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El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Regente de Jade: 4- El Castillo de Muro de Salmuera.

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05/02/2018, 18:08
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Saltó y sus habilidades naturales se vieron favorecidas por la magia de su anillo. Con la flexibilidad y precisión de un felino, saltó sobre la almena para caer suavemente sobre el tejado de los establos. Ni siquiera el crujido de una teja o de un atablilla rota delató lo que acababa de hacer. De allí saltó al suelo donde un nuevo córvido caía bajo la pericia de la espada de Serveris. Un único y último enemigo se alzaba ante ellos. Se dispuso a recorrer la distancia que los separaba y atacar. Ojalá Desna le ayudara.

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05/02/2018, 22:11
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Vió como su primo se abalanzaba muralla abajo, pero no se sentía tan positivo esa tarde, y más habiendo visto como habían aterrizado aquellos pajarracos momentos antes, sin embargo Kelsier le cortaba el paso. Ya le había supuesto más de un problema al semielfo aquella tarde, y no quería provocarle otro mientras apuntaba al combate de la parte inferior del castillo, así que haciendo gala de su agilidad y temeridad a partes iguales, saltó en una de las almenas de la fortaleza y avanzó evitando molestar al arquero a la par que se acercaba al combate, tratando de ayudar a Serveris desde lo alto - ahora sí, tengo que enmendar mis errores - recitaba para sí mientras avanzaba. Sin embargo, para cuando asomó por el hueco de las almenas anexas al combate, Serveris había despachado al último de esos seres con un tajo legendario. Aprovecharía su posición para estar alerta al resto del fuerte, aunque en su pensamiento se colaba aquella daga que erró antes, - no debe andar lejos-.

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05/02/2018, 22:37
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Un combate singular. ¿Alguien puede decirme por qué todo termina en un combate singular letal cuando se trata de mí? No lo sé, pero este es el caso. Veo como una flecha surca el aire y como Vankor intenta ayudarme, pero ninguno lo consigue y todo se resume nuevamente en él contra mí.

Pero su movimiento es más rápido que mi reacción y no alcanzo a moverme cuando su garra se ensarta en mi cuello, abriendo un boquete en mi garganta que derrama sangre a gran velocidad. Siento como empiezo a ahogarme y aquel terrible frío que se apodera de mí a la vez que el calor de la vida me abandona.

Mis ojos se nublan y mis piernas tiemblan... Pero eso no derrota a un samurai decidido a vencer. Profiero un último grito de combate mientras mis ojos se fijan por última vez, mostrando una resolución de voluntad tremenda, donde es un espíritu mayor el que mueve a un cuerpo destrozado. Lanzo un corte horizontal que parte a la criatura con violencia, salpicando de sangre y vísceras los muros a nuestro alrededor. La criatura cae muerta mientras sus ojos se revuelcan desesperados dentro de sus cuencas.

"Lo he conseguido. Los he derrotado. He conservado mi honor."

Pero mi trabajo ya ha terminado y mi cuerpo es derrotado como debía haber pasado antes. Llevo mi mano derecha a mi cuello, intentando detener el sangrado mientras aferro con fuerza mi katana en la mano izquierda. No aguanto mucho más antes de desplomarme completamente, no sintiendo nada más que oscuridad a mi alrededor y frío en mi interior.

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06/02/2018, 09:47
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Tras dejar al anciano Hattori lo mejor que pudo con el tiempo del que disponía en medio del combate, Koya trataba, sin conseguirlo, de hacerse camino hacia Serveris. El joven guerrero luchaba bien. Hasta podría decirse que su técnica era bella, a su manera. Desde luego contrastaba con la del bárbaro shoanti, que le recordaba a cuando su madre le obligaba a presenciar la matanza de los gorrinos, allá en los meses más fríos del invierno de su niñez.

- ¿Queréis quitaros del medio?- Recriminó presa de su propia frustración la anciana a aquellos que no la dejaban pasar por el estrecho adarve.- ¡Se nos muere!- Exclamo horrorizada al ver que Serveris caía, eso sí, habiendo acabado con el último de los córvidos. Ni siquiera Vankor, el fuerte y ágil Vankor, había llegado a tiempo. ¿Cómo iba a poder llegar ella?

