Partida Rol por web

El Segundo Advenimiento.

2. El Monasterio de Caedus - Informal.

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07/11/2012, 11:09
Gilbe Klimb

Ya había pasado una semana desde que empezaron la escuela. Gilbe y el resto de sus compañeros habían cogido el ritmo de las clases, los estudios, trabajos y quehaceres variados, los días empezaban a pasar con velocidad según se iba instaurando la rutina.

Esa mañana empezó como todas, Gilbe se despertó en su habitación junto a Altaír y se vistió con las ropas negras y grises que había pedido, sin saber realmente qué convinación de ambos colores se estaría poniendo. Una persona con sentido de la vista vería que llevaba una larga camisa de color negro ceñida con un cinturón y unos pantalones de un tono gris oscuro. De ahí salió hacia la capilla, donde cumplió su castigo tal y como venía haciendo desde hacía ya una semana... Un castigo que le aburría desmesuradamente pero que cumplía con rectitud.

Salió de ahí con Richard, a quien le expuso la idea que se le había ocurrido mientras rezaba:

- Llevo unos días pensando en qué hacer para la clase de forja y ya tengo un par de propuestas para el profesor, ¿querrías venir a verle hoy a tutorías?

Una vez llegó al comedor, y bastante animado por las ideas que había tenido durante la semana les dijo:

He pensado que hoy durante el tiempo libre podría ir a ver al Profesor Leonardo, ¿alguien quiere venirse? Si vamos varios le molestaremos menos...

No era del todo cierto, seguro que le molestaban de todas formas pero el profesor Leonardo no parecía el tipo de persona que se molestaba si unos alumnos le robaban algo de su tiempo. Además, a Gilbe le apetecía ir con algún compañero más, así podrían hablar de las clases.

​nota

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07/11/2012, 22:10
Richard Wivernfall

Los días fueron pasando y poco a poco Richard se fue habituando al ritmo del centro. Las mañanas eran lo más duro. Ya llevaban una semana en el lugar y más de la mitad de los días Richard se levantaba a prisas, tarde, con sueño por las inquietas noches y apresurándose a la capilla para cumplir rigurosamente con su castigo. Hoy había sido uno de esos días. Se encontraba terminando la jornada de rezos en la capilla, actividad que pasaba de no comprender a no desagradarle. Era semejante a meditar, pero buscando respuesta de alguien. Al terminar salió junto a Gilbe como hacía cada día por un acuerdo mutuo que ninguno de los dos había pactado, pero sucedía así. Entonces el ciego le propuso ver a Leonardo en su tutoría.

-Me parece genial Gilbe. Tras tantos entrenamientos de combate ya tengo una idea bastante clara de lo que me gustaría hacer. Pretendía visitarle pronto, pero no encontraba el momento oportuno.- Durante estos días Richard había dedicado la mayor parte de su tiempo a las clases de Maestro y Petros. Le gustaba el ejercicio que hacía en ellas y muchos días se había vuelto a enfrentar a Kael en las prácticas, provando distintos tipos de armas con resultados muy variados. Los dos estaban muy equilibrados e indudablemente disfrutaban con ello. Igualmente trataba de no descuidar las demás asignaturas, pero era muy complicado aguantar el mismo nivel en todas ellas. Con MJ no se aburría e incluso alguna vez se había planteado ir a ver a León, pero no se atrevió.

Continuaron por los pasillos hablando como dos amigos sin preocupaciones de cosas sin importancia. Para muchos niños era el método de evadirse de la presión de las clases. Cuando llegaron al comedor Richard se apresuró a desayunar todo lo que pudo pues cada día eran escasos dado que los rezos de la capilla le restaban mucho tiempo. Eso hacía que el almuerzo del medio día fuese bastante copioso. Mientras engullía saludaba a todo aquél con el que iba cruzándose y Gilbe buscaba más compañeros para su excursión.

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08/11/2012, 19:22
Resha

Día 15 de octubre.

Por fin podían descansar.

La clase de maestro había sido agotadora, y no era de extrañar que los niños estuviesen deseando que llegara la noche. El continuo esfuerzo hacía mella en ellos y el cansancio era un perpetuo manto que les cubría implacable.

