en aquel tipo o no.

Lanzó una mirada a Stu y puso los ojos en blanco un instante, suspirando. Tomase la decisión que tomase, se podía equivocar. Pero le parecía demasiada coincidencia que aquel tipo dijera llamarse Freddy y venir justo ahora de parte del padre Elías. O alguien les tenía muy calados y había visto todos los movimientos que habían realizado desde la escena del crimen, o aquel tipo decía la verdad.

-Solo porque ha tenido la decencia de quitarse el sombrero. No ya por educación hacia mi, sino porque está en una Iglesia- Le dijo, tendiéndole la libretita de notas- Al padre Elías le gustará estar al tanto de sus averiguaciones y... a nosotros también. Es un registro de importaciones y exportaciones. Pero hay tres cosas importantes en todo ese maremagnum de nombres y cifras que encontrará en las páginas...

Esperó un instante para ver la reacción del policia ante su petición y ante su pausa justo en aquel momento.

Stu se movió incómodo ante el intercambio de parecerse entre Maude y el policía.

Miró a ambos con una expresión difícil de adivinar, entre anticipación o cautela. ¿Iban a ir con él?

Freddy revisó la libreta.

—Vaya... unas cifras importantes —exclamó mientras revisaba el registro detenidamente.

Con el dedo golpeó repetidas veces en la libreta en diferentes sitios, marcando una curiosa coincidencia.

—¿TM? ¿Qué o quién puede ser TM? ¿Tenéis alguna sospecha?

Cerró la libreta un instante y la dirigió hacia el interior de su chaqueta, pero antes miró a Maude y al muchacho.

—¿Puedo quedármela?

Maude miró a Stu y le guiñó un ojo discretamente. Si tenían un poco de suerte, quizás aquel tipo les soltara algo y pudieran saber algo más de aquel tipo y de por qué lo habían matado de aquella forma al salir de su consulta.

Vió como el tipo inspeccionaba la libreta, sin hacer caso de su indirecta y sin mostrar el más mínimo interés por lo que ella había podido ver o no en aquellos apuntes. Siguió con su mirada los apuntes que iba leyendo y se dió cuenta de que sabía de lo que había allí escrito. Bueno, lo mismo cualquier persona mayor y más, siendo poli, debería saberlo en realidad.

Sintió que lo que había descubierto quizás era más que evidente para aquel hombre pero, aún así, se quiso hacer la importante de nuevo ante él aunque, acababa de darse cuenta, de que su pregunta era buena. ¿Le sonaba algo TM? No se había parado a pensar...

—No, ahora mismo no caigo pero se habrá dado cuenta de que el tipo de la libreta es un importador muy importante, tanto que podía traer cosas sin que nadie las revisara, quizás cosas... no demasiado legales... -dijo en tono misterioso, intentando captar la atención del hombre-Y, realmente, no, no sé si se la puede quedar-dijo encogiéndose de hombros y mirando a Stu, al fin y al cabo era el muchacho en quien el padre Elías había confiado para guardarla-¿Sabe por qué han podido matarlo? Quizás en esa libreta esté la respuesta...parece realmente importante, ¿verdad?

Freddy quedó pensando en lo que le decía Maude. Podía traer cosas ilegales sin que nadie las revisase. Volvió a mirar las siglas. ¿Y si eran de un nombre? Entonces cayó en la cuenta. Knockin' Tom era un contrabandista que trabajaba en el Tamésis pero su verdadero nombre era Thomas Marsh. ¿Y si ambas muertes del día estaban relacionadas? Era una posibilidad remota pero también una casualidad a tener en cuenta. Un contrabandista y un marchante la palman la misma mañana en el East End, y ambos se dedican a traficar con... ¿con qué? Algo le decía a Freddy que las cosas iban por ahí. Pero ¿hacia donde?¹

Freddy asintió y le cedió la libreta al muchacho. Saco su libreta del bolsillo frontal de su abrigo y la abrió por la página marcada para apuntar lo que acababa de averiguar.

