Aunque existen una gran cantidad de razas en Ánima, nosotros solo usaremos estas como personajes jugables (todo está en el básico de Ánima de la 274 a la 279):
♦ Humano: Los humanitos de toda la vida de Dios. Normales y corrientes, no tienen nada especial a parte de ser la raza predominante y más aventurera de todo el mundo. Pueden usar magia, convocar criaturas, entrenar sus cuerpos hasta niveles inhumanos... lo místico no es una asignatura pendiente en los humanos, pero no todos son capaces de tales proezas.
♦ Sylvain: Serían el equivalente a los clásicos elfos de otras ambientaciones. Son seres estilizados (poseyendo las clásicas orejas puntiagudas élficas), longevos y vinculados con la fantasía; de hecho, todos y cada uno de ellos nacen con la capacidad de realizar magia. Su piel es siempre clara y de aspecto luminoso, y tienen el pelo blanco o extremadamente claro. Una muy baja proporción de ellos (uno de cada cinco mil, aproximadamente, lo cual es muy reducido considerando su escaso número) nace sin la capacidad de realizar magia, característica que se manifiesta físicamente en el color de su cabello, negro azabache. Probablemente sean la raza no humana conocida más numerosa, con unos diez mil miembros vivos, ocultos al resto del mundo en ciudades perdidas.
♦ Jayán: Son seres humanoides de gran tamaño (los más pequeños nunca miden menos de dos metros), de piel oscura y muy musculosos. Su característica principal es que poseen un par de prominentes cuernos en sus cabezas, que junto con su tamaño y constitución hace de ellos una raza con aspecto muy intimidante. Organizados en pequeñas tribus repartidas por la superficie de todo el planeta, los Jayán son guerreros natos con poca vinculación con la magia, habiendo un número muy reducido de ellos con capacidad de lanzar hechizos. Estos individuos son siempre muy respetados entre sus iguales, y ostentan puestos de poder en las tribus como chamanes.
♦ Ebudan: Los Ebudan podrían pasar por humanos de no ser por una inusual característica física: poseen un magnífico par de alas, lo que les ha hecho pasar a la historia con el sobrenombre de “ángeles”. Todos y cada uno de los Ebudan nacen con un “destino” predeterminado, conocido como Sue’Aman, y durante su crecimiento este destino se les va revelando por medio de sueños y visiones. Si logra cumplir su Sue’Aman, un individuo de esta raza trasciende a un estado superior, pudiendo escoger entre permanecer en el mundo como un ser inmortal o ascender al Flujo de Almas con unos poderes equivalentes a un dios menor. En la antigüedad, los Ebudan vivían en ciudadelas flotantes, pero ahora con su escaso número tratan de mezclarse entre los humanos y pasar desapercibidos.
♦ Daimah: Los Daimah son ágiles seres con una gran afinidad con los animales y la naturaleza, lo cual se manifiesta con rasgos felinos (su aspecto sería como el de un humano con orejas, cola y pupilas felinas). Suelen ser muy juguetones, alegres y les encanta moverse por los bosques, aprovechándose de su reducido tamaño (los más altos suelen medir lo que un humano medio). Son bastante numerosos, y viven en pueblos ocultos en las profundidades de los bosques más espesos.
♦ D’Anjayni: Son una de las razas más misteriosas que existen, a la vez que probablemente la más escasa conocida. Físicamente, son como humanos de aspecto frágil (altos, delgados y de constitución floja), además de tener la piel azulada y ser completamente calvos. Sin embargo, poca gente que no sea un propio D’Anjayni ha visto ese aspecto, gracias a su principal característica: tienen la capacidad de reproducir a la perfección la identidad de cualquier persona a la que hayan tocado al menos una vez. La copia es absolutamente perfecta: no sólo imitan su apariencia física, si no su voz y su personalidad, haciendo prácticamente imposible distinguir a una persona real de un D’Anjayni copiándola, incluso para los más allegados a esa persona. Por esto, los D’Anjayni tienen una cultura muy cerrada con sus verdaderas personalidades, y no revelan jamás su nombre a nadie con el que no tengan una confianza extrema, además de tener la capacidad de ser anodinos: si quieren, pueden hacer que la gente con la que hablen no recuerden nada útil sobre ellos.
♦ Duk’Zarist: Son la contraparte de los Sylvain (por eso se les conoce como “elfos oscuros”), y además pasaron a la historia como la Primera Raza creada por los dioses. Por ello, podría decirse que son casi perfectos: físicamente son muy atractivos, con una constitución atlética, piel muy pálida de rasgos finos (compartiendo las orejas con los Sylvain), cabello siempre negro azabache o blanco nieve y brillantes ojos de color carmesí. Además, son extremadamente inteligentes y longevos, pudiendo vivir hasta un milenio, y siempre están dotados de capacidades mágicas y psíquicas. Todo esto les hace personas excepcionalmente capaces en todos los campos, pero poseen dos enormes debilidades: la más característica es su alergia al hierro. Si un elfo oscuro toca aunque sea momentáneamente un metal que contenga hierro, su carne se derretirá como si fuese ácido, y el efecto es mucho más grave si se trata de hierro puro: pocos Duk’Zarist han sobrevivido a una herida de espada hecha con hierro, incluso al mínimo roce de ésta. Su otra debilidad es su dificultad de reproducción: las mujeres Duk’Zarist son extremadamente infértiles, costándoles mucho quedarse embarazadas, y además sus partos son muy, muy dolorosos, hasta el punto de que lo común es que la mujer muera dando a luz. Por esto, los Duk’Zarist son una raza muy escasa (casi tanto como los D’Anjayni), que además vive recluida en ciudadelas subterráneas.
A lo cutre, yeeeeeh