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El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Regente de Jade: 4- El Castillo de Muro de Salmuera.

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20/03/2018, 22:43
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AL FILO DEL OCASO.

A pesar de la creciente oscuridad y formación de penumbras, los ojos del muchacho brillaron felinos y se acomodaron a la escasa luz del lugar sin ningún problema. No obstante sabía de las limitaciones humanas y señaló a sus compañeros diversas antorchas colgando de las paredes y varios juegos de yesca y pedernal en una mesita cercana para que pudieran encenderlas y no quedar cegados por falta de luz.

Observó cómo Koya se asomaba a observar la puerta cerrada del norte, arañada y vieja, no usada en muchos años y por tanto un lugar no franqueado por las bestias. La mujer empleó su poderes divinos para contemplar lo que había más allá.

Bueno, si Koya mira por ahí... yo miraré por allá, pensó mientras caminó silenciosamente hasta la gran puerta doble del sureste del salón. Era una puerta doble, grande y robusta. Advirtió al viejo Hattori, haciendo gala de sus propias recomendaciones y que desde que pegase oído en la puerta del noreste le seguía, caminar junto a él. Eso otorgaba cierta seguridad y tranquilidad.

Silencioso pegó su puntiaguda oreja al grueso madero durante largo rato... y sus ojos almendrados se abrieron de par en par por la sorpresa. Ojos que el viejo tien pudo comprender perfectamente: está aquí.

Sacó una flecha y la colocó en la cuerda de su arco mientras caminó hacia atrás con sumo cuidado y pisada amortiguada, esperando que Hattori lo imitara. Ya a cierta distancia chasqueó los dedos llamando la atención de todos y con la mano los atrajo sin dejar de mirar la puerta doble.

Conforme se arremolinaban a su alrededor el joven semielfo susurró.

- El bicho ese... está detrás de esa puerta. Estoy seguro. Pero no está solo. He oído el aletear de grandes alas, tal vez de un hombre pájaro que sí vuele. También he escuchado tres voces guturales, muy potentes. No sé qué son, pero sí sé que son muy grandes a juzgar por su bozarrón... y la altura algo elevada desde donde emitían sus voces - advirtió -. Ah, y además apesta. De igual modo que lo hacía la habitación de los seres lagartos - informó.

Demasiadas cosas, pensó inquieto.

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21/03/2018, 05:07
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AL FILO DEL OCASO.

Ante la visión de que hay antorchas en las paredes, en una generosa cantidad, como para encender y portar, guardo la que había sacado de mi mochila. La verdad es que los recursos siempre deben ser cuidados y esta es una buena oportunidad para ello. Me pongo de pie y me acerco al muro con la yesca y el pedernal en mis manos para encender una de esas antorchas, cuando escucho lo que dice Kelsier.

 - "Suena a un difícil combate, pero estoy seguro de que estamos a la altura de dicho desafío. Hemos demostrado gran precisión y letalidad. Coordinados y bien preparados, no habrá forma de derrotarnos."

Lo que dice Kromdal es exactamente lo que pienso pues son unos cobardes que no luchan de frente, demostrando tanto su falta de honor como de vergüenza. Por otro lado, lo que dice Hattori también es sabio aunque no veo la necesidad de separarnos más de lo que ya estamos. Creo que los dos equipos funcionan a la perfección y dividirlos más es solo bailar más apretado con la muerte.

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21/03/2018, 09:50
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AL FILO DEL OCASO.

Koya echó un vistazo a través de la puerta con el Ojo de Desna. Le intrigaba que aquella puerta no hubiera podido ser traspasada por Kikonu. Dio por hecho que estaba cerrada, pero por si acaso intentó abrirla. Había un pasillo y al final lo que parecía una estancia llena de polvo y adornada con tapices en las paredes.

- Hay un pasillo que da a lo que creo que es un distribuidor hacia las habitaciones que habrá detrás del trono.- Informó a los demás. Dichas habitaciones solían ser de las más importantes del castillo, lo mismo que las que estaban tras el altar en una capilla.- La habitación parece llena de polvo, lo que confirma que no hayan podido pasar a esa parte del castillo.- Su imaginación le hacía pensar en multitud de cosas que pudieran estar allí guardadas, incluso aquella que necesitaran para salvar a Ameiko. Por el otro lado, Kelsier les informaba de que su peligroso enemigo estaba en esa misma planta aún rodeado de sus huestes, lo que respondía a la pregunta de Kromdal. Ahora bien, ¿qué debían hacer? ¿Tratar de traspasar a esa zona vedada al oni, o  enfrentarse a él con la esperanza de acabar con su mísera vida y terminar con la maldición del castillo? Las dos cosas se le antojaban tremendamente peligrosas.

