Partida Rol por web

El refugio Subterráneo

ASEO

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18/06/2013, 10:04
Director

Después de haber subido la escalera de la casa, véis una puerta medio abierta donde se intuye un cuarto de baño. La abrís y encontráis un amplio aseo con un jacuzzi como ducha al estilo más señorial.

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19/06/2013, 21:27
Melisse Lefèbvre

¡Guau, un jacuzzi!

Para una chica pobre, un baño con hidromasaje sería algo así como el palacio de la reina Cleopatra. Para una chica pobre y mugrienta era como una especie de oasis después de una caminata de una semana por el desierto.

¡Arg, quema!

Melisse apartó su pie escaldado cuando el grifo del agua caliente regurgitó un chorro de lava. Hace falta algo de agua fría. No, no tanto. Vale, así está bien. Dentro de una cesta de mimbre, sobre el tocador, había una decena de frascos de sales de baño de colores vivos adornadas con lacitos dorados.

¡Como en las películas! Mel fue sacándole el tapón uno a uno a aquellos frescos y empezó a oler fragancias que no era capaz de identificar pero que la embriagaban, transportándola a un idilio primaveral totalmente desconocido hasta entonces. ¡Qué lástima! A partir de mañana se acabarían las sales de baño y las películas. Pensó cerrando los ojos mientras respiraba los vapores de jazmín y lavanda que salían de la bañera. ¡Estúpida guerra! 

Cuando la bañera se hubo llenado por la mitad y recuperada ya de aquel éxtasis de aromas, Melisse comenzó a desnudarse empezando por su grueso y maloliente jersey de punto.

Seguro que a esa viciosa le excita verme sin ropa. No te cortes, no. Tú sigue mirando.

No seas mojigata. Ha venido a acompañarte porque tú se lo has pedido. Además, seguro que ha visto a cientos de hombres y mujeres desnudos. ¿De verdad crees que se va a excitar por ver a una niñata plana?

¡No estoy plana! Tengo el pecho adecuado para mi peso y edad y los glúteos pequeños pero firmes.

Si tú lo dices...

Melisse, de espaldas a compañera, se fue dejando absorber por aquella bañera espumosa como si se tratara de un azucarillo mojado en leche. El mundo podía acabarse aquella misma noche, que ella, sumergida en un baño de plantas aromáticas y con su espalda masajeada por chorros que más bien parecían dedos de masajista, se despediría del planeta con una perezosa sonrisa de gozo.

- Oye, esto es fantástico. Y hay sitio para las dos. ¿Por qué no vienes y me cuentas eso que me tenías que contar? - invité a ¿Afrodita? ¿Cloe? ¡Caray! Ya me he olvidado de su nombre. ¡Qué memoria la mía! - Y por cierto, ¿qué era lo que me tenía que contar? Ah, sí. Todo ese rollo de venderme mejor. ¿Por quién me habrá tomado esta golfa?

Melisse se rocostó sobre el borde de la bañera burbujeante sumergiendo su cabeza para desencresparse el pelo al mismo tiempo que un chorro vertical alcanzaba por azar a masajear su sexo. ¡Dios! ¡Esto es incluso mejor de lo que pensaba!

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20/06/2013, 22:01
Danae

El espacio, el olor, la limpieza... y los pequeños detalles hacían de aquel cuarto de baño un espacio lujoso, como si de un prestigioso hotel se tratara. De pronto me sentí cómoda, como si hubiera regresado a mi lugar, como si hubiera encontrado mi casa.

Cerré los ojos mientras mis dedos recorrían el extenso mueble del que formaba parte el lavabo, para descubrir que no había tan siquiera una sola mota de polvo. Todo estaba simplemente perfecto.

De fondo se escuchaba como el agua corría sin cesar, llenando aquella bañera que invitaba a desnudarse. No tardó en llegar un silencio que pronto rompería mi acompañante.

Exhalé.
Dime que vuelve a ser martes y que estoy trabajando... Como de costumbre.

Pero no era así. La voz de Melisse me despertó al instante. Abrí los ojos y me giré hacia ella para comprobar si ella también me miraba a mí. Con una sonrisa traviesa acepté su invitación y comencé a desvestirme lentamente haciendo que la ropa resbalara por mi piel hasta caer al suelo y levantar una brisa casi imperceptible. Ladeé mi cabeza mientras que mis manos recorrían mi cuello para ir bajando lentamente.

Todo es parte del ritual.

- La verdad es que yo también estoy algo sucia. No me vendrá mal un baño.

Con elegancia y paso firme, me metí en el agua improvisando un recogido en el pelo. Aún así algunos mechones no se libraron de mojarse.

