Partida Rol por web

El aire de la mañana es helador, y duele al respirarlo profundamente, pero al mismo tiempo os llena de energía y esperanza.

La fortuna parece haber despertado con vosotros hoy, ya que no mucho tiempo después de retomar vuestra exploración de las cavernas subterráneas descubristeis una gran grieta que partía la roca y que conducía hacia arriba, hacia la superficie. La estrechez de esa sima permitió que la escalada no os resultara complicada y al poco volvíais de nuevo a encontraros a cielo abierto.

El sol todavía no ha despuntado por encima del extenso valle, pero la oscuridad de la noche ya ha desaparecido en un cielo despejado y sin nubes. Da la sensación que hoy va a ser uno de esos días fríos, pero soleados. No hay rastro de la tormenta que cayó ayer tarde ni tampoco se ve rastro de bruma en el boscoso valle. El silencio predomina en el ambiente, y también una sensación de paz y tranquilidad, pero sabéis bien que es una falsa sensación, que los árboles ocultan a vuestros enemigos.

Sabéis que una vez terminada la tregua de la noche, está a punto de comenzar una cacería en toda regla.

Una cacería en la que vosotros sois las presas…

Derlan hizo detenerse un momento a sus hombres con la mano. Ahora que tenían que atravesar el valle a la luz del día comenzaban se sentía de nuevo en peligro.

-Tenemos que cruzar el valle. Hasta el rio el camino será sencillo pero la subida para salir de éste bosque puede complicarse si estamos siendo perseguidos por esas bestias. Sertois, tu iras por delante de nosotros para advertirnos si hay algún tipo de peligro-dijo pensando en la posibilidad de que los orkos, aunque era extraño que ya hubiesen legado a la zona, les tendieran una emboscada-Petrer irás detrás de mi y del prisionero, quiero que no pierdas de vista la espalda del grupo y si en cualquier momento atisvas cualquier rastro de peligro trata de advertirnos de manera discreta. Si nos van a atacar por la espalda creyéndonos indefensos me gustaría darles una sorpresa y demostrarles que no somos corderos.

Miraba el valle allá abajo mientras las primeras luces del día calentaban mi piel congelada.

En esos momentos reinaba el silencio sobre toda la comarca.

La postal era preciosa.

Etérea como un sueño.

Entonces el “Chico” hablo a mis espaldas arruinándolo todo.

Como de costumbre.

Sin volverme hacia él y aun mirando el valle me limite a responder.

¡No!.

Derlan se quedó estupefacto. ¿Acaso no era él el explorador? ¿Acaso no era un caballero y debían apremiarse para legar a su objetivo? 

-¿Qué estas diciendo Sertois? Es una orden, no podemos perder mas tiempo y tu eres el que mejor sabe reconocer el terreno y evitar que nos perdamos en el valle. No tenemos tiempo para discutir, si tienes algún problema con obedecer mis ordenes guárdatelo hasta que lleguemos-le dijo autoritario sin comprender el comportamiento del hombre.

Un tenso silencio se abate sobre el grupo, mientras Sertois se vuelve lentamente para enfrentarse a Derlan. Nadie dice nada mientras ambos hombres permanecen erguidos uno frente al otro.

La mirada del teniente es de hielo. La del explorador es puro fuego…

Desde atrás se oye entonces murmurar al Prisionero, en voz baja, chafando bastante el tenso ambiente.

Debería haberme entregado a los orkos. Al menos me habría ahorrado esto…

Bien, explorador, tu teniente te ha pedido una explicacion, que por otra parte creo daras, ya que la insubordinacion que hayas tenido en el pasado creo que no es lo que te hace hablar ahora, y me ha quedado claro por otro lado que no quieres morir ni eres un temerario...habla pues y en el futuro sed mas comunicativos maldita sea el unico que habla aqui es el orejas puntiagudas.... Peter se queda esperando una explicacion mientras mira al sargento en busca de algo de apoyo en el tema diplomatico.

Me volví hacia el muchacho que ostentaba el “mando” de este no buscado grupo que ahora formábamos mientras hilvanaba mis ideas.

Le mire a los ojos de manera serena y sin altivez, rogando por que hiciese un esfuerzo por sobreponerse a la estrechez de pensamiento que usualmente demostraba.

Derlan…comencé conciliador, no toméis mis palabras como una negativa injustificada a vuestro…cargo…explique remarcando la palabra con un dejo de desprecio apenas contenido, como vos has dicho recientemente, seguí poniéndome las manos a la cintura, “soy el mejor para el trabajo” le dije orgulloso, y  es por eso que deberíais tener en cuenta mis palabras cuando os indico algo que no considero adecuado.

