Rayos y truenos, estoy recuperando el apetito y con tanta palabrería aún tardaremos en cenar. Además me ofrecí a la primera guardia. Será mejor que me mueva o pronto me rugirán las tripas.
Voy donde esté Jilban y le pregunto: ¿Dónde se refugian todos en caso de ataque? No hay nadie en el pueblo.
Además así le distraeré de lo que debe suceder, pese a los recelos y dudas del capitán. Está bien que tenga conciencia pero no hay que dejar que se interponga cuando se está en este trabajo.
Una vez se ha apartado Anioz del mercenario, le lanza una última mirada al capitán y alza la espada de nuevo.
-¡Saluda a tus compañeros en el infierno de los cobardes!
Y baja el arma con fuerza, apuntando a su cuello con la intención de decapitarle.
Venga conmigo, le acompañaré al lugar, de noche no es fácil encontrarlo.
Jilban se puso rápidamente a caminar, no quería ver la muerte de ese hombre a sangre fría.
Gritar fue lo último que hizo el mercenario, pero ese grito se corto de golpe en el preciso momento en el que la espada del mariscal cortó limpiamente su cabeza, la cual rodó un par de veces por tierra antes de detenerse.
Acompaño a Jilban a través de la oscuridad en busca de su refugio.
¿Sabes lo que habría ocurrido si se hubieran salido con la suya? Habría muerto gente, vecinos o familiares puesto que esta es una pequeña aldea. ¿Qué hubierais hecho? ¿Pagar o huir?
Espero seguir distrayéndole y además en un tema que me interesa. ¿Qué harán los campesinos, aldeanos y lugareños ante una amenaza como esta? Unidos podrían pelear pero dudo que se atrevan.
El bueno de Jilban se queda unos segundos pensativo.
Lo cierto es que no lo sé, por fortuna no hemos tenido que tomar esa decisión, todo gracias a ustedes. Pero creo que algunos habrían optado por pagar y otros por huir, lo que habría ocasionado disputas en el pueblo.
Jilban y Görg se han ido antes de la muerte del mercenario, lo digo para que lo tengáis en cuenta.
Ya. Mejor que no se haya llegado a eso, sí.
La verdad es que estos extorsionadores lo tienen fácil. Con la guerra no se pueden enviar patrullas de guardia como es debido y estas aldeas y pueblos tan lejanos son presa fácil. Para ellos cualquier amenaza es potencialmente mortal, tanto como una tormenta que arrase la cosecha.
El resto del viaje pregunto a Jilban por la vida en la aldea, sus costumbres y oficios. Quiero que se relaje, bastantes nervios habrá allá donde vamos.
Jilban te habla durante el camino de sus trabajos en el campo y del ganado, su aldea era muy normal y se dedicaban a vivir tranquilamente lejos de las grandes ciudades.
Unos diez minutos de camino más tarde llegáis a una pequeña arboleda donde estaban todos los campesinos.
Aquí están.
Al parecer estaban todos bien.
Laern limpia la sangre de su espada en la espalda del decapitado y al terminar la envaina. Luego le escupe y se da la vuelta, mirando hacia los bosques. Se le nota ostensiblemente enfadado.
-¡Qué estáis mirando como pasmarotes! ¡Puede haber más ahí fuera -señala a los árboles-, y haber salido corriendo a avisar a los suyos!
Terminadas sus palabras comienza a caminar. Pero no en dirección al linde del bosque, sino a la casa de Jilban.
Bueno Jilban, creo que es hora de que todos regresen a sus casas ¿no te parece? Habrá que alojar a quienes se han quedado sin techo por esta noche y tranquilizar a los pequeños y a los animales, limpiar un poco, reparar algún cristal roto . . .
Por cierto ¿dónde está Giler?
Tengo curiosidad por ver al pálido, asustadizo y sucio "vigilante".
El señor Giler se ha ido a uno de los pueblos cercanos para alertar de lo que está pasando, ha dicho que mañana volvería. ¿Ocurre algo?
El resto de campesinos empieza el camino de retorno a casa.
¡Ajá!
¿Por qué será que la vena de la desconfianza se me acaba de alterar? No me gusta nada esto. Ojalá sea cierto lo que dice esta buena mujer pero a mi tendrá que convencerme con hechos.
Y . . . ¿se ha ido a caballo Giler? ¿A qué pueblo ha ido a avisar y a qué distancia está?
No sé nada, pero... ¿ocurre algo? ¿no podemos volver ya a la aldea? Si está todo bien no entiendo porqué busca a Giler.
La campesina te mira con mala cara, parece no entender que está pasando.
Dirigiéndome a la mujer contesto cortésmente.
¡Oh, sí, sí! Pueden volver, no hay peligro. Laern me matará si me equivoco. Y a Giler le busco porque colaboraba con nosotros en la búsqueda de algo que le encargó el mariscal Laern, no sé exactamente qué era. Por eso necesito saber de él, para preguntarle si ya cumplió ese encargo. Pero vayamos, hablaremos por el camino.
Y espero que alguien le haya visto partir y hayan hablado algo con él.
Por el camino hablas con distintos campesinos, pero ninguno sabe decirte nada más de lo que ya te había dicho la señora asustada.
Pronto regresas a la aldea.
Empiezo a caminar junto a Laern y le pregunto por sus últimas palabras.
¿Quién debe ir señor?
PNJ
Hacía ya varios días que buscabas a tus compañeros tras cumplir la misión que te encomendó el mariscal Laern Tidarion. Durante esos días había seguido las pistas que estos habían dejado en los pueblos y ciudades, sobre todo en las tabernas te daban información sobre su posible paradero.
Debías estar cerca o incluso podrías haberles adelantado en el viaje pues ya estabas próximo a la aldea de destino.
Era de noche y cabalgabas deprisa a lomos de tu caballo cuando percibes que al final del camino hay una persona corriendo en tu dirección, aún está algo lejos.
Laern se vuelve rápidamente hacia el hechicero. Su voz suena como un trueno en cielo de verano.
-¿Es que tengo que llevarte de la mano hasta para cagar, muchacho? ¡Sois mayores! -esto se lo grita a todos- ¡Corred!
Hace un gesto con el brazo hacia los árboles, pero luego se da la vuelta y reemprende su marcha a la casa del aldeano.
Aminora la marcha del caballo y pone la mano en la empuñadura de la espada, sin sacarla de la vaina. Esta confiado: si él no puede reconocerle por la distancia, difícilmente podrá el aparecido. Además había descartado ya que se tratara de una emboscada, o al menos una lo suficientemente bien elaborada.
- ¿Quién va? -levanta la voz hasta estar seguro de que el desconocido lo escucha.