Partida Rol por web

Lindel caminaba por el sendero del bosque. La humedad era patente en el ambiente, no hacía excesivo calor pero si lo suficiente para percatarse de que se avecinaba una tormenta, y de las malas.

El elfo hizo un alto en el camino, se sentó sobre  una piedra y meditó sobre sus opciones...

Su odre de agua estaba prácticamente vacío, y sus reservas de comida eran inexistentes. La noche no tardaría en llegar y durante todo el día no ha sido capaz de ver una sola presa digna de cazar, para proveerse de una cena en condiciones.

Pese a la adversidad Lindel no desesperó, al fin y al cabo, si las señas que le había dado aquel joven anciano con el que se cruzo hace 5 horas eran correctas, no podía estar a más de 5 Km de Stenhold.

El anciano con el que había compartido las pocas provisiones que le quedaban, le había comentado que Stenhold no vivía buenos tiempos, en la actualidad no era así.

Hace 7 días decidíste dirigirte a estos parajes puesto que en un pequeño pueblo en el que habías parado a pernoctar, oíste en la taberna local que últimamente se rumoreaba que los engendros tenebrosos estaban volviendo a salir a la luz...

Quisiste estar más atento a la conversación pero no pudiste... ¿quizá fue un engendro lo que mató a tu gente? No puedes estar seguro, al fin y al cabo, nunca viste uno... así que ¿qué mejor lugar por el que empezar?

Pues bien, el anciano te confirmó justamente lo que querías oír. Stenhold, una pequeña villa, estaba siendo atacada, supuestamente, por engendros tenebrosos. Diste las gracias al anciano y le dejaste las pocas provisiones que te quedaban y partiste en dirección a Stenhold y, por tanto, si tus cáculos son correctos no deberías tardar más de media hora o una hora en llegar al pueblo.

Apuras los restos de agua de tu odre e inicias la marcha, con la esperanza de que la lluvia no caiga sobre tí, al menos, no hasta que llegues a Stenhold...

Tras una hora de camino y con las nubes y la noche, posándose sobre tu cabeza, al fin vislumbras Stenhold.

 Con un suspiro de triunfo, apreté el paso para llegar finalmente a mi destino, mientras repasaba que todo mi equipo estuviera en orden, sobre todo mis armas: No quería ser el blanco fácil de algún humano racista que quisiera probar su hombría tratando de dar una paliza a un elfo solitario...

La lluvia empieza a caer fuerte, obligandote a ponerte tu capucha. Entras rápidamente en el pueblo, tu caminar es ligero, fruto sobre todo de que no quieres empaparte. Te resguardas como puedes debajo de algunos tejados, no obstante, empiezas a notar como tu ropa empieza a empaparse.

La noche ha caido por completo, y las calles están totalmente vacía, escuchas algunas conversaciones dentro de las casar y un olor a estofado inunda tu nariz, mientras tu estómago reclama para sí ese olor sabroso...

A simple vista, en la calle donde te encuentras no hay ninguna taberna, pero... ¿que pueblo no tiene una? Sólo es cuestión de dar con la calle adecuada.

 Busco a alguien, preferentemente un elfo, para preguntarle por la taberna, aprovechando mi capucha para, en caso de ser un humano, ocultar mi raza...

Caminas aproximadamente alrededor de diez minutos, quizá quince, has recorrido aproximadamente unas tres o cuatro calles del pueblo y no ves a nadie.

La lluvia es fuerte y persistente, aunque tu capa y tu capucha están aguantando bastante bien las inclemencias del tiempo, están empezando a acumular mucha agua. Notas su peso clavado en tus hombros...

Y sigue sin haber señales de la taberna...

 Esto era frustrante, seguía buscando desesperado la maldita taberna, o cualquier lugar público donde preguntar. En caso contrario, buscaría una casa en la que hubiera luz para llamar y preguntar para orientarme...

Continúas caminando durante un par de minutos más... Finalmente llegas a una intersección de varias calles y, aunque tu intención era llamar a una de las casas para poder orientarte, tus oídos captan algo, a pesar de lo fuerte que cae la lluvia tienes la sensación de escuchar música proviniente del final de la calle que tienes justo a la derecho.