Al principio me senté delante de la muchacha, sin embargo pronto cambié de parecer y me coloqué justo a su lado. Intuí que quizás le sería más fácil si no establecía contacto visual y se dejaba llevar por la imaginación, o por la lujuria.

- ¿Qué quieres que te cuente Melisse? - pregunté haciendo un especial hincapié en su nombre. A continuación bajé el tono de voz a la vez que me acercaba más para asegurarme de que me oía - todo depende de lo que quieras saber... ¿Te dan miedo las vergas? ¿Prefieres mujeres? - hice una pausa - ¿te apetece besarme?

Me mantuve lo suficientemente cerca como para que se intuyera un roce, aunque no llegué a tocarla. En todo caso tendría que ser ella quien iniciara el contacto físico.

Un cliente debía decidir si quería mantener el control o quería ser controlado, pero aquella chiquilla se veía tan confusa que parecía no saber ni lo que quería.

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23/06/2013, 01:20
Melisse Lefèbvre

Decía que también estaba sucia, pero sus tobillos de porcelana desmentían sus palabras.

Afrodita (o como fuera que se llamara) se metió en la bañera y no pude evitar que mi mirada se detuviera primero en su culo y, después de que se diera la vuelta, en sus pechos. En la comparación, yo salía perdiendo pues al lado de  la voluptuosidad de sus curvas, mi aspecto no era más que el de una niña que tan solo había crecido a lo alto. Y comencé a sentir algo que pensaba que era envidia hasta que di cuenta que se trataba más de otra cosa. ¿Lujuria?

-Tendrías que verte la cara de boba que se te ha quedado.

-Es que me están dando un gustirrilín estos chorros...

-Ya. Pues córtate que no estás sola.

Debió de molestarle el que me quedara mirando para ella como una pasmarota porque al poco se cambió de posición para ponerse a mi lado. Empezó a hablarme, aunque yo, sumida en aquel nirvana de calor y fragancias, no me enteré de lo que me estaba diciendo hasta que la palabra “vergas” vino a despertarme de mi letargo. Cuando mencionó lo del beso, no pude evitar girar el cuello hacia sus labios cárdenos y carnosos, que humedecidos por el vapor parecían dos gajos tiernos de sandía que sus ojos verdes, enormes y hechiceros, invitaban a comer. 

Me acerqué unos centímeros hacia ella, como atraída por un fatal magnetismo. Vi como cerraba los ojos, pero en el último momento una especie de mecanismo de defensa se activó en mi cabeza. Entonces, como movida por alguien que no era yo, me alejé de ella para poder zambullirme, y, tras llenar mi boca de agua, se la vacié en la cara. No sé por qué lo hice. Quizás fuera porque, a pesar de todo, seguía siendo una cría. El caso es que tan poco como hube hecho aquello, me arrepentí.

-Se estaba preocupando por ti. ¿Por qué la tratas de esa manera?

-No lo sé. Pero tienes razón. Voy a tratar de ser más amable con ella. Se nota que necesita cariño.

Junto al borde de la bañera había un aplicador lleno de un gel de baño de color rosa. Me eché una buena cantidad en las manos y lo olí. ¡Mmm, frambuesas! Acto seguido me impulsé hacia Afrodita que aun me miraba con cara de fingido reproche, y yo, siguiendo con aquella farsa, le puse morritos como para pedirle perdón.

-Ahora lo que me apetece es enjabonarte -le dije con voz de niña caprichosa mientras entrelazaba mis piernas con las suyas y llevaba mis manos hacia sus hombros para aplicarle un suave masaje. Y no. No me dan miedo las vergas -añadí con la boca pequeña-. Lo único que ocurre es que una vez tuve una mala experiencia. Pero prefiero no hablar de ese tema. Es algo doloroso -concluí mientras exploraba el contorno de sus pechos, generosos y firmes.

Más que doloroso, había sido algo traumático. A mi cabeza retornaban algunas imágenes que creía ya olvidadas: una prueba positiva de embarazo, la cara de incredulidad del padre de la criatura, una píldora de aspecto tan inofensivo como un simple analgésico, mi rostro de un amarillo enfermizo reflejado en el espejo y lo peor de todo: toda aquella sangre coagulada, con trocitos de algo que...

-¿Ya estás otra vez con esas? Creía que ya lo habías superado.

-Cállate. Esas cosas nunca se superan. Estoy condenada a llevarlo siempre conmigo.

Para quitarme de la cabeza aquella pesadilla necesitaba poder hablar sobre algo más alegre.

-Pero dejemos el pasado. -les pedí a los senos de Afrodita-  ¿Qué importan ahora esas cosas? Cuéntame algo sobre ti. Algo con lo que nos podamos reír. Estoy segura de que con tu profesión has tenido que conocer a mucha gente extraña. A muchos... pervertidos. ¿Que fue lo más extraño que te han pedido hacer por dinero?

