Partida Rol por web

-Lo siento si te he insultado, no era mi intención. Aun así mi punto es que será mejor ir en grupo que separadas... Por lo que supongo vosotras habéis visto poco de este lugar, alguna que otra sala separada... Yo no he estado en ninguna sala más que las que están debajo de esta que ya es decir. Por lo dicho llevo más de 250 años dentro de mi gema...-

Dicho eso espiraba con los ojos cerrados, dirigiéndome hacia la puerta por la que ellas habían entrado a la espera de que me siguieran, al menos en este trayecto.

Resoplo, todavía ofendida.

- Sí, ya. Vayamos al jardín... 

Me cruzo de brazos y sigo los pasos de Obsidiana.

No me molestaba la idea de dividirnos así como tampoco me molestaba la idea de ir todas juntas, ambas opciones me resultaban extremadamente estimulantes.

Hago una señal a Esmeralda para que nos siga y luego alcanzo a Citrino con un leve trote. Al alcanzarla tomo su mano libre (con la que no porta la burbuja*) con suavidad y camino a su lado.

-Pss, Citrino- le susurro acercándome a su rostro -¿Qué es una perla y qué tiene de malo ser una?-. Espero su respuesta duditativa y añado -¿Y qué es un año?-.

Os ponéis en marcha, volviendo por el pasillo que habéis recorrido para llegar a la sala llena de pantallas. Volvéis a la sala grande y circular que en el mapa recibía el nombre de "salón principal". Sin duda, es la más grande de Santuario y probablemente la más vacía. Lo único que hay allí dentro es ese trono ornamentado en cuyos brazos quedan proyectadas un par de esas pantallas holográficas.

Atravesáis el salón principal y llegáis al otro extremo, donde debería estar la puerta que da paso al otro pasillo. Sin embargo, os la encontráis en el suelo y abollada. Alguien la ha tirado abajo con una fuerza increíble. Antes de que os pongáis en guardia, Esmeralda hace un gesto indicando que eso ha sido obra suya.

Saltáis o rodeáis la puerta derrumbada con cuidado. Al otro lado os espera el pasillo que aparece en el mapa. A vuestra derecha hay dos puertas, cada una con un símbolo sencillo pero, en apariencia, sin sentido. A vuestra izquierda hay también dos puertas. Una de ellas aparecía en el mapa, pero la otra, que está más cerca, no.

Al fondo hay una antigua puerta de madera y está abierta. Podéis ver el jardín desde aquí: un lugar iluminado y cubierto de plantas pequeñas que empiezan a superar en fuerza a la piedra del suelo y las paredes. En el centro del jardín hay una pequeña fuente de la que brota lentamente un chorro de agua que cae en un estanque cristalino. Hay también cuatro árboles enormes, cuyas ramas ya han roto el techo para hacerse un camino hacia las alturas. Es por eso que el jardín tiene tanta luz.

Hay algo en los símbolos de las puertas que llama tu atención. Recuerdas que has visto algo parecido en los archivos que has ojeado antes, cuando leías sobre los experimentos. ¿Guardará alguna relación?

Me quedé en silencio conforme pasábamos por aquella sala y los pasillos, centrando mi atención en aquellos extraños símbolos en las puertas ¿Quizás algo importante en lo que no hubiese reparado?... Dejé que las demás prosiguieran mientras con mi mirada se centraba en hacer sentido de aquellos símbolos, esas puertas sin marcar.

Una vez hice sentido de aquello volví con las demás hacia el jardín, andando conforme lo recorría con la mirada, pasando entonces una mano por mi barbilla en silencio.

-Por cierto ¿Trabajabais con Petalita antes de saber lo que hacía?... Por como me hablasteis de ella sonaba a que algún trato habéis tenido-

Cuando Heliotropo me pregunta acerca de qué es una Perla no puedo evitar sonrojarme, avergonzada por la comparación que yo misma he hecho.

- Una Perla es un tipo de gema. Están destinadas a ser "bonitas" y servir a gemas de alto rango - respondo con un susurro-. No sirven para nada por sí solas - concluyo con cierto tono despectivo -. Y un año es una unidad de tiempo. Consta de 365 días, es decir, de ciclos día/noche.