Caminas por dicha calle y al final de la misma ves varios faroles encendidos y si tu vista no te engaña, ahí hay una tarberna.

Y lo mejor de todos... de su interior brota un tremendo olor a asado que te hace recordar lo hambiento que estás.

 Tras asegurarme de tener bien puesta la capucha, para ocultar mi condición a miradas indiscretas, entro con cautela, pero con paso firme, al interior de la taberna, esperando encontrar algo para llenar la tripa y un lugar donde pasar la noche...

Nada más abrir la puerta, el calor de la estancia recorre tu cara, produciéndote una agradable sensación. El olor a asado se hace aún más patente, huele estupendamente y tu estómago empieza a sonar sin contemplaciones.

Sin embargo, la taberna está vacía, no hay ni ún alma salvo el posadero, que está mirando hacia su botellero. Cuando te acercas un poco más ves que realmente está limpiando cuidadosamente sus botellas.

 Me siento en un rincón apartado, con la espalda pegada a la pared, con el fin de ver venir a cualquiera que se acercara, y esperé a que el posadero viniera a atenderme. Por lo que tenía entendido, estos hombre solían ser la mayor fuente de información de estos lugares y pensaba aprovechar esa posible cualidad para preguntarle acerca de lo que había oído acerca de los engendros tenebrosos...

El hombre sigue limpiando sus botellas, de espaldas a ti, mientras tú eliges tu sitio y te sientas.

Ahora mismo le atiendo Señor, deme sólo unos segundos. No esperaba compañía en una noche tan desapacible como esta y me puse a limpiar las botellas.

Tras unos segundos, el tabernero, posa la botella que tenía en sus manos, deja el trapo sobre la barra, y se limpia las manos sobre su delantal. Te mira y en sus ojos notas un leve atisbo de sorpresa, piensas que te ha reconodido o, ha visto los tatuajes que recorren tu cara, no obstante no notas en él ninguna emoción más, sólo sorpresa.

El tabernero deja la barra y se dirige hacia ti.

Supongo que el Señor tendrá hambre, esta noche mi mujer a preparado asado de cerdo, complementado con unas patatas y verduras. No obstante también le puedo poner además algo de sopa para calentar el cuerpo. Y su lo desea puede quitarse la capa y la capucha y dejarla junto a la chimenea.

Nadie se va a acercar por aquí en toda la noche o al menos esa es mi opinión y, sinceramente, si desea ocultar su étnia, sus tatuajes no son la mejor forma de ocultarla.

El camarero te mira de pie, mientras espera para ver que deseas tomar.

 Me quité la capucha con una sonrisa tímida:

 - Lo siento, solo quería evitar problemas, con mucho gusto aceptaré la sopa y el asado, por favor...

 Mientras espero a que me traiga la comida, hago caso de su sugerencia y pongo mi capa y capucha a secar en la chimenea, para luego volver a mi sitio y esperar a que traigan mi cena.

 Una vez que el hombre vuelve, le pregunto:

 - En mis viajes he oído que han tenido problemas con los engendros tenebroso, ¿es cierto?. Estoy buscando trabajo y he pensado que la milicia local podría necesitar un buen explorador, si tienen que enfrentarse a ellos.

 Pensé que una explicación coherente sobre mi curiosidad serviría para no tener que revelar mis verdaderos motivos.

El posadero asiente con la cabeza y marcha hacia la cocina.

Al cabo de cinco minutos vuelve con un cuenco de sopa humeante y con un olor delicioso así como con un plato de estofado que deja delicadamente en tu mesa.

Bueno, la verdad es que no creo que nadie le dé problemas por aquí, últimamente se ven cosas más extrañas que un elfo por estos lares. Aunque he de reconocer que ver uno sólo sí es extraño, aunque por su aspecto seguro que es usted un joven aventurero.

Al oír tu voz, el posadero te mira y emite una leve sonrisa.

Pues sí joven, ha oído usted bien, la zona está en serios apuros. Todos habíamos oído de niños las historias sobre los engendros tenebrosos, yo incluso los he considerado un cuento hasta hace bien poco. Pero cuando uno de mis mejores proveedores de vino murió en el camino y trajeron su cuerpo....

