Partida Rol por web

El parroquiano levanto la mirada y dijo... Lo siento, la pobre no consiguió sobrevivir. Y ese maldito no sabemos dónde está. Es una rata escurridiza. Varios de los campesinos, entre los que me incluyo salimos a darle caza, pero se nos escapó...

Se le notaba furioso, el puñetazo que dio en la barra lo demostraba.

Lo que me sigue intrigando es el tema de las piezas de ganado, más allá de la poca importancia que tiene en comparación con la pobre chica, no entiendo cómo pudo hacer todo en una noche, y no hemos hallado los restos de los animales, pero sí que había algo de sangre en el cerco. Cuanto menos es raro.

Parecía que estuviera hablando consigo mismo más que contando una historia o una anécdota.

¿Y...ustedes que hacen aquí? – preguntó de forma algo tímida -

Laern se pasa la mano por la nariz respirando por ella con fuerza, con gesto malhumorado.

- Estamos de paso.

Se queda mirando a la espalda del posadero, sin decir nada más. Se le nota del mismo mal humor que el resto del camino. Luego se gira hacia el grupo.

- Tenemos que mandar un aviso, esto no nos compete. ¿Habéis avisado a Talona?

Con un gesto un tanto extraño el hombre retoma la palabra.

Pues...lo cierto es que no solemos dar muchos avisos a la capital, somos algo orgullosos. Pero creo que en este caso podríamos hacer una excepción. ¿Verdad? - le pregunta al tabernero -

Es cosa tuya. - responde este, esta vez no parece tan amable como antes -

Si nos hicieran el favor... seguro que el tabernero les invita amablemente, ¿verdad?

Quizás... - dice este -

Laern le da la espalda a la barra y, así, al tabernero, y se apoya con la espalda y los dos codos sobre la tabla. Observa al grupo, midiéndolo.

- ¿Algún voluntario?

Su expresión es seria, sus labios, apretados y finos, no se distinguen entre la barba.

Dando un paso adelante, pues era el único que todavía no se había sentado, Elladan se ofrece como voluntario.

Yo lo haré Laern, pero lo haré tan rápido que me dará tiempo a reunirme con vosotros para esta misión. ¿Qué le parece señor mariscal?

-Laern tranquilízate- Ireth no quería que el humor del capitán se contagiara al resto del grupo. Había comenzado el viaje de buen humor y no tenía ganas de volver al ambiente hostil de la pasada noche.

-Sabes que yo iría de buen grado, más nuestro último paseo me dejó con ganas de ajustar algunas cuentas... por eso no quiero demorarme. Tal vez podríamos mandar al hobbit- la elfa tenía el presentimiento de que el mediano les iba a traer más problemas que ayuda, así que si podían dejarlo atrás con honor, mejor.

Laern se atusa el bigote y se pasa la barba entre los dedos, pensativo.

- La verdad es que mandar al hobbit es una excelente idea, Ireth -con una sonrisa diablesca-. Pero no, me temo que queremos el trabajo hecho -volviendo a su semblante hosco-. ¡Cabalga, Elladan! Y si vuelves pronto y Elroth así lo desea, ¡ya sabes adónde nos dirigimos!

Tras dar buena cuenta de mi jarra de cerveza y mientra la elfa y el mariscal discuten con Elladan quién irá a Talona me acerco al tabernero con cierto disimulo para no interrumpir su conversación.

Pssst. Eh. ¿Y mi segunda jarra? Ya podéis ponerla. ¡Ah! No os preocupéis por mis compañeros, ahora están muy ocupados romanceando sobre quién cabalgará a dar parte. Como no seré yo me dará tiempo a hacer aprecio de vuestra excelente cerveza. Servid, escanciad.

Miro de reojo hacia los participantes en la conversación. No quiero que me tilden de insensible así que vigilo por si me miran para componer el gesto de malhumor preciso. Por supuesto que yo también querría atrapar al responsable de esos hechos que describe el parroquiano, pero dudo que aparezca por la puerta ahora mismo para discutir el tema. ¿O sí? Miro hacia la puerta . . . por si acaso.

Elladan parte sin demora, coge uno de los caballos de refresco para ir más rápido si cabe. Mientras el resto os terminabais vuestras cervezas, aunque Anioz no la ha tocado como es normal y Görg se ha tomado varias como también es normal.

¿Van a pasar la noche aquí? - os pregunta el tabernero –

Laern se queda mirando como se marcha Elladan hasta cuando hace tiempo que la puerta se ha cerrado y se han dejado de oír los cascos. Se gira hacia el posadero, muy serio.

- No, estamos de paso. Pero es la hora de comer... ¿Qué tenemos hoy?

Sus palabras pueden ser campechanas, pero, con ese rostro duro y espetando las palabras como si fueran de ácido y le quemaran la boca, no suenan tan agradables.

El tabernero se había sentado en un taburete que tenía tras la barra, al haber terminado de servir las cervezas poco más tenía que hacer.

Pues aún no tengo nada, los campesinos son los que traen la comida cada día, así que lo que traigan será lo que haya. No suelen pasar muchos viajeros por aquí, o por lo menos no a comer, por lo que siempre lo hacemos así.

Tras unos segundos de silencio el tabernero retoma la palabra, al darse cuenta de que sus palabras han podido ser algo grosera o desconsideradas.

Pero si quieren tomar algo mientras esperan a que lleguen, que no tardarán mucho, pues les puedo sacar algo de carne seca. Los gorrinos de por aquí están muy buenos, se lo aseguro.

