Partida Rol por web

Laern y Görg charlaban mientras el último retiraba los cadáveres del combate. La casa derruida por las llamas estaba ya en paz y poco podría salvarse de ella, una pena para el pueblo sin duda.

Laern dio media vuelta para caminar dirección a la plaza del pueblo, pero entonces se detuvo al ver un caballo con dos siluetas encima que iba en su dirección.

Se trataba del elfo Elladan y del campesino Giler.

Laern se queda mirando meintras se acerca, con el el rostro pétreo. Pero cuando ya están al lado, contiene un principio de risa y se da la vuelta hacia el enano. Podía estar de mal humor, pero eso rebatía sus sospechas y anunciaba el regreso sorprendente de Elladan, y era fácil pensar en positivo de nuevo.

-¡Vaya! Esto nos pasa por desconfiar de todo el mundo, ¿eh, camarada enano? ¡Lord elfo! -girándose hacia los jinetes- ¡Venís inesperado, pero no mal recibido! ¿Cómo nos habéis encontrado?

Mira de reojo a Giler. Quizá corriera como un galgo, sí.

Giler permanece callado mientras el mariscal habla y cuando termina también, parece estar esperando alguna palabra por parte del elfo.

Sonríe al hallar a sus compañeros de armas:

- ¡Mariscal! ¡Maese Dëan! ¡Me alegro de volver a vuestro lado! Me dirigía a Nolvil con tal propósito cuando me encontré con este campesino y acudí a su llamada de socorro -baja del caballo y contempla la situación, dando por finalizado el saludo-.
Espero que los cuerpos sean de enemigos y solo debamos lamentar el incendio de esta casa... -añade, esperando la respuesta de alguno de los presentes.

Señor elfo Elladan, bienhallado sea.

Saludo con sincero aprecio al elfo y miro con interés a Giler que no cesa de provocarme dudas aunque para eso ya está Laern. Buen trago de cerveza necesitará para pasar esta mala noche.

Señor Giler, me alegro de verle sano y salvo. ¡Que suerte haberse encontrado con nuestro compañero! Podría haberle ocurrido cualquier cosa ahí afuera, solo en la noche.

Una vez que he terminado de apilar los cadáveres de los bandidos miro con curiosidad sus cuerpos y luego al lugareño, quizá alguna cara le resulte conocida pero no digo nada. Simplemente observo por si sorprendo algún gesto de reconocimiento en su rostro.

Laern por otro lado está sopesando al elfo. Se rasca la barba y se acerca. Ya se han saludado, y vuelve a su expresión grave habitual. Hay mucho en que pensar.

-Dígame, Elladan... ¿Acaso no hizo llegar el mensaje? ¿O es que perdimos demasiado tiempo en nuestra travesía?

- No, Mariscal; el mensaje llegó a buen puerto y se me ordenó volver bajo tu mando inmediatamente. No me transmitieron ninguna nueva sobre esta misión y tampoco me dijeron que esperaran una resolución próxima al... problema que nos ha traído aquí -dice mientras observa a Laern y Görg, omitiendo el motivo de sus viajes al sur hasta aclarar la posición del hombre ajeno al grupo.

El enano parece mostrarse receloso del campesino, y ese hecho le produce más dudas respecto a lo ocurrido realmente en el lugar. Sin embargo no sacaría nada por preguntar de nuevo.

Laern ha estado observando atentamente al elfo y ha contemplado sus miradas de ojos curiosos sobre este pequeño campo de batalla. Al fin, resuelve aclarar sus preguntas no formuladas.

-Vinimos a pasar la noche y a inquirir, para saber cuál era el alcance de este nuevo culto. Y habían llegado hasta aquí, y suponemos que a las aldeas vecinas. De hecho, mandan mercenarios mal entrenados a aterrorizar a los que no subyugan -le echa un mirada cargada de desprecio a los cadáveres apilados por el enano-. No han contado nada, sólo un nombre y una vaga descripción. Lo único a lo que podemos aferrarnos, por desgracia.

Espeta las palabras como si le quemara en los pulmones pronunciarlas. Fracaso tras fracaso, media derrota seguida de pifia monumental... Está claro que no le gustaba el rumbo que había tomado la suerte de este grupo.

- Estamos, no obstante, más cerca que cuando yo me marché, y con más resultados que en nuestro último intento... -añade intentando animar al Mariscal. Ahora que todo estaba bastante aclarado, se permite preguntar sobre sus compañeros no presentes- ¿Dónde está nuestro apreciado mediano y el resto del equipo?

La pregunta del elfo es pertinente, sólo sé que fueron enviados a reconocer las cercanías o eso entendí. Pero quizá si ha llegado el momento de las palabras debamos buscar un lugar más discreto.

Creo que podemos ir a encontrarnos con ellos mientras esta buena gente arregla lo que tenga solución y realoja a los que han perdido su techo. O deberíamos al menos recogernos en la casa que nos cedieron tan amablemente. Ya me veo capaz de tomar un bocado para recuperar fuerzas.

Lanzo una mirada significativa a Laern y Elladan poniendo el dedo sobre mis labios y mirando de refilón a Giler.