Anoche os explique mi plan, es un plan sólido aunque arriesgado lo reconozco, explique mientras movía una de mis manos para darle mas énfasis a mis palabras, señale hacia el ancho valle sin mirarlo mientras seguía, lanzarnos hacia allí, siguiendo la ideas que vos habéis indicado, no solo es arriesgado sino mas bien suicida, a duras penas Orlant y el cocinero, incluso contando con vos ayer mismo pudieron contra una de esas bestias, ¿Cuántas posibilidades pensáis que tenemos contra toda la manada junta?

Lo mejor es separarnos, seguir el plan que os he brindado, con un demonio teniente, al menos permite a los hombres que te siguen pensar por ellos mismos.

Entonces el elfo hablo como habitualmente – y al parecer -, hacia a menudo.

Estupida y burlonamente.

Volví mis ojos hacia el al tiempo que mi mirada se encendía de furia.

Si…fuera…por mi, le dije apenas conteniendo la ira, ya podríais estar siendo penetrado una infinidad de veces por esos pieles verdes por los que tanto clamáis imbecil.

Y como si no fuera suficiente el cocinero se sumo al corillo.

Ni le mire, menos le respondí.

Había dicho lo que debía puesto que como hombre libre tenia derecho a ello.

Ahora le tocaba al resto hacer uso de esa libertad de palabra.

O seguir siendo simples ovejas.

Pero fuera como fuese.

Yo no iba a morir por ese elfo.

-Ya os dije lo que opinaba, Sertois. No podemos perder tiempo en discutir esto-dijo el teniente con paciencia- No voy a dividir al grupo, eso es una sentencia de muerte. ¿Nunca habéis cazado? A la presa se la separa de la manda y se la caza en solitario, cuando es más débil. Pero la idea no es mala. ¿Queréis disimular el olor del elfo? Está bien, hacedlo. Orinadle encima si es lo que os place pero continuemos andando maldita sea o esos lobo-trolls nos darán caza como a conejos asustados.

El aire fresco lleno mis pulmones. La torre no estaba a más de un día de camino, un solo día más, solo necesitaba que Korth no me retirase su protección durante las próximas horas y estaríamos a salvo.

Pero en aquel bosque éramos una presa muy fácil. Ni siquiera hacía falta que nos emboscara toda la manada, con solo tres de aquellos engendros tendríamos más que suficiente para terminar nuestras vidas sobre un charco de sangre en mitad de aquellos árboles y lo peor de todo sería que habríamos dejado que las bestias recuperasen al elfo.

Teniente, en mitad de esos bosques somos una presa demasiado apetecible. Se echarán sobre nosotros sin remedio y esta vez, serán ellos quienes estén en superioridad numérica, no nosotros.- digo en tono sosegado intentando distender el ambiente.- Lo único importante hoy es nuestra misión. Este elfo debe llegar vivo a la torre.- Me dolía admitirlo. Pues estaba completamente convencido de que el plan había salido de la mezquina cabeza del elfo, pero aún así era un plan que podía funcionar.- Estoy tan seguro de eso como de que el sol sale cada mañana por el mismo sitio.- Añadí con toda la fuerza que Korth podía darme tratando de trasmitir esa sensación que me invadía al resto del grupo.- Quienes hagan de señuelo pueden darse por muertos pero sé que valdrá la pena si se cumple nuestro objetivo.- dejé unos segundo para que los demás recapacitaran.

Como bien dices, no tenemos tiempo señor, cada segundo que gastamos aquí en inútiles discusiones se lo estamos regalando a ellos.

-Pero no es un plan infalible Sargento. Con gustó daré mi vida si es necesario pero nada nos dice que logremos camuflar por completo el olor de éste indeseable. ¿Y si las criaturas atrapan al grupo que lleva al elfo? Su defensar será imposible. Creo que lo mejor será continuar juntos y tratar de ir mas rápido en lugar de detenernos a discutir-dijo serio y mirando a Sertois que era el que había iniciado aquella discusión que les estaba haciendo perder valiosos minutos. Minutos que podían costárles la vida a todos.

A veces Teniente, uno ha de tomar decisiones arriesgadas, que implican una gran dificultad, eso es el mando....Los ojos de Peter Brillaban....con un brillo de pena. A veces se acierta y a veces, se falla, pero si el grupo esta deacuerdo aunque se falle nadie podra decir nada, yo hare de señuelo...debemos ser solo dos, el explorador el elfo han de ir juntos por el buen camino, bien, no perdamos mas tiempo...

Derlan miró al hombre. No era un cocinero. Demonios fuese quien fuese desde luego tenía alma de caballero. Apoyó un brazo en su hombro y le sonrió.

-Dos personas. Iré contigo. Sargento tu irás con Sertois y el prisionero, confío en ti. Elfo, dale tus ropas a Petrer-ordenó y tras quedarse en silencio unos segundos recapacitando se dirigió al Sargento-Orlant, necesito tener unas palabras contigo en privado.  

Cuando se hubieron retirado el Teniente habló en voz baja.