Resha apoyó una de sus manitas contra la pared de piedra de uno de los corredores respirando agitada, con una coleta medio deshecha, más baja que la otra. No era especialmente útil y lo daba todo sin importar si lo hacía bien o mal.. no quería acabar desapareciendo misteriosamente como Dariel.

Pensar en él la hacía sentirse triste, ¿estaría bien? ¿y si estaba con los monstruos (porque Resha daba por hecho que existían monstruos) de las mazmorras? 

-Pawaa~an..-musitó pasándose una mano por la frente perlada de sudor, alborotándose el flequillo que quedó desordenado con un mechón arriba y otro para los lados. Tras ella resonaron unos pasos suaves y Elohim, la criatura alada no tardó en darle alcance.

-¿Estás bien?-se preocupó la niña  enderezándose y tomándose las manos  a la altura del pecho.

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08/11/2012, 22:19
Kael

Kael iba de mal en peor.

Cada día que pasaba el chico parecía estar más taciturno, cansado y con las ojeras aún más profundas, dándole cierto aspecto demacrado.

Durante las clases de los días el apenas participaba. Seguía con los combates contra Richard en las clases de Maestro, donde seguía practicando con la espada bastarda, y tras los combates y su posterior comentario de estos con Richard era uno de los pocos momentos en que sonreía, muy levemente; pero sonreía.

Las clases de Evangeline, Theresia, Geradiere y Alexander parecían importarle poquísimo tirando a nada. Se le solía ver como atento... pero distraído, lo suficiente para que no se le impusiera ningún castigo.

Las clases con Leonardo le animaban un poco, aunque no parecía quedar ni un ápice de ese niño extrovertido, de sonrisa fácil y curioso del día que llegó al monasterio. Las clases con Pietros y MJ eran en las que se le veía animado y más atento, no parecía que parpadeara en esas clases, como si no quisiera perderse ni un solo segundo de lo que se decía.

Las noches eran otro mundo.

Siempre se iba a su cuarto a dormir; pero Richard comprobaba con asiduidad que no dormía allí, solo lo hizo un par de días, y le tuvo que dar unos toque para despertarle, pues parecía que no lo haría por sí mismo. Las noches normales las pasaba vagando por el monasterio, intentando no ser descubierto por los guardias.

Muchas noches las pasaba practicando Tai Chi y haciendo katas con una rama, como si fuera una espada, imitando los movimientos que le enseñó Aidan. Otras veces se dedicaba a meditar e intentar "comprender" su cuerpo, como decía muchas veces su antiguo mentor, hasta que un día se despertó por la mañana, con las piernas cruzadas, se había quedado dormido mientras meditaba y le dolía todo el cuerpo. Otras jugaba a intentar seguir a los guardias sin ser descubierto, como intentando poner a punto sus habilidades de la clase de MJ.

Pero uno de los últimos días pasó. No sabía porque estaba hablando con Resha durante la cena y Kael estaba mucho más irascible de lo normal. Parecía estar cabreándose no se sabe porqué y gritó a Resha. Kael salió del comedor y Resha le siguió, cuando la pidió que le dejara en paz, Resha hinchó los mofletes y dijo algo como- Estás insoportable -tras lo que le puso la mano en la cara, como si de un manotazo sin ganas se tratara, y Kael cayó dormido. Poco después tuvo que pedir ayuda para que le llevaran a su cuarto.

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09/11/2012, 16:08
Charlotte Bourgeois

Escena: Cualquier noche en la habitación.

Charlotte llevaba tiempo esperando un momento adecuado para explicarle a su hermana ciertos aspectos referentes al uso de sus poderes mentales y esa noche era el momento. Sentada en su cama dedicó una mirada a Juliette durante algunos segundos hasta que ésta denotó que algo la inquietaba; sus pupilas se contrajeron un instante.

...Juliette, tenemos que hablar...

Dijo con seriedad.

...Tenemos que compartir entre nosotras lo que alcancemos a comprender sobre nuestros propios poderes, así el entendimiento de ambas sobre el potencial de la otra nos ayudaría a compenetrarnos mejor, a estar más unidas...

Hizo una pausa, consciente de la posible complejidad de sus palabras.