—Mmm —dijo tras hacer un par de círculos en la libreta uniéndolos posteriormente con una línea—. ¡Qué casualidad! Es posible que esto le interese al padre Elías. Esta mañana se han cargado a otro tipo. Se hace llamar Knockin' Tom pero su verdadero nombre es Thomas Marsh. ¿No os parece curioso?

Dio la vuelta a su libreta y el resto pudo ver las letras TM rodeadas individualmente con un círculo y dos flechas apuntaban a las iniciales de Thomas Marsh, escrito en la página de la izquierda.

—Ese tal Tom era contrabandista. Tenía un barco que usaba para trapichear. ¿Todavía pensáis que es una coincidencia? Las coincidencias no existen en esta profesión.

Cerró la libreta y se giró para echar un vistazo fuera. Quería localizar al padre Elías para hablar con él antes de dar el siguiente paso.

—Voy a hablar con el padre Elías.

Stu no pudo sino intercambiar una mirada con Maude.
-Entonces vamos contigo- Aquello era de fábula, si Elias los veía a los 3 con la libreta y este tio queria llevarse la, el propio padre Elias diría que no sino estaba dispuesto. Era la mejor solución para ellos. Y además no irían como lerdos a preguntarle un asunto tan nimio, sino que irían con algo entre las manos.
-¿Por lo que decís son yupis de la city, venidos a bien, que se han juntado con mala gente de los puertos? - preguntó pensando que quizá debería tener cuidado la próxima vez que pasara por el puerto - Pero el coche era demasiado caro simples estibadores....- razonó.

Las letras TM aparecían redondeadas en la libreta de notas del policia. Así que eso era lo que había estado garabateando después de ver el cuaderno del fiambre.

-Las coincidencias no existen, todo tiene una explicación. Aunque algunas sean más dificil de entender que otras-le contestó al policia, asintiendo en silencio-Un barco es perfecto para traer mucha mercancía a la vez, las veces que haga falta... y no dar cuenta de ella o de parte de ella. Thomas Marsh. ¿Y dice que se lo han cargado también esta mañana? ¿Los mismos tipos que se han cargado a mi cliente?

Vaya, eso sí que era interesante. Eso significaba que algo gordo estaba pasando en la ciudad. Dos muertes en un mismo día. No, las casualidades no existían.

Maude asintió a su pequeño amigo, era la excusa perfecta para acompañar a aquel tipo.

-Sí, iremos con usted. El padre Elías le dió el cuaderno a Stuart para que lo guardara. Si le cuenta lo que hemos averiguado, quizás él, viendo el cuaderno, pueda sacar alguna otra conclusión que le ayude o incluso le de el cuaderno para sus investigaciones-le dijo con una leve sonrisa.

Se encontraron con el padre Elías de camino. Cuando Freddy lo puso al día el sacerdote asintió:

—Totalmente de acuerdo: esto puede tener algo que ver. Quizás sería conveniente que te acercases hasta la zona del Támesis donde solía trabajar Knockin. A lo mejor alguien vio al cliente de Maude por allí. Será mejor que te acompañen Maude y Stuart. Los estibadores de las barcazas no suelen confiar en los polis y no todos saben que trabajas para nosotros. Puede que después sea buena idea ir a la tienda del difunto  a ver que encontráis. Yo voy a ver si puedo contactar con el padre Saúl. Parece que están sucediendo demasiadas cosas en su ausencia y eso me preocupa. ¿Necesitáis algo más?

—Sí, me vendrán bien las compañías —dijo mientras sonreía y miraba al muchacho.

Sin duda el muchacho se podría colar en cualquier sitio y ser una buena fuente de generar información y la mujer, había demostrado saber buscarse las vueltas en la calle.

—Vendré por aquí esta noche, padre. Por saber algo sobre el padre Saúl. ¿De acuerdo?

Stu miró al padre Elías atentamente. No vio ningún rechazo a las palabras del detective, así que le tocaba pringar acompañando al madero, esperaba que no se corriera la voz, sino le iban a complicar la vida hasta que se olvidaran todo el que no fuera de la banda y se enterara.
Miró a Maude para ver si eso era todo y ella estaba conforme, los muelles podían ser jodidos... pero ella era mayorcita, sabría lo que se hacía.
Stu asintió en silencio a lo que decía Elías sin más. No quiso sacar el tema del dinero delante del policía, así que calló la boca de momento.