-Sargento, si lo he escogido a usted es por que confió en vos. Sin embargo no confío en Sertois, estoy seguro que obedecerá más su mando que el mio y aunque ésto pueda parecer una muestra de debilidad por mi parte no voy a dejar que una discusión acerca de la jerarquía entorpezca la misión. No le quite el ojo de encima y no se fie del elfo. Buena suerte-le dijo con una sonrisa que relucía a través de su cara manchada.

Que le condenasen a los nueve infiernos al idiota que no aceptara que yo era malditamente astuto.

No solo había conseguido mi objetivo, sino que incluso los grupos formados habían resultado tal y como lo había planeado.

Sin dudas las cosas no serian nada fáciles, y apostaba cuanto pelo tenia en la cabeza a que antes de llegar a las malditas torres, al menos íbamos a encontrarnos con algunos de esos lobotroll.

Pero.

Teniendo de mi parte al cabeza cuadrada de Orlant me sentía mas seguro.

Al menos iba a aguantar un rato mientras yo escapaba llegado el caso de tener que hacerlo.

Ahora tocaba hacer de niño bueno mientras el chico al mando le daba en secreto al perro viejo la orden de ponerme en mi sitio si debia hacerlo

Por los dioses, pensé sonriendo para mi.

Eran tan predecibles.

Mientras el teniente y el sargento hablaban entre ellos algo apartados del resto, me acerque al cocinero y llamando su atención, me arrodille invitándolo a hacer lo mismo, al tiempo que valiéndome de mis dedos trazaba un improvisado mapa sobre la húmeda tierra.

Escucha mis palabras hombre, le dije sin poder recordar su nombre, voy a daros una ruta que deberás seguir sin apartarte de ella ni por un instante.

Comencé entonces a marcar distintos puntos sobre aquel mapa que había trazado.

El camino, salía desde donde nos encontrábamos, torciendo un poco hacia la derecha en dirección al río que nacía desde las mismas montañas a las que debíamos ir.

Si, se apartaba bastante de la ruta que yo mismo seguiría imposibilitando el ayudarnos mutuamente, pero la idea era justamente esa.

Separar lo más posible a la manada.

Por otro lado, les daba también al grupo del cocinero y el teniente, una oportunidad de ponerse a salvo llegado el momento.

Si seguían mi ruta, tendrían el profundo y rápido río al alcance de su ojos siempre, si se lanzaban al mismo, ningún lobotroll podría darles alcance.

Tras la primera negativa del teniente miré de reojo a Peter, mi cara expresaba por si misma las palabras, te lo dije.

Iba a quemar un último cartucho intentando convencerlo, pero gracias también a las palabras del cocinero, Derlan cambió de opinión e incluso se ofreció a ir en el grupo del señuelo. ¿Me habría confundido con el teniente? Por lo visto parecía que sí.

Lentamente seguí sus pasos para escuchar lo que tenía que decirme.

Señor, no es una debilidad elegir la mejor opción, si me permite la franqueza. La mayoría de las veces, un mando debe mantenerse firme en sus decisiones, pero otras hay que saber cambiar a tiempo.  - contesté.

Sertois Marr es un estúpido arrogante con menos disciplina que un orko, pero es un explorador excepcional y tiene la mejor de las motivaciones, desea con toda su alma salir con vida de esta situación. Sabe que el único medio es cruzando el valle y llegando a la torre, con o sin nosotros. Mi misión consiste en conseguir que lo haga con por lo menos con el elfo. No fallaré en esa misión.

Gracias por la confianza y buena suerte a usted también.- le dije poniendo mi mano sobre el hombro derecho del teniente.- Lleguen al rio.

Un sonido grave resuena en el aire, su eco llegando a todo el valle. Un sonido que hace enmudecer a los supervivientes de la compañía del capitán Andrais. Un sonido inconfundible para un caballero de Stumlad.

Un cuerno de guerra orko.

La nota parece alargarse y alargarse, y no cesa durante un inacabable minuto. Proviene del sur de su posición, de los bosques donde se produjo la emboscada.

Pero la llamada pronto recibe respuesta. Desde el valle. Otros dos cuernos responden. Uno desde el este del valle, otro desde el oeste. Los ecos reverberan hasta que poco a poco, terminan por enmudecer.

Pero vosotros seguís escuchándolos en vuestras cabezas. Una señal ha sido dada. La del comienzo de la cacería, de vuestra cacería.

No es difícil adivinar las intenciones de la tropa orka. Sabedores que os encontráis en algún lugar de este valle van a realizar una batida desde distintas direcciones para encontraros.

O eso es lo que quieren haceros creer…

Rapidamente y en silencio comienzo a intercambiar mis ropas con las del elfo, me desagrada en sobremanera y el sonido del cuerno orko no hace mas que apremiar nuestra ya de por si apremiante situacion. El miedo no es a los orkos, esas bestias no son rivales, pero aquellos otros, nuestros perseguidores, eso era otra cosa.