...Bueno, dicho más sencillamente, cuando consigas aprender a usar tus dones de maneras diferentes a las que conocemos será bueno que me lo expliques, así sabré hasta qué punto podemos contar con qué cosas, en mi caso pues exactamente igual, de hecho, el propósito de esta conversación es ese mismo...

Se detuvo de nuevo un instante.

...Veamos, gracias a mi capacidad especial, como bien sabes, puedo comunicarme a través de la mente con otras personas o incluso alterar sus percepciones. No estoy segura de que lo sepas por lo que es importante asegurarme, una vez haya establecido contacto con alguien con mi mente, ésta persona será capaz de hablarme de la misma manera que yo lo hago, con la mente, sin usar su voz, hagamos una prueba...piensa claramente, imagina que estás hablando pero sin utilizar tu voz...

Esperó a ver el resultado, no era complicado por lo que a segunda o tercera consiguieron intercambiar un par de frases coherentes.

...Muy bien, ahora sabes que podemos comunicarnos en secreto, nadie será capaz de oirnos y lo mejor de todo es que podemos hablar desde muy lejos siempre que yo mantenga el contacto...ya sabes que no puedo hablar con más de una persona a la vez...al menos no de momento, he de trabajar con el señor Alexander en ello...

Tras la explicación, intercambiaron pensamientos durante un rato antes de irse a dormir.

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09/11/2012, 16:42
Charlotte Bourgeois

Escena: Hora libre.

El sol alumbraba desde su cénit, calentando de a poco las frías paredes de piedra del monasterio. Charlotte y Juliette esperaban pacientemente en el exterior de la clase, apartadas a un ladito para no interrumpir la salida del resto de críos; parecían esperar a alguien.

Una vez consiguieron interceptar a Aenea, Juliette hizo los honores recordándole el tema del jardín a la pequeña, que previamente había dejado caer la idea de ir las tres juntas a realizar la tarea de reparar el daño que habían ocasionado durante la clase de Maestro el día anterior.

Irían a buscar a los jardineros y se encontrarían abajo, cerca del estropicio, esa era la idea. Las gemelas marcharon entonces escalera arriba, buscando a cualquier guardia o profesor que pudiera acompañarlas o darles las indicaciones suficientes como para dar con las personas a las que buscaban; intentaron darse toda la prisa que pudieron, pues no querían hacer esperar a Aenea en caso de que hubiera decidido acompañarlas para hacer el trabajo y también para aprovechar la hora, no podían llegar tarde a la siguiente clase.

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09/11/2012, 16:59
Juliette Bourgeois

Escena: Cualquier noche en la habitación.

Juliette se encontraba leyendo en la habitación como casi todas las noches, sus libros de cuentos con muchos dibujos era divertidos y le hacían dormirse con facilidad, aunque aún estaba empezando a leer y estaba bastante atenta a la historieta, ya sabeis... un príncipe y su princesa encerrada en una torre por una malvada hechicera y todas esas cosas.

Algo la inquietó, Charlotte estaba demasiado callada y la miraba de reojo como si quisiera decirle algo...

¿Pasa algo hermanita?.- Preguntó la niña preocupada.

...Juliette, tenemos que hablar...- escuchó en su cabeza... ese nunca había sido un buen comienzo para una conversación, pero ésta vez sería diferente...

Hablaron durante largo tiempo sobre sus poderes, resultaba que siempre había podido hablar con Charlotte sin usar la voz pero nunca lo habían hecho. Sabía que Charlotte podía leerle la mente, de hecho lo hacía a menudo cuando jugaban al escondite o al ajedrez, juego que dicho sea de paso se le daba fatal a la pequeña Juliette... pero de ahí a que pudieran hablar mediante la mente nunca lo habría imaginado, pero supondría un gran avance en su relación.

Hablaron durante largo rato de los usos que se le podrían dar a sus poderes y ambas quedaron bastante satisfechas con el hecho de poder hablar sin ser escuchadas... Estaban avanzando bastante con sus poderes y eso se iba notando, aprendían mucho en sus clases con el profesor alexander y eso las hacía cada vez mas fuertes.

 

 

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09/11/2012, 17:12
Juliette Bourgeois

Escena: Hora libre.