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06/02/2018, 11:23
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

El último enemigo cayó bajo el poderoso brazo de Serveris, pero el precio pagado era enorme. Pálido, Vankor vio cómo se desangraba vivo. Era cuestión de tiempo y no de otra cosa que aquel bravo guerrero pudiera aferrarse a la vida y solo podría hacerlo con la ayuda de Koya. No era momento para correr riesgos intentando detener aquella hemorragia sin saber cómo hacerlo y quizá empeorar aún más las cosas. Ni de dudas. Él gozaba de sus propias habilidades y eran las que tenía que poner en juego. 

-Koya, aguarda ahí -gritó-. Subiré a por ti y te bajaré hasta Serveris

Dicho aquello y sin aguardar respuesta, salió disparado hacia la vía que había empleado para descender, con un solo pensamiento en su mente. "Aguanta, Serveris. No te mueras aún. Nos quedan muchas batallas por librar juntos".

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06/02/2018, 12:19
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.


Maldito crío, pensó Propiedad Transtiva, conteniendo las ganas de gritar. ¿No se daba cuenta que lo más importante para un guerrero era, siempre, combatir para pelear otro día? Joder, él sabía muy bien de temeridad, y de tomar riesgos, pero tenía claro que quería vivir otro día, para tomar otra vez una buena comida, y con un poco de suerte, poder follarse a una moza bonita.

Sin embargo cada vez que Serveris sacaba su arma a pasear pareciera que buscara la muerte. Y lo peor es que le gustaba como combatía, así con esa delicadeza, esa especie de pasos de baile. A ver, Kromdal tenía muy claro que si tuvieran que combatir los dos su hacha iba a partir al chaval por la mitad. Pero, coño, era un compañero, y no tenía nada de malo admitir la capacidad para el combate.

Coñado de crío. Volvió a pensar, casi como un mantra, intentando así evitar cualquier atisbo de responsabilidad. Después de todo, si le hubiera acompañado, no habría tenido que enfrentarse solo a tantos. Ah, mierda. Ahí estaba, lo había pensado, a pesar de todos sus intentos.

Puta vida que todavía iba a sentirse culpable si le pasaba algo. Y en mitad de tales pensamientos se apartó para dejar que Koba y Vankor salvaran a Serveris.

Puto crío.

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06/02/2018, 14:34
Viejo Hattori.
Sólo para el director

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Hattori vió caer a Serveris y se le hizo un nudo en la garganta. El deshonor de la muerte que dio a su madre obedeciendo las órdenes de su señor todavía le escocía en lo más íntimo. En varias ocasiones había querido acercarse al joven y darle algún consejo o servirle de guía de algún modo. Pero quizá fuera tarde. Aquel chico parecía buscar la muerte con sus iniciativas temerarias.

Después de un momento de angustia, Hattori se fijó en que el samurai aún respiraba. Su fortaleza era prodigiosa y el viejo se dio cuenta de que saldría adelante. Pasado el susto, se aseguró a sí mismo que no dejaría pasar la oportunidad de acercarse a él y meterle un poco de prudencia y sentido común en ese melón alocado que llevaba bajo el casco.

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06/02/2018, 22:10
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Uno a uno los córvidos fueron cayendo, a pesar de que el joven semielfo, atrapado en el cuerpo a cuerpo, no resultó de gran ayuda. Cuando Vankor derribó al último, sonidos bajo la muralla indicaban que tal vez no era el único.

El explorador se asomó por la almena y en el patio interior observó Serveris combatir contra varios de aquellos seres emplumados. Solo.

Con horror retomó su arco y comenzó a disparar, tratando de socorrer al joven tien. Sus flechas no causaron grandes heridas o fallaron, cosa que no hicieron los hombres pájaro al acertar y causar severos daños a su compañero. Más vivo que muerto, este, logró sajar a sus plumíferos oponentes antes de caer al suelo en un charco de sangre.

- Oh no, no, no... - dijo el muchacho angustiado, mirando cómo descender hasta el luchador caído. Observó unas escalinatas descendentes en el propio torreón atestado de compañeros... que varios de estos ya tomaban, con Koya a la cabeza.