—De acuerdo. De hecho hay otro asunto en el que quizás necesitemos tu ayuda Freddy. Pero cada cosa a su tiempo. Averiguad primero lo que está pasando y luego Saúl te pondrá al día.

Maude respiró tranquila cuando la conversación entre el padre Elías y el poli se desarrolló con normalidad. No se habían equivocado, era la misma persona de la que ella había escuchado hablar.

Asintió cuando los envió a acompañar a aquel tipo a los muelles. Si él podía averiguar algo más de todo aquello era más sencillo si le acompañaban, la gente se abriría más porque reconocerían a Stuart y a ella y sabrían de parte de quien venían los tres.

Y se sentía un poco importante al ver como el padre había contado con ellos dos, así que se prometió así misma que ayudaría todo lo que estuviera en su mano. Quería saber qué había pasado con su cliente y qué significaba lo que había en el cuaderno. Sentía que podía ser algo importante, algo que valía la vida de dos personas. Que supieran hasta el momento, claro.

-De acuerdo-contestó al padre Elias, asintiendo también a Stuart-iremos a los muelles y lo presentaremos como que viene de su parte. Intentaremos averiguar lo que podamos.

Docklands, Londres, 11:00 del jueves 21 del junio de 1923

El peculiar trío se dirigió hacia la zona de los muelles donde Tom Knockin solía trabajar. Según las referencias que les habían dado el contrabandista tenía una barcaza atracada en la zona de los Docklands, cerca de la Isla de los Perros y negociaba con todo aquel que necesitaba meter o sacar algo de Londres sin que fuera revisado por la policía.

En aquellos momentos la zona portuaria estaba en pleno ajetreo, con un grupo de estibadores trabajando en el vaciado de un enorme buque de la Compañía de Indias Orientales. Varios camiones esperaban la carga que bajaba del mismo y nadie prestaba especial atención a los recién llegados.

En una zona más discreta había atracadas varias barcazas cuyos dueños charlaban mientras fumaban mirando el ir y venir de la mercancía del gran buque.

—Bien muchacho —dijo Freddy susurrando—. Es tu momento. Me voy a acercar a preguntar a esos tipos... supongo que se alertarán al ver que un poli se acerca a meter las narices en sus asuntos y estarán todos pendientes de mi. Aprovecha eso para dar un vistazo por las barcazas a ver si encuentras la de ese Tom. ¿Estamos?

Estaba acuclillado junto al muchacho, para poder casi susurrarle al oído lo que tenía que hacer. Pero Maude lo pudo escuchar sin problemas. Freddy se levantó y miró a la mujer.

—Si quieres echa un vistazo desde aquí para analizar los movimientos de la gente. Quizá alguno sepa algo y quiera escapar o vayan a avisar unos a otros. Desde aquí creo que los podrás controlar perfectamente, ¿te parece bien?

Tras la respuesta de Maude se ajustó el sombrero y se acercó a la zona de las barcazas donde varios tipos de arremolinaban sobre unos maderos que sobresalían del muelle.

—¿Tenéis fuego? —preguntó colocando un cigarro en sus labios—. Esta esto ajetreado esta mañana, ¿no? ¿Traen algo importante?

Stu miró al policía en silencio y tras meditar un segundo sus palabras.
-¿Como la reconoceré? - quiso saber. Pues no creía que tuviera por nombre escrito en la proa: "La de Tom" .
Cuando Freddy le hubo contestado se separó de sus compañeros ajustándose la gorra.
Miró la distribución del sitio, si creían que estaba husmeando sería malo, así que quería saber por donde poder salir corriendo antes de acercarse, luego, cuando estuvo seguro de que nadie le seguía con la mirada comenzó a caminar haciendo una elipse que parecía no llevarle a ninguna parte, pero que la alejaba de la zona de descarga.
Intentaría que la gente que cargaba y descargaba rompiera la linea visual que esos estibadores gandules pudieran tener con él antes de empezar a acercarse.