Partida Rol por web

Puedes notar como, detrás de ese tono cálido, sus palabras te envuelven y su mirada te atraviesa. De alguna forma, consigue que sólo tú veas la decepción y la severidad de su gesto.

Al oír la voz de Petalita doy un respingo.

- ¡Oh! Eh, yo... - musito sin saber qué responder.

Avergonzada, agacho la cabeza hasta que la misteriosa gema se acerca a mí. Momento en el que alzo de nuevo la mirada hacia ella y escucho sus palabras con atención.

¡La sonda!

Dejo entrever, quizá demasiado fácilmente, la frustración que siento por la resolución "poco exitosa" de la misión. Luego bajo la mirada, hacia la burbuja que reposa sobre mi pecho. 

Pero al menos tenemos la gema...

Carraspeo levemente y alzo las manos, entregándole la burbuja ambarina a Petalita, con gesto servil.

- E-encontramos al Rubí en la Aguja Azul, tal como pensabas - digo con cierta dificultad, intimidada por la imponente presencia de Petalita. 

Para mi es casi como estar frente a un Diamante, la sensación es parecida.

- P-pero...

Por un momento flaqueo, y acerco un poco la burbuja hacia mí, casi como si dejase de ofrecérsela a Petalita. Trato de mirar a mis compañeras, Heliotropo y Esmeralda, intentando buscar su apoyo. 

- Nos preguntábamos... ¿Cómo haces para sanar a las gemas de la corrupción? Si ya están sanas, como Esmeralda o yo... ¿Por qué siguen en burbujas?

Mi mirada, enfocada ahora en Petalita, refleja principalmente dos cosas. Miedo... y curiosidad.

De repente abrí los ojos, claramente asustada. ¿Me lo habría imaginado? ¿O habría sido esa Petalita? Pero poco tiempo más tuve para pensar, pues por la puerta que había al lado del trono apareció ella.

Rapidamente me puse en pie, y mi expresión de desconcierto se convirtió en una de enfado.

Nos preguntó por la misión y nos felicitó por el medio éxito.

Me crucé de brazos mientras esas dos hablaban. No pude dar dos pasos a delante cuando vi que Citrino le iba a dar la gema de su burbuja. De pronto Citrino se detuvo y se la volvió a quedar. La gema amarilla nos miro. Le devolví la mirada, negando con la cabeza levemente y haciendo un ademán con una de las manos que tenía cruzadas sobre el pecho, esperando que entendiera que debía mantener a Rubí en sus brazos.

Y de nuevo, Citrino me volvió a sorprender.

-¿Como se ha atrevido a preguntarle eso tan directamente? -pensé. O era muy estúpida... O muy valiente. En cuantó acabó de formular su pregunta me acerqué lentamente, con pasos firmes.

-Eso, queremos respuestas. Queremos ver las instalaciones. -dije firmemente.

Petalita levanta una ceja cuando Citrino le hace esa pregunta tan directa. La observa en silencio durante unos segundos y desvía la mirada hacia las otras dos gemas, analizando su actitud. Después de esto, da un paso adelante, acercándose aún más a la gema amarilla.

- El proceso de sanación es complicado y no siempre funciona. No lo entenderíais.- responde con una sonrisa fría.- Si siguen en sus gemas es porque aún no son libres de la corrupción. Vosotras habéis salido de la burbuja porque ya no sois un peligro. Estáis curadas.- da otro paso hacia adelante, quedándose a unos centímetros de su interlocutora.

Vuelve a quedarse en silencio y clava su mirada en los ojos de Citrino. Sigue sonriendo con esa enigmática serenidad que siempre demuestra. Usa la pausa para presionar con su imponente presencia.

- Dame a Rubí, Citrino.- ordena con un tono más bajo y severo.- Tengo que llevarla con las demás gemas en seguida. Si no, ¿cómo va a curarse?

A su criterio Heliótropo está dormida. Claro, si las gemas durmiesen así.

