Partida Rol por web

A pesar del fuerte dolor, sigo con intención de seguir con vida y dar su merecido a este animal, animado al verle caer los golpes de mis compañeros. ¿Qué diablos estará haciendo Fiddler bailando de esa forma?
-¡Maldita repugnante criatura!

Observando el ataque de la criatura, me preocupo por Abdala, es un magnífico cazador, pero se pregunta contra cuantas bestias así se había enfrentado. Una cosa era cazar con trampas y arco, otra muy diferente era estar delante de un adversario y reaccionar. De aquello se habían encargado bien sus maestros cuando era pequeño, le habían enseñado a cultivar cuerpo y mente, y cultivar el cuerpo no había sido agradable, había tenido que aprender a base de bien a esquivar el máximo de golpes de sus maestros. Decidió ayudarle, si el caía, sería difícil sacarlo a la superficie.

Vuelvo a esperar el ataque del tiburón.

Miro asustada como el tiburon hiere a Abdala, si un hombre como el no puede con ese animal no se que hare yo si me quedo frente a frente con el. Afianzo mis pies en el suelo y repito el ataque esta vez lanzando mi jabalina contra la bestia. A la vez veo como Takeshi se acerca a el y grito.

-Cuidado, Takeshi!

Me estoy comportando como un puñetero novato. Esta cueva es demasiado angosta para utilizar correctamente la lanza y la armadura me resta la movilidad que necesito para arrinconar a ese monstruo.

Con un exabrupto, le arrojo la lanza a la criatura para luego sacar la espada.

"Voy a acabar contigo, monstruo".

Esta vez Abdala logra evitar el ataque del tiburón y éste cambia de objetivo al encontrarse co Takeshi más cerca de él.
Las dagas de Ludovica le hieren una vez más, aunque la lanza apenas le araña la piel.
El tiburón del fango no solo es un rival feroz sino que las heridas parecen volverle más salvaje aún.

Adopto una actitud defensiva a la vez que empiezo lanzando estocadas y movimientos peligrosos hacia la cabeza y ojos del tiburón de vez en cuando: El objetivo no era otro que el de centrar toda su atención en mí. A la vez, con movimientos sumamente cuidadosos, empiezo a mover mis pies avanzando y retrocediendo de manera caótica, yendo de un lado para otro sin dejar que mi contrincante tuviese opción de lanzar un buen ataque.

La lanza apenas ha arañado la áspera piel de esa criatura, pero ahora con la espada me noto más ágil. Intento cerrarle el paso al tiburón para dejarlo sin espacio.

La maldita criatura cada vez parece más rápida y yo más torpe y viejo.

Tiro mi jabalina con todas mis fuerzas a ver si puedo dejar dejar a esta criatura fina

Imito a Abdala y lanzo la jabalina al tiburon esta vez furiosa y con rabia.

A pesar de las veloces dentelladas del tiburón adulto, Takeshi logra mantenerse a salvo gracias a sus hábies movimientos. Mientras tanto, y desde la distancia, los demás arrojáis vuestras armas a la bestia, hiriéndole de nuevo, aunque ésta todavía no cesa en su ataque.

Lanzo otra de mis jabalinas deseando que esto acabe pronto.
No noto casi la heri de a, pero sé que está alli. No quisiera que Takeshi sufriera ninguna herida. A sido admirable como se ha interpuesto entre el tiburón y yo. Este chinito me está cayendo cada vez mejor.

Takeshi sigue con su táctica, con movimientos de pies básicos, sencillos y rápidos a la vez que tremendamente efectivos cuando se combinan con un patrón caótico y buenos reflejos. En su mano derecha, la espada simplemente molesta a la criatura para que se centre en él y evitar ataques demasiado evidentes mientras que su izquierda, Takeshi la maneja perfectamente y con precisión desviando algún ataque que pueda traspasar su continuo movimiento.