Miro con cierto recelo a Obsidiana mientras avanzamos. Sé que no pretendía ofenderme, pero eso no cambia que llamarme "sirviente" me haya dolido. 

Camino en silencio durante el resto del camino, hasta que llegamos al jardín. No parece tener nada de especial, a parte de ser una lamentable muestra de la naturaleza venciendo a la civilización. La vida orgánica de este planeta es... difícil de derrotar.

Observo sin mucho interés el jardín y vuelvo hacia atrás para ver las puertas con los símbolos.

- Petalita nos hizo creer que trabajaba en una cura para la corrupción - admito ante Obsidiana -. Pero nos engañaba. Lo único que hace aquí son... experimentos - poso mi mano sobre una de las puertas con los extraños símbolos -. Quizá deberíamos ver qué hay detrás de estas.

Cuando estamos ya en el jardín Citrino extiende su mano para tocar las puertas, yo la dejo ir, compenetrada en mis propios pensamientos.

La información de Citrino, si bien era cierta, había dejado a Heli confundida por la forma en que se había expresado. Miles de preguntas más se agolpaban en su mente por lo que solo se quedó en mitad de aquel lugar pensando.

Era un lugar, a su criterio, mucho más bonito que el resto del refugio.

Se acercó a la gema amarilla nuevamente y preguntó como esperando una confirmación positiva tras resolver un enigma enorme -Entonces antes eras una Perla pero ya no ¿Cómo has cambiado?-.
Mira a Citrino y se explica -Dijiste que antes servías a un diamante o algo así y eres bonita... ¿O antes no lo eras?- el descubrimiento de otra posibilidad no hace más que confundirla aun mas pero se queda esperando la respuesta de su compañera.

Nos dirigimos al jardín.

Sin prisa pero sin pausa, volvimos a pasar por la sala del trono y después por la puerta que horas antes había destruido. Al llegar a ese punto miré a mis compañeras me señalé con el pulgar, indicando que había sido yo.

Las otras gemas tenían una conversación sobre las perlas. Obsidiana se pensó que Citrino era una sirviente. ¡Ja! 

Citrino hizo un comentario, diciendo que las perlas eran inútiles por si solas.

-Pues yo conocí a una que podía hacer mucho más.- susurré recordando a mi vieja amiga. Tampoco quería que me escucharan y tener que explicarlo.

Me quedé en silencio, mirando los árboles, las paredes. Esa era la estancia donde me había regenerado.

La respuesta de Heliotropo me pilla… completamente por sorpresa.

Giro la cabeza rápidamente hacia ella, doy un respingo, y la burbuja casi me cae de la mano.

Al menos ha dicho que soy bonita.

Durante unos segundos miro a Heliotropo con una mezcla de sorpresa, vergüenza y enfado contenido.

- N… ¡No! – niego mientras se me suben los colores.

Miro a mis compañeras, completamente avergonzada por la situación. Luego vuelvo a mirar a Heliotropo.

 -. Es decir… - decido bajar el tono de voz en un nimio intento de ser “más discreta” -. Una gema no puede cambiar lo que es. Nace así.

Carraspeo, incómoda.

- To-todas… Todas las gemas sirven a uno de los tres diamantes, es la estructura de nuestra sociedad. Son nuestros líderes…

Me llevo la mano libre al pecho.

- Yo tengo función propia. Organizar y supervisar el trabajo de las gemas de nivel inferior. D-doy órdenes y redacto informes de eficiencia…

¿Por qué me importa tanto justificarme ante una gema como Heliotropo?

No interpreto los signos en Citrino como cambios de temperamento. Para mi solo estaba explicando en qué consistía ser ella y eso me fascinaba. Pero algo le decía que no tenía razón del todo.

-Woooow, asombroso, sabes mucho Citrino- le respondo cuando acaba -¿Y a quién sirvo yo? ¿Cuál es mi propósito?-.

Miré a un lado y a otro emocionada, evidentemente eso era algo bueno ¿Verdad? Tener una función simplificaba la vida -¿Qué determina el nivel de una gema? ¿Cuál es tu diamante? ¿Esmeralda no es una gema? Yo la vi cambiar de forma...-.