Serveris parecía querer ir directo a la lucha, por lo que expresaba, y se imaginaba que Kromdal ya estaría inquieto, deseoso de actuar. Koya, por su edad, era más reflexiva, sin contar con el miedo que tenía.

- Ellos tienen la ventaja de estar en su morada, aunque sea una robada vilmente. No tiene prisa. ¿Cuántos años lleva aquí ese engendro?- Si hubiera querido enfrentarse a ellos directamente lo habría hecho, puesto que se había percatado de su presencia. Si no lo hacía es porque estaba disfrutando, palandeando aquella situación como si de un manjar en un banquete se tratase.- Pero nosotros sí que tenemos. Cada combate nos debilita, se nos acaban la munición, la noche se cierne sobre nosotros y llegará un momento que necesitaremos un descanso.- No quería pensar en pasar la noche en el castillo y, si salían, averiguaría que Ameiko estaba indefensa en el campamento.- Así, como yo lo veo, tenemos dos opciones. Enfrentarnos al oni directamente, con todas nuestras fuerzas y, si sobrevivimos, acabar de explorar el castillo. La otra, es explorar el castillo para ver si damos con lo que buscamos. Mi intuición me dice que debería estar en esa parte a la que no han podido acceder. Quizá podamos entrar de alguna manera desde el piso superior. El problema es que tendríamos que hacerlo sabiendo que irán tras nosotros y con el tiempo en nuestra contra.- Sabía que todos la mirarían pensando en que ella era la que tenía que decidir, pero no podía. No podía decidir sobre la vida de sus seres más queridos.

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21/03/2018, 19:33
CALENDARIO.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

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22/03/2018, 12:38
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Utilizo mi yesca y pedernal para encender el fuego en una de las antorchas que están situadas en la pared. Con eso la llama es capaz de iluminar un radio a mi alrededor en el que soy capaz de ver mucho mejor. La noche definitivamente será un problema.

Escucho lo que dice Koya y niego con la cabeza antes de contestarle:

 - "Creo que no es sabio avanzar por otros lados, que pueden herirnos y desgastarnos mientras el oni espera el momento preciso para atacar. Aguardará a que no tengamos otra opción que descansar para caer sobre nosotros. Debemos acabarlo a él y a todos los que ya saben de nuestra presencia. Sólo así podremos descansar cuando lo necesitemos."

Guardo mis implementos para encender fuego en mi mochila y la vuelvo a colgar en mi espalda, listo para tomar la antorcha y avanzar.

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22/03/2018, 18:43
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

- Acercaos, por favor.

Ya iluminados por la titilante luz de las antorchas, todos se arremolinaban alrededor de la adivina varisia quien había cesado en su intención de abrir la puerta que a todos parecía vedada de mucho tiempo atrás. Su rostro de pronto parecía más cansado y viejo que con la luz del día.

Sólo Serveris y Kelsier expresaban sus inquietudes y deseos. Quizá los demás fueran demasiado jóvenes para sentirse capaces de opinar, obedientes, o simplemente acostumbrados a acatar órdenes a cambio de un jornal. El caso es que no tenían más tiempo que perder.

