Partida Rol por web

Barracas del Alcázar Azlante

Esta gigantesca fortaleza de piedra es un distrito por sí mismo, esta cerca de la frontera norte de Absalom, para proteger la ciudad de los enemigos que lleguen por tierra. También sirve como cuarteles para la Guardia de la Ciudad, un grupo de élite formado por guerreros, magos y exploradores, cuyo único propósito es rastrear y eliminar amenazas para la ciudad.

Por fin llegaste a ABSALOM, "la gran ciudad del centro del mundo" , en busca de un empleo que te provea de aventuras y la promesa de poner al límite tus habilidades, gracias a las referencias del guardia de la puerta oeste, llegas al Alcazar de Azlante, donde se te reclutó para entrenar y poder convertirte en un guardia de la Ciudad.  

-¡Atención novatos!, fueron convocados a este patio principal ya que hoy empieza su entrenamiento para convertirse en guardias de la gran ciudad de Absalom, y si tienen un poco de suerte tendrán la gloria de pelear por la ciudad y tal vez la recompensa de morir defendiéndola, pero hasta que su momento llegue los templaremos y afilaremos como unas buenas hachas enanas de guerra- Les grita la Sargento enana a los 5 nuevos reclutas formados en fila, mientras camina enfrente de ustedes de un lado al otro, al llegar al final de la fila da media vuelta y te señala con el dedo -Veamos tus habilidades de disparo, toma ése arco y flecha y haz tu mejor tiro al blanco-

Al recibir la orden, Akaza pensó para sus adentros lo que odiaba al tipo de gente como la enana, siempre mirando a los demás por encima del hombro, así como a toda la gente de su raza. Sin embargo, sabía que no debía meterse en líos nada más empezar su trabajo, a pesar de todo el odio que albergaba dentro de su ser, realmente lo necesitaba, así que se tragó todo su orgullo y decidió seguir la orden de su superiora. Una cosa eran las experiencias pasadas y lo que suponían, pero otra muy diferente era dejarse llevar por la estupidez y aversión que podrían suponerle un problema mayor, siempre había sido muy cauto cuando la situación lo requería. Agarró el arco junto al carcaj de flechas que se encontraban encima del estante de madera, y se colocó en posición sobre la marca de tiro del gran patio para demostrar su habilidad en el tiro al blanco (que dentro de su cabeza, era la cabeza de esa asquerosa enana, pero el placer de atravesarla sólo sería posible dentro de su mente).

Con los pies bien plantados en el suelo, tu movimiento de disparo es natural y sin esforzarte mucho sale la flecha disparada-¡fssss!- zumba al salir de tu mano y -¡Clack!- se clava firmemente en la diana de la cabeza del monigote, éste se estremece y puedes observar que tu flecha da en el blanco rozando el mismo centro de la diana. 

La enana te mira sorprendida -Vaya, vaya tenemos a un buen tirador en nuestras filas, por favor tira una vez más para confirmar que no fue un golpe de suerte, !TODOS los demás presten atención a la técnica del recluta de cabello blanco!- te ordena y notas un tono de complacencia en su voz

Al realizar el disparo siento un cosquilleo que me llena de orgullo, parece que no se me ha olvidado como disparar después de tanto tiempo. Me coloco en posición para volver a demostrar mis habilidades, coloco la flecha en la cuerda, tenso la cuerda y...

Fwomp! se escucha raro el sonido de la cuerda del arco, tal vez se aflojo un poco, la flecha no lleva ni la mitad de la fuerza necesaria para llegar al monigote, se clava en el suelo a mitad del camino.

-¡Qué carajos, a ver recluta, no te pongas nervioso, es un blanco inmóvil, tensa bien esa cuerda y repítelo una última vez!- La ronca voz de la enana se torna estricta.

Trato de relajarme para este último disparo, el anterior me dejé llevar por la gloria de los elogios y me confié demasiado. Respiro hondo, me coloco en posición, esta vez no puedo hacer el ridículo. Tenso la cuerda firmemente para no repetir la pifia anterior y...