Sigue allí, inmovil e imperturbable ante la situación que se da junto a ella, sentada en el suelo y con los ojos cerrados. Una media-sonrisa decora sus labios pero es más una mueca de paz que de alegría.

Eventualmente se balancea de un lado a otro, es una moción casi imperceptible y solo la notaría aquel que prestara atención seriamente a la vetada muchacha.

El proceso de sanación es complicado y no siempre funciona. No lo entenderíais.

Al tiempo que estas palabras salen de la boca de Petalita, sientes una punzada de desconfianza en tu interior. Gracias a tu percepción extrasensorial, puedes estar segura de que la gema misteriosa no confía en sus propias afirmaciones. Seguramente esté mintiendo, o quizá diciendo medias verdades.

Sin abrir los ojos, sin levantarse del suelo la gema se mueve. Su brazo izquierdo, el más cercano a las demás, se mueve como un rayo coronado por la acusadora extensión de su dedo índice. Apunta a Petalita...

-Eso... ES MENTIRA- abro los ojos y voy saltando alegremente hacia ella, era como un juego -"El proceso de sanación es complicado y no siempre funciona. No lo entenderíais"- digo con una voz gruesa y burlona -no estás siendo honesta ¿Por qué?-.

Me la quedo mirando con las manos entralazadas en mi espalda mientras la rodeo como el gato que juega con el ratón. Mi intención no era atacarla, para nada, pero ahora, entre mis compañeras y yo, la estábamos flanqueando.

Petalita se gira al oír la voz de Heliotropo y su rostro refleja durante unos segundos la frustración que siente en ese momento. Luego sonríe y niega con la cabeza, volviendo a su actitud tranquila pero magnánima. Su sonrisa se convierte en una discreta risa.

- Querida, veo que he subestimado tus habilidades.- dice cruzándose de brazos. Cuando asimila lo que ella misma ha dicho, frunce el ceño y deja de fingir que domina la situación.- Quizá seas más capaz de lo que pensaba en un principio. ¿Serás un peligro también?- se vuelve a reír, esta vez con malicia.

Mira a Esmeralda y a Citrino y chasquea la lengua.

- ¿Qué va a ser de Rubí si no la ayudo? Decidme. ¿La vais a salvar vosotras?- os mira a cada una y de nuevo suelta una carcajada burlona.- Una guerrera que lo único que sabe hacer es combatir... Una gema recién salida del suelo que cree saber más de lo que realmente alcanza a comprender... Y un fracaso amarillo que deambula perdida por un planeta que nunca le gustó.- acaba atravesando a Citrino con la mirada.- No sabéis nada de la corrupción, y aún menos sobre cómo ayudar a las gemas afectadas por esta maldita enfermedad... ¡No podéis hacer nada por ellas!

Coge a Citrino por la muñeca y la estira hacia ella con fuerza.

- ¡Dame esa burbuja, Citrino! ¡No te metas en asuntos que están por encima de una gema administrativa! ¡No estás hecha para esto!- sus ojos brillan con indignación.

Al ver la agresión de Petalita hacia mi compañera reacciono rápidamente y ataco su nuca con mi puño, aprovechando la distracción que genera el forcejeo de Citrino.

Las palabras de Petalita me convencen al principio.

Tiene razón, ¿qué sé yo de cómo sanar la corrupción? Lo más seguro es entregarle el Rubí a Petalita. 

Miro, con cierta pena, la burbuja entre mis manos. Me dispongo a entregarla, pero entonces Heliotropo irrumpe en la conversación con una grave acusación. 

Nos miente de nuevo.

Recelosa, aprieto la burbuja contra mi pecho y doy un paso atrás. En un instante la actitud de Petalita cambia. Ya no es la elegante y serena gema que me pidió un favor. A través de sus palabras capto cierto desprecio. 

"Fracaso amarillo."

Las lágrimas se agolpan en mis ojos cuando Petalita me agarra de la muñeca y me grita. Me siento desfallecer.

"No estás hecha para esto."

