Partida Rol por web

Tras el mal rato pasado, se agrade una exquisita cena en el vagón-restaurante. Luego hay partidas de cartas o de ajedrez y cultas conversaciones sobre Schopenhauer o Victor Hugo, según los gustos. 

Dama y caballeros dijo con voz tranquila Von Hartzman.Antes de ir al vagón-restaurante, les propongo inmovilizar al Conde, pues no sabemos.como puede reaccionar cuando despierte de su inducido letargo

Al Capitán le sentó bien la exquisita cena en el restaurante.
Si bien entabló alguna conversación sobre el Romanticismo Alemán su mente estaba distraída, pensando en si O'Leary o Polat habían podido descifrar algo más de ese libro escrito en Persa.

El resto de pasajeros charla algo de los eventos extraños habidos en el viaje, pero están más interesados en las maravillas que ofrece Istambul a los viajeros. La gran duquesa Razumosky parece especialmente interesada en la mezquita de Santa Sofía y habla sin parar de lo que habrá leído en alguna guía de viajes. Su anciano marido asiente a todo lo que dice, bonachón. Nadie diría que ese patilludo aristócrata con aspecto de Papá Noel fue responsable de tantas matanzas represivas en Polonia hace 30 años. Su compañero de viaje,TTrubosky habitualmente parlanchín y bromista, parece alicaído y huraño, y bebe más que come. La periodista, Miss McGregor, está más interesada en el tema de las minorías cristianas en el Imperio Otomano, y hace muchas preguntas a Polat sobre el tema. Al parecer quiere usarlo como contacto para conocer gente en la universidad de Bursa.

La señora Oliveira, consigue comunicarse más o menos en su francés vacilante. Es la única más interesada en la parada antes de Istambul que en la gran capital. Pues en un telegrama su esposo le ha dicho que irá a buscarla a Sofía en un coche de caballos, pues al parecer la echa muchísimo de menos y no puede esperar aque su tren llegue a su destino final. ¿Será posible que una dama tan católica, que reza una hora de rosario antes de dormir, despierte tal pasión?

La única nota discordante entre tanta camaradería es la mirada intensa y maligna que os dirige el malvado Menkaph, le habéis privado de su juguete, el matrimonio Myers, y luego de su propiedad. No son cosas que un hombre como él deje pasar así como así. El fez rojo en su cabeza parece en ocasiones moverse con fugaces estertores, como un réptil agazapado.

El Capitán Von Hartzman se percató del hostil lenguaje no verbal del malvado Menkaph. Si bien seguía enfrascado en una insulsa conversación sobre la obra de Goethe, mantenía contacto visual con el resto de sus camaradas de viaje, dispersos en varias mesas del vagón-restaurante.

Dudaba si Hyeronimus o alguno de sus acólitos preparaba alguna acción contra ellos.

Tras la opípara cena, vas a dormir. Mañana estarás en Istambul. Tenéis el libro y el fez. Todo está bajo control.

No hay nada que temer. Estáis en un tren de lujo lleno de empleados serviciales. Viajas con compañeros armados y preparados. Menkaph no puede hacer nada. Estos pensamientos te acunan.

Duermes.

Sueñas.

Hay una rata en la habitación.

Hay una rata trepando hasta tu cama. Notas su fetidez. Su presencia. Pero estás atrapado. No puedes moverte. No puedes gritar. Su peso encima del pecho te aplasta las costillas. 

No puedes respirar.

Las garras de la rata empiezan a desgarrar rápidamente. La manta. La ropa. La piel. Las tripas.

Despiertas.

Hay algo encima tuyo. Más oscuro que la noche. Ha separado tus mandíbulas con sus manos. Va a entrar en tu boca.

El Capitán Von Hartzman había quedado saciado de la cena en el vagón-restaurante. La charla insulsa, aunque reconfortante sobre Goethe y su obra sumió en un tranquilo sueño al de Brandenburgo.

La pesadilla hizo despertar de golpe al Capitán, se notó sudoroso y con taquicardia.

Lo que no esperaba al despertarse era notar que había algo encima suyo, separando las mandíbulas como para querer entrar. Intentó gritar, pero ese oscuro ser le bloqueaba la mandíbula.

Por un segundo recordó un enfrentamiento cuerpo a cuerpo que tuvo con un infante francés durante la campaña de Metz.

Por una vez, consiguió mantener la compostura y no soltar un gañido de terror, aunque terror sentía. Pero esta vez no le había agarrotado. ¿Sería parte de la pesadilla? ¿Sería un djinn enviado para vengarse de él? En ambos casos, la respuesta era la misma, y su instinto así se pronunció con una acción inmediata. Con sus manos procuró agarrar aquella cosa asquerosa que le estaba atacando.

POLAT

Braceas inútilmente contra la oscuridad. Es como pelear con la niebla. 

¿Estás teniendo una pesadilla? La duda se desvanece pronto cuando sus garras abren surcos en tu pecho.

De pronto en su cabeza se hizo la... ¡Luz! ¡Luz! —¡Luz! —Gritó en medio de la noche. —¡Traigan luz! ¡Nos atacan!

El Dr. Saroch volvió al mundo de los sueños, donde los fantasmas de su amada le habían perseguido tantos años. Sin embargo esta vez fue algo totalmente diferente. Una pesadilla como la que nunca había experimentado. Poco a poco y con dificultad su subconsciente fue construyendo los muros que le habían permitido permanecer cuerdo ante su tragedia y consiguió escapar de la misma, despertándose totalmente sudado.

HARTZMAN

La pesadilla es lo bastante real como para intentar entrar dentro de ti desgarrando tu garganta. El dolor y la sangre no dejan lugar a dudas.

El Capitán Von Hartzman creyó inicialmente que todo era una pesadilla demasiado real... Pero el dolor lo acabó de despertar del todo, en esta ocasión, no tenía un alsaciano encima, sinó un ente oscuro que clavó las garras en el cuello y rostro del Capitán.

Éste intentó forcejear, profiriendo un grito de dolor, para sacarse de encima a esa sombra. Sin embargo, parecía que ese ser lo tenía bien cogido...

Los apacibles sueños del profesor O'Leary se tornan en una pesadilla horrible. Cuando abre los ojos, descubre con horror que la realidad es aún peor. Una criatura hecha de sombras y terror se encuentra sobre él. Intenta gritar o hacer algo para impedir que abra su boca, pero su mente se rompe en pedazos ante la visión del terrible monstruo.

Amelia se remueve en la cama. Sueña cosas que no puede definir, un terror empieza a embargarla. Cuando abre los ojos sus pesadillas se transforman en realidad.

Incapaz de hacer otra cosa llena de aire sus pulmones y chillar, chillar y seguir chillando...