- Será peligroso, Serveris, querido, muy peligroso. No sabemos qué nos espera ahí dentro.- Aunque Koya podía tratar de averiguarlo. Aún así era de la misma opinión que el joven mestizo.- Kelsier, poco puedo hacer en tu caso. Sin embargo, si te sirviera de ayuda, puedo encantar tres guijarros que encuentres para hacerlos tan mortíferos como tus flechas. Menos da una piedra, nunca mejor dicho.- Al menos el orejas puntiagudas podría encontrar más fácilmente que flechas en aquel castillo tres guijarros como balas de honda.- Hattori, no viste ninguna estancia que pudiera ser una armería por ahí arriba, ¿verdad?- Lo que más preocupaba a la anciana era haber perdido el factor sorpresa y que no sabían a qué podían enfrentarse.- Kelsier, lleva a esta anciana a esa puerta detrás de la cual dices que se encuentra Kikonu con sus huestes. Al menos podré echar un vistazo y ver a qué nos enfrentamos. Tengo un par de ases bajo la manga, pero poco más.- Con algunos conjuros podía convertir a Kromdal y  Serveris en luchadores más mortíferos aún.-  Si el oni vuelve a escapársenos de la misma manera no podremos perseguirlo eternamente.- En algún momento tendrían que descansar.- Si alguno tiene algo que decir, cualquier cosa que pueda ayudarnos a matar a ese oni, que lo diga ahora.

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23/03/2018, 13:15
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Tomo la antorcha con mi mano izquierda, dejando mi mano derecha libre para luchar. No es el estilo de mi lucha el blandir la katana con una mano, pero puedo hacerlo en caso de extrema necesidad.

Escucho lo que Koya dice acerca de nuestras posibilidades y asiento antes de contestar:

 - "Sé que será peligroso, Sra. Mvashti, pero más peligroso será ser emboscado mientras descansamos, heridos y sin recursos."

Pienso en el asunto de que huya nuevamente y solo se me ocurre una cosa:

 - "El oni huyó cuando lo dañaron y quedó solo. Creo que debemos atacarlo directamente a él con fuerza rápida y letal. Luego encargarnos del resto. Conociendo su cobardía, estará detrás de sus tropas y tendremos que abrirnos paso raudos hacia él, sin importar nada más."

Pienso entonces en que está con esos lagartos malolientes y se me aprieta el estómago. No será fácil vencerlo si tenemos que estar preocupándonos por no vomitar.

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23/03/2018, 16:37
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

De camino hacia la puerta Serveris planteaba una estrategia a la anciana, que ni asentía ni negaba, símplemente fruncía el ceño.

- Eso mismo me temo. Será difícil llegar a él. Antes ha escapado usando una puerta dimensional. Esa magia no es moco de pavo y requiere consumir una gran cantidad de energía. No podrá usarlo demasiadas veces seguidas sin tomarse un descanso, pero puede que nos dé esquinazo una o dos veces más. ¿Me entendéis? Quizá no sea adecuado gastar todas las cartas de nuestra baraja.- Conservar las fuerzas un poco sería lo más sensato, pensaba la anciana. Sin embargo, al igual que Serveris, pensaba que atacar de nuevo era la mejor opción. Descansar con esa presencia acechante sería muy angustioso. Al llegar a la puerta acercó el ojo para ver a su través.- Mmm, es un antiguo salón de baile. No percibo movimiento alguno , pero...- Al igual que Kelsier, sentía que allí les acometería un gran peligro. ¿Un segundo asalto contra Kikonu? Quizás.

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24/03/2018, 07:48
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.


La inactividad y la duda eran un peligro en terreno hostil tan grande como las espadas. Bueno, en realidad eso era una exageración, ya que ni la inactividad ni la duda iban a cortarte en rebanadas o a destriparte cosa que una espada sí podía hacer. Pero lo que importaba es que no eran buenas.

Tal vez por esas ganas de hacer algo Propiedad Transitiva se puso tras Hattori y gruñó mientras iba detrás de su compañero. Aunque es igualmente más probable que fuera que algún tórpido dios había puesto ese impulso en la mente del bárbaro. Afortunadamente se le pasó pronto, y regresó con el resto del grupo, escuchando la conversación entre Koya y Serveris. Acercándose a estos, susurró.

- Retrasarse es bien para ellos, no para nosotros. O nos largamos, y asumimos que fallezca nuestra amiga; o nos retrasamos y les permitimos tener más posibilidades para matarnos y recuperar sus heridas y trucos; o entramos y le cortamos la cabeza a esos hideputas. Voto por esto último. Y ya.

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24/03/2018, 09:02
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

La anciana tomó entre sus manos la antorcha que le tendía el guerrero mestizo.