Mi mayéutico bombardeo de preguntas no cesaba. Esa gema sabía muchas cosas y parecía amable como para compartirlas, era una fuente de la que no me cansaría de beber.

Al fijaros en los símbolos de las puertas, os dais cuenta de que tienen un significado. En las puertas de la derecha podéis reconocer la representación del cuerpo de Guerreras y el de las Exploradoras de Diamante Rosa. El primero figura ser una gema protegida por dos espadas curvadas, y el segundo, un planeta rodeado de estrellas. En la puerta izquierda que tenéis más cerca (que no aparecía en el mapa) reconocéis el símbolo de la corte de la misma Diamante: un sencillo rombo rosado que se asemeja a su gema. La otra puerta izquierda tiene grabado un símbolo de Guardería, aunque no os suena qué tipo de guardería puede ser ésa y qué haría en un sitio como Santuario.

Si lo que deducís es cierto, las instalaciones debieron pertenecer alguna vez a Diamante Rosa o a sus subordinadas, y sin duda son anteriores a la desaparición de la Diamante.

Ahora estás segura de que ya has visto esos símbolos en los archivos de Petalita. El de las Guerreras de Diamante Rosa, por ejemplo, estaba al lado del nombre de Heliotropo. Es posible que Petalita quisiera marcar a la gema recién creada como guerrera para darle una función durante su formación.

Mientras inspeccionáis la sala y algunas conversáis, la calma parece envolveros. Después de haber combatido, este momento de tranquilidad os permite renovar energías y relajaros un poco pese a los enigmas que aún quedan sin resolver. El constante rumor de la fuente que hay en el jardín es realmente relajante.

Las preguntas de Heliotropo me atosigan un poco. Cuando me pregunta por su función mi semblante se torna más serio, casi triste.

Un rubí, dos topacios, dos feldespatos... 

- Pues, si te soy sincera... Es la primera vez que veo a una gema como tú. Pero lo que ha dicho Obsidiana antes tiene sentido - sonrío ligeramente -. Es muy posible que seas una guerrera. El hecho de que pudieses invocar tu arma tan fácilmente después de emerger concuerda con ello. 

Yo ni siquiera sé si tengo.

- Yo sirvo... bueno, servía... a Diamante Amarillo. Igual que Esmeralda. Si hubieses nacido en el Planeta Natal tú quizá también habrías estado bajo sus órdenes. El nivel de una gema viene determinado por su función en la sociedad, que al mismo tiempo viene determinado por el tipo de gema que es. 

Señalo la gema triangular alojada en mi brazo derecho, luego a la gema alojada en el abdomen de Heliotropo.

- Esto es lo que somos. El resto es sólo... luz. Nuestros cuerpos pueden cambiar, pero la naturaleza de nuestra gema es perenne. Por mucho que cambiemos de forma o nos regeneremos... tú siempre serás un Heliotropo, yo un Citrino y ella - señalo a Esmeralda - una Esmeralda. ¿Entiendes?

Me sorprendo a mí misma. En el Planeta Natal no me habría preocupado por invertir tanto tiempo en explicar conceptos básicos a una subordinada. ¿Por qué me esfuerzo tanto con Heliotropo? 

Suspiro.

- En todo caso no creo que encontremos mucho en este jardín. Quizá deberíamos buscar en otro sitio. Y respecto a los símbolos en estas puertas... Es muy posible que este lugar perteneciese a Diamante Rosa.  

-Este planeta era una colonia de Diamante Rosa... Casi segura al 100% de que era sin duda de ella..-

Dicho aquello me acerqué en silencio a las habitaciones anteriores, observando la que tenía el símbolo de una guardería, buscando algún modo de abrir esta en silencio, concentrada.

-Y es cierto, todas somos creadas con un propósito y por eso nuestras habilidades.  Si en el planeta natal no tenías propósito valías tanto en buen estado como si te hubieran roto, no les servías.-

-Es cierto. -dije mirano a Obsidiana.

Me crucé de brazos y fruncí el ceño. Estaba ahí por esa razón.