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25/06/2013, 14:37
Danae

Melisse podía asemejarse perfectamente a esa hermana pequeña que nunca había llegado a tener. Por primera vez sentía un lejano instinto protector que me empujaba a defenderle, a querer cuidarle y a enseñarle que sus demonios ficticios no eran nada más que eso, ficticios.

Pero no éramos familia y por lo tanto no tenía ninguna obligación moral, si es que me quedaba algo de moral después de tantos años ejerciendo una profesión que continuamente me forzaba a saltarme un par de reglas (nunca a disgusto, todo fuera dicho.)

No, Melisse no era mi hermana, todo lo contrario, sabía que me deseaba, anhelaba liberarse como si se tratara de una bestia atada a una cadena. Aquella muchacha sentía curiosidad por mí y pocas cosas habían más poderosas que la curiosidad de una mujer, sin importar la edad que tuviera.

Me limpié la cara que se mantenía seria, me levanté de su lado y volví a colocarme enfrente suya, justo como al principio. Me incliné un poco para buscar con mis manos sus bonitas piernas debajo del agua. Cuando las encontré, las agarré por la rodilla y me aseguré de que se mantenían cerradas, sin cruzarse. Luego abrí las mías y me senté justo encima, dejando mi vagina justo encima del abismo creado entre sus muslos.

Para que tengas el camino libre.

Mi sonrisa mística dio paso a mi historia mientras colocaba sus manos jabonosas sobre mis pechos e indicaba como tenían que moverse. Justo cuando mis pezones se iban endureciendo, le dejé seguir a ella sola y me centré en su cuello. Le acariciaba detrás de las orejas a la vez que mis labios se apartaban lentamente para invitar al beso y contar mi experiencia.

- Una vez fui contratada por una pareja. Por lo visto era el cumpleaños de él y después de muchos años implorando a su chica por fin esta había accedido a probar un trío. Pensaron en alguien profesional para ahorrarse muchos problemas y no involucrarse demasiado. - cogía aire para hinchar mis pulmones y a la vez levantar mis senos - La noche fue larga y placentera, de muchas formas y posturas, pero hubo un momento en el que el tío decidió sólo mirar cómo nosotras nos tocábamos. La cara de la mujer fue un poema. Seguramente pensó que ese no era el acuerdo y probablemente se sentía engañada. Parecía perdida y confusa. Y yo lo sabía.

Mi mano izquierda bajó para acariciar la clavícula de Melisse. La derecha subió para juguetear con su pelo.

- El buen sexo es entendimiento Melisse. Y el entendimiento es placentero, reconfortante, orgásmico. Es difícil encontra a alguien que te entienda a la perfección pero cuando ocurre es magnífico... O si no díselo a aquella muchacha de tu misma edad, que volvía a mí a escondidas de su novio. Una..vez... tras... otra... para entendernos. Quieres entenderme tú a mí...?

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27/06/2013, 03:00
Melisse Lefèbvre

Mi nueva amiga, mi confidente, sin duda por efecto de aquel extraño magnetismo que había sentido hacía un momento, danzó a mi alrededor para acabar sentándose sobre mis piernas. El contacto con sus suaves muslos hizo que un escalofrío recorriera mi espalda y mi piel se me erizó. Con un gesto provocador abrió su piernas y me mostró sin ningún pudor su vagina impecablemente depilada. Justo en ese momento sentí cómo me humedecía y cerré los ojos no sabría decir si por pudor o para disfrutar más íntimamente aquel momento.

- ¿Qué te ocurre, Mel?

- No lo sé. Me siento tan rara...

- ¿Estás excitada?

- Hacía tanto tiempo que no... ¡Oh, Dios mío!

 Afrodita había empezado a acariciar mi cuello y en ese momento, como movida por un acto reflejo, mi espalda se arqueó haciendo que mi vagina buscara a la suya como una fiera en busca de su presa. Ambas se rozaron por un instante y a partir de entonces dejé de ser dueña de mí misma. Mi compañera me hablaba con voz seductora, pero yo no oía sus palabras, solo su cálido tono de voz. Abrí los ojos desorbitados y boquiabierta vi como sus labios se acercaban lentamente a los míos, invitándome a besarlos. 

Pero otra fuerza tan poderosa como la primera me tenía paralizada. Cierta parte de mí me decía que le levantara con cualquier excusa, que me vistiera y volviera al vestíbulo donde todavía debían de estar nuestros compañeros supervivientes. Del resultado de aquellas votaciones dependería mi vida o mi muerte, y yo, sin embargo, me dedicaba a... ¿conocerme mejor?

- Quiero que me enseñes todo lo que sabes. Quiero olvidar el pasado contigo.