-Gracias.- Con gran habilidad desabrochó el precioso collar, hecho de plata, que pendía de su cuello y lo apretó fuerte en su uño mientras rezaba una sencilla plegaria a Desna. El collar comenzó a emitir un brillo argénteo que iluminaba igual que la antorcha.- Agacha la cabeza muchacho, déjame colocarte esto para que  Desna te permita vences la oscuridad en estas aciagas horas.-  Krommdal bufaba y gruñía como un toro salvaje preparado para embestir contra una amenaza. Por otro lado Hattori desaparecía él solo por la escalera hacia el piso superior. La adivina imaginó que quería aplicar la misma estrategia que habían seguido antes, sólo que ahora nadie lo acompañaba.

- Kelsier, demos tiempo a Hattori a llegar a su posición.- Confiaba en la velocidad y el siglo del anciano, que había demostrado su valía con creces ya.- Te da tiempo a salir al patio por unos guijarros si quieres, pero ten cuidado. Los demás. Cuando estemos listos yo abriré la puerta. Es una estancia amplia y circular con unas escaleras que supongo que son las que usará Hatori para descender por ellas.  Mejor si nos movemos al entrar hacia la izquierda para que él pase desapercibido. Kromdal primero, después Serveris y Vankor. Los demás en segundo plano para darles apoyo.

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24/03/2018, 09:32
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Hattori estaba a punto de pedir una flecha a Kelsier Deznad-sama para aplicarle el veneno cuando Koya Mvashti-sama usó su magia para encantar unos guijarros. Hattori pensó que quizá la poderosa magia de Desna era más efectiva que su veneno y optó por guardar el vial de hoja mortal para sí mismo, al menos de momento.

Ante la falta de munición, Koya Mvashti-sama le preguntó por la existencia de una armería, a lo que contestó - No ví ninguna aunque tal vez la haya. Apenas tuve tiempo de explorar ya que volví a avisaros en cuanto vi al oni.

Tomada la decisión de atacar, Hattori recordó que aquella estancia tenía otro acceso desde el piso de arriba y se ofreció a entrar por allí. Le preocupaba que Kikonu tuviese preparada una trampa y se formase un cuello de botella. - Entraré por arriba y les atacaré por la espalda. Quien quiera puede acompañarme.

Y sin dilación, se apresuró hacia el piso de arriba.

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24/03/2018, 23:31
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Una vez llegó al piso de arriba se dio cuenta que algo iba mal. Había al menos tres presencias en distintas salas que se suponía que debían estar vacías y solo había una presencia en el salón de baile. Lo que más preocupaba a Hattori es que quien estuviese en la sala de baile hubiese preparado una trampa y que el grupo callese en ella al entrar a tropel. Ni siquiera sabía si aquella presencia era el oni y no quería malgastar la última dosis de hoja mortal. Dada la mala visibilidad, tampoco serviría de mucho esconderse en la planta de arriba para emboscando a las presencias de las distintas salas. Lo mejor que podía hacer era distraer a quien estuviese en el salón del trono y dar una oportunidad al grupo de Koya Deznad-sama.

A su edad no era buen combatiente, nunca lo había sido, pero resguardado por la oscuridad su enemigo tampoco sabría que se le echaba encima un anciano  de poco más de metro y medio. Así que cruzó la puerta y avanzó directo hacia aquella presencia.

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25/03/2018, 01:54
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Al llegar al lado de Koya, le ofrezco la antorcha que tengo en la mano pues ella puede llevarla sin que le interrumpa como a mí en el combate. Yo, tomando la katana con una sola mano no soy capaz de luchar con toda mi capacidad, no con mi técnica, sino como un tipo cualquiera con esa arma. Por suerte, la anciana recibe de buena gana la antorcha y eso libera mis manos para poder luchar.

A cambio, ella prepara una magia, supongo que gracias al poder de Desna, para que un collar que posee brille como si de una antorcha se tratase. Luego me la pone en el cuello, brindándome la iluminación que necesito en este momento, sobre todo llegado el momento de luchar.

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27/03/2018, 20:25
Viejo Hattori.
Sólo para el director

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Hattori se acercó a Kijkonu hasta que estuvo al alcance de su daga. Podía haber esperado, pero veía al oni concentrándose y temía que estuviese preparando un conjuro que lanzar sobre el grupo tan pronto como se abriesen las puertas del salón de baile. Si el grupo entraba apelotonado como los había visto la última vez, el efecto del conjuto podía ser devastador. Además se aproximaba otra presencia que tal vez hubiese escuchado sus pasos en el pasillo.