Nervioso miró abajo, a la espera de la ayuda para Serveris y a la vez observó el cuerpo principal de la fortaleza, vigilando ante la posible salida de nuevos pajarracos.

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07/02/2018, 02:01
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE

Las sombras que me envuelven se disipan lentamente, dejándome ver delante mío a unas pocas figuras. El frío que sentía hace un instante ha calmado, no como si el calor volviese a mí sino como si dejase de escapar de mi cuerpo, de mis venas. Mi respiración también está más calmada, de una u otra forma, es como si ya no sintiese que la muerte es inminente.

Las figuras delante mío se mueven de forma preocupada. Distingo a cuatro hombres y una mujer, aunque no soy capaz de reconocer sus rostros pues una bruma trasparente los aleja de mi vista. Es como si sus rostros estuviesen borrosos o mis ojos muy débiles.

El primero de los hombres se acerca y habla con frialdad:

 - "¡Termina de morirte de una vez, mestizo. No mereces continuar con vida ensuciando mi legado!"

No reconozco el rostro de aquel hombre con claros rasgos tien, pero cuando su piel termina de secarse y descascararse velozmente, la calavera que hay debajo es un recuerdo que jamás olvidaré. Es mi difunto abuelo, que parece impaciente por tenerme a su alcance en el otro mundo.

Desaparece para que el segundo hombre se acerque, reconozco su bigote y amable tono de voz apenas comienza a hablar:

 - "No le hagas caso. Lo estás haciendo muy bien, muchacho."

Es Sandru, que pone una mano en mi hombro a modo de apoyo y una enorme sonrisa varisia en su rostro. Quiero responder a esa expresión pues sus palabras me hacen bien, pero desaparece antes de que consiga hacerlo. El tercer hombre se acerca a mí y, a pesar de no conocer de nada a aquel hombre tien, por su expresión no parece contento:

 - "Soy el abuelo de Ameiko y te digo que no mereces participar en el legado de mi nieta. Eres débil y miserable, no sirves para nada. Tu abuelo luchó por mí y demostró el poder de su brazo y el filo de su espada. Tú solo has demostrado lo bueno que eres para sangrar. Mi descendiente merece algo mejor a su lado que un mestizo inútil."

El cuarto hombre se acerca lentamente luego de la desaparición del anterior. Su rostro está apenado pero sus ojos no demuestran compasión, sino que dureza y reproche. Habla fuertemente para llenar el silencio, silencio en el que quedé apenas lo reconocí. Es mi padre:

 - "Vuelve a casa, Serveris. Ya debes saber que yo tenía razón. Naciste para trabajar el campo y ese es tu único destino. Si vuelves ahora, quizás algún día te perdone, pero ahora te aceptaré en casa pues eres mi hijo y quiero creer que te arrepientes de toda esta estupidez de ser un samori o como sea que se diga. Eres un granjero y debes volver."

Bajo la cabeza, avergonzado y pensando en las mejores palabras con las que puedo decirle que se equivoca y que continuaré con ello, aunque no puedo negar que me hace dudar. En este lugar de oscuridad, donde mis ojos solo ven sombras y penumbras a mi alrededor, no sé qué debo hacer. Necesito que alguien me diga que está bien, necesito que alguien me diga que no estoy haciendo una tontería y que tengo honor.

Entonces se acerca la mujer y mi boca se abre de sorpresa. Mis ojos se llenan de lágrimas que no soy capaz de contener por más que lo intento, por lo que la visión de mi madre se vuelve borrosa mientras parpadeo rápidamente para aclarar la vista. Se acerca a mí e intento abrazarla, pero no puedo moverme. Una parálisis completa me afecta y ni mis manos me puedo. Cierro los ojos, resignado cuando siento como sus brazos me rodean. Me habla al oído con una voz que nadie sabe cuanto extrañaba, disipando uno de mis mayores miedos en la vida: Que haya olvidado como sonaba.

