Partida Rol por web

El día siguiente os lo pasáis trabajando en la granja. Hay mucho que hacer, y además no ha venido a trabajar Antonio, el mozo que suele estar allí. El abuelo Joaquin os cuenta que ha discutido con él, y que por ahora no sabe si volverá a venir a trabajar, y cuando os lo dice, os parece que se esté callando algo. Pero os mira con suspicacia, y se pasa todo el día encima vuestra, comprobando que hagáis lo que él os ordena.

Sin embargo vosotros os pasáis el día entre risas, aunque con mucho que hacer, pero al estar todos juntos es más agradable. Y siempre sacáis un rato para divertirnos. Incluso cuando os mancháis la ropa con el barrizal, cuando Borja os lanza un cubo de agua fría, cuando tiráis todos juntos de la vaca para sacarla y acabáis en el suelo, cuando Orko se escapa y salís a buscarlo (en realidad fue una excusa vuestra para escaquearos un rato de trabajar), y también están los perros Duque y Lola que se pusieron a ladrar a Jacobo provocando que este se asustase mucho.
Si bien estáis muy ocupados a lo largo del día, acabáis en vuestra base secreta compartiendo vuestros cómics, una bolsa de chuches, y una botella de refresco de coca-cola que habéis sacado de la nevera. Mañana os han dado el día libre, después de realizar las tareas mañaneras, y estáis preparando los detalles como decidir por donde ir, que os vais a llevar, que ropa os vais a poner, etc...

No falta mucho para que la abuela Sofia llame a las chicas para hacer la cena.

Un hilillo de gaseosa corre por mi barbilla y me la seco con el dorso de la mano. Recuerdo lo divertido que la hemos pasado y me siento una chica nueva. Es diferente esto de estar al aire libre y no encerrada todo el santo día estudiando.

-Estuvo bueno, ¿verdad? Hemos pasado un díaaaa…. Me habeis hecho morir de risa, pero eso siempre me pasa cuando estoy con vosotros.

Recuerdo cuando todos acabamos en el suelo y no podíamos parar de reírnos.

-Las vacas son bastante pesadas, sí señor.

Mañana puede ser un gran día.

-Y… ¿qué planes tenemos, chicos?

Los miro antentamente mientras me acomodo estas gafas que siempre se me andan moviendo.

-Podríamos buscar un sitio para bañarnos.Hace calor y podemos ir con las bicis a refrescarnos, ¿no? Esperaba que dijeran que sí, estaba deseando ir a algún sitio un poco alejado donde no tuvieran que andar escondiéndose de los abuelos de Héctor para divertirse. Además, ¿para que habían venido al pueblo si no? Se suponía uqe iba a ser un verano épico y jamás conseguirían que lo fuese si no salían de la casa.

Me duele todo el cuerpo ¡Vaya paliza de día! ¿Pero que no saben los abuelos de Hector que la esclavitud ya no existe? A pesar de todo, al haber estado trabajando con mis amigos, ha sido hasta casi divertido. Aunque para ello haya tenido que, como siempre, amenizar las cosas.

Ahora relajados, siento excitación al pensar en el día de mañana. Por fin libres para hacer lo que queramos.

- Yo recuerdo que seguimos teniendo pendiente ver a aquel tío que nos invitó a helados. Además, estaba en una zona chula de aquí ¿no, Hector?  ¡Aaaaah, me duele todo! -

Me recuesto sobre la silla en la que estoy sentado. Y me quedo ensimismado viendo la sonrisa de maría. Me gusta verla sonreír.

Después de un día agotador, conseguimos sacar un momento para reunirnos y hablar sobre qué hacer en nuestro día "libre", al menos hasta que las chicas vayamos a hacer la cena para los chicos, que es algo que aún me resulta un pelín raro. Estoy bastante más animada, estar al aire libre, el campo... es lo mejor.

Yo recuerdo que seguimos teniendo pendiente ver a aquel tío que nos invitó a helados.

-¿No te callarás si no vamos, no? -dije, medio en broma. -Por mí, podemos ir, sólo espero que este misterio realmente valga la pena, no como el de ayer por la noche -dije, mirando a Ana y Jacobo, mis compañeros en el crimen. Aunque probablemente solo se tratase de un señor un poquito excéntrico -Aunque si os soy sincera, para refrescarnos preferiría ir a la piscina. Lo de la garganta del demonio o como se llame suena un poco chungo.