-¡Clack!- suena firmemente la flecha al clavarse en el centro de la diana, colocaste esta flecha a un lado de la primera en una muestra de verdadera de puntería fina. Los demás reclutas no pueden evitar emitir sonidos y silbidos de elogio.

-¡Muy bien novato, a eso me refería!-exclama la sargento- ¡Ahora todos los demás empiecen a practicar el tiro con arco!-. Un instante después entra al patio un humano a paso firme vestido completamente en armadura y la sargento vocifera: -¡Atención reclutas, formen una fila y firmes, hay un oficial en el patio!-

-¡Buenos días Sargento!, necesito que asigne a un escolta para recoger a esta persona en la Corte de los Ascendidos, a la brevedad por favor- Dice sin ni siquiera molestarse en saludar a los reclutas, da media vuelta y se aleja a paso firme casi marchando del patio. 

Espera a que el Mayor se aleje del patio para volverse hacia la fila de reclutas: -Maldición, o los entreno a ustedes o voy en busca de alguien, debido a que no tengo tiempo de andar de mandadera te ganaste tu primera misión novato,-se dirige a ti la sargento y te entrega una carta donde se lee el siguiente nombre: Bardon LayonHart de Pontieri.- Presentate en el templo de St. Cuthbert, y escolta a este clérigo de vuelta al Alcazar lo más pronto posible.

La confianza que deposita en mí la superiora me deja sorprendido, pero parece que he conseguido demostrar de lo que soy capaz antes de lo que tenía previsto. 

A pesar de que por dentro muero de ganas de mandar a la sargento dios sabe a donde, acepto la carta que me entrega y la vuelvo a leer con atención, debo tratar de acordarme del nombre en caso de necesitarlo: Muy bien mi Sargento, no le fallaré en mi primera misión, le aseguro que traeré al clérigo de una sola pieza. Sin embargo aún no conozco muy bien la ciudad, y no sé como llegar al templo St. Cuthbert. ¿Podría indicarme el camino hacia el lugar? En caso de ser necesario preguntaré a los ciudadanos de la ciudad, siempre he sabido buscarme mis propios recursos. 

-Es verdad me olvido que todos los reclutas son nuevos incluso en la ciudad- dice al momento de darse unos golpecitos con el puño en la frente- para orientarte rápidamente tienes que dirigirte a La Corte de los Ascendidos que es el distrito donde descansan la mayoría de los templos de Absalom, es el centro religioso de esta gran ciudad. La propia Piedra Estelar descansa en la masiva catedral rodeada por un pozo sin fondo, saliendo del Alcázar dirigete al sur, no hay forma de perderse la gran catedral está en el centro de la ciudad. ve directamente al templo de St. Cuthbert.-

Me guardo en el fondo de mi memoria la información que me da la sargento: -Entendido, volveré con el objetivo en menos de lo que pueda decir "recluta" mi sargento. Me marcho del Alcázar tras recoger todas mis cosas y por fin puedo dejar de fingir con esa maldita enana, el camino se vuelve mucho más ameno mientras pienso en lo fea y enana que es mi nueva superiora.

Me dirijo hacia el sur como bien me indicó la sargento, mientras por el camino me voy fijando en todo el ambiente de la ciudad, realmente es una ciudad ajetreada y llena de vida, por algo se la conoce como el centro del mundo. Me paro un par de veces a preguntar indicaciones a los ciudadanos de la ciudad para evitar ir por el camino equivocado y de paso saber a donde llevan las demás calles en caso de necesitarlo para más adelante. 

Tras el paseo llego por fin a La Corte de los Ascendidos, donde pregunto una vez más en donde se encuentra el templo St. Cuthbert a un paisano que observaba con curiosidad la estética de uno de los templos que allí se encontraba. Sigo las indicaciones dadas por el hombre y por fin llegó a la entrada del templo, donde pregunto por el nombre de Bardon LayonHart de Pontieri.