- Yo te veo capaz de tomar un bocado aunque no necesites recuperar fuerzas -añade con una sonrisa siguiéndole el juego a Görg, aunque se arrepiente cuando su vista pasa al campesino. Se acerca a él y se despide:

- Lamento lo ocurrido, buen hombre -dice mirando de soslayo la casa quemada y la pila de cadáveres de bandidos. En cuando lo ve oportuno, monta de nuevo a caballo y acompaña a Laern y Görg en su marcha hacia sus amigos o hacia la casa.

Laern explica mejor la situación del resto de integrantes de esa banda de vigilantes.

-Les mandé a rastrear los bosques. Por otro lado, no tengo ni idea de donde para ese renacuajo. Puede que en la casa -vuelve la cabeza hacia el enano asintiendo y señala con la mano extendida a una casa de dos plantas, como invitando a pasar a elfo y enano-. La verdad es que no me apetecía un ápice recorrer bosques y pegarme con troncos en la cabeza. Porque sé que no sirve de nada, pero en cierta manera me haría parecer un inepto todavía mayor si hubiera llamado a reunión veraniega en la casa con cena, baile y trovadores.

Cuando estamos solos en la casa continúo la conversación.

Estos estafadores o extorsionadores que actúan bajo la máscara de una nueva religión y un nuevo dios están resultando bastante esquivos. Puede que tras ellos haya alguien inteligente. Pero no se puede mantener una mascarada religiosa si no hay culto, apariciones, poder, actos de fe o algo. Si no hubiera nada la gente no hablaría de un nuevo dios y su culto. En alguna parte y en algún lugar debemos poder encontrarlo.

Realmente no concibo estos extraños cultos pero he visto que la gente se arremolina en torno a algo físico para adorar o pedir a lo inmaterial.

Creo que deberíamos buscar alguna población que haya sido ya chantajeada y averiguar más ahí.

Me quedo mirando al mariscal y al elfo a ver que les parece la idea.

Observa al hombre y al enano mientras discuten el próximo paso a dar; sería inútil aportar algo en la conversación, ya que no sabe si el nombre y la vaga descripción de la que ha hablado el Mariscal es suficiente para una búsqueda pormenorizada del individuo, o es necesario averiguar más como opina Görg.

Laern se recuesta sobre la silla en la que se había vuelto a sentar y observa la danza de las llamas con ojos turbios.

-Cualquier aldea parece ahora bajo la órbita de esos farsantes... Tira una piedra y sigamos esa dirección.

No añade más, sólo se queda mirando a la hoguera. Luego chasquea la lengua y se levanta con esfuerzo en pos de una bebida alcohólica.

Cruzasteis la plaza del pueblo, donde habían varios aldeanos empezando a trabajar en la limpieza y recolección de materiales para reconstruir los desperfectos, para llegar a la casa donde pasaríais la noche.

En ella estaba Morz, parecía algo confuso al veros entrar.

¿Ha pasado algo? ¿Por qué venís solo vosotros? ¿Y el resto? ¿Les ha pasado algo? ¡Oh! Si es Elladan, ¿qué tal estás?

La fría reacción de Laern podría ser como un jarro de agua fría pero estoy en pleno proceso de ebullición mental, siento que otra idea está a punto de salir a borbotones.

Quizá . . .  también . . . podríamos desafiarles abiertamente. Podríamos hacer correr la voz de lo que ha sucedido aquí y podríamos ofrecernos a cualquier población amenazada para acabar con los bandidos que intenten atacarles. Ridiculizar su supuesta divinidad o algo así.

Tras hablar lo pienso un poco más y me doy cuenta de lo simple que es la idea pero no se me ocurre nada más así que mejor lo dejo por hoy. He vuelto a perder el apetito.

¡Y ya está! No tengo más que decir así que saldré a vigilar que todo va bien.

Me pongo en pie y voy hacia la puerta, desde ahí antes de salir echo un vistazo a la malograda ventana, agacho la cabeza y salgo a dar esa vuelta que necesito darme.

Saluda alegremente a Morz:

- ¡Te he echado de menos, pequeño alborotador! -mientras intenta frotarle el cabello como si fuera un niño. Sin embargo, esta actitud apenas dura: con la reciente salida de Görg, Laern necesita ahora alguien con quién debatir y ordenar el siguiente paso en la resolución de la misión, y Elladan se ofrece acercándose hacia el Mariscal con semblante serio.

Laern se queda mirando al halfling largo y tendido, con la expresión medio oculta por las sombras que proyectan las llamas en su accidentado rostro y la boca cubierta además por la barba. Luego mira hacia la puerta a la hora de valorar la idea de Görg.

-Si fueran inteligentes, no harían caso de nuestras bravuconadas... Somos parte del ejército de Talona, y obviamente no tienen agallas para enfrentársenos cara a cara. Quizá debamos trazar los rumores del nuevo dios a las aldeas más alejadas, averiguar cuál fue la primera víctima. Pero eso deja desprotegidas las de los alrededores, y no detiene el avance de esta herejía. ¿Qué pensáis, elfo?

Su mirada había efectuado un recorrido por el suelo, distraída con las danzantes siluetas de los objetos. Alza la vista a la vez que interpela a Elladan.

Görg llevaba un rato paseando por la aldea cuando ve las tres siluetas de sus compañeros, los cuales salen de la arboleda junto a la aldea, parecen estar ilesos.