-Yo era una gema guerrera. Me enfrenté a quien se me ordenó y no perdí ninguna batalla. Jamás. -hice una pausa y miré a Heliotropo.- Pero siempre hay una primera vez. Fue contra Aguamarina. 

Suspiré.

-Me regeneré a los pies de Diamante Amarillo. Esta, encolerizada porque una de sus mejores guerreras perdiese contra una gema científica, me exilió. -sonreí de medio lado, pero con la mirada seria.- Eso es lo que le importaba a mi diamante. Tienes suerte de haber nacido aquí, Heliotropo.

- Esto es lo que somos. El resto es sólo... luz. Nuestros cuerpos pueden cambiar, pero la naturaleza de nuestra gema es perenne. Por mucho que cambiemos de forma o nos regeneremos... tú siempre serás un Heliotropo, yo un Citrino y ella - señalo a Esmeralda - una Esmeralda. ¿Entiendes?

 -Y es cierto, todas somos creadas con un propósito y por eso nuestras habilidades.  Si en el planeta natal no tenías propósito valías tanto en buen estado como si te hubieran roto, no les servías.-

 -Me regeneré a los pies de Diamante Amarillo. Esta, encolerizada porque una de sus mejores guerreras perdiese contra una gema científica, me exilió. -sonreí de medio lado, pero con la mirada seria.- Eso es lo que le importaba a mi diamante. Tienes suerte de haber nacido aquí, Heliotropo.

Las palabras de mis compañeras ingresaban en mi haciendo nacer más dudas que certezas. Citrino había dicho que seguramente era una guerrera, como Esmeralda.
Me gustaba Esmeralda, era grande y fuerte, cuidaba al resto y tenía colores parecidos a los míos. Era genial y de ella había aprendido a realizar ataques a distancia pese a que seguramente debería practicarlos más.

No obstante no era como ella, no tenía sus habilidades y eso podía deberse a la experiencia o a nuestras formas pero ¿Sería una guerrera? y de ser así ¿Cuál sería mi función? 

Obsidiana había comentado acerca de nuestras habilidades, jamás me había puesto a pensar en ello. Lo único que notaba de distinto entre ellas y yo, lo único destacable, era que ellas sabían muchas cosas con seguridad y yo otras de las que dudaba.

Me quedé callada pensando en eso, dejándolas hacer su trabajo y agradecida con las tres. Dos preguntas se arremolinaban fuerte en mi ser -¿Qué soy? y ¿Cuál es mi función?-.

Entras en un estado meditativo en el que los estímulos exteriores no son tan perceptibles como antes y los interiores te llenan por completo. Tus dudas se repiten y se vuelven más complejas. Comprendes que, debido a tu corta existencia, no es extraño que aún te quede mucho por aprender. A tu lado, las tres gemas que te acompañan parecen ser mucho más sabias que tú en la mayoría de los aspectos.

Sin embargo, también eres consciente de que lo que estás haciendo ahora, tu capacidad para ver más allá de los físico, te hace única. Percibes desconocimiento por parte de Esmeralda y Citrino: ninguna de las dos, pese a sus distintas experiencias, han visto jamás una gema como tú. No sabes si eso es bueno o malo, pero es una realidad.

Además, notas una especie de vínculo entre tú y ellas dos. Sientes una cercanía natural con Esmeralda, un instinto innato que te hace ver en ella lo que podrías llegar a ser. Por otra parte, con Citrino tienes un acercamiento distinto: su sabiduría consigue saciar tu sed de conocimiento, al menos en ocasiones. Obsidiana sigue siendo un misterio para ti: os acabáis de conocer y ella parece ser distante y apática.

Vuelves a analizar aquellos vínculos invisibles con Esmeralda y Citrino. Hay algo que no ves claro... ¿Cuándo han aparecido? ¿Será fruto de las experiencias que habéis compartido? No sólo es eso, sino que además puedes percibir, de forma no tan clara, su propia perspectiva. Esmeralda cree que eres útil y que tienes potencial. Citrino... Ella es más complicada. Notas cierta condescendencia mezclada con compasión. Algo te dice que Citrino está preocupada por ti en varios sentidos. Sabe algo sobre ti que tú misma no conoces. Y ese "algo" no es bueno.