Nada más salir de la enfermería las niñas se apartaron a un lado cogidas de la mano para no molestar el paso de sus compañeros esperando a la salida de Aenea. Pasó un corto período de tiempo hasta que la niña salió de la clase acompañada de algunos de sus compañeros más allegados.

Hola Aenea, perdona que os moleste.- Dijo la niña mirando a los chicos con los que estaba hablando la niña morena-. ¿Recuerdas el pequeño destrozo del jardín?.- Esperó a que la niña asintiera-. Estábamos pensando en ir a arreglarlo ahora que tenemos algún tiempo libre y así quitarnos ese peso de encima, si te apetece estaremos esperando en el jardín, ¡Nos vemos!.- Se despidió de todos con una de sus mejores sonrisas y se fueron caminando hacia el lugar del "accidente".

Una vez localizados los jardineros, gracias a un amable guardia que se dignó a ayudarlas, se dirigieron lo más rápido que pudieron al jardín intentando no hacer esperar a Aenea en el caso de que hubiera decidido asistir a su cita con las gemelas.

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09/11/2012, 17:24
Juliette Bourgeois

Una agotadora semana de clases más tarde la pequeña Juliette aún no se había acostumbrado bien a la rutina... aunque lo hacían lo mejor que podían, tanto Charlotte como ella.

Se habían levantado temprano como siempre, se habían vestido como casi todos los días y habían bajado a desayunar como todas las mañanas, y en aquel desayuno se inició una pequeña conversación diferente a las que surgían todos los desayunos...

Llevo unos días pensando en qué hacer para la clase de forja y ya tengo un par de propuestas para el profesor, ¿querrías venir a verle hoy a tutorías?.- Comentó el chico ciego-. He pensado que hoy durante el tiempo libre podría ir a ver al Profesor Leonardo, ¿alguien quiere venirse? Si vamos varios le molestaremos menos...

Una afirmación bastante dudosa aquella... pero igualmente a Juliette la pareció que era una buena idea. Las pequeñas llevaban un tiempo queriendo ir a hablar con Leonardo, así que éste sería un momento tan bueno como cualquier otro, tanto de mantener aquella conversación con el profesor, como de pasar más tiempo con sus compañeros.

Charlotte y yo nos apuntamos.- Dijo la niña sonriendo de oreja a oreja-. No se si le molestaremos menos siendo más, pero siempre será mejor que no ir.

Las hermanas se miraron y asintieron, luego continuaron comiendo como siempre, Juliette comía todo lo que podía y la comedida Charlotte comía solo lo que necesitaba...

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11/11/2012, 02:46
Richard Wivernfall

En un gesto de confianza agarró ambas manos, de Juliette y Gilbe, con las suyas y las alzó en alto en un gesto de autoproclamarse grupito de amigos.

-Deberíamos aprovechar para echarle un ojo a las tablillas. Tal vez alguien ya haya resuelto su misterio, hay chicos muy listos en el monasterio.-

Habló con la boca llena y sin dejar de masticar. El tiempo para la comida era escaso y aún tendría muchas mas cosas que hacer a lo largo del día.

-Aunque no he pensado mucho en ello. Principalmente voy a verle por el tema de la forja.-

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11/11/2012, 15:38
Gilbe Klimb

Escena: visita a Leonardo

Los cuatro niños siguieron el transcurso del día siguiendo los horarios y aprovecharon uno de los ratos libres para ir a ver a Leonardo.

Salieron hacia allá andando los cuatro juntos. Gilbe iba en uno de los lados, con su perro andando en el exterior de los cuatro niños, guiándole. Poco a poco el chico se iba acostumbrado al monasterio y ya sólo usaba su larga vara para evitar chocarse de imprevisto.

Andaban hacia un lugar indeterminado, ya que él realmente no sabía dónde quedaba el despacho... Confiaba en que sus compañeros sí que lo supieran, o por lo menos que preguntaran a alguien. Mientras tanto y para que el camino se hiciera más ameno les dijo:

- Bueno, ¿y vosotros qué habéis pensado hacer para forja? ¿O es un secreto? La verdad es que yo tengo dos ideas, y no estoy muy seguro de que sea posible hacerlas, quería ir a hablar con él principalmente para ver si me aceptaba alguna...