Abrí la boca para responderle, pero mi garganta tan solo fue capaz de emitir un ronroneo felino. Mis manos rodearon entonces las nalgas de mi captora y, mientras enjabonaba mi pelo, mis labios se acercaron a la suyos implorando por que aquella ninfa del placer apagara el fuego que me consumía por dentro.

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29/06/2013, 20:14
Director

Miles y Johana entran en el aseo... cuando abren la puerta se encuentran a Melisse tocando las nalgas de Danae mientras se besan de forma apasionada...

Notas de juego

Myles, tu resultado ha sido 3, no encuentras nada. Johana, si quieres buscar el test tirame 1 de 10 con dificultad 6.

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29/06/2013, 20:35
Miles Lloyd

Abrí la puerta con decisión y me encontré la escena que había estado imaginándome secretamente durante toda la noche. Al menos desde que las dos chicas se habían ido. En mi cabeza empezó a sonar un fragmento Nessun Dorma.

Empecé a esbozar una sonrisa tan grande como la súbita erección de alegría que notaba en mis pantaloes.

-Por favor, continuad. No era nuestra intención interrumpiros... aunque si no os importa, yo me quedo. ¿Y tú, Johanna? -dije, sonriendo. Aunque el mundo termine mañana, este momento bien lo vale.

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30/06/2013, 10:07
Johana Paterson

Johana, a diferencia de Miles, permaneció impasible ante la escena. Era una de las posibilidades que tenía en mente a parte que en su vida había visto y participado en situaciones por el estilo, por lo cual no le sorprendía mucho nada. Escucho a Miles y después se decidió a hablar ella:

Chicas, Miles, considero innecesario esto ahora mismo. Hay que aprovechar este tiempo que se nos ha dado para conocer a las personas y poder elegir y ganarte a aquellas con las que quieres vivir los próximos cinco años, de hecho veníamos a buscaros para que volvierais con nosotros, que la gente está escamada con el tiempo que lleváis aquí. Una vez ocurra lo que ocurra, y se esté dentro o fuera del refugio, habrá posibilidades de hacer esto y mucho mas...

Johana se encamina de nuevo al salón, escuchando antes si hay alguna respuesta a sus palabras. Su rostro y mirada han sido en todo momento la misma que durante toda la noche, armonía.

Notas de juego

Master me vuelvo al salón, ya he terminado mi cometido, que era ver que hacían y comentarles que se volvieran!

Como ya mañana lunes empiezan las votaciones, en cuanto leas esto, aunque no me hayan respondido nada aun, me pasas al vestíbulo.

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30/06/2013, 18:11
Director

Johana se da la vuelta digna y serena y se vuelve al salón, cruzándose en la puerta con Santino, que entra en el aseo y ve a  Melisse y Danae en una postura lujuriosa en la bañera y al doctor cerca de la puerta con una sonrisa dibujándose en su cara.

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30/06/2013, 18:32
Santino Pietro

Ladeo la cabeza ante el espectaculo. Me esperaba algo por el estilo, desde hacía ya demasiado tiempo ambas jovenes estaban "desaparecidas" y lo mas probable es que con sus chocantes personalidades la cosa acabara o en pelea o de esta forma.

-Vaya Doc... Comprendo por que a dejado la sala principal. Necesito hablar con usted.-Saludo a ambas jovenes sonriendo sin malicia. Me parecia bien que ambas disfrutaran mientras pudieran.- Que bueno ver que se divierten las señoritas.

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01/07/2013, 12:51
Danae

Todo beso constaba de cuatro fases diferentes:
Principio: un roce de labios casi imperceptible.
Comienzo: cuando las lenguas ansian por conocerse.
Deleite: pura y llanamente eso.
Y la despedida, un desenlace con buen sabor de boca.

Ningún beso debía terminar antes de cumplir tal ciclo. Los finales bruscos desmerecían la importancia de ese contacto tan personal y nos impedían atesorar el momento. Jamás se debía interrumpir un beso, a menos que obviamente el cliente lo pidiera.

Así pues seguí con Melisse a pesar de la intromisión del doctor y aquella mujer.

Todavía no es el momento.

Poco a poco cesé el ritmo de mis labios que llegaron a separarse de los de la joven lentamente, a modo de despedida y con cierto toque de tristeza. La miré fijamente y le sonreí con ternura.

Habrá que esperar.

Cuando me giré a los presentes descubrí que Johana ya se había marchado y que en su lugar se encontraba Santino, observándonos con actitud indiferente. No podía decir lo mismo de Lloyd.

Me levanté sin pudor, dejando mi cuerpo desnudo al aire. Me dirigía a coger un albornoz para secar esas gotas que correteaban por todos los recovecos camino a mis pies. Me vestí delante de todos los espectadores con gran altivez y sin ninguna vergüenza.