 - "Lo has hecho bien, hijo mío. Has demostrado valor y honor. Has luchado como un hombre y te has mantenido en pie y erguido cuando otros no lo habrían hecho. Eres el guerrero que cualquiera quiere tener a su lado y, algún día, estos desafíos que te han llevado al borde de la muerte no serán más que pequeñas pruebas de destreza. Eres grande y tu destino es enorme. No te rindas jamás."

Saboreo aquella voz mientras mis ojos se vacían como dos fuentes de agua. Mi respiración se sacude y no puedo dejar de temblar mientras el llanto me inunda. Quiero decirle cuanto la amo y cuanto la extraño. Quiero decirle que me hace falta y mi único deseo es que esté orgullosa de mí. Quiero decirle que estoy feliz de tenerla a mi lado y que no me importa seguir sin poder hablar ni moverme para siempre si con eso permanece junto a mí, pero nada sale de mi boca y la sensación de frustración es lo único que me queda.

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07/02/2018, 08:01
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.


Era importante no dejar que los pensamientos adversos ocuparan demasiado tiempo la mente. Con esa idea en la cabeza, y con la no menos importante de evitar ser tomado por sorpresa, puesto que era indiscutible que en esta ocasión habían armado mucho más follón del que hubiera sido deseable, Propiedad Transitiva primero observó todo alrededor y, luego, al escuchar como Hattori les pedía paso, acompañó al anciano.

Ya tenían moribundo a uno de los compañeros, y aunque queria pensar que la adivina le salvaría con esa varita maravillosa, no pensaba tentar a la suerte dejando que otro fuera sólo.

- No nos alejemos demasiado. Somos mucho más fuertes cuando vamos todos juntos.- le comentó en un susurro a Hattori- No me gustaría que acabaras como el chaval. Aunque seguro que Koya lo salva.

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07/02/2018, 11:21
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Vankor había subido de forma mucho menos grácil y lenta de lo que había bajado y cuando asomó la cabeza por la almena, pudo ver que Koya había desaparecido haciendo caso omiso de su petición de que le esperara. Miró hacia abajo y la vio junto a Serveris así que se decidió a desandar, una vez más, el camino pero no sin antes escuchar el cuchicheo de Kromdal a Hattori cuyo contenido no llegó a percibir. Frunció el ceño al verlos allí, quietos, susurrando. 

-Tal vez deberíais bajar. Según el estado de Serveris, quizá debamos abandonar el castillo y trasladarlo exigirá esfuerzo. 

Dicho aquello, inició la bajada. 

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07/02/2018, 15:25
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

A Hattori le hizo gracia la advertencia del shoanti. Aquel hombretón montaraz incapaz de un razonamiento mínimamente elaborado, mostraba una inteligencia de otro tipo. Era puro instinto, pero un instinto no carente de astucia. Era un instinto con un gran sentido de autoconservación y sentido común. Le caía bien aquel bárbaro que sencillamente hacía lo que debe hacerse, sin más adornos ni planteamientos rebuscados.

-Tranquilo Kromdal-san, no pretendo lanzarme a la aventura, ni alejarme más de lo necesario. Tan solo quiero asomarme para evitar sorpresas desagradables. Aunque no te lo parezca, normalmente me alejo del peligro y lo hago lo más rápido que puedo. Acompañaros a asaltar este castillo es algo, bueno, que nunca hubiese imaginado.

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07/02/2018, 20:05
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Koya no pudo escuchar a Vankor pues ya se encontraba bajando los escalones. Esta vez no había pensado en el riesgo, sino sólo en que Serveris hubiera podido sucumbir para cuando ella llegara a su lado. ¿Y si de camino se topaba de bruces con otro córvido? Afortunadamente no fue así y llegó al patio. El rostro del joven guerrero mestizo estaba pálido como la leche y contrastaba de manera macabra con el vivo rojo de la sangre que manaba de sus heridas formando un charco bajo él.

Se apresuró a su lado, para acuclillarse a su lado y tomar la cabeza en su regazo. Mientras iba murmuraba unos salmos a Desna, con la esperanza de que  tuviera a bien devolverlo a la vida. Se lo había ganado con honor.

No lo entregaré a la voluntad de sus enemigos.

Desna lo guardará, y le dará vida.

Mulliré toda su cama en su enfermedad.