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11/11/2012, 15:54
Gilbe Klimb

Escena: Una noche cualquiera:

El pequeño Gilbe era ciego, sin embargo tenía buen oído y desde el primer día había oído como por las noches había quien abandonaba su cuarto y se marchaba a algún lugar por la noche. Tras un par de semanas todavía no sabía quién era, ni cuál era su propósito, pero no tenía dudas en que saberlo no le haría ningún daño.

Esa mañana después de rezar se acercó a Richard, con quien iba adquiriendo cada día más confianza a fuerza de coincidir todas las mañanas en el oratorio. Mientras iban al desayuno le preguntó inocentemente a Richard:

- Oye, ¿tú también escuchas esos ruidos por la noche? Casi todos los días suenan pasos ahí fuera, y me da miedo salir... ¿Tú crees que será alguno de los monstruos de los que habla el profesor Gerardiere?

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11/11/2012, 21:35
Aclamado Director

Cierto era que, en ocasiones, y sólo en ocasiones, parecían oírse ruidos en la descendente oscuridad que reinaba en los niveles inferiores del monasterio. Sin embargo, podía ser agua, o ratas, o el personal de mantenimiento. ¿Alguien tendría que mantener eso limpio, no?

No dejaba de ser mentira que varias noches se oían ruidos al otro lado de las puertas, e incluso una se descubrió a una de las niñas de cabello verde, la más extrovertida y alegre, con una baraja de cartas en la mano saliendo del cuarto de alguno de los críos.

Por supuesto, alguna vez habían tenido que castigar a algún internado por salir de noche a vagar por el monasterio. Unos más que otros, unos mucho y la mayoría nada, pero en general, muchos se sentían demasiado tentados de salir afuera del cuarto, y los más osados, de su rincón en el monasterio, intentando investigarlo por la noche.

Al parecer, si MJ atrapaba a alguno no solía pasar nada, pero cuando lo hacía algún que otro noctámbulo como Alexander la cosa cambiaba. Corrían rumores de que había dos mujeres encargadas de patrullar por la noche, y que una, para más seña, era tutora de las chicas.

Pero, escapadas a parte, los ruidos siempre acababan cesando. Lo preocupante era cuando los ruidos a medianoche despertaban a algún que otro crío, descubriendo que, aún en plena noche, podía haber actividad al otro lado. Pero sin lámparas de aceite encendidas cualquiera se atrevía, a su edad, a asomar la cabeza.

Más de uno pensaba, aunque fuese una tontería, que había monstruos vagando por la noche. Eso acostumbraban a pensar los niños, porque para eso eran, en efecto, niños, a expensas de para lo que estuviesen entrenando. No en vano, sólo llevaban ahí, como mucho, mes y medio.

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12/11/2012, 00:26
Aenea Hollen

30 de Octubre, mediodía.

Aenea había estado ociosa esa mañana, por primera vez en varios dias, ya que había adelantado la faena el día anterior.

Durante los últimos días las clases habían ido convirtiéndose en los nuevos aspectos de la vida de la niña. Forja con Leonardo iba bien. Eran conocimientos aplicados a cosas materiales y usos directos, y la niña poco a poco se había "forjado" una idea de qué quería hacer para el proyecto de la clase. Aún tenía que comentarlo con el profesor, pero quería hacer una linterna. Esqueleto de metal y cuatro paredes de cristal, con portezuelas que ayudasen a enfocar la luz o dispersarla según fuera necesario. Sí, era una buena idea. Pero seguía sin saber cómo funcionaban las tablillas.

Leona les enseñaba a dialogar, convencer, presentarse adecuadamente, conseguir el propósito sin ejercer la violencia. La verdad es que era bastante divertido, y su trabajo "extra" había resultado ser una tontería. Era algo que quería hacer igualmente.

Maestro era una incógnita para Aenea. A ella no le gustaba pelear ni le apasionaba el ejercicio, pero no dejaba de ser una niña así que veía con alegría esos ratos en los que no estaba sentada en un pupitre. El hombre en sí era severo, y parecía un hueso duro de roer, pero no era malo.