- Salta en conclusiones demasiado rápido, ¿no cree... Pietro? ¿Gajes del oficio? El doctor no sabía lo que estaba ocurriendo aquí por lo tanto no dejó la sala principal para ver como nosotras hacíamos lo que hacíamos. - Me solté el pelo de nuevo - Además, todo tiene una explicación. No me entiendan mal, es lo que parece pero hay mucho más que añadir. Ha sido una casualidad que Miles - me tomé la confianza de volver a llamarle por su nombre mientras le dirigía una mirada fugaz acompañada de una sonrisa - llegara hasta aquí además de una suerte. Yo también necesito hablar con él.

Miraba como la jovencita todavía se encontraba en el jacuzzi. - Melisse, tú también vienes, vístete y acompáñanos a otra sala. Había sido una lástima que Johana se hubiera marchado tan pronto. Hubiera sido importante que asistiera a nuestra conversación.

Esperaba a que la muchacha se vistiera. Entretanto me colocaba al lado del doctor para susurrarle...

- Qué solicitado está usted. No sabía que había que pedirle cita incluso aquí - una pequeña sonrisa se dejaba ver en mi cara. - ¿Puede venir con nosotras antes? Es algo urgente y prometo mantener mis piernas cerradas. - Añadí eso último levantando algo más la voz para asegurarme de que aquel abogado me oyera.

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01/07/2013, 13:59
Miles Lloyd

-Sssh, no interrumpa este momento mágico, Santino -dije bajando la voz. -Acabo de llegar aquí y...

Me quedé absorto mirando aquel beso que parecía eterno. Ver a esas dos mujeres juntas era como mirar una estatua de la poetisa Safo con una de sus discípulas. Erotismo y belleza en estado puro. Todo lo que había sucedido últimamente, las guerras, las bombas, la miseria, las disputas entre los supervivientes... se esfumó de mi mente. Solo quedaba ese instante entre Danae y Melisse en el que me sentí incluído de alguna manera. Me sentia agradecido por haber visto ese beso... aunque me hubiese perdido el resto. Al menos era un buen resumen.

Disfruté del cuerpo de Danae, que no sentía vergüenza alguna de mostrar sus curvas perfectas y su piel de porcelana mientras se secaba y vestía. Apenas escuché lo que le dijo a Santino. ¡Ah, es verdad! ¡Santino! ¡Quería hablar conmigo! Guiñé un ojo a Danae. Pocas veces podía resistirme a una voz sensual como la suya, especialmente, después de haberme alegrado la noche de aquella manera. ¡Ojalá pudiéramos compartir algo más si ambos entrábamos en el refugio!

-Si siempre estoy tan solicitado... será que soy muy bueno, ¿no crees? -le dije en la oreja, con toda la intención y dobles sentidos que acarreaba ese muy.

Me giré rápidamente:

-¿Ha ocurrido algo en la sala principal? -pregunté a Santino-. ¿Alguien se ha hecho daño o se me necesita con urgencia por algún motivo?

Esperé un momento para escuchar su respuesta.

-Verá, dado que según el reloj de abajo se acerca la hora en la que tiene que volver Santiago, creo que es justo que hable un par de minutos en privado con las dos señoritas antes. Al fin y al cabo, nosotros hemos mantenido una conversación un buen rato anteriormente. ¿No le parece? Si quiere, tan pronto como haya terminado de tratar estos asuntos con Danae y Melise, me dirigiré ipso facto hacia el vestíbulo y lo hablamos. O hace el favor de esperarme unos instantes aquí y lo hablamos a solas.

-Querida Melisse, ¿quieres que nos demos la vuelta para que puedas vestirte? Aunque con un cuerpazo como el tuyo hubieras podido ser modelo... vergüenza no deberías tener. Y menos de mí, que he visto muchos cuerpos desnudos -añadí, pensando a la vez en la consulta y en las miles de noches de juerga que había disfrutado.

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01/07/2013, 16:06
Director

Por la pequeña ventana del aseo podéis vislumbrar los primeros destellos de luz que anuncian el alba y no podéis evitar recordar la presencia de Santiago. Todos tenéis cosas pendientes que gestionar y los minutos pasan velozmente.

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01/07/2013, 16:53
Melisse Lefèbvre

¿Qué estaban haciendo todos aquellos fisgones entrando y saliendo del baño como si aquella fuera su casa? Encerrada en mi particular burbuja de pasión, en aquel momento me había olvidado de todo: de la catástrofe, de búnker, de la dolorosa elección que debíamos tomar dentro de unos pocos minutos... Allí y entonces solo importaba el momento que estábamos viviendo Afrodita yo, al  menos hasta que la impertinencia de nuestros compañeros vino a acabar con la magia de nuestro encuentro.

¡Panda de chismosos! 