Hattori se había acercado tanto a Kikonu sin ser detectado que confiaba en poder continuar la exploración en busca de la caja custodia él solo mientras el grupo combatía contra él oni. La cuestión es que ya no creía que necesitase encontrar la caja custodia. El espíritu guardián protegía a Ameiko Kaijitsu-sama y probablemente la liberaría cuando la verdadera amenaza desapareciese. Y la verdadera amenaza era el Oni Tengu Yamabushi.

Antes de permitir que cualquier eventualidad arruinase su oportunidad, Hattori lanzó la daga cargada de veneno mortal... y no erró el blanco. Ahora solo restaba que el grupo entrase al escuchar el revuelo y antes de que Kikonu pudiese volver a concentrarse en el recibimiento que les tuviese preparado.

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28/03/2018, 18:38
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

La espera era tensa. Algunos estaban impacientes. Koya, por su parte, estaba nerviosa. Aunque no había visto nada a través de la mirilla la presencia del oni era algo ahí latente, como si pudiera sentir su apestoso aliento en su nuca. Obviamente estaba jugando al ratón y al gato con ellos y el grupo no iba a defraudarle. Cuando Kelsier volviera y pudiera encantar los guijarros entrarían en tropel a por Kikonu con la única esperanza de que su tozudez fuera un ariete que el demonio, algo oxidado por la soledad de su reinado en el trono usurpado, no pudiera contrarrestar. Además la adivina varisia guardaba un par de ases bajo la manga con lo que esperaba sorprender al oni y rezaba a Desna que eso fuera suficiente.

Cuando le dio el collar a Serveris y ella se quedó con la luz de la antorcha se sintió un poco desnuda. Fue entonces cuando sintió una enorme presión en la boca del estómago que casi la dobló sobre sí misma. ¿Hacía cuánto no tenía una arcada semejante? No recordaba, bueno sí, pero no quería reconocerlo. El día en que Alder murió sintió algo parecido.

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29/03/2018, 14:46
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Cuando Kelsier les advirtió de la presencia de otro de esos trogloditas Koya pensó, por un momento, que la sensación que le atenazaba su estómago era el insoportable olor que desprendían.

¡Qué tonta has sido, Koya!- Sin embargo algo le decía que no. Había algo más. ¿De dónde habían salido esos dos si Hattori había ido por ese lado? El temor a que le hubiera pasado algo al al anciano aumentó. Tuvo que descartar encantar los guijarros para el semielfo hasta nuevo aviso. Tanto él como Serveris se lanzaban al ataque mientras que Kormdal y ella estaban atorados en la retaguardia de su grupo. La sensación de peligro tras la puerta tampoco se le iba y pensó en que les habían hecho una buena emboscada. Sólo había una manera de asegurarse y era viendo lo que había tras la puerta de doble hoja del salón de baile. Miró a Krommdal y la imagen del bárbaro shoanti, con las fosas nasales dilatadas, le recordó la de un toro a punto de embestir. Ni corta ni perezosa abrió la puerta y lo que vio la dejó tan pasmada que no pudo ni reaccionar.

- ¡Hatttori!- El anciano yacía tendido en medio de un charco de sangre con Kikonu en los alrededores.-¡Emboscada!- Anunció la adivina y fue presa entonces de las atenciones del oni. El rayo de fuego la golpeó en el costado haciéndola gritar de dolor.- ¡Aaaaaaaaay!- El cabrón era poderoso para lanzar un conjuro así y lo peor es que no estaba solo. Por poco no se hizo las necesidades encima al ver lo que se le venía encima. Enormes bestias musculosas! Parea ver el lado bueno, no le dio tiempo a lamentarse de la quemadura que le había dejado el rayo. Tenía que actuar o la harían papilla.

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30/03/2018, 10:21
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Vankor había asistido al sorprendente trajín de idas y venidas por parte de diferentes miembros del grupo, así como a los largos procesos por los que Koya imbuía de magia cosas tan peregrinas como guijarros de piedra, con cara de extrañeza. Había permanecido en su puesto y había encendido su lámpara de buey en un intento de lograr más luz mientras iban y venían. 