Evangeline no le gustaba nada. No es que impartiera mal su clase, pero Aenea había sido discípula de las mejores. Ni siquiera una Santa se acercaba a la comprensión del Don que tenían sus institutrices. Eso, y que Aenea creía fervientemente, como su padre, pero no le gustaba que le dijeran cómo tenía que creer. Su relación con Dios era más personal que un grupo de normas establecidas, y la señorita Matheus pretendía que todos fuesen como ella. Para Aenea la "santidad" de que ella gozaba era algo que daban los hombres y no Dios, y ningún hombre le iba a decir a ella cómo tenía que creer.

Las clases con el profesor Lexington la frustraban. Tanto como supuso que frustraban a los otros las clases de Evangeline. No era capaz de hacer lo que ese profesor debía enseñar y todos los días se preguntaba qué narices hacía allí. Hacían ciertos ejercicios y las explicaciones teóricas eran... entretenidas, aunque siempre aburridas. Pero a Aenea le parecía cada vez más remota la posibilidad de que todo aquello le sirviese de algo para defenderse de un ataque mental en un futuro.

Theresia di Caela no era "mala", pero su asignatura era un hueso duro de roer. No había práctica posible en la memorización de normas y datos. Si había algo que a Aenea no le gustase, era memorizar cosas sin más. Para forja había que estudiar pero esos estudios tenían aplicación. De todas formas, como en todo, puso el máximo empeño del que fue capaz.

La clases con Petros Salieri eran las que más le gustaban a Aenea, comparadas con las de Maestro. Eran al aire libre y había que mover el esqueleto, pero no eran tan violentas ni activas como las de Maestro. Aun así, sabía que no alcanzaría nunca el nivel de muchos de sus compañeros que eran capaces de maniobras cuasi mágicas.

Con MJ era todo... raro. El día del escondite a oscuras fue muy divertido y desde entonces Aenea se sumaba al grupo que le pedía repetirlo, pero no sabría cómo definir el resto de clases. Raro. Pero le gustaba. Era entretenido y sobretodo practico.

Severus era lo que se veía. Sin trampa ni cartón. Un hueso. Pero Aenea sabía cómo tratarlo. O creía saberlo. Siempre se pensaba cuatro veces las cosas antes de decirlas, no hablaba si no estaba segura de que estaba en lo cierto, y si estaba en lo cierto no se callaba por mucho miedo que le diese.

Y las clases con Renata eran agradables. Era una profesora bastante paciente y lo que enseñaba era interesante.


Aenea salió a estirar las piernas y sin comerlo ni beberlo se encontró en el jardín de las rosas. Aquello le recordó que tenía que ir a hablar con los jardineros una tarde... Quizá aquella misma...

Se quedó en el linde del jardín repasando el mismo con la mirada, cuando se sorprendió al encontrara a Elohim allí sentado, de espaldas a ellas. Decidió acercarse a él, pero a medio camino se le ocurrió sorprenderle, así que empezó a correr hacia él, tan rápido como podía y cuando llegó le puso las manos en los hombros y saltó por encima de él como si fuera un potro. La verdad no tenía muy claro como acabaría el asunto pero la suerte le sonrió y la maniobra quedó bastante bien.

Se dió la vuelta y se sentó con las piernas cruzadas ante el rubio, riendo a carcajada limpia.

- ¡Hola!

- Tiradas (3)
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12/11/2012, 12:46
Richard Wivernfall

Escena: visita a Leonardo

Los cuatro chicos avanzaron por los pasillos en formación, con Gilbe y Altair a un lado y las gemelas a otro, Richard se encontraba en el centro. Aprovechaba cada pocos pasos para hacerle algo de caso al imponente can que les acompañaba. Con el tiempo se había ido encariñando con él sin darse cuenta, aunque no era su propia mascota. Ciertamente se estaba dejando guiar por las chicas ya que aún a estas alturas había ciertos cruces de pasillos en los que él se confundía y giraba en sentido contrario, pero recuperaba su sitio con disimulo, pretendiendo que nadie lo notara. Inutilmente, por supuesto. Era el problema de tener una mente tan... inquieta como un gatito.

- Bueno, ¿y vosotros qué habéis pensado hacer para forja? ¿O es un secreto?....- Preguntó Gilbe en cierto momento.

Por fin se emocionó al hablar de ello pues ya tenía ganas de empezar con el proyecto que tenía en mente.