Había sido un día demasiado ajetreado, casi ni habíamos tenido tiempo para respirar porque el coronel, quizás como represalia por el escándalo de la noche anterior, nos había puesto a trabajar de lo lindo. Estaba molido, tan cansado que ni siquiera me apetecía deleitar a mis compañeros con uno de mis bailes al estilo Yacob Jackson. Además, aún me duraba el susto por la manera en que me habían ladrado los perros, como si su mayor deseo en ese día fuera comerme enterito. ¿Pero qué les pasaba? ¿Acaso tenían algún tipo de prejuicio contra los aspirantes a negros bailarines?

Sin embargo ya estábamos descansando, con un buen refresco entre las manos, unas gominolas a las que hincarle el diente y planeando lo que haríamos al día siguiente. La vida en esos momentos era maravillosa.

—Decimos que vamos a buscar un sitio tranquilo para darnos un chapuzón y nos acercamos al ver al tío ese —dije mientras masticaba una gominola con pica pica—. Así matamos dos pájaros de un tiro. Nos llevamos el bañador y la toalla y listo.

Pues la verdad creo nos ha ido bien, usualmente suele haber más trabajo y Borja la próxima vez no hagas un lodazal debajo de la vaca o ya verás tu como la sacas. - digo conteniendo la risa mientras imagino a Borja sacando a la pobre vaca apunta de petardos.

Pues si vamos a ir a visitar al tío ese, mejor llevar provisiones y una cosa más yo os reto a todos a lanzarse al agua sin bañador a ver quien se atreve. - sentencio con seriedad, pues si ibamos a hacer el verano memorable, ¿Por qué hacer las cosas como siempre?

Venga a que no os animaís, después de todo la idea es hacer de este verano, uno que el Clan del Trueno nunca olvide,  sin embargo, si les gana la pena, pues no pienso obligar a nadie a hacer algo que no quiera.

Sólo recuerden que si el calentón ese no vuelve a trabajar, nos esperan más días como este y por lo que tendremos que aprovechar al máximo los días libres.

Lo de ir a bañarnos me gustó, lo de sin bañador me puso roja como tomate. Pero disimulé sonándome la nariz (haciendo que me sonaba la nariz) y tapando toda mi cara con un pañuelo. En eso noté que Borja me estaba mirando, le sonreí un momento y volví a hacerme la que me sonaba.

¿¿¿Sin bañador???  ¡Pero qué cosas!! Yo igual no nado bien, o no sé… ahora que lo pienso no me imagino nadando bien. Hace mucho que no nado.

Dejé el pañuelo de nuevo dentro de mi bolsillo, estaba limpio pero arrugado aunque ahora mi cara estaba menos caliente.

-Iiiir a la piscina es mejor, pero si tenemos que ir a la garganta esa del… de eso… del dia… de ese, pues vamos!!

Qué yo soy valiente, sí… bueno no.

-Hecho entonces.Mañana saldremos preparados para cualquier cosa.Ese sí que era un buen plan, tener una idea bastante ligera de lo que iban a hacer e improvisar el resto.Seguro que al final se lo pasaban de lujo.

Contar con la pandilla es una alegría, y en realidad os da igual que hacer siempre que esteis juntos. Sin embargo mañana os iréis después de hacer las tareas mañaneras, así que si no vais a volver a la hora de comer habrá que llevarse la comida con vosotros. Pero parece que aún no tenéis claro si os vais a la piscina o a la garganta del diablo.

Afuera se oye el platillo que usa Sofía para llamaros. Orko se pone en pie al escucharlo y se acerca a la puerta, ya ha aprendido que es la señal de ir a comer. Los chicos están tranquilos, saben que son las chicas las que tienen que ir a la cocina para ayudar a preparar la mesa y hacer la comida.

-Bueno, pues parece que tendréis que ser los chicos los que arregléis los detalles. Dudo que la abuela nos deje hablar de ello delante de ella, y menos si queréis ir a la garganta esa... -refunfuñé. Por muy bien que me cayera la señora Sofía no me gustaba tener que dejar el plan a medias y confiaba cero y menos en que los chicos fuesen a tenerlo listo para cuando Ana, María y yo tuviésemos lista la comida.

Clara, por favor asegúrate de que mi silla esté bien mullida, todavía me duele la espalda del trastaso de anoche. - digo con ánimo de chincharla. - Jajajajajaja.