Y todo se había torcido repentinamente. Hattori, con la imprudencia que le caracterizaba, haciendo caso omiso de su estado y de su edad, y confiando quizá en exceso en sus propias habilidades había acabado súbitamente en el suelo, atravesado por una flecha. El gorgoteo de su garganta hablaba de una agonía que parecía solo podía tener un desenlace. Su muerte. 

Pero no hubo tiempo para lamentaciones o más carreras. El ambiente quedó nuevamente inundado por una terrible pestilencia, un hedor que dobló a Vankor víctima de terribles arcadas, incapacitándolo momentáneamente. Afortunadamente, otros o bien no parecieron caer bajo el influjo del pésimo olor o supieron obviarlo con más rapidez. Y afortunadamente, porque de forma súbita todos ellos estaban rodeados de un tropel de enemigos que los superaban en número y aparentemente en fuerza. 

Miro sal y Serveris, haciendo gala de su poder y fuerza, atacaron rápida y efectivamente. Mas, su rapidez y pericia no fueron suficientes. El grito de Koya atravesó el aire y cuando Vankor dirigió su mirada hacia ella, pudo verla herida, aferrándose el costado. El estómago del joven se encogió ante aquella imagen y una mezcla de furia y preocupación lo inundaron. Le habían dado una misión muy concreta. Proteger a la adivina y él no había cumplido, más preocupado quizá en su propia gloria en la batalla que en otra cosa. 

Y no siendo bastante el ataque del Oni, pronto varias sombras parecieron cubrir a la pitonisa. Abrumado por la realidad y súbitamente consciente de que carecía de la fuerza necesaria para vencer a tamaños enemigos pero no del valor para enfrentarlos, Vankor hizo caso omiso de su pasajero malestar y se centró en proteger a Koya. Así, cuando esta se hizo a un lado, no lo dudó y avanzando con decisión hasta la semiogresa que amenazaba a su querida pitonisa, le dio un terrible pisotón. El crujido de los huesecillos del pie hubiera revuelto las tripas de cualquier persona y hecho que cualquiera gimiera de dolor. Pero aquella terrible bestia no pareció inmutarse y con un gesto de jactancia, alzó su arma contra el varisio para abatirla sobre él. Quiso que la voluntad de Desna se interpusiera, una señal de cómo protegía a Koya, y fallara. 

La cabeza de Vankor trabajó rápido. Era un pequeño perro luchando contra un oso. Debía ser más ágil, más molesto, morder y retroceder, girando, incordiando, dando tiempo a que sus compañeros más fuertes llegaran y acabaran lo que él había empezado. Los ojos de Vankor brillaron excitados. Adoptó una extraña postura, estática por un segundo, haciéndolo parecer una estatua tallada en piedra, antes de que su baile comenzara. 

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31/03/2018, 00:53
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Es muy fácil que, de un momento al otro, todo se vaya a la mierda. No alcanzamos a abrir la puerta cuando aquel asqueroso olor llena nuestras fosas nasales. No necesito mirar para saber que uno de esos trogloditas está cerca. Lamentablemente, Kromdal abre la puerta y se topa con unos enemigos de frente mientras Kelsier lucha con unos en la retaguardia. Estamos rodeados.

Sin pensarlo dos veces, me devuelvo a donde está Kelsier, que parece un poco verde por el aroma de los lagartos. Al llegar por detrás del enemigo, le lanzo un corte descendente que falla por mucho. Maldigo en mi interior por mi imprecisión.

La estúpida criatura se sigue concentrando en atacar al semielfo pero por suerte, su clava no encuentra nada más que aire. No espero ningún instante y lanzo un poderoso corte que cercena toda la parte superior de su cuerpo de inmediato. Al ver que cae muerto, retrocedo para proteger a Koya mientras le hablo a Kelsier:

 - "¡Vamos, reunámonos!"

Llego donde está la anciana pero entonces, veo que unas extrañas criaturas que se acercan también por detrás nuestro. Me alejo de Koya y el resto para ir a detener su avance. Me lanzo hacia eso, parece un hombre pero se mueve a gran velocidad. Me lanzo para cortarle pero rápidamente me pincha con un arma. Le lanzo un corte pero fallo, sin acertarle a nada.

El combate parece estar recién empezando y falta mucho por definir aún si viviremos o este lugar será nuestra tumba.