Aquello parecía haberse convertido en todo un espectáculo para nuestros ociosos compañeros y para entonces la situación parecía haber perdido todo su embrujo. Con un movimiento brusco me separé de mi compañera que se mostraba contrariada y fría como la nieve, y disimulando el reparo que sentía por que aquellos dos mirones clavaran sus ojos en mi cuerpo desnudo, me envolví en una de las enormes toallas que colgaban del tocador cercano. ¡Qué diferencia con respecto a la aspereza de las toallas a las que estaba acostumbrada en mi antiguo piso de estudiante! Aquella, por el contrario, era mullida, suave y aromática: un verdadero placer en contacto con mi piel.

- Disculpen caballeros, pero tengo que cambiarme  -les dije a los dos que todavía permanecían en el umbral de la puerta mientras me escabullía entre ellos.

Antes de marcharme aún tuve tiempo de responderle al médico con expresión contrariada:

- Antes de entrar en un baño ocupado se llama a la puerta. Y no se equivoque. Yo no soy una de sus pacientes.

La ropa con la que había llegado después de haberme arrastrado durante semanas entre el polvo y el barro estaba más para quemar que para lavar, así que lo mejor sería algo de ropa limpia en aquella casa. Cualquier cosa serviría.

No me costó demasiado dar con un armario. Tras haber abierto un par de puertas que daban a un despacho y a una salita de estar, al fin encontré un dormitorio con varios armarios de madera elegante. Todo lo que allí había era ropa de hombre: camisas, trajes, pantalones, corbatas... así que me decidí por algo más casual. Con unas mudas y un chándal gris que se encontraba en uno de los cajones tenía más que suficiente, y aunque los playeros me quedaran algo grandes, pude al fin sentirme cómoda con aquella indumentaria deportiva.

Va siendo hora de volver al vestíbulo.

Y sin perder un momento más, regresé despeinada y a paso ligero junto a mis compañeros sin poder quitarme de la cabeza los labios carnosos y los pechos firmes de Afrodita que me invitaban a saborear aquellos delicados placeres que durante tanto tiempo me había censurado a mí misma.

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01/07/2013, 17:01
Director

Notas de juego

Melisse abandona el aseo en dirección al vestíbulo

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01/07/2013, 18:59
Santino Pietro

-Me sorprenderia mucho que con un par de minutos le basten doctor, pero le esperare afuera. Y preferiría hablar en privado con usted, de ser posible.- Sonrio, luego miro a Danae desapasionadamente. Si es hermosa, pero a mi me importaba mas bien poco que lo fuera o no.- Lamento la interrupción. De todas formas no la prejuzgaré señorita, le traiga o no sin cuidado. Y eso SI es un gaje del oficio. Supongo que todos tenemos alguno.- Termino sonriendo amigablemente.

Notas de juego

Espero fuera al doctor sin molestarme en escuchar la conversación.

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01/07/2013, 19:45
Miles Lloyd

Melisse se marchó casi sin decir ni mú. La oí como abría y cerraba puertas, hasta que reapareció llevando unos pantalones de chandal y se dirigió hacia el vestíbulo. Pues nada, por lo visto solo hablaría con Danae.

-Descuide, Santino... Normalmente dos minutos no serían los suficientes ni para empezar, pero la señorita y yo solamente hablaremos -le contesto, sonriendo-. Un momentito y estoy con usted.

Cierro la puerta del baño y me quedo a solas con Danae.

-¿Y bien?

Notas de juego

Luego ya te desmarco al hablar, Santino ;)

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01/07/2013, 19:56
Danae

Habría dado mi cuota de una noche por conseguir un cigarro y fumármelo tranquilamente, sentada en el borde del jacuzzi, rodeándome así de un humo misterioso. Ni siquiera me gustaba el tabaco, más que nada por ese olor que se impregnaba en la piel y en el pelo, tan desagradable y sucio, pero aquel momento parecía formar parte de una de una película de detectives en donde todo y nada quedaba por decir.

- No me andaré con rodeos Miles. Tampoco es que tengamos mucho tiempo para entretenernos... Una lástima, eso sí. - comenté añadiendo una mirada al bulto de sus pantalones. - El caso es el siguiente. - continué centrándome en sus ojos. - Santiago está a punto de llegar y pedirnos nuestras votaciones. Imagino que se habrá hablado mucho en el vestíbulo mientras nosotras dos estábamos aquí, descubriéndonos mutuamente. 