Desna lo sustentará sobre el lecho del dolor.

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08/02/2018, 08:31
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Hattori entreabrió la puerta por la que habían salido los córvidos y se asomó sigilosamente. Cuando sus ojos se acostumbraron a la baja iluminación del interior del castillo, comprobó que allí no se veía ninguna amenaza. Entonces cerró los ojos y se concentró en escuchar más allá. El sentido del oído tampoco le aportó información, por el contrario y para su sorpresa, fue el sentido del olfato le aportó sensaciones más allá de lo que habitualmente era capaz de percibir con ese sentido. Podía oler algunos córvidos más allá. Estaba seguro que lo que olía no era el rastro de los que ya habían matado sino algunos córvidos que seguían en el castillo. Probablemente tres. 

Pero no fue lo único que sintió, ¿acaso junto con la magia de sus curaciones milagrosas Koya Mvashti-sama le había transmitido algo de la esencia de Desna y sus dones de adivinación? Los viejos huesos y antiguas cicatrices de Hattori le dolían, pero no como cuando le anunciaban la llegada de la lluvia sino de un modo más intenso y especial. Su olfato captaba el olor de los subterráneos y sus huesos temblaban helados como carámbanos a punto de caer y quebrarse. Aquellos subterráneos eran una trampa y había algo sobrenatural esperándoles, algo verdaderamente poderoso, letal y perverso que disfrutaría con cada una de sus muertes. Aquellos subterráneos bien podían convertirse en la tumba de todos.

Conmocionado, se giró para toparse con el bárbaro shoanti de quien se había olvidado.

-Uh, Kromdal-san. Hablando de prudencia y de permanecer todos juntos. Alguien debería avisar a Sandru Vinski-sama y a Shalelu Andosana-sama. Me parece que este castillo nos reserva peligros mucho mayores que los córvidos a los que nos acabamos de enfrentar. Peligros que pueden acabar con todos nosotros.

La expresión del viejo posadero indicaba que lo decía muy en serio.

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08/02/2018, 10:28
Giorgino Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Despreocupándose en parte de Serveris, pues estaba seguro de las capacidades curativas de su abuela, Giorgino decidió avanzar hasta las siguientes puertas, como el viejo Hattori, primero para que no fuera sólo y segundo por si podía captar algo de información. No sabía si aún se resentía del porrazo contra el suelo de la vez anterior, o que la adrenalina del combate le había abandonado, pero al abandonar su hueco entre las almenas y levantarse de repente, una molestia se instaló en su oído, trató de avanzar junto al viejo, pero pronto la molestia se transformó en pitido intenso, perdió el equilibrio y sólo pudo ver cómo la catapulta se abalanzaba contra él, ¿o era al revés? no tuvo tiempo de asegurarse, pues su última visión era del suelo del torreón, a escasos centímetros, mientras sentía la fría y áspera piedra clavarse en su mejilla.

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08/02/2018, 10:40
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Kelsier suspiró aliviado cuando vio como la bendición de Desna, por mediación de Koya, revivía a Serveris que comenzó a moverse.

Loada sea Desna y Koya por estar con nosotros, pensó el muchacho que dejó de asomarse por la almena y caminó entre los cadáveres de los córvidos con cuidado, lo cual le hizo pensar que otros podían asomarse. Se giró de golpe y observó la mole defensiva ante ellos por unos instantes. Sus ojos almendrados se entrecerraron y sus orejas se elevaron y abrieron levemente, remarcando ese aire élfico inherente en él. Y algo percibió.

Retrocedió hasta donde dejó caer su espada corta, cruzándose con Giorgino que iba en dirección contraria, avanzando hacia la torre del homenaje, seguramente para investigar.

- Cuidado... - le susurró antes de poder decirle qué impresión le daba el baluarte y preocupado de que el joven Vishki llevaba un rato actuando de forma extraña y errática.

Recuperó su arma y habló con Hattori y Kromdal, junto a él en esa zona.

- Creo que hay algo ahí dentro que nos está observando. Que sabe que estamos aquí - dijo el joven intranquilo, escuchando la proposición del viejo tien de volver a por refuerzos. La idea le gustó, principalmente porque su madre estaría con ellos, pero no sabía si dar varias horas para prepararse a lo que fuera que estaba dentro era permisible.