Laern lanza un gruñido al escuchar que tiene que esperar.

- Así sea. ¿Al menos tenemos problema con la carne de cerdo, no, capitán? -le da una palmada fuerte en la espalda a Anioz y lanza una carcajada-.

Al acallar su risa, vuelve a su gesto serio.

- No tardes, posadero... ¡Tenemos hambre!

Acto seguido, se termina su cerveza ávidamente y comienza con la segunda, no sea que se caliente.

-El mago hasta ahora había estado escuchando lo que decía es posadero sobre el ataque .

-He de decir que a mi también me intriga la parte de el ganado , es raro que no quede rastro de cuerpos.......se tarda mucho en sacar ganado en grupos y son muy ruidosos ......alguien habría visto o oído algo.....y como no fue así..... quizás algún tipo de criatura....o simplemente algún asesino muy inteligente...-El mago había estado hablando con sigo mismo hasta que de golpe volvió a mirar a sus compañeros- , quizás esto merezca nuestra atención ,podríamos investigar hoy dormir aquí y partir mañana además recordad que los campesinos vendrán todos esta tarde quizás también tengan rumores que nos interesen sobre nuestras tareas , en el peor de los casos perderemos un día de viaje y en el mejor puede que mejoremos la reputación de Talona en este remoto lugar o que consigamos algo de información.

-Mientras esperaba la respuestas de sus compañeros tomo su jarra y le sacudió un buen trago para compensar el retraso frente a sus compañeros.

-Pues si que es verdad que no está nada mal esta cerveza ,si la comida esta igual será una estancia un tanto agradable.

A pesar de no querer permanecer demasiado tiempo en ese pueblito, la elfa tuvo que reconocer para sí que la idea de Zarek era buena. La pérdida de tiempo no sería significativa y tal vez, ese misterioso extraño tuviera algo que ver con la misión original.

-No está mal la idea... tenemos más que ganar que lo que perderíamos... Eso sí, Zarek, mide tus palabras mientras estemos aquí.- La elfa bajó un poc la voz para que sólo la oyeran sus compañeros. -Los pueblerinos suelen ser muy susceptibles en cuanto a su lugar de residencia. Si queremos mejorar la reputación de Talona aquí, será mejor que evitemos las peleas innecesarias.

Los dos parroquianos se levantan de golpe, de sopetón, sin previo aviso. Y su mirada no es muy amigable que digamos.

¿Qué has dicho insolente? - dicen ambos mirando a Zarek - Albia es una ciudad muy importante, y sin ella el reino... Somos los abastecedores principales, y mucho más que eso, somos la raíz histórica del reino.

¿Quién te crees que eres para hablar así? - termina diciendo el que os había contado hace solo un momento la historia de chica y el forastero -

Apuro mi jarra antes que empiecen a romperse cosas, sería un desperdicio. Luego, tras retirar la espuma de la barba con la manga, me planto ante Zarek. Voy dándole golpecitos con el dedo en el pecho mientras hablo.

¡Eso! Una ciudad como ésta, que tiene una posada como ésta, donde sirven una cerveza como ésta no puede por menos que tener una gran historia a su espalda. Así que eso que has dicho indecente . . . no, espera, no era eso. Me giro a mirar a los parroquianos buscando confirmación a la palabra. ¿Intolerante? ¿Incoherente? ¿Inherente? . . . ¿Insolente? ¡SÍ! Eso era. De nuevo me giro hacia Zarek guiñando discretamente el ojo. Como decía, ¡Insolente! deberías medir tus palabras antes de molestar a tan ilustres personajes locales. Porque estos señores son . . . er, son . . . Me giro de nuevo a los señores en cuestión. ¿Y quiénes son ustedes exactamente?

Me encanta poder hablar sin preocuparme de las consecuencias, la cosa estaba tan liada que seguro que no puedo estropearlo más. Espera . . . ¿O sí?

-Zarek cambia su habitual expresión de despreocupado a otra con mirada profunda y una seriedad que no se suele ver en el mago.

-Mi intención no era faltar a esta ciudad ,mis únicas intenciones eran las de encontrar al malnacido que mato a vuestra chica, me disculpo ante vosotros si mis palabras han ofendido a alguien.  -Al terminar clava los ojos en el enano y apartando la mano que le daba golpecitos dice -No te equivoques enano , no me costaría nada reducirte a cenizas ,así que no se te ocurra volver a gritarme sin que yo te haya causado ofensa alguna.

-Al terminar la frase zarek toma su jarra de nuevo y retorna a su expresión habitual de despreocupación.

La reacción del mago me deja perplejo. Incluso cuando pienso que mis palabras no pueden complicar nada lo hacen, definitivamente tendré que limitarme a hablar con los puños y las hachas para no equivocarme. Lo que está claro es que se acabaron las bromas por hoy. Mi ceño convierte en profundas cuevas las cuencas de mis ojos, mi voz surge grave, como extraída de la más profunda mina.

Mi nombre es Görg, hijo de Fogörg, capitán del ejército de Targur-kan. No recuerdo, señor, haber gritado todavía en el día de hoy. Si lo hubiera hecho conocería la diferencia, no lo dude, señor. Y me siento obligado a preguntarle, señor, si sus palabras han sido algún tipo de amenaza.

El maguito este no es el único que sabe jugar a aparentar. Una mano atenaza ya el hacha, la otra se aprieta convertida en puño.