Me paré a pensar por un momento y luego continué con mi charla. - No he estado allí pero lo más normal es que se haya hablado una y otra vez de quién debe de entrar y quién no. Supongo que al final, de entre todas las teorías, la más lógica y normal es la de elegir a las tres mujeres más aptas para dar a luz y a dos hombres que las... preñen. - Hubiera deseado encontrar una manera más dulce y quizás romántica de expresar aquel hecho pero lo cierto era que no había cabida ni para el amor ni para los adornos. Todo se basaba en un hecho puramente científico. La descendencia. - Ahora bien, la teoría de cuatro mujeres y un hombre no es una buena idea, pues eso incluye a Nara que viene acompañada por su marido y que por lo tanto os excluye a los demás. Y no queremos eso, ¿verdad? - Prefería morir fuera a vivir encerrada con una pareja de lunáticos, o enamorados, como quisieran llamarse.

Después de una minúscula pausa fui directamente al grano.
- Me gustaría saber cómo han ido los acontecimientos allí fuera. ¿Algo a destacar? ¿Mal comportamiento por parte de alguno? ¿Algún roce? ¿Amistad? No es que cambie mucho mis votos pero será bueno saberlo. La verdad... - cogí aire - voy a serle franca. Johana está dentro. Seguro que ha mantenido la compostura en todo momento haciéndose ver como candidata ideal, así que uno de mis votos irá para ella, lo que no cambiará el resultado. Ahora bien quedan cuatro.

¿Debía contarle mi plan? Desde un primer momento aquel hombre me había caído bien, era gracioso. Además me transmitía confianza y yo, que jamás confiaba en nada ni en nadie, hoy deseaba confiar en mis instintos. Curiosamente ahora confiar en alguien era la única oportunidad de ganar. Así que yo decidí usar mi carta y jugármela con el doctor.

- Supongamos que yo voto a Johana, a Melisse (quien tiene un gran problema psicológico con los penes) y le voto a usted. Me quedan dos votos, ¿cierto? - al mismo tiempo iba gesticulando con las manos. - Ahora imagine que usted vota a Johana, Melisse y me vota a mí. Le quedan otros dos votos. Bien, ¿quién va a votar a Amanda o a un cura? Nadie. A menos... que les votemos nosotros. Si repartimos nuestros votos a dos miembros con muy pocas posibilidades de mantener relaciones sexuales por cuestiones biológicas o creencias personales, privamos a su vez de dos votos a dos personas potenciales que nos pueden quitar nuestros puestos. Capta lo que digo, ¿verdad? - continué diciendo - Eso nos deja en... digamos, a mí votándole a usted, Johana, Melisse y Amanda. Mientras el caballero - señalando al propio Miles - vota a Johana, a Melisse, al cura y a mí. Nos queda un voto a cada uno. Uno voto que podíamos dirigir a Santino, por ejemplo, haciendo que la balanza con su esposa se desequilibre y que por lo tanto rechace vivir sin ella y no acepte su plaza. 

- Sé que el plan es arriesgado, pero Miles... - continué hablando en segunda persona - eres encantador, seguro que más de uno te votará por simpatía y por el hecho de que seas doctor, muy útil por cierto. Por el contrario yo sólo puedo esperar el voto de Melisse (y quién sabe porque esa chiquilla está loca) y el tuyo si accedes. Tendré que rezarle al dios de ese cura para que me caiga alguno más. Pero creo que así tú estarás salvado y yo tendré una oportunidad. ¿Qué me dices?

Me fui acercando a Lloyd a paso muy lento pero sin llegar a tocarle. - Además, yo devuelvo los favores.

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01/07/2013, 20:47
Miles Lloyd

-¿Algo a destacar, Danae? Bueno... no sé... oh, sí -digo sarcásticamente- para empezar la señorita Nara dice estar embarazada. No las termino de tener todas conmigo, la verdad... y Johana (y creo que otros) tampoco. Estaba buscando un test de embarazo cuando os hemos eh... interrumpido. Por cierto, hablando de ello -cambio de tema- tienes que explicarme cómo has conseguido como esa chica que, supuestamente, era célibe y tenía las piernas cerradas a cal y canto haya llegado a este punto, en serio. Me sería muy útil para otras veces... oh, wait, que casi no hay futuro.

Rebusqué en mis bolsillos y encontré un porro maltrecho que me había dado un holandés hacía unos días en un refugio. Si Danae no lo quería, me lo fumaría más tarde, fuese cual fuese el resultado. Se lo ofrecí con un gesto:

-¿Quieres? -se lo tendí-. A lo que iba, dice que está embarazada. Lógicamente ha utilizado ese truco para intentar engatusar al cura y a la enfermera amargada... Ella y su marido dicen que para la criatura no comerá mucho y que cuando llegara el caso, en el refugio, compartirán su ración de comida con el crío. La verdad, sea cierto o no, no me gusta un pelo, y no quiero arriesgarme. -pausé un segundo-. Verás, Santino defiende a su esposa a capa y espada... Pero ella... causa malestar. He visto ya un par de enfrentamientos por su culpa. Causa inquina, problemas y luego deja que otro los resuelva. Se le va un poco la olla cuando se empieza a poner nerviosa. ¿Te imaginas que un día en el búnker crea que su esposo ha flirteado con otra mujer? ¿O que tú te has quedado mirando a su marido demasiado tiempo y quieres algo con él...? ¿Qué pasaría esa noche, mientras todos durmieran...? No niego que la estrategia que propones sea buena. Yo mismo estuve pensando... Pero es muy arriesgado, Danae. Si hubiesemos tenido más tiempo para convencer a más gente o decidirnos a quien votar unos y otros, no habría problema pero... Solo con que unos cuantos ahora mismo nos equivoquemos al votar, esos dos entran juntos. Y pobres de aquellos a quien les toque compartir años encerrados con ellos...

En el fondo la preciosa Nara me daba pena. En el fondo me había parecido maja y estaba sola... Pero luego vi fríamente cómo había actuado, por pura desesperación, diciendo que ellos al menos estaban casados y que el resto de niños nacerían del pecado y que no habría amor en ese refugio. Pensé que si Nara hubiese tenido la medicación adecuada, posiblemente sería más sencillo que controlara sus paranoias. Era evidente que las padecía, se notaba en la forma que tenía al mirar a la gente, cómo se movía, los argumentos que buscaba... Pero si queríamos sobrevivir, la pena y las segundas oportunidades de este tipo... No había tiempo. Teníamos que decidir ya quién entraba y quién no.

-Creo que es mejor que votemos directamente a los que queremos que entren o que podamos tolerar, sin arriesgarnos a llevar a cabo estrategias. He estado hablando con James, el ladrón-músico y es un tío legal. Te caerá bien, creeme. No es tan gracioso o tan guapo como yo, pero hemos estado charlando un rato y hay feeling, ¿sabes? Toca el piano que te mueres y con eso de ser ladrón de casas ricas sabe unos cuantos trucos muy interesantes que nos pueden ayudar. Es un manitas -añadí, sonriendo.

Era evidente que Danae sabía cómo llevar a alguien a su terreno, pero...

-Te seré sincero... llevo unas horas en las que tengo bastante claro a quiénes voy a votar. Mira, sé que nos hemos conocido hoy y que apenas hemos hablado, pero me gustas. Me caes bien y creo que es importante que haya buen rollito en el búnker. Tú eres una de las personas a quien votaré, me des tu voto o no. Luego están Johana y James. Ambos tienen la cabeza bien amueblada y los pies en la tierra. La otra es Melisse. Me ha hablado poco y me ha parecido una borde, pero creo que está asustada y... bah, qué más da. Es joven, parece sana y está buena. A mí eso me basta. Y tenemos cinco años para arreglar su aversión a los penes. Está claro que no tiene tanto problema con las mujeres... O tal vez sea cosa de tu encanto, que nos vuelve locos...

Dios, si te hubiese conocido antes... Me quedé un segundo en esos labios rojos. Danae era bella. No guapa ni mona: era una belleza de esas que te dejan sin hipo, de las que no necesitaban de maquillajes o accesorios caros.

-Y el quinto... el quinto creo votaré por el profesor de historia, el de la silla de ruedas. El pito le funciona. Amanda es una amargada y ni de coña voy a arriesgarme a que entre. Antes ha dado a entender que ella no entraría y dejaría su plaza para otro, pero creo que si se le presenta la oportunidad... no sé, tal vez la acepte. Y luego el cura. Por principios, no voy a darle mi voto a un cura. ¡Cuántas veces he oído en el hospital eso de: "Gracias a Dios que se ha salvado"! Dios no estaba en el quirófano, Dios no le recetó el cócktail milagroso de fármacos que lo salvó. Anda y que le salve su Dios.

Me acerqué otra vez a Danae y le susurré al oído:

-No me gusta que me deban favores... Me gusta que lo hagan porque les apetezca.

Le di un beso corto, fugaz, en la comisura de los labios.

-Cuando salga del baño, hablaré con Santino. No sé si me propondrá algo, pero... voy a hacer lo que pueda para asegurarme mi voto y el tuyo -dije-. Además, a Johana me parece que le caes bien, creo que también te votará. Y en cuanto a mí... no lo tengo tan claro. No a todo el mundo le caigo tan bien como a ti. Seguro que muchos piensan que soy un pretencioso... o siguen creyendo que soy un yonki que va todo el día colgado. Pff...

Luego me acordé de algo...

-Siento romper el momento pero eso que la ficha decía de los análisis... ¿sabes que hay cosas feas pululando por ahí, verdad? Aunque no te hayas hecho una analítica desde hace tiempo y hayas tomado precauciones, ¿has notado picores o malestar en los barrios bajos?