Se lo juro, no desearía ver morir así a ningún hombre vivo....

Y hablando de vino... ¿que desea usted beber con la cena?

 - Agua, si no es mucha molestia, por favor... - Le respondí con cortesía antes de comer con presteza la deliciosa sopa, que me sabe a gloria, mientras noto como empieza a calentarme en cuerpo. - ... Me llamo Lindel, por cierto, encantado de conoceros, señor...

Agua para el señor entonces. Mi nombre es Thomas. Le traeré el agua al instante.

Observas como el posadero desaparece y vuelve a aparecer al cabo de unos segundos con una jarra de agua y un vaso.

Supongo Señor Lindel que no tiene amigos por aquí, si quiere puedo proporcionarle una habitación... sólo dispongo de habitaciones privadas, pero puedo hacerle una oferta especial de 2 monedas de plata por día, incluyendo el desayuno y la cena. En caso de desear comer aquí también, el precio de la comida es de 50 monedas de cobre.

 - Aquí tiene... - Le di el dinero por la cena y la habitación. - ... De momento me quedaré solo por esta noche, mañana le diré si me quedo durante más tiempo, en cuanto haya comprobado si hay trabajo para mi aquí... ¿Podría decirme a quien tendría que dirigirme para ello, por favor?.

 Luego seguí comiendo mientras esperaba su respuesta.

Muy amable señor Lindel, ahora mismo le diré a mi mujer que prepare la habitación. No quedará para nada descontento.

El posadero sonríe abiertamente mientras se guarda el dinero en su delantal. Piensas que si la comida es buena, su habitación no tiene porqué no serlo. No obstante, cuando le preguntas se queda pensativo....

Ummm, voy a hablar con mi mujer, quizá ella pueda conseguir que algún sirviente del Arl pueda atenderle. Generalmente es el Arl quien contrata a soldados y mercenarios, pero sólo formalmente. El trabajo de campo lo deja para otras personas, por supuesto, para eso es el Arl. Dejeme hablar con mi mujer y veré que se puede hacer.

El posadero se aleja de la mesa en dirección a la cocina. Mientras sigues degustando la deliciosa cena, notas como el calor comienza a recorrer nuevamente tus músculos y te sientes algo más reconfortado.

 Termino finalmente con mi cena y espero a que vuelva el tabernero con noticias y que me guíe hacia la habitación en la cual pasaré esta noche...

Al cabo de unos minutos, el posadero regresa.

Señor Lindel, deme sólo unos segundos para que recoga los platos de la mesa.

Con una rapidez extraordinaria, el posadero recoge la mesa, desapareciendo en la comida con los platos y los pocos restos que has dejado de la comida, básicamente los huesos del asado, y un poco de agua que no has sido capaz de beber.

La cena ha sido realmente exquisita, hacía días que no probabas nada parecido, te sientes lleno, caliente, gracias al calor de la taberna y deseando poder dormir en una cama, un lujo al que estás muy poco habituado.

Al cabo de unos segundos, el posadero regresa con una llave en la mano.

Señor Lindel, si es usted tan amable de seguirme, le guiaré hasta su habitación. He hablado con mi mujer,  mañana por la mañana intentará hablar con alguien de confianza del Arl, si le parece bien, sobre el mediodía, pásase de nuevo por la taberna, para que mi mujer o yo le digamos si hemos podido concertarle una cita.

Como pasará la mañana esperando, le recomiendo que pase por el mercado, donde encontrará una gran variedad de artículos para comprar. No obstante si usted necesita cualquier cosa y no la encuentra no dude en preguntarme, conozco a mucha gente en el pueblo y quizá sepa recomendarle un buen mercader que satisfaga sus necesidades.

 Cogí mi capa y mi capucha, para luego seguir al humano hasta mi habitación, mientras le respondo:

 - Muchas gracias, ¿sabe si debería de tener cuidado con alguien del pueblo al que no le gusten los elfos?. No quiero causar problemas y me gustaría saber como evitarlo. También querría saber si por aquí hay alguna elfería o si hay más elfos viviendo por aquí, por favor....