Avanzó de nuevo hacia los cuerpos de los aviares, con la intención de recuperar las flechas clavadas en sus cuerpos cuando advirtió como Giorgino, junto a la catapulta hacía un movimiento extraño dando un cabezazo contra el armatoste y cayendo al suelo. El joven semielfo se apresuró a ir donde él.

Ya sabía yo que este no anda muy fino, se dijo mientras acudió a ayudarle.

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08/02/2018, 11:11
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Hattori entendía la preocupación de Kelsier Deznad-sama de que dar tiempo a aquello que les esperaba en el castillo quizá no fuese la mejor opción, sin embargo Hattori sospechaba que el tiempo había dejado de ser relevante. En cualquier caso trató de ofrecer una opción que satisfaciese al semielfo.

-Yo no soy un buen combatiente y además he sufrido varias heridas con lo que la ayuda que puedo proporcionar se ve todavía más reducida. Puedo ir a la caravana mientras vosotros continuáis explorando el castillo. Mi partida apenas debilitará al grupo y así podemos compatibilizar que siguáis explorando con pedir ayuda.

A pesar de su edad, el viejo tien se conservaba ágil y al no llevar armadura ni ningún tipo de impedimenta, podía ser de los que más rápido llegase al campamento.

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08/02/2018, 19:32
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

El abrazo de mi madre afloja y abro los ojos para verla una vez más. Sus ojos son tal como los recordaba y la enorme sensación de paz que me trasmite su sola imagen es capaz de calmar todos mis pesares y mis heridas. Recuerdo entonces las garras del córvido y un pequeño dolor me punza en las heridas. De pronto, soy capaz de moverme y mi brazo va a mi cuello, sin sentir ninguna herida en mi piel.

Sonrío aliviado y siento que la voz vuelve a mi garganta. Tengo tantas preguntas y cosas que decirle a mi madre, pero todas ellas son dejadas a un lado cuando, sin pensar demasiado, hago la primera pregunta que se viene a mi mente:

 - "¿Es esto un sueño, mamá?"

Ella posa una mano sobre mi pecho y me responde con voz suave:

 - "Así es, hijo mío, y debes despertar. Despierta, Serveris."

Mis ojos se abren de golpe mientras escucho aquella frase repetirse otra vez en mi cabeza y mi visión capta el cielo del atardecer. Koya está sobre mí, con su mano en mi pecho y mis heridas están sanas. Era un sueño. un sueño de muerte que ya ha terminado. Siento que los recuerdos se van rápidamente y solo dejan algunas sensaciones, como la paz que mi madre me transfirió. Pocos segundos pasan y ya no soy capaz de recordar nada de antes de despertar, como una niebla que se disipó completamente frente a los rayos del sol.

Me incorporo con dificultad. Mis heridas duelen a pesar de que veo que varias de ellas han desaparecido, seguramente por el poder de Koya. Me siento cansado y un poco confundido, por lo que me tomo un momento antes de terminar de ponerme de pie.

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09/02/2018, 10:20
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.


- Vankor...- el tono del bárbaro era de profundo fastidio- Esta es una puñetera posición elevada. Y no voy a ser tan gilipollas como para dejarla sin defenderla para que puedan atacarnos desde arriba, ¿comprendes? Además, o Serveris está muerto, o la magia de Koya puede levantarlo. En ninguno de los casos sirve de nada estar todos rodeándolo como putas dolientes a los pies el jergón de su chulo. ¿Abandonar el castillo? ¿todos? ¿y entonces qué pasa con el alma de Ameiko? No lo veo.

Quizás demasiado duro, pero le había tocado las narices el tono del luchador, y estaba jorobado por no haber podido matar hacia unos segundos. En todo caso, al poco, fue Hattori quien, al girarse, tropezó con el bárbaro quien le miró sorprendido, sobre todo porque, casi al tiempo, Giorgino perdía pie, cayendo al vacío.

