Partida Rol por web

Ahi, Dorwas, ahi. - Dice Jaali señalando. Cuando el enano parece haberlo visto dice - Ahi estamos, Dorwas. Con valentia y compromiso, no dejando que otros asuman riesgos. Acercaos tu y Morbo, que vuestro coraje legendario y habilidad guerrera es por lo que os han contratado. El resto os cubrimos desde aqui. - Jaali intenta evitar cualquier atisbo de ironia en su voz.

 Jonova miró al camello y los alrededores, el camello no estaba muy lejos de la ruta, tal vez el propietario del camello se había apratado para satisfacer sus necesidades... pero también podría ser una emboscada.

 No obstante, la joven baja del camello y junto a Jarael se acerca dando un rodeo al camello, atenta. Finalmente se acerca a este para examinarlo más de cerca.

 Siempre silenciosa, obstinada a gastar saliva... o a socializar.

Antes de acercarse al camello, y puesto que la cosa tiene una pinta tan poco de fiar como los pollos del Pryca, Ateela se pone su armadura. Supongo que me ayudará alguno de mis compañeros en caso necesario para tardar menos (Bethel, tal vez?). 

Si Jonova se quiere acercar al camello, Ateela le dice que espere un minuto, para estar lista. 

La curiosidad innata de Raffius le hace dar pasos adelante, decidido. Lleva varios días caminando, sin apenas conversación, en una sucesión de acontecimientos tan aburrida, que a su lado ser barrendero parece una profesión de riesgo. Además... es tan solo un camello.

Así, adelantándose a Ateela y a Jonova* da un par de pasos rápidos hacia el camello y le coge del bocado (si tiene), dandole unas palmaditas amistosas para tranquilizarlo. Siempre le han gustado esos animales y está acostumbrado a tratar con ellos.

- Caameeeeello, camello, camellocamello -dice, fingiendo una voz honda, grave-. Cameeeeeeeellocamello, camello-camello. Caaaaaaaaaaaaamello -repite, un par de veces, en voz no muy alta, casi un susurro, de la forma aceptada en todo Katapesh para calmar a estos animales**.

Se dirige a sus compañeros:

- Francamente, si esto es una emboscada, es la cosa más estúpida y original que he visto. ¡Lo mismo hay un ejército invencible enterrado bajo la arena! -comenta, despreocupado, y sin más dilación revisa al camello a ver si tiene algún objeto que les dé una pista- o lo mismo nos atacan cientos de leodarpos.

Raffius adelanta a Jonova, llega junto al camello y empieza a hablar. La druida pone cara de alarma y empieza a correr hacia el joven.

...cientos de leodarpos.

Apenas acaba de hablar de unos agujeros cubiertos saltan tres gnolls con sus espadas en la mano lanzando arena en todas direcciones. Por suerte para Raffius,

- Vas a ver tu lo estúpida que es nuestra emboscada macaco- gruñe uno de ellos, claramente dolido por el comentario de Raffius, usando un común con fuerte acento perruno.

Para cuando los gnolls aparecen, Ateela ya tenía la cota de mallas puesta y ajustada, y el escudo a mano. Sin dudarlo, Ateela desenfunda su cimitarra y corre a la defensa del pequeño Raffius...

- Rosa del Amanecer, vela por tu sierva, guía mi hoja!

¡Raffius, atrás! gritó el enano mientras corría con paso experto y decidido por la arena en dirección a los gnolls.

En su mente, se imaginaba al pequeñajo sacando una peonza, una cometa o cualquier juguete similar de entre sus ropajes e invitando a las tres criaturas a jugar un rato mientras volvía el dueño del camello y las tres criaturas se lanzaban contra el inocente muchacho.

Un poco estúpida sí que parece, ¿no crees? dijo al gnoll que había hablado, tratando de provocarle mientras lanzaba un tajo con su cimitarra pero las prisas por proteger a su compañero hicieron que errara el golpe.

Dorwas y Ateela se lanzan a por uno de los gnolls, pero el ser no tiene demasiados problemas esquivando sus ataques mientras prepara su arma.

De todo menos sorprendido, e incluso contento, Raffius se mueve con destreza para situarse fuera del triángulo formado por los Gnolls. Las bestias son feas y malolientes, es decir, nada que no esté acostumbrado a ver y sufrir. Una vez fuera, en una posición más ventajosa* y contra todo pronóstico, Raffius saca una porra pequeña, apenas un palo reforzado con metal y trata de golpear al gnoll más cercano

 Jonova estaba en medio del rodeo cuando Raffius se la adelantó y se puso a juguetear con el camello. Allí estaban, a penas los vió unos intantes antes de que se precipitaran de su sitio y se abalanzaran sobre el curioso muchacho. Eran tres gnolls, unas criaturas oriundas de estas estepas desérticas del centro de Katapesh.

 Cuando el suelo los vomitó, la joven cortó en seco su andar, sin perder tiempo sacó una flecha de su carcaj y la encocó en un fluido movimiento a su arco antes de dispararla contra el más rezagado de las criaturas. La flecha quedó firmemente clavaza en la espalda del gnoll arrancándole un grito agónico. Jarael, instintivamente se colocó ante Jonova, en actitud agresiva, mostrando sus tremendos dientes y bufando.

Dorwas y Ateela se interponen en el camino de uno de los Gnolls evitando que caiga sobre el pequeño Raffius. Los tres se encuentran de golpe y sus ataques son rápidos y poco efectivos.

Los otros dos se lanzan sobre el joven dispuestos a matarlo con facilidad cuando una flecha, disparada por Jonova, se clava en el cuello de uno de ellos, matándolo en el acto. Ignorando lo que ha ocurrido con su compañero, el otro monstruo lanza su espada hacia Raffius, pero el joven es muy escurridizo y esquiva con facilidad el tajo.