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31/03/2018, 11:34
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.

Volvió con los guijarros cogidos en el patio, con celeridad. Koya los encantaría y dispondría de más proyectiles aunque, en este caso, mágicos. Podrían ser pequeñas cositas pero de notable daño, aparte que suplirían su carencia de flechas.

Nada más entrar en el salón un hedor golpeó su olfato, aturdiéndolo.

¿Pero qué demonios?, pensó mientras recordaba que esa peste ya la había olido antes: trogloditas. Y los encontró de frente, avanzando por la retaguardia del grupo que se preparaba para entrar en la puerta doble tras la que el joven había advertido de la presencia del pajarraco jefe y otros seres.

Los lagartoides se fijaron en el muchacho y evidenciaron que él sería su primera presa. Rápido, como las flechas que lanzaba, el explorador soltó las piedrecitas, agarró su arco y disparó una flecha contra el primero, que cayó al suelo entre estertores con su cuello atravesado. El segundo entró al cuerpo a cuerpo y lo hirió. Obligado a sacar su espada corta, el medioelfo se defendió del segundo atacante, momento en que Serveris apareció por su espalda y lo despachó con su exótica espada.

El guerrero tien lo exhortó a unirse al resto, en franca lucha contra las diversas criaturas que esperaban detrás de las puertas dobles... y él apenas sin flechas. Con toda la velocidad que pudo enfundó su espada y abandonando los guijarros se adentró en la sala donde se libraba una auténtica batalla. Creyó ver un enemigo aviar, como un borrón. Bien, ese sería su siguiente rival. Esperando que su visión élfica no le fallara contra aquel truco mágico, el joven apuntó y disparó.

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31/03/2018, 18:42
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

SALÓN DEL TRONO DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

NOCHE TEMPRANA.


Había una realidad que ningún bárbaro olvidaba jamás. Todos los planes, todos los proyectos, todos los intentos de poner orden en el caos que era la batalla estaban destinados al fracaso. Kromdal no era idiota, y sabía que una buena preparación era importante. Agradecía que Koya se pusiera a ello. Pero también sabía varias cosas. La primera que este retraso era peligroso para ellos. Quizás, mortal.

Ahora, sin embargo, tenía claro que debían combatir. Los enemigos sabían de su presencia, y sin duda, iban a intentar eliminarlos. No podían retroceder, y pensar en retirarse era locura. Había que atacar, y pronto. El bárbaro sin embargo esperó, esperó hasta que se vio delante de una puerta cerrada y notó el olor hediondo de antes.

Una emboscada, eso era claro. Y en una emboscada no puedes estar parado.

- Abre la puerta, Koya- susurró con el tono tenso, avisando a la adivina y líder de esa expedición mientras dejaba que la furia le llenara. Atrás notaba el hedor, y oía gritos de combate. Adelante había enemigos, y cargó casi antes de saber quien iba a enfrentarse a él, decidido a acabar con el líder de esos seres de inmediato. Sin embargo un semiogro casi tres palmos más grande que él, y casi el doble de corpulento, se le puso en medio.

Fue una estupidez, y la cabeza del semiogro salió volando de un certero hachazo. Otro (¿su hermano?) gritó y le atacó, pero Propiedad Transitiva logró apartarse con un paso lateral, y un nuevo hachazo supuso, otra vez, la muerte de otro de los enemigos. Otro semiogro. Otro enemigo más, ¿una córvida con armadura esta vez?, pero ya las fuerzas desaparecían y el bárbaro falló su ataque torpemente, invocando su enemiga el terror contra él. Pero no esta vez. No, no esta vez. Kromdal sonrió, a pesar de la fatiga que sentía. Sabía que HAttori estaba en el suelo. Sabía que estaban llenos de enemigos por todas partes. Sabía que la muerte era una posibilidad.

Sin embargo, aquí si había posibilidades de tesoro. Aquí sí había posibilidades de gloria. ¿Cuántas veces podría contar esta batalla en las siguientes tabernas? ¿cuantas jóvenes se podría beneficiar con algo de oro, una buena historia y bebida? Kromdal sonrió. Esto era vida.

Y con esa idea, volvió a atacar a la sacerdotisa, deseando seguir nivelando las fuerzas entre los malos, y ellos.