- ¿Pero qué...?- no le dio tiempo al bárbaro a hacer nada salvo abrir los ojos como si en vez de humano fuera algún tipo de pájaro de ojos enormes y sin pupila. ¿Estaban volviéndose locos todos a la vez? Se obligó a respirar y a escuchar las palabras de Hattori mientras alternaba, ahora, su observación de las puertas con la del tendido Giorgino.

- ¿Pero qué le pasa a Giorgino? ¿crees que puede estar enfermo? En cuanto a lo que dices... pregúntale a Koya. Yo sigo vigilando este lugar.

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09/02/2018, 10:29
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL FUEGO, DÉCIMO QUINTO DE CALISTRIL.

PATIO INTERIOR DEL CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

AVANZADA LA TARDE.

Aún con la respiración agitada por el esfuerzo sonrió al ver que Serveris lograba ponerse en pie de nuevo.

- ¿Pero qué haces, hijo?- Reprendió a Serveris cuando éste empezó a ayudar a mover los cuerpos.- Al menos tómate un respiro. Estarás hecho polvo.- El toque de Desna era reconfortante pero una experiencia cercana a la muerte podía dejarte muy tocado psicológicamente.

Con los cuerpos de los córvidos mal escondidos- ya no hacía falta hacerlo mucho mejor- volvieron a reunirse para discutir el tema a seguir. La anciana negó con la cabeza ante la propuesta de Hattori. Le daba pena el pobre viejo. Era la segunda vez que proponía salir de allí. Entendía su miedo. ¡Claro que sí! ¿Acaso no era ella tan anciana como él o más? Una mala caída, un mal golpe, podía acabar con sus largas vidas en un suspiro. Pero el anciano también era un tien y, como tal, se debía a la palabra dada y eso Koya no podía pasarlo por alto.

- Nadie va a salir de aquí, ni llamar a nadie, hasta que tengamos lo que vinimos a buscar.- Fue bastante tajante, quizá algo ruda, pero era lo que pensaba. Koya había sido partidaria de asaltar el castillo con un equipo aún más numeroso y Sandru había mostrado sus reticencias.- Creo que Serveris puede continuar, y, si hace falta, aún queda poder suficiente en la varita para curarle a él y a alguno más.- Eso era lo primero que iban a hacer. Lamerse las heridas.- Hattori, empezaré por ti. ¿Alguno más está herido?

Tras las oportunas curas había que continuar internándose en el castillo.

- Serveris, has luchado bien, estoy orgullosa. Sin embargo has tomado demasiado riesgo. Si no llego a estar aquí no hubieras salido de esta. ¿Es heroico despreciar así la vida? No lo creo. Ten más cuidado, por favor.- Aquellos jóvenes pretendían destacar. Aún eran indómitos a su manera y parecían querer competir por quién se llevaba a la tumba más piezas.

¡Esto no es una competición de gallos de corral!

Koya, cansada ya de echar en falta compañeros de camino, lo veía con la distancia de quien ha visto pasar una larga vida ante sus ojos.- No quiero que nadie vaya solo en ningún momento.

Le preocupaba su nieto. Tentada estaba de mandarlo al campamento.

- Giorgino, a partir de ahora quiero que estés a mi lado todo el rato. Si yo caigo no tendréis a nadie que pueda...sanar vuestras heridas.- Trataba de venderle el cuento de que tenía que protegerla cuando era justo al revés. Necesitaba poner un ojo sobre el chaval para no perderlo. No podía permitir que el pasado se repitiera. A estas alturas de su vida no lo soportaría.

- ¿Por dónde continuamos? Yo examinaría primero las estancias de arriba y luego de ahí para abajo.- No sabían exactamente lo que buscaban, lo cual era un problema. Deseaba que el castillo no tuviera unos sótanos o catacumbas.- ¿Propuestas?- Miraba al bárbaro shoanti, tan maleducado él, pero quizá el que más experiencia de todos los que estaban bajo su ala pudieran tener.

En cuanto tuvo un momento se acercó a su nieto y le tocó con la palma de la mano en la suave mejilla.- ¿Estás bien, Gigi?- Le preguntó en confidencia para no avergonzarlo por usar ese nombre con el que le mostraba su cariño.