- Pues llevo tiempo pensando en ello. Al final me he decidido y quiero hacer un arma. Pero un arma que sea personal, que me represente.- Un arma era algo convencional, pero útil algo que al fin y al cabo era lo que Leo quería. - Tras los entrenamientos de Maestro, y sobre todo las veces que Kael y yo nos enfrentamos me di cuenta de que me apaño mejor con cosas pequeñas. Así que quiero hacer... ¡2 Cuchillos gemelos!- Pronunció estirándo los brazos para dar algo de expectaculo como el mago que descubre un secreto. -Espero que al ser algo tan pequeño me deje hacer 2...  Y para que tengan ese toque mío había pensado pedirle a Elohim que me ayudara a decorarlo- Confió en que todos recordaran el afán del angel por engarzarle piedras a todo el primer día con Leo. -Al igual que tú Gilbe quiero que me oriente un poco el profe.-

Se volvió hacia el otro lado meciendo su melena al aire y esta acarició el hombro de Gilbe como un paño de seda. Las gemelas estaban junto a él, pero había algo extraño. Las notaba como distantes, Juliette más callada con él y Charlotte, pese a no poder pronunciar palabra, como si estuviera vacía. Le había ofendido el gesto que hizo Richard en el comedor, y a Juliette obviamente le pareció mál el hacer de menos a su hermana, pero en menor medida. Él no estaba seguro de qué pasaba, pero no estaban como siempre. Tratando de acercarse a ellas continuó:

-Cuéntanos esas dos ideas Gilbe y te ayudaremos a decidir nosotros. ¿Y vosotras habéis pensado ya en algo?-

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12/11/2012, 13:09
Richard Wivernfall

Escena: Una noche cualquiera

A Richard le cogió por sorpresa que Gilbe le preguntara tan directamente. Más aún a primera hora del día. Pero por el tono de voz que empleó era evidente que quería algo de intimidad para hablar tranquilamente, y ese era el mejor momento para ellos dos.

-Es dificil no oirlo cuando todo está tan tranquilo. Aunque no tardo en quedarme dormido, hay noches que empiezan muy pronto.- Dudó un poco pero se decidió a contarle lo poco que él podría saber al respecto. -Te puedo asegurar que no son monstruos. Lo que pasa es que hay un profesor que da su clase en plena noche. De hecho....-

Y hasta ahí dijo, permitiendo a la fuerza de sus palabras reducirse hasta un susurro y finalmente morir. Su razón le aconsejó no decir más de lo que Gilbe preguntara. Al menos por el momento. No decir el terror que daba ese hombre. Y mucho menos que el autor de algunos de esos pasos había sido Richard.

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13/11/2012, 12:11
Gilbe Klimb

Escena: Una noche cualquiera

Gilbe se quedó unos segundos meditando la respuesta que Richard le había dado... Aunque no creyera que fueran monstruos sí cabía la posibilidad de que fuera su excompañero de habitación, Dariel, que ya se decía que era un fantasma, o cualquier otro de los que habitaban esa parte del monasterio. Sin embargo la respuesta de Richard le pilló de improviso, ¿existía una clase de noche? ¿Y por qué él no la estudiaba?

- ¿Hay una clase por la noche? ¡Pero si no se puede salir! ¿Y por qué hay gente que sí va a la clase y otra que no? Yo a parte de aburrirme por arte de magia no sé qué hago en la clase de la profesora Matheus, pero ahí que estoy... Entonces, ¿sabes quién es el de los pasos?

Richard parecía saber algo más. Gilbe no quería forzarle, pero este tema atraía su atención desde el primer día, y quería llegar al final del asunto.

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13/11/2012, 19:02
Richard Wivernfall

Escena: Una noche cualquiera

-Si, pero es una clase un poco... extraña. El profesor da bastante miedo en todos los sentidos y actúa y habla de manera muy distinta a los demás. Ya que hablas de monstruos te digo que no lo és, pero parece que lo fuera.- Trataba de explicarle la sensación de terror que sentía delante de León, pero no existían palabras para ello. Era un frío y vacío fuera de lo normal. -La primera noche, cuando llegamos, vino a buscanos a la habitación a Kael y a mi, explicando que teníamos potencial para su materia. Tal vez por eso no vaya todo el mundo.-

Se dio cuenta de que se estaba llendo por las ramas con el tema. Los ojos de Gilbe, que miraban sin ver, perdidos en el horizonte estaban habiertos como platos. Realmente sentía curiosidad por ello y Richard no vió nada malo en contar un poco más pero tratando a su vez de globalizar y quitarle importancia.