Tranquila que es broma. - agrego al ver la expresión de su rostro.

Tranquila deja todo en mis manos, ya verás como mañana vamos a tener un día inolvidable. - anuncio con total confianza.

En cuanto las chicas se marchan a preparar el comedor, me dirijo a mis compañeros.

Mirad chicos, la verdad es que, creo que lo mejor es ir a la garganta de diablo, pues al ser un sitio apartado y supuestamente encantado, lo más probable es que tengamos todo el lugar para nosotros, a diferencia de la piscina que está atestada de gente.

El hecho es que si vamos a ir tan lejos, tenemos que llevar una buena merienda y un botiquín, yo puedo convencer a mi abuela de que nos ayude con la merienda, pero creo que lo mejor es no involurar a nadie en esto. - comento pensativo.

¿Qué opinan le pido ayuda a la abuela o nos la arreglamos nosotros?

El divino sonido del gong sonó alegrándome el corazón. Sonreí para mí mismo al darme cuenta de las bonitas palabras, y también cursis a pesar de que en esos momentos yo no fuera consciente de ello, que me solían salir últimamente, sin lugar a dudas estaba destinado a componer mis propias canciones que me lanzarían al estrellato.

Apartando mis pensamientos de fama y gloria me despedí de las chicas con la mano, deseando que no tardaran mucho con la comida ya que, para no perder la costumbre desde que estábamos allí, me moría de hambre. La culpa la tenía los trabajos forzados que nos encargaba el coronel.

Cuando nos quedamos solos los chicos comenzamos a preparar el plan para el día siguiente.

Una vez solos los tres miré a Héctor con expresión de sorpresa en la cara, pues yo ya estaba convencido de cuál iba a ser nuestro destino al día siguiente.

—Creía que ya teníamos casi decidido que iríamos a la Garganta del Diablo y que lo de la piscina, o cualquier otro lugar cercano para bañarse, sería una excusa para los abuelos —comenté. De todas formas tampoco tenía mucha importancia ya que me imaginaba que todos deseábamos investigar en esa Garganta.

El tema de la merienda no parecía difícil de conseguir, segura que la abuela Sofía nos prepararía unos buenos bocadillos si se lo decíamos, todo el mundo sabía que nadar daba mucha hambre.

—No creo que a la abuela le importe prepararnos unos bocatas si le decimos que vamos a nadar —comenté convencido de lo que decía—. Pero el botiquín... ¿Lo ves necesario? No es que me importe pero a mí nunca se me hubiera imaginado. Jolín, yo espero que no nos pase nada. Pero igual necesitaremos una cuerda —añadí, ya que no conocía el sitio y ya me imaginaba teniendo que escalar por una piedra lisa hasta llegar a nuestro destino.

Era hora de ayudar con la comida así que me levanté del suelo y me encaminé junto con las chicas a la cocina. Por dentro me daba poca gana de salir porque quería saber los planes pero no había modo.

-Nos vemos en un rato.

Saludé con la mano a los varones mientras me encaminaba hacia mi destino culinario. Los lentes se me volvían a torcer sobre el puente de la nariz así que los acomodé usando el índice y anular.

Ana se levantó nada más oir la llamada de doña Sofía, puede que fuera injusto que todos trabajasen durante el día y sólo ellas ayudasen en la cocina, pero le gustaba así que fue hacia la estancia con una sonrisa en la cara. Ya quedaba poco para irse a la cama y al día siguiente se irían a explorar, estaba deseando que llegara el momento en que cogiesen sus bicis y se alejasen de la casa de los abuelos. Eran muy agradables pero al pueblo habían ido para disfrutar del verano en pandilla y eso era lo que iban a hacer al día siguiente.

Llegáis a la cocina, donde os esta esperando la abuela Sofia. Os regaña un poco por tardar, pero la verdad es que lo hace casi como si estuviera hablando consigo misma en voz alta así que no la hacéis caso. Os reparte las tareas rápidamente:
- Ana poner la mesa, a ti te tiene manía y no te deja tocar cuchillos.
- Clara cortar patatas para hacer una tortilla.
- María hacer una ensalada.

Y mientras estáis todas en la cocina os pregunta.
- Bueno, ¿Y mañana que vais a hacer? ¿Supongo que iréis a pasar el día a la piscina municipal?