Abandonada, inútil. No hay nada peor que una gema sin función. Sus palabras despiertan en mí un ansioso deseo por complacer a mis superiores, por ser útil. Sollozando, acerco la burbuja a Petalita. 

Se la entrego. Le entrego a Rubí.

Durante el discurso de la gema violeta había estado mirándola, sin hacer nada, con el ceño fruncido. No me sorprendía que nos mintiese, es más, lo esperaba. Desde el principio no había confiado en esa gema estúpida. Nos habíamos metido en la boca del lobo y a sabiendas.

En cuanto Petalita cogió de la muñeca de Citrino, un fuego se originó en mi interior. Me urgía salvar a la gema amarilla, no sabía por qué. Ni si quiera me caía bien, pero tenía que ayudarla.

-¡NO!-grité cuando Citrino le tendió la gema a Petalita.

Tan rápido como pude, saqué el hacha de mi gema.

Con rapidez, la puse lo más cerca del cuello de Petalita que pudiese, amenazándola.

-Devuélvela. Ahora. -dije en tono grave, amenazante.

Cuando Citrino le entrega la burbuja con la gema corrupta dentro a Petalita, ésta sonríe orgullosa y lo acepta de buen grado, incluso arrebatándosela de las manos. Al instante, tanto Heliotropo como Esmeralda reaccionan y se ponen en guardia. La primera le da un puñetazo en la nuca a la gema violácea, mientras que la segunda la amenaza con el hacha.

Petalita cae al suelo de rodillas a causa del ímpetu que ha tenido el golpe de Heli. Gime con fastidio y dolorida. Agacha la cabeza, dejando que su melena caiga hasta tocar el suelo, y abraza con fuerza la burbuja que encierra a Rubí.

- Qué típico... La violencia siempre es vuestra reacción a todo.- os dice con desprecio. Oís cómo se ríe disimuladamente.- Pero supongo que ahora mismo no puedo hacer nada. Me superáis en número...- mira hacia arriba, buscando la mirada de Citrino, y en esta postura parece más vulnerable que antes. Alza los brazos para alcanzarle la burbuja a Citrino, pero se desliza entre sus dedos y empieza a caer al suelo.- Uy...

Vi como la burbuja caía, hice ademán de ir a cogerla, pero tenía toda la atención puesta en Petalita. Si cogía la burbuja, la derribada Petalita se escaparía. No pude reaccionar tan rápido como la situación lo pedía.

¡Si hubiese sido más rápida...!

Observo, confusa, a Petalita en su nueva posición de vulnerabilidad. Acerco las manos cuando veo que me acerca a Rubí, tan sólo para dejar caer la burbuja al suelo. 

Extrañada por su acto me quedo congelada, incapaz de moverme ni un ápice.

La burbuja estalla al entrar en contacto con el suelo. La gema no llega a caer, pues justo cuando queda libre de su pequeña prisión, se queda flotando y empieza a emitir luz que va tomando forma a cada momento que pasa. Antes de que os deis cuenta, Rubí se ha reformado... y es la misma gema corrupta que antes. La súbita aparición de su enorme cuerpo os obliga a moveros para que no os aplaste. Tenéis que dar un par de amplios pasos hacia atrás, y Petalita hace lo mismo, acercándose a su trono casi a gatas.

Ella se ríe mientras recupera el equilibrio y se levanta. Oís de nuevo los gritos furibundos de Rubí.

- Idiotas... ¡Mirad lo que habéis hecho!- exclama Petalita, aunque parece más divertida que otra cosa.- ¡Habéis condenado a la pobre Rubí! ¡Habéis puesto en peligro a todas las gemas que están en estas instalaciones!- se ríe cada vez más alto y se apoya en un brazo del trono majestuoso.- ¿Qué haréis ahora?

No me veía capacitada para afrontar un nuevo combate, pero me armé de valor. Petalita estaba visiblemente perturbada. Liberar al Rubí ahí en medio.... 

Debía ser detenida.