-Lo que quiero decir es que puede que haya más clases y actividades que no nos incluyen y ni las conozcamos. Piensa en Dariel. Ya no duerme con nosotros y ni sabemos nada de él, o los de Kael que haya vuelto a mas clases nocturnas, del mismo modo que puede ser cualquier otro alumno. Es la unica conclusión a la que puedo llegar.- Se me escapó un gran bostezo mañanero y continué. -Por las noches acabo agotado y me las paso durmiendo a pierna suelta, así que no me entero de lo que pasa.- Otro bostezo más. - Y como ves no es suficiente, jeje- Terminé por bromear un poco-

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14/11/2012, 12:54
Gilbe Klimb

Escena: Una noche cualquiera

Según escuchaba al otro niño Gilbe tenía más interés. Ya iba descubriendo más cosas, según parecía había niños que no dormían porque tenían clase... ¿Y el profesor era una persona que daba miedo? Sentía una gran curiosidad, y su rostro así lo reflejaba. 

Mas Richard intentó quitarle hierro al asunto, lo que hizo que Gilbe se diera cuenta de lo que este asunto significaba.

Y sintió un ligero desánimo... Había pensado que Richard igual que Ace, era como él, una persona normal sin poderes máginos ni mentales, pero parecía que no... Seguro que Ace o Resha también habrían ido, pensó que tal vez era normal, si ser ciego es tu habilidad extraordinaria poco se puede esperar de ti.

Sus pensamientos se fueron nublando, desde el exterior se pudo ver cómo sus ojos pasaban a estar más entornados y en su cara se reflejaba cierta tristeza. Altaír percibió el estado del ánimo del chico y le golpeó con su cabeza en la pierna. Eso le sacó de su ensimismamiento y recordó lo que ya hacía semanas le había dicho Maestro, no se dejaría derrotar por ser ciego. 

Su mirada volvió a cambiar y denotó una gran determinación. Con tono serio le dijo a Richard:

- Muchas gracias Richard, al menos ahora podré dormir más tranquilo. Te debo una, recuérdamelo. Vamos a desayunar rápido que luego tenemos clase con Renata y yo si no voy alimentado me duermo.

Sonrió al otro chico, aunque no hubiera eliminado el pesar de su corazón volvía a sentirse mejor, por lo menos gracias a Richard ahora sabía algo que antes desconocía, se podía decir que ahora era un poquito más sabio, y por lo tanto era más fuerte. Eso le reconfortó.

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14/11/2012, 13:09
Gilbe Klimb

Escena: Una noche cualquiera

El pequeño Gilbe era ciego, sin embargo tenía buen oído y desde el primer día había oído como por las noches había quien abandonaba su cuarto y se marchaba a algún lugar por la noche. Tras un par de semanas hasta esa mañana no sabía quién era, sin embargo ahora sí, y se le había ocurrido un nuevo plan.

Había oído que a Resha le gustaba jugar al escondite, según parecía el primer día había estado jugando con otros niños. después de hablar con Richard pensó que tal vez ella, que según él creía era tan normal como sí mismo, también estaría interesada en saber qué pasaba por las noches. Además, a Gilbe desde el principio le había parecido una chica valiente, aunque tal vez un poco aniñada.

Por eso, durante esa tarde, antes de que fuera la hora de cenar Gilbe se acercó a Resha, le puso una mano en el hombro y en actitud secretista le dijo:

- Resha, ¿puedo confiar en ti para guardar un secreto? Tengo una aventura entre manos, pero sólo te la puedo contar si me guardas el secreto.

La voz de Gilbe era seria. No quería que la otra niña se confundiera, era algo importante. Había tenido dudas sobre si proponérselo a ella o a Aenea, tenía miedo de ser traicionado... Hubiera confiado en las gemelas, pero sólo accederían a hacerlo juntas, y tres personas son demasiadas.